Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

REHEN

+Historia corta versión SESSHOME.
+Contenido +20
+Esta historia tiene muchos matices, se recomienda discreción.
+Arte creado por Sagita D
+Portada creada por la pagina Es Sesshome
+Contenido violento, palabras fuertes y escenas igual de fuertes.
+ palabras en comillas "" son pensamientos.

REHEN

Parte 1

La luna que ilumina, las calles de esta ciudad, despiertan al demonio, que llevo muy dentro de mí. Si aún ahí pecados que recaen sobre mí, quiero poder dejarlos atrás, y algún día encontrar, un lugar para que mi alma al fin descanse. ¿Qué sucederá cuando la profunda oscuridad se vuelva luz? ¿será que el mundo tendrá otro color? (algún día sucederá)

[.]

El recinto estaba lleno por estudiantes, cada uno se mantenía en diferentes secciones de la tienda, entre risas y conversaciones, disfrutaban su tarde, las nuevas mercancías de ropa y zapatos llegaban al enorme emporio. Siendo este el favorito de todo aquel que quisiera estar a la moda.

Dos hombres entraban una vez que el camión partió, dejando a los trabajadores acomodando las enormes cajas que les habían dejado casi a la entrada, la cabellera plateada de uno, ondeaba de manera magistral, dando un aspecto serio, pero a la vez la mirada afilada y seductora, causaba suspiros en más de una. El otro por su parte, ondeaba aquella melena azabache, mostrando una sonrisa amplia, seductora, rosando con la picardía; sonrió antes de posicionarse enfrente de la puerta. Observando como su compañero lo hacía del otro lado.

— Esto es un asalto — menciono Naraku mostrando el arma, solo para disparar en el aire.

— Listo — menciono Sesshomaru una vez que activaba los mecanismos que desactivaban las cámaras y alarmas.

La gente comenzó a gritar, solo para alejarse de donde estaba la puerta, comenzaron a marcar desde sus celulares, pero estos no tenían señal, el de ojos dorados se había encargado de restringir esto, evitando que alguno de ellos les diera aviso a las autoridades.

— Ahora tendrán que poner su dinero y la mercancía en los paquetes — el de ojos carmesí observo el miedo de aquellas chicas que comenzaron a llorar.

— Sesshomaru por su parte se adentró a los pasillos, tratando de detectar alguna línea terrestre, que pudiera haber en la tienda.

Para su sorpresa, una de las puertas del local estaba un poco abierta, bajando por ella, escuchó la voz de uno de los trabajadores del lugar, el cual hablaba al 110 desde un teléfono ya viejo.

— Estamos secuestrados, señorita ¿¡por favor haga algo!?

— Tranquilo, estoy accediendo a su línea, ¿dígame si los demás están bien?, una unidad va en camino.

— ¡por favor esto es peligroso! — el hombre lloraba desesperado.

— Demasiado — la voz de Sesshomaru se dejó escuchar, antes de disparar en la cabeza del hombre, miro la larga cuerda, sosteniéndola con la mano, la arranco. — maldición ¿Cuánto le dijo?

Regreso sobre sus propios pies, para dirigirse con Naraku, tenían menos de una hora para poder salir de ahí sin que la policía llegase a arruinar su plan.

[.]

— ¿Qué?... ¿Cómo que un robo a mano armada? ¿acaso estás jugando conmigo?...

— Si estuviera jugando contigo no estaría diciéndote que te muevas de tu asiento y vallas a donde te digo, parece que no solo es un robo a una tienda, también tienen retenidas a varias personas. — una mujer de melena castaña, y ojos avellana, escribía a mil por hora en sus múltiples computadoras, solo usando la mano derecha para tomar un poco de café. — ¿me estas oyendo Bankotsu?

— Si Sango, ya te escuché — el detective colgaba la llamada para ponerse de pie, estirando los brazos, su larga melena se movía de un lado al otro, debido a lo pesado de su trenza.

— ¿Por qué sigues ahí perdiendo el tiempo? — la voz melodiosa y femenina lo sacaban de su trance.

— ¡ya voy Kagome!, esto no es una situación que podamos manejar rápido, tenemos que ver qué estrategia usaremos para que las personas salgan bien, y tengamos pocos heridos.

— Parece que no te interesa la seguridad ¿cierto? — la bella mujer, de cuerpo bien definido, largo y rizado cabello negro, lo miraba con aquellos enormes ojos azules.

— Claro que me preocupa — menciono el moreno.

— Tu cara dice otra cosa, desde hace quince minutos que Sango te dijo sobre la emergencia y tu... estas tomando una taza de café. — lo regaño.

— Pues no he bebido café — tomo un sorbo — le falta azúcar.

— Yo manejo... — le quito las llaves para colocarse aquella gabardina café sobre su cuerpo.

— Bien, pero podemos detenernos por donas en el camino.

— No.

— Que mala — cerro los ojos fingiendo indignación.

Una vez que ambos subieron, emprendieron el recorrido, la detective activo la radio, escuchando como las unidades se habrían paso hasta el edificio. En ese momento comenzaban a aglomerarse de tal manera que los disparos se dejaron escuchar dentro de las instalaciones.

Kagome estacionaba el auto, para salir con pistola en mano, detrás, Bankotsu la seguía muy de cerca, ante las detonaciones, se acercaron al capitán de la policía.

— ¿Cuál es el informe?

— Detective Higurashi, detective Yutaka — el hombre se rasco un poco la cabeza para tragar pesado — no sabemos cuántos estudiantes están atrapados, pero intuimos que son como 3 maleantes.

— ¿intuyen? — la de ojos azules, tomo el papel — no estamos aquí para intuir. ¿alguien que haya salido del establecimiento y nos diga una exactitud de personas?

— Solo uno de los empleados que tenía que hacer un encargo, solo nos informó que había dos escuelas, tal vez una de universitarios, no sabe bien.

— Esto es malo — la mujer volvió a ver el edificio — aunque... Bankotsu... ¿podemos entrar por la puerta trasera... no?

— ¿Qué?, Kagome deja de ser tan irracional, estamos aquí para entablar una solución hipotética, no somos héroes.

— Nadie dijo que esto sería fácil.

— Yo te estoy diciendo que no es como tú quieres que sea — el moreno se colocó enfrente.

— ¿Vas conmigo?, ¿o te comes tu estupida dona? — preparo el arma.

— Voy contigo.

Rápidamente ambos fueron sigilosamente por detrás de la tienda, observando que no había seguridad alguna, la de ojos azules volteo a ver a su compañero una vez que ambos subieron por esas pequeñas escaleras de madera, accediendo por la puerta semi-abierta del local.

Pareciéndoles algo realmente extraño.

La primera en colarse entre los anaqueles fue Kagome, quien rápidamente se escondió tras una pila de cajas de zapatos, sus ojos miraban a los alrededores, solo escuchándose como la voz de uno de los hombres comenzaba a hablar por teléfono. No pudo detectarlo bien. Giro la cabeza en dirección a Bankotsu, quien rápidamente se movía, con una habilidad única, hasta llegar con unos estudiantes que se encontraban aterrados.

La de ojos azules, comenzó a correr aún más rápido, hasta detenerse en uno de los corredores, observando a un joven de cabelleras plateadas, unos ojos tan hermosos que quedo hipnotizada al instante. El contrario solo parpadeo, observando aquel rostro, siéndole sumamente hermoso al instante.

— ¡vámonos de aquí!, no hagas ruido te sacare...

— ¡hmp! —hizo una mueca un tanto extraña, algo que Kagome no pudo descifrar. ¿acaso no era un estudiante?

— Así que... un pajarito se salió de su jaula — la voz cargada de burla se dejó oír detrás de ella.

— ¡no! — solo pudo ver un par de ojos carmesí.

Ambas miradas se cruzaron, los ojos azules de la mujer se trasformaron en unos de terror absoluto, había caído en una trampa. Sesshomaru por su parte, la observo con un ligero toque de lastima. Aquellos orbes dorados, fue lo último que la detective miro antes de que todo a su alrededor se comenzó a poner negro.

Naraku le había dado un golpe en la cabeza, haciéndola caer desmayada al suelo, mirando a la puerta se percató de como llegaban cada vez más autos de policía a la zona.

— ¡tsk!, ¡vámonos! — Naraku miro como es que su camarada tomaba una frazada para envolver a la mujer, pareciéndole sumamente raro, mas no puso mucha atención. Su concentración, se centró en el cuerpo del otro detective que estaba desmayado solo a tres pasillos atrás. — ¡andando!

— .... — tomando a Kagome entre sus brazos, se la llevó consigo.

Nuevamente ambos se desplazaban por aquella puerta sin vigilncia, para correr hasta el parque, donde tenían su auto, sin esperar más, emprendieron el viaje.

Sesshomaru observo ligeramente el bulto que traían en la parte trasera, sin decir nada, solo se quedó mirando por la ventana. Naraku tomo una de las curvas para comenzar a entrar por un camino empedrado, perdiéndose entre los árboles y la maleza de aquel bosque.

Una vez que llegaron en donde estaban ambos escondidos; una casa de madera un tanto grande, con una cochera bastante espaciosa, servicios de electricidad y sobre todo agua potable.

Comenzaron a bajar lo que habían robado, así como a la mujer que aún se mantenía dormida. El azabache arrojo el cuerpo al suelo, sin ninguna clase de delicadeza, escuchándose un quejido por parte de Kagome, quien; en esos momentos comenzaba a abrir los ojos.

El panorama era borroso, el olor era bastante agradable, aun así, no podía poner sus ideas en orden, la contusión aun le causaba un dolor enorme, algo que la obligaba a cerrar los ojos.

— ¡hmm!

— ¡Encadénala! — el de ojos carmesí se sentó en una de las sillas.

— ... — tomando las muñecas de la detective, comenzó a ponerle los grilletes, subiendo los brazos lentamente, al igual que el cuerpo, las puntas de sus pies quedaban peanas rosando el suelo.

— "porque es que me duele el cuerpo" — su respiración comenzó a ser rítmica, abrió los ojos poco a poco, nuevamente, los pensamientos estaban hechos una maraña. — los estudiantes — abrió de golpe los ojos solo para darse cuenta de la situación, estaba encadenada. — ¿Qué está pasando?

— Así que por fin despiertas — Naraku le sonrió.

— ¿tu?... ¿tú fuiste el que ataco a aquellos estudiantes? — lo miro con odio.

— Puede ser — aquella mueca no desaparecía de su rostro. — parece que querer salvar vidas inocentes te llevo a estar aquí... ¿o me equivoco?

— Suéltame — menciono moviendo un poco los brazos.

— No creo que te dejemos ir, así como así ¿verdad Sesshomaru?

El joven se encontraba recargado en la ventana, solo observando el manto de la noche, ante el llamado, fijo su rostro en el cuerpo que colgaba.

— ¿tu?... acaso no... ¿no eres estudiante?

— No. — respondió de forma firme, sin añadir más palabras.

— ¿lo confundiste con un menor de edad? — la risa del hombre se dejó escuchar de forma fuerte. — eres una estúpida o eres demasiado inocente. — se puso de pie, caminando hasta estar enfrente.

— No te rías, ustedes causaron un problema bastante grabe, no solo a las personas que mantuvieron en aquel edificio, también a sus familias, ¡son unos malditos!

— No tienes por qué hablar de esa manera, menos en la posición en la que te encuentras, no hay nadie que venga a auxiliarte, es más, no hay nadie que intuya que estas aquí.

— ¿vas a matarme?

— Algo mejor...

Los ojos carmesíes bajaron lentamente, observando la blusa un poco abierta, comenzó a cortarla lentamente con la pequeña navaja que tenía en su mano derecha, dejando al descubierto aquellos enormes y hermoso senos que se mecían conforme la respiración de Kagome.

Cerro los ojos al escuchar como su falda y mallas quedaban echas trizas en el suelo, su cuerpo ahora estaba al descubierto, dejando en diferentes partes de su piel, unas ligeras cortadas, debido al filo del arma blanca del azabache.

Sesshomaru se mantenía observando la escena, su cuerpo no reaccionaba en lo más mínimo, solo se mantuvo en la espera de alguna instrucción por parte del mayor.

Naraku, rodeo el cuerpo, acercando su rostro solo para oler aquel cabello, sintiendo como la fragancia entraba en sus fosas nasales, estremeciéndose cada vez más, sus manos se posicionaron en aquellas firmes caderas, apretando fuerte, provocando que un grito saliera de aquellos labios asustados.

— No me toques — imploro, sintiendo el terror invadir cada fibra de su cuerpo.

— No eres quien para decirme que hacer y qué no hacer... ¿cierto?

La tomo por el cuello, apretando ligeramente, la comenzó a asfixiar, sintiendo la desesperación en todo su ser, ¿no sabía que iba a pasar, ni como se libraría de aquello? Naraku paso la mano por el muslo, dirigiendo lentamente sus dedos hasta la parte interna, donde sin contemplación alguna introdujo tres dedos.

Kagome no pudo más que arquear la espalda ante este acto, sintiendo como estos comenzaban a acariciarla de manera agresiva, tocando sus paredes internas una y otra vez, de manera constante. Cerro los ojos apretando fuertemente los labios.

No podía creer que esto le estuviera pasando.

— ¡no! — sus ojos voltearon a ver al joven de cabellos plateados que observaba la escena. — ¡ayuda... me!

— No creo que te convenga meterte con él, — susurro en el oído — no es de las personas que encuentre placer con una chica. ¿sabes a lo que me refiero?, es mejor que solo lo dejes estar.

Nuevamente esa sonrisa, sin previo aviso, le levanto lentamente aquel muslo, dejando a la vista aquella intimidad, que el de cabellos plateados no pudo simplemente ignorar. El color rosado, y rojo en su interior daba un aspecto tan hermoso. Observo fijamente aquel lugar, sin perder ningún momento, ni siquiera cuando Naraku comenzó a penetrar aquella vagina de una manera despiadada.

Solo se podía ver como el miembro desaparecía en aquellos labios, provocando que esta se estrechara conforme la punta entraba de manera ruda. Provocando en la detective arqueos involuntarios. Algo que no perdió de vista el de ojos dorados. Desde aquella distancia el cuerpo de Kagome le pareció maravilloso; su piel se veía tan aterciopelada, sus pechos subían y bajaban, de manera tan sensual, los pequeños pezones rosados se levantaban de forma exquisita, contrastando con esa piel de porcelana, siendo participes de los constantes movimientos que en ese momento la hombría de Naraku proporcionaba en aquel interior.

La de cabellos negros volvió a cerrar los ojos ante el agresivo movimiento que el hombre ejerció, provocando que el pene saliera en su totalidad, algo que disgusto al agresor, quien, insatisfecho, volvió a introducirse en aquel caliente interior.

— ¡NO! ¡ahhh! — apretó los puños, su brazo por poco y salía lesionado debido a la resistencia, las cadenas ejercieron presión alrededor de sus muñecas. — ¡ahhh!

No supo en que momento ambas piernas estaban levantadas, el cuerpo que se pegaba a su espalda estaba siendo cada vez más intenso con sus movimientos, tanto que su estómago comenzaba a revolverse debido a las embestidas que no habían parado.

Naraku por su parte estaba extasiado por la sensación que la mujer le proporcionaba, la pequeña intimidad apretaba su pene de forma tal, que las acciones iban en aumento, entrando a un estremecimiento total.

— Eres deliciosa — menciono mordiéndole el oído.

— Basta — ante el acercamiento que el mayor, la mujer se hizo a un lado rechazando totalmente lo que este fuera a hacer.

Como respuesta, el azabache daba un fuerte golpe en el muslo herido, sintiendo el ardor en aquella zona una vez que esta se comenzó a poner roja.

— ¿No te gusta cómo te trato?

Saliendo de ella, se aproximó a la mesa, donde tomando un pedazo de alambre recubierto con platico, regreso a donde la presa se encontraba, dándole de lleno en las piernas con aquel aparato, que lejos de causarle algún placer, dolió como el infierno.

Kagome trato de aguantar, pero el dolor en las mismas zonas le provoco no solo gritar, si no también derramar lágrimas en cuanto aquello se comenzaba a intensificar, sus pechos, abdomen, incluso la intimidad, comenzaron a tener marcas profundas.

Debido a la crueldad de Naraku.

— ¡no!

— ¡Abre las piernas!

Ordeno de forma tajante, una vez que Kagome obedeció, le fue dado varios golpes directos en aquella intimidad, donde aparte de marcar con finas líneas de color rojo, también comenzaron a emanar pequeñas gotas de sangre.

Algo que Sesshomaru no perdió de vista, sintiéndose bastante extraño, no era un ser que gustase de las compañías femeninas, pero aquella escena, y sobre todo esa mujer, causaban en él, algo bastante extraño, podría decirse que excitante.

Su cuerpo se tensó una vez que miro aquella zona lastimada, lubricando y con rastros de sangre, apretando la erección que se comenzaba a formar en sus pantalones.

Los gritos que daba la de cabellos negros se volvieron más intensos, justo en el momento que Naraku comenzó a retomar su labor de embestirla, causando mas dolor en aquel ya de por si lastimado cuerpo.

Kagome no supo en que momento, aquello se comenzó a volver más y más insoportable, tanto que el tiempo se perdió entre aquellos actos de violación, de humillación y degradación, cuando tubo conciencia de sí misma y de su propio cuerpo, se percató de que ya había amanecido, preguntándose por cuanto tiempo estaría siendo sometida ante aquellos actos tan inhumanos.

Sabiendo de antemano que sería lo que su cuerpo resistiera.

Trato de controlarse, no podía caer en la desesperación, aún faltaba que Bankotsu fuera a buscarla, era algo que la mantenía con la esperanza.

Ante la última embestida a su maltrecha intimidad, el azabache se alejó, sonriendo ante la escena que miraba enfrente suyo, pensando en algo tan bizarro dentro de aquella cabeza suya, miro a Sesshomaru.

— Regresare en un par de días.

— ¿Qué?

— Cuídala bien, trátala como la mascota que es, y por favor, no salgas de esta zona.

— ¡hmp! — se cruzó de brazos, solo cerrando los ojos, oyendo como el mayor tomaba las llaves del auto y emprendía su viaje.

Se acercó a la mujer quien observaba fuera de si algún punto en la habitación. El joven de cabellera plateada acerco su mano, solo para tocar sutilmente la mejilla de quien en esos momentos derramaba lágrimas.

Ante este acto, la detective reacciono, tratando de alejarse de aquella extraña persona, en todo ese tiempo, siempre lo miro en ese mismo lugar, observándola tan detenidamente con esos ojos tan profundos, provocando en ella un miedo absoluto.

Su cuerpo pedía descanso, pero la inquietud la mantenía alerta de todo.

— ¡libérame! — pronuncio en un ligero susurro.

— No puedo — le contesto con aquella profunda y gruesa voz, descolocándola en su totalidad, ¿así de abismal hablaba aquel chico?

— Se le quedo mirando, aquel perfilado y hermoso rostro, cualquiera que lo vice pensaría que era un actor de cine o tal vez un modelo, pero no era el caso, su cuerpo estaba envuelto en un traje negro, sus cabellos resaltaban entre esa oscuridad. Al igual que esos ojos dorados. — podrías... llevarme al... baño.

— Puedes hacerlo ahí.

— No soy un hombre como ustedes, necesito... necesito otra posición. — menciono con vergüenza.

— ¿posición? — Sesshomaru la observo mejor, de cerca era aún más hermosa, la piel era aterciopelada, pese a las heridas que tenía en el cuerpo, el calor que emanaba era bastante atrayente. — te sacare de aquí, pero, si intentas algo, te arrepentirás.

— Si.

Una vez que el de ojos dorados quito las cadenas, la mujer cayó al suelo, sintiendo como sus brazos pesaban, y sus piernas no le reaccionaban de manera que ella quería. No sabía cuánto tiempo estuvo colgada, ni cuantos días habían pasado, y ahora que aquel hombre de ojos carmesí no estaba, quedaba este joven que parecía ser aún más letal que el otro.

Posiciono sus brazos para tratar de levantarse, sintiendo como el pie de Sesshomaru le era colocado en una nalga, ejerciendo presión hacia abajo.

— No puedes pararte — menciono con seriedad.

— ¿Qué?

— Eres una mascota — con paso lento se acercó, solo para colocarse de cuclillas frente a ella, rodeando su cuello con ambas manos, le colocaba una correa — tienes que saber tu posición, te llevare a pasear y así podrás hacer tus necesidades.

— ¿estas bromeando? ¿verdad?

— ¿quieres hacerlo aquí?

— ¡No!

— Entonces camina.

Un ligero jalón de la cuerda fue sufriente para hacer que el cuerpo de la fémina se moviera, sus rodillas tocaron el húmedo césped, así como la palma de sus manos. Lentamente fue avanzando hasta salir a la superficie de aquella casa. Kagome cerró los ojos al sentir como el sol la cegaba, solo para abrirlos segundos después, descubriendo aquel hermoso panorama, que lejos de aterrarle le pareció realmente fascinante.

Miro a los alrededores, sintiendo como la cuerda la volvía a jalar al frente, comenzó a gatear, cuidad que sus manos no se lastimaran con las pequeñas piedras volcánicas de la zona.

Sesshomaru miraba de reojo el contoneo de aquel cuerpo, esas nalgas que se movían conforme el andar en aquella posición, los pechos rebotar libremente ante la naturaleza, sintiendo nuevamente aquellas extrañas punzadas en su interior.

Sabía perfectamente que era un hombre que prefería la compañía masculina; sus relaciones habían sido con hombres de su edad o menores que él, los cuales podía manipular de maneras tan decadentes y pecaminosas que solo el idear aquello, podían provocar en él, un placer indescriptible.

Pero esto era totalmente diferente, ver aquel rostro, esos ojos azules implorando porque todo eso acabase, ese cuerpo a pesar de ser pequeño, tenía una estructura bastante apetecible, era lo único que pensaba después de ver aquellas escenas por horas.

Se detuvo enfrente de un enorme árbol, observando a la mujer desde arriba, con aquella expresión afilada, solo para meterse las manos a los bolsillos.

— ¡hazlo aquí!

— ¿a... aquí? — miro el terreno, apretando la boca se dirigió gateando.

No pudo sentirse más expuesta en ese momento, ante la atenta mirada del joven, se colocó en cuclillas, colocando las palmas de sus manos en sus rolillas que en ese momento estaban llenas de raspaduras y cortadas, lentamente abrió las piernas, dejando ver aquellos muslos rosados y esa suave y tersa piel. Su intimidad estaba más que roja, debido a la fricción recibida durante horas con aquellas penetraciones.

Sus mejillas comenzaron a colorearse de color carmín una vez que el líquido comenzaba a salir como si de una fuente se tratase, Sesshomaru se quedó embelesado ante la escena, maravillándose cada vez más, nunca antes en su corta vida, su cuerpo recibía estos deliciosos espasmos, que se iban intensificando en su entrepierna.

Acercándose a la de cabellos negros, se posiciono a su lado, solo par pasar el brazo por aquella diminuta cintura, Kagome sintió la presencia, volteando su rostro, solo para toparse con la boca de Sesshomaru, quien la tomo por aquella barbilla, solo para besarla de la forma mas profunda que sus instintos en ese momento le permitieron.

No supo ene que momento aquello lo hizo quedar con la mente en blanco, solo para sentir la calidez de aquella boca inundar la suya. Esos dulces labios eran ambrosia pura, succiono y degusto sin contemplación, lleno de desesperación. Era fascinante que un simple beso despertara en él, lo más bajo. Su peso sobre la mujer causo que la de ojos azules callera sobre el pasto. Separándose después de unos minutos, unidos por una delgada línea de saliva.

Kagome no podía creer estas acciones, sintiendo como la vergüenza aumentaba en aquel rostro de mejillas encendidas.

— ¿Qué... haces?

— Coloco la mano nuevamente en el rostro de la mujer — solo tomo lo que por derecho me pertenece.

— Observo aquellas expresiones, siéndole algo realmente extraño, parecía que sus ojos tenían un pequeño, pero sutil brillo. — no... él... volverá.

— ¿estas preocupada?

— No es eso.... Pero... tu... eres su... ayudante.

— La mirada penetrante del joven, se clavó en la azul de manera profunda, se podría decir que bastante intensa. — está bien que eso pienses.

Con mucha facilidad tomo a Kagome en brazos, retirando la correa, la arrojo en algún lugar de aquella vegetación. Llevándola nuevamente adentro, se dirigió con paso firme hasta donde el cuarto de baño se encontraba. Dejándola dentro de la tina, continuo para abrir el grifo, llenando esta con agua caliente, el cuerpo de aquel misterioso joven estaba aun con aquellas ropas. Algo que la detective analizo, pensó en todo, menos que aquel extraño se desnudara frente a ella, notando el bien trabajado cuerpo, las cicatrices que tenía en la espalda y el pecho, aquellos tatuajes de líneas magenta en sus brazos, simulando líneas, sintiendo de pronto, un espasmo en su intimidad, que lentamente le entumieron las piernas.

Abrió lentamente la boca, pero nada salió de aquellos labios, menos cuando el pantalón cayó al suelo, dejando ver aquel imponente miembro que se levantaba, oscilando tan seductoramente.

Algo que le acelero el corazón a la de cabellos negros, de una manera que ni ella podía explicar.

Ante la figura que se posicionaba enfrente suyo, no pudo ni apartar la mirada, ¿estaba loca? Eso era seguro, no solo estaba sola con alguien que la miro en situaciones humillantes, también era un delincuente de temer, y ahora estaba postrado en frente, desnudo y con aquel aire de divinidad alrededor suyo.

Un grito parecido a un gemido se dejó escuchar cuando Sesshomaru se acercó a la tina, algo que lo tomo por sorpresa, mirando aquel sonrojo.

— Tranquila conejita — su corpulento cuerpo lentamente se metió en aquellas cálidas aguas.

— No ... espera esto no....

— ¿tienes miedo? — su enorme brazo fue colocado justo al costado donde la detective estaba descansando su cabeza.

— Sus labios temblaron, quería apartar la mirada, pero no podía — sí.

— Una ligera sonrisa salió de aquellos labios — eres sincera, eso está bien, — se acercó solo un poco — te enseñare algo aun peor que el miedo.

Se trató de alejar, solo para ser acercada con la mano libre, siendo sostenida de manera firme, y colocada en el regazo del de cabellos plateados, quiso luchar, pero sus manos fácilmente fueron sujetadas por una del joven.

Nuevamente aquella lucha comenzaba, ganada por Sesshomaru minutos después, cuando este se acercó a su cuello, este, sintió los escalofríos contrarios, algo que lo hizo sonreír en sus adentros. Paso la lengua ligeramente, regresando por aquel camino de saliva que había dejado, degustando la piel de manera lenta, sus dientes rozaban aquellas zonas sensibles, percibiendo como el pequeño cuerpo se estremecía, la detective dejo salir un gemido cuando aquellos lengüetazos se convirtieron en besos, solo cerro los ojos.

Nuevamente aquellos orbes ámbar se dejaron apreciar cual destellos solares, la intensidad con que el joven observaba, era casi hipnotizaste. Cada acción que hacía era tan certera, que provoco en Kagome, un calor inexplicable.

Cerro los ojos, ante el toque de aquella mano sobre su intimidad.

La boca del de cabellos plateados ahora estaba sobre uno de sus senos, que lejos de parecerle desagradable, comenzó a excitarlo más, tanto que su parte baja dolió. Quería seguir disfrutando de esa suavidad y cremosidad que ese par de pechos le proporcionaban, su hombría rogaba por adentrarse a aquellas paredes vaginales, ser parte de esas sensaciones decadentes y lujuriosas.

Desesperada se quiso mover, pero nada resulto, arqueo la espalda el sentir el miembro golpear contra su intimidad una y otra vez ante los movimientos que comenzaba a realizar el joven con sus afiladas caderas.

Ni el mismo pensó en hacer aquello, pero lo estaba disfrutando de una manera que no se imaginaba, apretó mas el pecho con su boca, degustando aquella suavidad que comenzaba a ser adictivo. Mordiendo solo un poco, observando fijamente la reacción de la mujer, quien, no pudo evitar gemir, mojándose cada vez más.

Sonriendo ante esto, dio una ligera mordida a amos pechos, sacándola de la tina minutos despues, la coloco en el piso, las frías baldosas del cuarto del baño hacían estragos en su caliente piel. Kagome abrió los ojos ante esto, solo para darse cuenta que el rostro del joven se encontraba entre sus piernas, degustando por completo su intimidad con aquella boca.

— ¡ahhh! ¡no! — llevo sus manos hasta los plateados cabellos.

— No te hagas la fuerte — susurro sobre el clítoris, provocando un estremecimiento total, como respuesta la lubricación se hacía más evidente.

— No lo hagas... no está bien.

— La lengua se adentró por aquellas apretadas e hinchadas paredes vaginales. — ¿no está bien? — saco la lengua, solo para relamerse sensualmente los labios ante las mieles de la mujer.

— No ¡ahhh! ¡NNGH!— abrió más las piernas — no, no está... ¡ahhh! Bien... no sé por qué haces esto, pero... solo... de... déjalo.

Escuchó aquellos reclamos cargados de total excitación, acercándose lentamente a la contraria, conecto la mirada, recargando después su mano en el pecho derecho lo apretó de forma sutil, fue descendiendo con caricias marcadas, pasando por las caderas, hasta su intimidad, introduciendo sus largos y finos dedos.

— ¿No está bien que sientas más cuando te están violando?

— Sus ojos denotaron miedo — ¿Qué estas diciem... ¡ahh! ¡ngh!

— Me lo pregunto desde que llegaste aquí, tu cuerpo reacciona con el contacto violento de los hombres, me hace preguntarme que tu vida es aburrida ¿no es así?

— No puedes opinar.....na... nada de mi...¡ahhh! ¡nn! — cerro el ojo izquierdo — mi vida. No me conoces.

— Te estoy conociendo a fondo, y eso es mucho más importante, ¿has llegado a la locura?, haz tocado la cúspide del placer solo con un simple toque.

Los dedos se abrieron lentamente en aquel interior, bombeando de adelante hacia atrás, como si se tratasen de tijeras, rosando aquellas paredes una y otra vez, provocando que estas se fueran haciendo más estrechas.

— Basta... tu ...

— Sesshomaru — pronuncio tan cerca de sus labios, rozando estos nuevamente con aquel calor que emanaba de su cuerpo. Su afilada mirada traspasaba lentamente la pobre alma de aquella mujer que no quería caer en aquella red.

El joven era frio, sus acciones violentas, el tono de voz demasiado sepulcral, Kagome llevo la mano hasta el frio pecho, sintiendo como la punta de su miembro comenzaba a introducirse lentamente en su intimidad, antes de que pudiera soltar un gemido, la enorme hombría se introdujo por completo.

El pequeño cuerpo se sacudió con espasmos involuntarios, creando alrededor una bruma de sensaciones donde el blanco y el negro se mezclaban, creando aquella esencia donde las pieles tomaban colores profundos. aquello de lo que no estaba acostumbrada, apretó su mano, arañando los pectorales del contario en el proceso. Sintió como nuevamente sus labios hacían contacto con los del joven, un cálido y muy sutil beso apasionado. Este acto lentamente se comenzó a volver violento, ante las embestidas que comenzó a dar de manera precisa. Kagome se estaba mareando.

El vapor que el cuarto de baño comenzaba a acumular, los sonidos que se mezclaban ante el eco de la habitación, entre jadeos y chapoteos que aquellos cuerpos dejaban al descubierto cada vez que se unían mas. Sintiéndose al borde de la desesperación.

Cada vez que tenía el impulso de orinar, Sesshomaru se detenía abruptamente, dándole varias nalgadas en el proceso, Kagome quería llegar al orgasmo, pero parecía que su secuestrador no quería darle ese privilegio.

¿Por qué lo haría?

— ¡por favor! — menciono entre gemidos, aun con los labios del contrario sobre los suyos, la adrenalina al mil y los cuerpos sudorosos.

— ¿quieres algo? — nuevamente la observaba con esa mirada afilada, llena de lujuria.

— Quie... quiero ¡ahhh! — una vez más su cuerpo era presa de los deseos carnales de aquellas sensaciones que lejos de parecerle crueles, le estaban encantando.

— Supo exactamente los deseos de la mujer — ¿Cómo me lo pedirías?, tienes solo una oportunidad — aquella sensual sonrisa se dibujó en aquel frio rostro.

— Yo... — las caderas comenzaron a moveré solas, provocando que aquellos hermosos pechos en forma de melocotones, rozaran la piel del contrario — Sesshomaru, te... necesito más... por favor.... Párteme en dos.... — suplico con aquella expresión de inocencia.

Aquello se transformó no solo en una petición, se convirtió en un deseo cargado de placer por parte de la mujer, y lujuria por parte del joven, que lejos de disgustarle le pareció lo más sensual que había escuchado en su vida. Observar aquellos ojos azules bañados en pureza, esos labios rojos implorando por mas, el cuerpo queriendo llegar al orgasmo.

Sonrió, solo para abrazar a la de cabellos negros, intensificando las acciones en penetraciones profundas, cargadas de deseos malsanos, de placer fortuito, de aquellos besos que aun que no hubiera amor en ellos, si estaban cargados de deleite.

Dos desconocidos sintiéndose vivos por primera vez en mucho tiempo, sabiendo que uno era la presa, y el otro el depredador, en ese momento no importaba.

Apretando su intimidad, solo pudo sentir la calidez que lentamente la llenaba, golpeando varias veces su interior, no pudo pensar bien, dejándose llevar por aquel mundo de placer, descendiendo directamente a la oscuridad, Sesshomaru la acompañaba también.

Los cuerpos estaban sudorosos, ambos se separaban un momento, solo para que el joven tomase el rostro de la contraria, atrayéndolo hasta su miembro.

— Aun no acabamos, es momento de limpiarlo.

— No supo cómo reaccionar ante aquello, apenas y pudo observar las dimensiones de aquella hombría, que ahora estaba cerca de su rostro— si — acerco sus labios solo para succionar la base, su pequeña lengua degustaba todos los jugos que se habían quedado en aquella piel caliente, succionando de manera intensa antes de posicionarse en la punta.

— Vamos detective, demuéstreme que esa boca... — sostuvo un pequeño envase de vidrio, pasando la punta de la lengua por ella — no solo sirve para sentenciar delincuentes.

— Yo no... ¡ahhhh! — sus ojos se abrieron ante la intromisión de aquella botella en su parte trasera, provocándole espasmos demasiado dolorosos. — ¿Qué ha...ghm?

Sesshomaru había tomado la cabeza de la de cabellos negros para someterla, introduciendo su miembro directamente en la boca, pasando este hasta la garganta, sin darle tiempo de tomar aire comenzó a realizar movimientos de manera frenética. La mujer solo sentía el ahogamiento y el dolor que rápidamente comenzó a atacarle la espalda, y parte de sus brazos.

Como pudo coloco las palmas de la mano en el piso, no quería caerse.

— Muy bien detective... eres toda una obra de arte — sonrió el joven una vez más, llevando su mano hasta la espalda, pasándolo por aquellas hermosas y redondas nalgas, hasta el envase de vidrio que empujo.

— ¡hgjm! — cerro los ojos ante los calambres que estaba experimentando su cuerpo — ¡hmmm! — sus pechos comenzaron a moverse violentamente, ante los movimientos que Sesshomaru intensificaba.

Lentamente su mirada se comenzó a perder, cayendo al placer de aquellos actos, entregándose a Sesshomaru nuevamente.

No se dio cuenta cuando la esencia blanquecina le llenaba la boca y parte de la cara, lo miro con ojos suplicantes. Corriéndose en el acto una vez que aquella botella era sacada, solo para dejarse caer en el suelo.

El joven se acercó, tomándola nuevamente de la diminuta cintura para acercarla hasta él, sentir aquella piel era único.

— Salgamos.

continuara...

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

Bueno bebes, primeramente, que nada hola, dejando aquí la primera parte de este escrito, espero poder dejarles la siguiente parte en la semana, quería hacerlo en mi cumpleaños, pero al final vengo subiendo esto el día del niño, pero bueno, MIL GRACIAS por sus comentarios de FELICITACIONES, de verdad que ame, espero que degusten este escrito y una disculpa por las faltas de ortografía. 

las amodoro un montón, nos seguimos leyendo

cha- matta- ne :3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro