Vale, en este momento me arrepentía de haber aceptado la propuesta que mis mejores amigas me habían hecho.
¿Yo? ¿En una fiesta?
No era lo que se podría decir una de la música alta, la multitud de gente, bailar... Técnicamente todo lo que una buena fiesta conlleva.
Pero ahí estaba yo, llevando los bolsos de todas las amigas que se habían pasado por mi lado y tratando de pasar entre la gente.
Traté de no estresarme mientras buscaba la salida al lugar más vacío del recinto hasta que choqué con alguien.
Sentí sus manos a los lados de mi cintura llegando finalmente a mi espalda y al mirarle a los ojos...
Sentí un cosquilleo en todo mi ser, un brillo se apoderó de mí, había sentido algo que nunca antes había pasado.
Me volvió a colocar derecha y ambos nos quedamos mirándonos por unos segundos preocupados por el daño que pudiéramos hacerle al otro.
L-lo siento -conseguí hablar. Él negó con la cabeza mientras sus mejillas se tornaban incluso más rojas que las mías. Vi que iba disfrazado de, lo que para mí, era el mejor dulce magico. Supe que no iba a poder olvidarlo mientras le veía irse de nuevo.
El destino tampoco me lo puso fácil ya que lo seguí viendo-