Hice una mueca al escucharlos pelear por lo que me escondí más tras mi manta y esperé a que los gritos terminaran.
Segundos después noté como entraba al cuarto y se acostaba a mi lado
¿He hecho algo malo? -saqué la cabeza de la manta-
Claro que no. Ellos no te merecen -me arropó de nuevo el mayor-
No lo digas por lástima -hice un pucherito-
No quiero que nadie te haga sentir menos, ¿sí? Ellos se lo pierden. Me sigues teniendo a mi -sonrió solo como él sabía hacerlo-
¿No me dejarás sola? -le pregunté-
Sería un idiota -negó a lo que yo besé su mejilla con timidez y le abracé-
No quedan personas como tú en el mundo, Derek Hale -le respondí cerrando los ojos. Besó mi frente para girarse y abrazarme por la espalda-