Daryl Dixon
Sonreí al verle con dos trabitas de mariposas violetas en un lado de su ya largo pelo mientras que iba delante mío con cara seria y pendiente a cualquier ruido o huella
¿Crees que si me pongo a cantar como en los musicales los caminantes me seguirían la coreografía? -le pregunté tras un largo rato en silencio-
A veces, cuando no tengo nada mejor que hacer, me pregunto cómo trabaja tu mente -me dijo a lo que yo reí y me encogí de hombros-
Ni Eugene podría descubrirlo -confesé para trotar a su lado y entrelazar nuestras manos. Al principio su mano se tensó pero luego nuestros dedos se entrelazaron- seguro que lo vas a negar, pero eres adorable, Daryl Dixon
Sí dices eso es que no me conoces -dijo a lo que yo sonreí aún más-
Los dos sabemos que te conozco mejor que nadie -afirmé-
Silencio. Espantas a las ardillas -se quejó. Solo lo dijo porque sabía que tenía razón-
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