Estaba sentada en un árbol mientras mi espalda reposaba en una gran rama y mis manos estaban ocupadas por un libro.
Era el momento perfecto para escaparme de este reino por un rato.
Hice un mueca al reconocer unos pasos por lo que aguanté la respiración, me quedé quieta y cerré los ojos deseando que no me viese
¿Katelyn? ¿Kate? ¿Dónde estás? -me llamó Cardan mirando hacia los lados. Suspiré aliviada cuando le vi irse pero pegué un grito cuando le vi aparecer por un lado- ¿Te estás escondiendo de mi?
Dado que me has encontrado, no -sonreí tratando de que no se notasen mis pocas ganas de verle-
Katelyn, lo juraste -me pidió sentándose frente a mí más pegado al tronco del árbol. Fruncí el ceño molesta cuando me quitó el libro de las manos- te lo devolveré cuando hagas lo que prometiste
Cardan, no quiero ni necesito ser reina. Ni usar vestidos horribles, ni sé reinar, ni caminar derecha, ni liderar -suspiré dejando caer mi cabeza hacia atrás-
Kate, esto es solo un escenario. Nada de eso importa, solo que estemos juntos... -me pidió. Como siempre, caía rendida ante sus encantos-
Pero no llevaré vestidos rosas -le señalé a lo que vi su sonrisa triunfadora en la cara-
No hace falta ni que te pongas ropa -se encogió de hombros Cardan-
Majestad -pidió Jude a regañadientes. Ambos miramos hacia abajo para verla- la ceremonia está apunto de empezar
Enseguida vamos -le contestó él a lo que Jude asintió y se fue. Cardan bajó de un salto y extendió sus brazos hacia mi- cuando antes vayamos, antes termina la tortura
Te odio -me quejé tirándome desde la rama hacia sus brazos-
Yo también te quiero -me besó a lo que yo sonreí mientras pasaba mis manos por su nuca-