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El soldado antipatico 2/3

🌸 winterwitch 🌸

𖠯

Me encontraba en la cocina, estaba preparándole la comida a Bucky, no estaba haciendo algo difícil ya que no se la va querer comer.

Cuando terminé cogí una bandeja y fui hacia su habitación, cada vez que recordaba sus ojos me ponía nerviosa, ¿que me pasaba?

Toqué la puerta y abrí.

-Tengo tu comida.

-No tengo hambre- dijo bruscamente.

-Me da igua, vas a comer sí o sí- dijo bruscamente, elevé la bandeja con mis poderes y Bucky se sobresaltó, poco después con la otra mano abrí las persianas y las ventanas, era una habitación como la mía pero más vacía.

Dejé la bandeja en el escritorio y le miré, tenía la barba crecida, el pelo bastante largo y su ropa estaba vieja o sucia.

-¿Puedes comer tú solo o te ayudo?- le pregunté mirándolo a la cara, sus ojos estaban entrecerrados por la luz.

-Pues hombre...- levantó su hombro de metal y después me miró.

-De acuerdo- me acerqué al escritorio y agarré la bandeja para después sentarme al lado de él.

Empecé a darle de comer, él solo miraba hacia abajo y masticaba.

-¿Te gusta?- me atreví a preguntarle.

-Si no me gustara no me lo estaría comiendo.

-Yo que sé a lo mejor preferías otra cosa.

-Si te dijera que es lo que me apetece no hablarías.

Me quedé con la curiosidad así que decidí mirar en su mente, seguramente después me arrepiente pero bueno no puedo quedarme así.

Cuando entré en su mente me encontré con tres cosas que me llamaron demasiado la atención.

Una era sus ganas de salir de esta habitación, la otra era de tener su brazo y la tercera era...¿emborracharse?, ¿tan mal estaba este chico para ahogar las penas en alcohol?

De pronto se me vino una idea a la cabeza, la cual dudaba en realizar ya que al parecer no le caía muy bien al soldado.

-Acércate más a mí- le dije.

-No quiero sexo con niñas- dijo secamente, pero aún si se acercó al momento.

-No soy una niña- dije, después comencé a mover mis manos y dejar fluir mi poder alrededor de su hombro de metal.

-¿Que ha...- comenzó a decir.

Ahora donde no había brazo se encontraba uno de carne y hueso, Bucky lo miró y frunció el ceño.

-¿Que es esto?

-Es un brazo, te durará todo el tiempo en el que estés junto a mi, no sé a cuenta distancia de mi puedes estar ya que no controlo muy bien mis poderes.

-¿Te vas a quedar todo el día conmigo?, paso, quítamelo y vete, ya he comido- me acercó el brazo a la cara, tanto que de un auto reflejo me tiré hacia atrás.

-No te lo voy a quitar porque sé que no quieres quitártelo- el frunció el ceño- te vas a meter en la ducha, te vas a poner la mejor ropa que tengas y nos vamos a ir los dos a tomar algo.

-No quiero- dijo bruscamente.

-Es una orden- le miré fijamente, para intimidarlo puse mis ojos en rojo.

-De acuerdo- se levantó y algo cojo se metió en la ducha.

Mientras esperaba y escuchaba caer el agua de la alcachofa se me vinieron a la cabeza unas ideas.

Salí de la habitación sin percatarme de que si me alejaba el chico se quedaría sin brazo y se le haría difícil ducharse.

Me metí en la habitación de Steve y busqué algo de ropa para Bucky.

Agarré una chaqueta azul marino, una camiseta marrón y unos vaqueros negros.

Volví a la habitación y escuché a Bucky gritar desde la ducha.

-¡Niña!- gritó, yo sin pensar en algo importante entré corriendo al baño y me encontré con algo bastante íntimo.

Bucky estaba desnudo, en una mano tenía el champú y la otra le había desaparecido, bajé la mirada y bueno ahí estaba.

Tragué en seco e intenté no mirar hacia su entrepierna.

-Lo siento- sonreí nerviosa.

-Me lo pones o me duchas-me dijo brusco.

-Te ducho y así me dejas hacerte una cosa- cuando iba a moverme me di cuenta a que eso sonó mal, -digo que así te puedo afeitar y cortar el pelo a mi gusto- volví a sonreír nerviosa antes de quedar enfrente de él.

Tarde como veinte minutos en ducharlo, afeitarlo y arreglarle el pelo, ahora me dirijo a su habitación, ya arreglada para salir.

Toqué la puerta y apreció él, con una presencia mucho más distinta a la de antes, lo único malo es que se le había ido otra vez el brazo.

-Wow- se me escapó.

-¿Que tanto miras niña?

-Nada, acércate.

Se acercó y su buen olor inundó mis orificios nasales. Intenté no distraerme y le volví a poner el brazo.

-¿Nos vamos?- preguntó.

-Si, claro- sonreí nerviosa y comencé a andar, él me seguía por detrás.

...

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