Todo ha sido una mentira
"¿Qué ha sido real en mi vida?"
Luego de concluir su turno laboral por el día, Viktor Volkov arribaba a su casa de verano, donde esperaba encontrarse con su pareja. Sin embargo, una vez ingresó no pudo divisar a este en la sala de estar, ni la cocina como de costumbre. Esto lo alertó pero decidió permanecer medianamente tranquilo hasta comprobar la casa, seguramente se había quedado dormido. Si bien, el estado en el que se marchó de las oficinas luego de leer los documentos fue uno que preocupó al ruso en sobremanera, a petición del mismo Hache, le brindó a este el espacio a solas que necesitaba. Cosa de la que ahora se arrepentía, pues su corazón había estado inquieto durante toda la tarde.
— ¿Horacio, cariño mío? — preguntó por lo bajo, mientras buscaba en la habitación que estos compartían —¿estás aquí? — continuó buscando ahora en el baño, sin obtener resultado.
Fue cuando escuchó un ruido proveniente de la oficina que tenía en su hogar. Con cuidado y una de sus manos puesta sobre su arma reglamentaria, abrió más la puerta con precaución. Sólo para toparse con la persona más importante en su mundo, en primera instancia se relajó al ver que este estaba allí, pero al escuchar como este sollozaba nuevamente se alertó y se le acercó con lentitud.
— Horacio... — lo llamó por lo bajo mientras que colocaba una de sus manos en el hombro de este, para que se percatase de su presencia — ¿está todo bien?
El menor escuchó la voz del contrario, pero su cerebro no parecía querer reaccionar ante su llamado. Sólo podía continuar releyendo los papeles que habían obtenido ese día una y otra vez. Le costaba mucho procesar toda la información que había recibido, no podía comprenderlo o mejor dicho, no quería creerlo.
— Todo en mi vida es una puta mentira... — expresó en un tono apagado, al mismo tiempo que el ruso se agachaba de lado de este e intentaba hacer que lo voltease a ver.
— ¿Qué dices? — le dijo confundido, mientras que trataba de que este lo viese a los ojos — Horacio...
— ¡Mira estos papeles, Viktor! — le gritó entre lagrimas, al tiempo que se ponía de pie y caminaba hacia el otro lado de la habitación, aún con varios papeles en sus manos — ¡dice que toda mi vida ha sido planeada!
— Amor... — intentó calmarlo acercándosele, pero este sólo lo rechazó.
— "Hacer que el sujeto 01 Beta" ¡o sea yo! — comenzó a citar con lágrimas en sus ojos — "tenga eventos traumáticos a lo largo de su vida, llegando a crear remordimientos contra el mundo y la gente que lo rodea" — puntualizó esto último mirando al mayor a sus ojos — y eso no es lo mejor, lo mejor es lo siguiente "poner en contra a su familia, amigos y gente cercana para que 'no tenga nada que perder' — pasó la página para continuar — posibles personas de interés: Charlotte, Andrés, Ana, Gaia, Gustabo y tú... — lo volvió a mirar con sus ojos cristalinos.
A Volkov se le partió el corazón en mil pedazos al ver la forma en la que todo esto había afectado al menor, sabía que esto había sucedido pero no estaba preparado para llegar a su hogar y encontrarse con este en ese estado.
— Y mis debilidades son la hostia — expresó sarcástico, mientras que caminaba hacia su escritorio para tomar los demás papeles — "familia, compañeros, búsqueda de heroísmo, miedo a la soledad y amor..." nuevamente, ahí estas tú... ¿sabes lo que esto significa?
— Seguramente no es lo mismo que tú estás... — quiso comenzar a hablar, pero este estaba tan alterado que no lo escuchaba.
— Desde niño mi vida ha sido controlada, vigilada y manipulada para que fuese una puta mierda... — continuó mientras que secaba con rapidez sus lágrimas — nada ha sido una coincidencia, nada ha sido por mi propio mérito... ni el que mi padre no regresase cuando niño, todo lo que le pasó a mamá, que Maia se fuera y me dejase solo, que mis tíos no llegasen a por mi... — hizo una pausa, pues sin darse cuenta había comenzado a hiperventilar, para luego bajar su tono y recostarse en el suelo contra la pared — joder... ni siquiera el encontrarme con Gustabo... el entrar a la policía, el ser director del FBI... ni el estar... contigo... — terminó de decir luego de replantearse su relación.
— No, no, no... — le respondió apresurado el ruso mientras que se acercaba y tomaba asiento en el suelo junto a este — jamás vuelvas a decir eso... por favor... — le pidió, al mismo tiempo que lo abrazaba de lado y este posaba su cabeza sobre su hombro derecho.
— Viktor... — comenzó a decir nuevamente en un tono casi inaudible — ¿qué ha sido real... en mi vida? — cuestionó, para luego agachar su cabeza, dejando al ruso sin palabras.
— Horacio... sé que... que ahora mismo tu cabeza es un caos — comenzó a decirle en ese tono de voz tranquilo y pasivo que sólo utilizaba con él — pero si de algo puedes estar seguro, cariño mío.... es que lo que siento por ti es real, nada de lo que sentimos el uno por el otro ha sido una mentira... — lo tranquilizó, mientras que ahora le acariciaba la cabeza — al igual que tus increíbles virtudes... eres un ser de luz, Horacio. Y estoy seguro de que los culpables de todo esto no contaban con tu asombrosa forma de ser cuando comenzaron todo esto... ni si quiera creo que esas supuestas "debilidades" que mencionaste antes lo sean...
—¿A qué te refieres? — quiso saber, mientras que levantaba su rostro y lo miraba esperanzado.
— Me refiero a que... — comenzó tomándolo de las manos — la familia y nuestros compañeros no son una debilidad real... porque las personas que tenemos a nuestro alrededor son las que nos dan fuerza y nos hacen más fuertes para vivir el día a día, como de la misma forma tampoco lo es esa "búsqueda de heroísmo" que mencionaste — continuó diciendo muy seguro de sus palabras — eso es una virtud que tú posees, a diferencia de muchas personas que anhelarían compartir contigo porque es algo único — colocó su mano sobre la mejilla contraria para secar su lágrima, haciendo que este sonriese levemente — y el miedo a la soledad es algo que... bueno... ambos compartimos, pero es sólo eso... un miedo.
— ¿Y el amor...? — preguntó una vez el subdirector terminó de hablar, pues no había comentado nada sobre esto.
— Tú me has enseñado a mi lo que es el amor, Horacio — le dijo, haciéndole sonreír nuevamente — y te puedo asegurar por mi vida... que eso no es para nada una debilidad, sino todo lo contrario.
— ¿Qué quieres decir?
— ¿Por qué crees que los informes dicen eso de "poner en contra a familia y gente cercana"? — le preguntó repitiendo aquella información que al igual que este, él tampoco había podido parar de darle vueltas durante todo el día — y no sólo eso, sino seguido de los nombres de las personas más importantes en tu vida... tus padres, tu hermana, tu sobrina, tu hermano y... y yo... nosotros podremos ser una debilidad para ti, pero sólo ante los ojos de quienes quieren que seas un experimento perfecto... pero para mí, y para las personas que te amamos... sólo nos da una ventaja sobre ellos y es justo eso a lo que temen — recalcó viendo como este asentía levemente, comprendiendo a lo que quería llegar — por eso es que tu increíble corazón y el amor por las personas que te importan, está como una debilidad en esa ficha, aunque realmente no lo sea...
Horacio ahora por su parte tenía nuevamente los ojos cristalinos, pero por las palabras que este había dicho. Y es que razón no le faltaba al ruso... su padre logró ser un experimento perfecto para los altos mandos porque lograron desprenderlo de su familia y el amor que esta le daba. Sin embargo, él sólo era un candidato perfecto por todo lo que lo habían hecho vivir, él tenía mucha gente a su alrededor y siempre consideró que el tenerlos era una debilidad, pues podían usarlos en su contra; lastimarlos como antes había pasado en incontables ocasiones y esto era algo que no iba a volver a permitir. Pero luego de todo lo mencionado por el ruso, y la forma en la que le había planteado las cosas, quizás Phillips y Madisson se habían esforzado tanto en que este estuviese solo, porque sabían el tipo de personas que tenía a su alrededor y lo mucho que esto le sumaba a la hora de luchar.
A su mente llegó el recuerdo de ese día donde le planteó a Volkov la idea de marcharse, de nuevo, de dejar todo y a todos atrás como una manera de protegerlos, de ser él el problema y eso que había que quitar de en medio para no afectar a los demás. Sin embargo, recordar las palabras de su amado ese día, las palabras recién expresadas y el tenerlo en estos momentos a su lado, es sólo la constante reafirmación de que no está solo, no puede estarlo por mucho que se reniegue a aceptarlo.
Por lo que levantó su mirada hacia esos ojos grises de los que siempre ha estado enamorado, notando en ellos el amor que siente por él, lo mucho que anhelan encontrar incesantemente los suyos... no hay manera lógica ni razonal de que esto no fuese real, lo siente y lo ha sentido desde el momento en que ambos abrieron su corazón y se permitieron sentirse de verdad, juntos como siempre lo han estado. No importa lo que se avecine, contra quien tengan que enfrentrarse, hay algo que ningún proyecto ni ninguna mente retorcida como la de Phillips o la de Madisson pueden evitar... y es imponer el amor que sienten como una debilidad.
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