Sorpresa
— ¡Pero subeee! — le gritaba Horacio por la radio desde el tejado a Viktor.
— Que estoy arriba, ¿dónde estás tú? — inquiere este mientras que miraba a su alrededor, intentando localizar al moreno.
Sin embargo, la pareja se encontraba en extremos diferentes del tejado; y mientras que Horacio hacía todo lo posible por ocultarse de su pareja, el mayor se había percatado gracias a un rápido movimiento de la posición del contrario, aún en la distancia.
— Ah coño, que estás allá... — dijo para si mismo, para luego emprender su camino, evitando caerse pero intentando llegar rápidamente hasta donde este se encontraba.
Pero justo cuando estaba cerca, Horacio se percató e intentó huir nuevamente saltando hacia el tejado de al lado siendo perseguido por el ruso, encantado de seguirle el juego. Luego de unos minutos de divertida persecución, el de cresta se deja caer sobre uno de los balcones de la vivienda con el objetivo de esconderse, pero el ruso es más rápido y lo alcanza... acorralándolo así contra una pared.
— Creo que... te he atrapado... — le dijo por lo bajo, muy cerca de sus labios, mientras que pasaba su vista desde los labios hasta sus ojos en repetidas ocasiones.
— Sí... creo que sí... — respondió haciendo la misma acción que este, a la vez que ambos intentaban calmar sus respiraciones.
Siguieron mirándose fijamente cada uno con una sonrisa en el rostro, encerrándose en el mundo que ambos compartían con el sonido del mar hacia su derecha y sus agitadas respiraciones, siendo lo único que se escuchaba. Los sutiles rayos del sol provenientes del hermoso atardecer que se presentaba a sus espaldas, comenzó a descender delicadamente sobre el peli plata, haciendo brillar cada una de sus hebras. Permitiéndole a Horacio observarlo de una manera diferente y recordándole una vez más lo muy enamorado que estaba de ese hombre.
— ¿Me dirás cual será mi sorpresa? — musita Volkov pícaramente, sintiendo como sus rostros se iban acercando cada vez más.
— Sólo si prometes que luego iremos a la casa... — le respondió de la misma forma, dejando en claro sus intenciones en el momento en que rodeó el cuello de este con sus brazos.
— Eso es algo que estaré feliz de prometerte... — expresó con una sonrisa, a la vez que lo acercaba al descender una de sus manos de la pared, para luego con esta misma poder tomarlo de la cintura.
Llegó el punto en el que ambos estaban a tope de adrenalina, por la cercanía en la que se habían inducido. Por lo que al ninguno poder contenerse por mucho tiempo más, Horacio toma la iniciativa y agarra con fuerza la camiseta negra de su pareja, atrayéndolo decididamente, como si su vida dependiese de ello. Haciendo que sus labios se juntasen en un apasionado beso. Podían llevar ya seis meses juntos y jamás se cansarían ni acostumbrarían de ninguna manera a estas muestras de amor, que aun no creían fuesen algo cotidiano en su día a día.
Por lo que una vez se separaron por falta de aire, se sonrieron nuevamente como si fuesen dos adolescentes recién enamorados, para luego tomarse de la mano y dirigirse a su vehículo. Habían tenido un buen día juntos siendo por primera vez en mucho tiempo una pareja normal. Afortunadamente su día no acababa, pues la noche apenas estaba por comenzar para ellos.
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