Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Miedo

No sabía en qué momento habían llegado a ese punto, sin embargo, aún le costaba creer y asimilar lo que estaba viviendo. Viktor Volkov no supo en qué momento fueron interceptados, secuestrados y separados el uno del otro; como de la misma forma no supo en que momento lo habían llevado a ese cuarto pequeño en el cual hace un tiempo atrás su pareja le había confesado que había sido retenido y torturado por aquella mafia y su propio hermano. Lamentablemente el panorama ahora pintaba igual o peor que en ese entonces, con la única excepción que ambos se encontraban ahí adentro.

— ¡Basta! — se había cansado de gritar el ruso entre lágrimas - ¡Por favor!

— Creía que te había dicho que no abrieras la boca — le dijo con sarcasmo Phillip mientras que dejaba de lado al moreno — que yo no sigo órdenes tuyas, amigo.
Horacio se encontraba a unos pocos metros de distancia, con sus manos encadenadas y colgando del techo. Mientras que él, se encontraba de igual forma encadenado pero al suelo, mientras que era sujetado por dos hombres evitando que hiciese algo y condenándole al mismo tiempo a ver lo que sucedía frente a sus ojos.

— Vik-Viktor... — apenas pudo pronunciar el contrario a la vez que buscaba la mirada de Uve.

— Ostias — interrumpió de nuevo de manera sarcástica antes de que el ruso pudiese contestarle — que todavía puede hablar.

— ¡Por favor! — volvió a gritar en alto Volkov — ¡Mátame a mí! — repitió mientras seguía intentando zafarse del agarre — ¡Ya déjenlo en paz y mátenme a mí!

— Esto es muy conmovedor — dijo del mismo tono Phillip para luego continuar golpeando a Horacio — de solo escucharlos me dan más ganas de golpearlo — dijo para luego tomar un tubo y continuar con la paliza.

Volkov no podía parar de llorar al ver como el amor de su vida era golpeado en reiteradas ocasiones. Aun así a medida que les era posible intercambiaban miradas, ambos desesperados pues sabían que de esa no iban a ser capaces de salir. La impotencia que los invadía en ese momento era una que nunca se imaginaron iban a tener que experimentar. El ruso jamás pensó que vería como esos ojos bicolores que tanto amor le habían brindado, ahora estuviesen apagados y casi sin vida.

— Joder, creo que me excedí un poco con ese último golpe — las palabras de Phillip lo sacaron de sus breves pensamientos — ¿Sigues vivo, Horacio? — le preguntó mientras que se posicionaba frente a este y levantaba su rostro para observarlo detenidamente — bueno, parece que no por mucho — finalizó riendo para luego propinarle un último golpe en el rostro.

— Vik... — llamó nuevamente por lo bajo al ruso el cual se trató de acercar lo más que podía pero aun así no era capaz de establecer contacto con este — yo... t-te am-o... — dijo sus últimas palabra para luego cerrar sus ojos por última vez.

Dejando al ruso con el corazón en la mano y un mar de lágrimas por delante. Phillip por su parte, les hizo una seña a sus hombres para retirarse del lugar con una sonrisa en sus rostros. Dejando a Volkov solo con el cuerpo ahora sin vida de su primer y único amor.

— Horacio... por favor... n-no, no me dejes —le rogó entre lágrimas mientras que seguía intentando acercarse a este — Horacio...

— ¡Volkov! ¡Volkov! — escuchó extrañado como la voz del moreno parecía estar llamándolo a lo lejos lo cual lo desconcertó — ¡Viktor! ¡Viktor! ¡Vik despierta!

— ¡Horacio no me dejes! — gritó una vez se despertó cayendo sentado en la cama.

— Ey, ey, tranquilo — trató de tranquilizarlo el menor por lo bajo mientras que se acercaba a este  — estoy aquí, estoy contigo... — comenzó a acariciarle el cabello — estoy aquí, no me he ido a ninguna parte...

Volkov observó a su alrededor dándose cuenta de que se encontraba en la habitación de su casa de verano que compartía con el moreno. Vio como Horacio al percatarse de que había vuelto a tener una pesadilla se abrió paso para tomar asiento sobre su regazo y colocar sus manos alrededor de su cuello para luego unir sus frentes.

— Tranquilo... estoy aquí... — continúo tranquilizándolo mientras que el ruso con las manos aún temblorosas por lo soñado, con cuidado las colocó alrededor del cuerpo del moreno para abrazarlo — solo fue un mal sueño... yo estoy aquí... contigo... — dijo y Volkov de inmediato hizo más fuerza con sus brazos para abrazar de mejor forma a este mientras que escondía su cabeza en el cuello de este.

Con todo lo que había estado sucediendo los últimos meses en relación al proyecto XY, las amenazas de Phillip y como todo esto los había estado afectando, habían hecho que aquellas pesadillas que habían desaparecido para ambos nuevamente regresaran. Por lo que estos tristemente se habían tenido que acostumbrar otra vez a tranquilizar al otro y traerlo de vuelta a la realidad cuando esto sucedía. En un principio pensaron que el menor sería a quien más presentes se les harían pero se equivocaron, porque Volkov llevaba teniendo el mismo sueño o por lo menos uno parecido por poco más de una semana.

— No me dejes nunca, Horacio... — rogó casi en un hilo de voz mientras que lo abrazaba con más fuerza, con miedo a que si lo soltaba pudiese desaparecer de entre sus brazos — yo... nunca, estaré listo para... para dejarte ir...

— Nunca... — afirmó mientras que de igual forma lo abrazaba con firmeza a la vez que elevaba su rostro para tratar de hacer que sus lágrimas cayesen sobre el ruso. Sabía que si este se percataba de que estaba llorando por verlo de esta forma se preocuparía más y eso no era lo que necesitaban en ese momento — nunca te voy a dejar... lo prometimos ¿recuerdas? — secó rápidamente su rostro para luego mirarlo a los ojos — siempre juntos, Viktor.

— Sí... — respondió por lo bajo — siempre juntos, Horacio — finalizó para recibir luego gustoso un beso por parte del menor.

Las luchas en sus vidas parecían nunca acabar, ambos habían sobrepasado su límite hace mucho tiempo atrás. Pero ahora se veían más capaces de sobrellevarlo pues se tenían el uno al otro, ya no despertaban solos en medio de la noche ni tenían que afrontar por cuenta propia sus miedos. Ahora se tenían el uno al otro para hacerse compañía en noches como esas y eran la motivación constante que necesitaban para seguir adelante. Para luchar contra todo esperando que al final, como se habían prometido hace unos años atrás, ser felices juntos y poder descansar.

~•~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro