Luego de un largo día de trabajo, la pareja había llegado por fin a su casa. Se encontraban en la mansión puesto que les quedaba más cerca de la sede y el cansancio no les permitiría llegar hasta su otra residencia. Cenaron juntos mientras veían un capítulo más de la serie que habían iniciado hace ya una semana y cuando terminaron fueron a la habitación que antes era solo de V para tirarse en la cama a platicar mientras se quedaban dormidos.

Sin embargo, cuando las cosas van mejor que nunca, la mayoría de las veces sucede algo que las arruina. Ya sea por un corto o largo período de tiempo, pero sucede. Por eso cuando Viktor Volkov escuchó un ruido y no sintió a su pareja al lado suyo a mitad de la noche, no pudo evitar preocuparse.

— ¿Horacio? — preguntó adormilado mientras frotaba sus ojos para poder ver mejor entre la oscuridad de la noche — solntse ¿donde estas? — preguntó y fue cuando se percató de que la luz del baño estaba encendida.

Por lo que sin pensarlo dos veces se levanto de la cama para ir hacia la leve luz que se podía apreciar. Una vez ahí, vio al menor con ambas manos a los lados del espejo y con la cabeza hacia abajo con el grifo abierto del lavamanos mientras repetía algo en un tono tan bajo que no podía distinguir.

— Solntse ¿todo bien? — le preguntó preocupado a la vez que se acercaba — ¿Horacio? — lo llamó una vez estuvo a su lado pero cuando iba a colocar su mano en el hombro de este, el de cresta se apartó.

— Yo... — comenzó a decir ahora este con un tono que dejaba ver que este parecía este asustado y confundido — yo... lo.. lo siento mucho...

— ¿A que te refieres? — preguntó interrumpiéndolo mientras intentaba acercarse otra vez — ¿que sucede? Me estás preocupando — expresó al ver cómo este se apartaba de nuevo y sus ojos volvían a cristalizarse.

— Lo siento... comisario — le respondió Horacio haciendo que el corazón del ruso se partiese por la mitad — no se... como llegue a su casa... ni que ha pasado, pero... prometo que me marcharé de inmediato, no quiero... molestarlo, no fue mi intención... perdóneme...

— Horacio... — le llamó en un tono bajo Volkov mientras trataba de asimilar lo que estaba sucediendo... La mente de Horacio estaba fallando otra vez... — No... no te preocupes, no debes estar así, no pasa nada... — le dijo tratando de mantenerse firme — ven, acompáñame por favor.

Horacio vio como el comisario le extendió la mano y aunque dudo mucho en tomarla, terminó accediendo para luego ser guiado por este hacia la cama de donde se había levantado hace unos minutos atrás.

— Todo está bien — le repitió V al ver que este estaba dudando en tomar asiento en la cama — quiero mostrarte algo ¿te parece bien?

— 10-4... comisario — afirmó aún confundido mientras que Volkov solo asintió y comenzó a buscar algo en el closet de la habitación.

— Aquí está... — dijo para si mismo una vez encontró lo que buscaba y volteaba hacia este — ¿te molesta si le siento a tu lado? — le preguntó al ver que en la mirada de este seguía habiendo miedo y confusión.

Volkov lo entendía perfectamente, sabía cómo había sido en el pasado y lo mucho que lastimó al menor sin darse cuenta solo por cómo era su personalidad. Por lo que si este pensaba que el seguía siendo ese comisario de hielo, debí demostrarle que las cosas habían cambiado bastante con el pasar de los años.

— Usted es quien manda... — le respondió H — asumo que esta es su casa... así que...

— Es... nuestra casa Horacio — le respondió el ruso tomando asiento en la cama pero no tan cerca del menor cómo le gustaría — este es nuestro hogar...

— No... no entiendo — dijo confundido.

— Tranquilo... ten — le ofreció lo que había ido a buscar — esto lo hiciste tú para... ocasiones cómo estás.

Horacio miró y tomó lo que parecía ser un álbum en sus manos para luego abrirlo y comenzar a mirarlo bajo la atenta mirada de Volkov.

— ¿Somos... nosotros? — preguntó confuso dándole una rápida mirada al ruso a su lado mientras observaba unas fotos de ambos con algunos mensajes escritos en la parte posterior — esta es mi letra...

— Así es... — le confirmo — dijiste que te ayudaría a convencerte más a ti mismo.

Horacio siguió viendo las fotos y leyendo los mensajitos que el mismo había escrito, fotos en las que salía con Volkov en el auto, en la playa, en un parque, una heladería, con unos amigos, en un patrulla y muchas más con mensajes como "tus ojos no te engañan" "este día fue de los mejores" "la pasamos de puta madre" pero la última era la que más le impactó y la que lo hizo volver a la realidad.

"El de verdad te ama"
Un simple mensaje de él para si mismo. Volkov lo amaba enserio y no iba a permitir que sus problemas lo hicieran olvidar el motivo por el cual llevaba siendo feliz desde el día uno.

— Viktor... — lo llamó ahora con lágrimas en cayendo por su rostro — lo siento mucho Vik... — dijo mientras dejaba el álbum de lado para abrazar a su amor eterno — perdóname — seguía disculpándose y llorando en los brazos de este mientras que Volkov solo le correspondía y le acariciaba el cabello.

— Tranquilo solntse... no pasa nada — le habló en un tono bajo — todo esta y seguirá estando bien.

Y eso quería pensar, ambos... querían seguir pensando eso, pero lamentablemente, dos años más tarde, las cosas cambiaran y es que llegaría el día en el que Horacio no pudiese volver a recordar y sus memorias quedarían perdidas en su cabeza mientras que Volkov las seguía reviviendo para si mismo, siendo él quien miraba los álbumes de fotos para tratar de revivir esos momentos de felicidad que si bien no fueron tantos como el había deseado... ahora solo permanecerían en su memoria.

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