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El Último Adiós

Habían pasado dos semanas desde que regresaron de Londres. Semanas en las cuales Horacio había preferido permanecer en su habitación de hotel acostado en la cama, mientras que Volkov se encargaba de asegurarse de que este comiera y se duchase. Al mayor le dolía ver de esa forma tan apagada a quien era su rayo de luz, pero entendía por completo que este estaba pasando por un duelo muy difícil y complicado debido a la forma en la que se dieron las cosas. Por lo que durante esas dos semanas se había encargado de cuidar de este y encargarse al mismo tiempo de las cosas por la sede.

Sabía que Horacio necesitaba un cierre, uno de verdad. Así que luego de hablarlo con este, una noche de las tantas en las que el de cresta no podía conseguir el sueño; habían optado por hacer las cosas de manera correcta esperando que así este pudiese comenzar a sanar. Por lo que luego de preparar todo, había llegado el día, el día del funeral de Gustabo García.

— ¿Horacio? — lo llamó Volkov mientras tocaba la puerta del baño — llevas mucho tiempo ahí adentro... ¿necesitas que te ayude con algo? — preguntó pero no obtuvo respuesta — ...¿Horacio? — volvió a preguntar a la vez que dejaba caer su cabeza en la puerta y soltaba un suspiro, para él estaba siendo difícil, pues odiaba ver a Horacio y no verlo con su radiante sonrisa como de costumbre, extrañaba a su persona especial, por lo que estaba decidido a apoyarlo durante todo el proceso que este se tomase para salir de esta — ...voy a entrar ¿vale? — indicó mientras abría la puerta con lentitud y miraba hacia el suelo.

Una vez la puerta abierta, no pudo evitar escuchar los sollozos de este. Sonido que lo alertó y al mirar hacia enfrente se percató que Horacio estaba ya arreglado (a excepción de su cabello) frente al espejo del baño, con ambas manos a cada lado del lavamanos mientras que las lágrimas caían a mares por su rostro.
Volkov se acercó con cuidado a este, y comenzó a acariciarle la espalda dejándole saber que estaba ahí para él. En cuestión de segundos, Horacio ya se encontraba abrazando a este y llorando en su pecho; por lo que Volkov no dudó ni un segundo en corresponderle y abrazarlo con fuerza ya que este se estaba dejando caer hacia el suelo. El ruso no quiso ir contra corriente y descendió con cuidado al suelo con él entre sus brazos, mientras que seguía llorando y abrazándolo.

— No puedo... V no puedo... no puedo hacerlo... — repetía una y otra vez — esto... esto es demasiado para mi...

— Tranquilo... — trató de calmarlo mientras lo abrazaba con fuerza y seguía acariciando su espalda al mismo tiempo que lo acercaba más a su pecho — estoy contigo Horacio... no estás solo... estoy aquí...

— ¿Cómo se supone que haga esto? — le cuestionó alejándose lo suficiente para poder mirarlo a los ojos — ¿cómo? ... ¿cómo se supone que... que le diga adiós a una persona que ha estado conmigo... toda mi vida..?

Volkov no supo cómo contestarle en ese momento. Sus ojos se cristalizaron inevitablemente en el momento en el que estos conectaron con los bicolores de Horacio. Sentía mucha impotencia por no poder hacer más, por no poder quitarle parte de ese dolor, por no poder hacerlo feliz como él llevaba haciéndolo desde que puso un pie de vuelta en Los Santos. Quería hacer más, pero tenía que entender que lo más que podía hacer, ya lo estaba haciendo... y eso era estar para Horacio en ese momento.

Dos horas más tarde

Volkov detuvo su auto en el estacionamiento, volteó a ver a Horacio, pero este se encontraba perdido en sus pensamientos mientras que observaba un punto fijo. Luego de que este consiguiera calmarse un poco, hace unas horas cuando estaban en el suelo del baño del hotel; había ayudado a Horacio a peinar su cresta, colocarse sus zapatos y salieron cuando este se sintió capaz de poder hacerlo.

— Horacio... — lo llamó al mismo tiempo que colocaba su mano derecha en la pierna izquierda de este captando su atención — ya llegamos... cuando estés listo salimos...

Horacio asintió y recostó su cabeza hacia atrás, colocó su mano izquierda sobre la de V, que aún seguía en su pierna y este la tomó. El menor agradecía todo el apoyo que este le había brindado. Al principio se negaba a aceptarlo, pero tuvo que reconocer por las malas que solo no iba a poder continuar. Por lo que se permitió dejarse ayudar y luego de pensarlo por varios días, aceptó la idea de este de realizarle un funeral digno a su hermano...

— Bien... — volvió a hablar luego de unos minutos — creo que... creo que ya podemos... ir... — dijo mientras que con su mano libre secaba sus lágrimas.

Volkov asintió y bajó del auto para caminar hacia la puerta de este y abrirla. Una vez estaban fuera, cerró el vehículo y le tendió su mano nuevamente al menor, quien sin dudarlo la tomó.

— No me sueltes... por favor... — le pidió mientras iban caminado siendo guiado por el de cabello platinado, ya que este era el que había organizado todo.

— Nunca... — le respondió y caminaron juntos hasta acercarse al lugar.

Horacio se sorprendió, pues al llegar al lugar se encontraban allí Blake, Parker, Alanna y Gastón. Los cuatro vestidos de negro y con unos ramos de flores blancas como las que ellos llevaban. Lo que sorprendió a Horacio, ya que este pensaba que solamente serían Volkov y él.

— Les comenté lo sucedido... espero que no te moleste — comenzó a explicarle Volkov al ver la sorpresa en el rostro de Horacio — estaban preocupados por ti, fueron ellos los que me aconsejaron hacer esto y pues... querían saber cómo apoyarte.

Horacio no supo cómo reaccionar más que con lágrimas, sí, de nuevo. Se sentía extraño sentirse apoyado por tantas personas, una cosa era el apoyo de Volkov, pero otra cosa era el apoyo de sus compañeros y amigos.

Gustabo García
1988-2021
Amado Hermano

"Siempre juntos, aún después de la muerte"

Sin poder contenerse más, soltó ese llanto que había estado conteniendo mientras que sus compañeros se acercaban a este para abrazarlo. Se permitió liberarse de ese nudo que tenía en la garganta, ahora en compañía, pues tenía miedo de hacerlo en la soledad. Tanto Volkov como Alanna permanecieron junto a él abrazándolo y consolando, mientras que Blake y Parker permanecieron tras de este apoyándolo y Gastón pasaba en frente para dar comienzo a la pequeña ceremonia.

— Querido compañeros... — comenzó este — estamos aquí reunidos en la tarde de hoy para decirle adiós a Gustabo García — seguía diciendo, mientras leía de la tableta la información que Volkov le había proveído — Gustabo García fue un hombre cuya vida no fue nada fácil, tuvo muchas dificultades y obstáculos en su camino desde temprana edad, sin embargo, fueron estos los mismos que le permitieron conocer a su mejor amigo, su hermano, Horacio Pérez...

Horacio no se sentía capaz de seguir, quería permanecer fuerte y firme mientras que Gastón hablaba, pero cada vez que este narraba las vivencias por las que su hermano y él habían pasado, le costaba más mantenerse en pie. Por lo que sin mucha fuerza más, se permitió dejarse caer, esta vez siendo abrazado por Alanna y Volkov, quien como le había prometido antes, no lo iba a soltar.

— La vida es un momento fugaz — seguía diciendo Gastón, pero ahora desde el corazón — y las personas que pasan por nuestra vida lo son aún más, porque no somos capaces de darnos cuenta de ya no están más con nosotros — miró a sus compañeros — por eso debemos atesorar cada segundo, cada minuto y cada día que estemos aquí, apoyarnos y ser fuertes para seguir luchando y viviendo... por aquellos que ya no nos acompañan — volteó a mirar el ataúd — hoy no le decimos adiós a Gustabo García... hoy le decimos hasta luego... por qué allá, donde sea que esté, estoy seguro que estará esperando a que su hermano llegue con él, y le cuente todas las aventuras por las qué pasó en su maravillosa y caótica vida — Horacio río un poco por esto último y trató de calmarse mientras secaba un poco sus lágrimas — ¿alguien quiere decir unas palabras? — preguntó Gastón mirando a Horacio pero este no se sintió capaz.

— Yo quiero decir algo — tomó la palabra Volkov sorprendiendo a Horacio, quien soltó su mano para permitirle a este ponerse en frente, mientras que él se ponía en pie con la ayuda de Alanna — Gustabo fue un hombre... difícil de entender... — comenzó — nunca entendí su sentido de humor, sus ocurrencias, su personalidad... — hizo una pausa que solo él y Horacio sabían el motivo — pero si algo que me quedó claro, fue que a su forma muy peculiar, quiso y se preocupó por su hermano, mientras él mismo se lo permitió... Gustabo tenía muchos demonios dentro de sí, vivía con una lucha interna que lamentablemente sin darse cuenta, lastimaba a quienes estuviesen a su alrededor... pero era un hombre que quería ser feliz, quería tener una buena vida y esta no fue justa con él... — miró a Horacio y este asintió, pues entendía lo que Volkov quería decir — así que espero que si existe una vida después de esta... sea una en la que Gustabo García, pueda vivir en paz... — finalizó y volvió a caminar hacia Horacio.

— Gracias por esas palabras — le agradeció Horacio recibiéndolo con un abrazo que el ruso no dudó en corresponder — me... ¿me acompañas? — le preguntó y este asintió tomando su mano nuevamente.

Una vez estaban ambos en frente de sus amigos, Horacio se tomó unos segundos para tranquilizarse un poco y poder ser entendido al hablar.

— Gustabo fue... mi hermano mayor... — comenzó este tratando de no derramar más lágrimas — desde que... éramos muy niños, nosotros crecimos juntos... solo éramos él y yo... en las calles, sobreviviendo cada día... nos defendíamos, nos cuidábamos y aprendíamos juntos... siempre juntos... — con su mano libre secó las lágrimas que caían por su rostro — juntos llegamos a esta ciudad... comenzamos trabajando como unos basureros de mierda — dijo riendo al recordar esos tiempos — luego conseguimos ser cadetes en la comisaría... juntos... — miró a Volkov, pues en ese lugar fue cuando la vida tanto de ambos, como la de Gustabo, cambió por completo — mi hermano luchaba por ser mejor persona, él trataba de ser feliz, de no lastimar a nadie y combatir contra su mente... — dijo determinado, pues no tenía dudas de que así había sido hasta su último día  — lamentablemente era una batalla que no podía ganar... Pogo fue más fuerte que él y se aprovechó de su miedo por seguir haciendo daño para darle un fin a todo... — dijo dejando con la duda a sus compañeros, mientras que Volkov lo sostenía de la mano más fuerte — ... sólo espero que... en otra vida podamos volver a encontrarnos... podamos volver a ser hermanos y... tener una vida feliz desde el inicio como siempre soñamos... — finalizó y comenzó a llorar nuevamente permitiéndole a Volkov que lo abrazase.

Ambos caminaron hacia donde estaban sus compañeros, y cómo ninguno se consideraba "digno" de decir unas palabras, pues nunca lo conocieron; Parker, Blake y Gastón tomaron las palas que había a un lado y procedieron a cubrir el ataúd. Mientras tanto Horacio sentía que una parte de sí mismo se estaba quedando abajo, junto el ataúd vacío de su hermano. Le costaba el hecho de que nunca pudieron dar con su cuerpo, y también el hecho de que no se pudo despedir personalmente. Pero con el tiempo aprendería a vivir con eso, aprendería a vivir por los dos, tanto por él, como por su hermano y esa vida que siempre quiso tener. Después de todo, como decía en la lápida... siempre juntos... aún después de la muerte.

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