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El Final Que Merecemos 1/4...

|Julio 7 del 2021|

Habian pasado ya seis meses desde ese caótico dia, seis meses desde que logró escaparse junto con su madre para poder ser felices. Horacio había logrado establecerse muy lejos, en Finlandia para ser más precisos, ahí había conseguido casi todo lo que necesitaba. Habían profesionales que podían tratar la condición de su madre, un buen cardiólogo que atendiera sus problemas del corazón y una pequeña casa a las afueras de todo para que tanto él como su madre tuviesen la paz que tanto anhelaban. Pero, sin embargo, Horacio sentía que le faltaba algo, o mejor dicho alguien. Aun así, luego de tanto tiempo había comenzado a adaptarse a su nueva vida junto con su madre, el único miembro de su familia que de verdad lo amaba.

— Cielo — lo llamo Charlotte asomándose en la habitación de este — voy a hacer la cena ¿podrías buscar en el auto las verduras que compramos hace un rato?

— Claro — le respondió mientras se ponía de pie y colocaba en una mesilla una foto que había estado observando — enseguida lo traigo.

— Gracias mi niño — dijo mientras lo abrazaba al este estar frente a ella.

Mientras Horacio caminaba hacía el auto, pensaba en el progreso que había tenido su madre en el poco tiempo que había pasado. El médico de Los Santos no mentía cuando le dijo que Charlotte mostraba un progreso considerable cada vez que lo veía. Al igual que este logro estabilizar su condición del corazón, los factores de no tener el estrés constante que le provocaba el FBI, Maia, Andrés, los payasos, el no saber nada de Gustabo y todas esas cosas, había ayudado a que con ayuda del médico y los medicamentos correspondientes, pudiese vivir su dia a dia sin preocuparse por sufrir un infarto en cualquier momento.

— Joder — dijo para si mismo luego de que cogiera las bolsas y una de estas se rompiera y todas las verduras cayeran al suelo.

— Priviet — escuchó una palabra que había pensado jamás volvería a escuchar a la par que esta misma voz soltaba una risilla.

Horacio se puso de pie y volteo a ver a esta persona, después de tanto tiempo no pensó que fuese posible que volviera a verlo. Mucho menos en su nuevo hogar alejado de todo y todos los que una vez conoció.

— ¿Eres tu de verdad? — habló en un susurro mientras que sus ojos se cristalizaban y las verduras que había recogido volvían a caer al suelo junto con todas las demás. El ruso solo asintió para luego recibir al menor el cual se había abalanzado hacia este provocando que ambos cayeran al suelo haciendo que ambos soltaran una risa cálida entre algunas lágrimas.

— ¿Cómo me encontraste? — le cuestiono H mientras lo abrazaba más fuerte y seguía hecho un mar de lágrimas.

— No fue nada fácil — confesó mientras secaba las lágrimas del rostro de este — pero quería asegurarme de que nadie me siguiera una vez logre localizarte.

— Pero — seguía diciendo este mientras seguía sin poder creérselo — debo estar aluciando o algo — dijo para luego reír contagiándole nuevamente su sonrisa al ruso — nunca me contestaste, pensé que... pensé que te habías enojado y olvidado de mí.

— ¿Qué dices hombre? — le cuestiono el ruso confundido y sorprendido por esto — ¿Cómo podría enojarme contigo por hacer lo necesario para salvar a tu madre? — le respondio dejando a este confundido — la noche que te marchaste — suspiro — Alanna, Blake y Parker vinieron a la casa, yo había llegado hace no mucho y estos me contaron lo sucedido, les dije que era el momento de que se marcharan, que compraran un boleto de emergencia y se fueran de la ciudad, que yo haría lo mismo y algún dia me podría en contacto con ellos.

— ¿Entonces están bien? — le pregunto ilusionado al escuchar esto — me daba miedo que luego del desastre que deje atrás se les complicara el poder marcharse — confeso — y eso te incluía a ti.

— Lo están — le hablo dándole una paz que no sabía que necesitaba — y al igual que a ti, también se dónde están ellos.

— No tienes idea de lo feliz que me hace el que estes aquí y el saber eso — le dijo Horacio con una sonrisa mientras secaba una lágrima que había vuelto a escaparse.

— Y sobre tu mensaje — le dijo Volkov haciendo que el corazón de Horacio se acelerara — se que... se que me he de..demorado muchísimo y que — comenzó a darle vueltas al asunto — tal vez no he sido completamente sincero contigo pe.. pero la realidad y el motivo por el cual... el motivo por el cual tome la decisión de...

— Oye tu sí que no has cambiado — interrumpió Horacio riendo por el nerviosismo que este estaba presentando — muchísimo texto eh.

— De acuerdo — le respondió para luego soltar otro suspiro — Si, me gustas Horacio y es por eso por lo que estoy aquí si tu me lo permites y sigues queriendo, me gustaría que..

Nuevamente Horacio lo interrumpió y lo volvió a abrazar. Había dejado de creer en los finales felices hace muchísimo tiempo. Pero tal vez ahora, en este momento de su vida, podía comenzar a creer en ellos y a permitirse ser feliz en todos los aspectos de su vida. Tenia a su madre y ahora a Volkov, además de que gracias a este último también contaba con la ubicación de los que una vez fueron sus mejores agentes y amigos. Podía permitirse ser feliz.

— Ven — le hablo este a V mientras se ponían de pie y le tendía su mano — hay alguien que quiero presentarte — dijo para caminar de la mano de este hacia la entrada de su casa donde Charlotte había estado observando la escena enternecida al ver la felicidad en el rostro de su hijo — Mamá, hay alguien que quiero presentarte — le dijo a la mujer más importante de su vida.

— Priviet — saludo él ruso mientras le ofrecía su mano — me llamo Viktor Volkov, es un placer conocerla por fin.

— ¡Hola! — lo saludo esta con su característica alegría mientras lo abrazaba — pasa, pasa — le indicó luego de romper el abrazo y agarrarlo de la mano dirigiéndose con este hacia el interior de la casa haciendo que ambos hombres rieran, siendo la de V una mas nerviosa por la manera tan inesperada en la que esta le había recibido.

Horacio volvió hacia donde estaban las verduras que seguían en el suelo para recogerlas nuevamente. Aun con una sonrisa en su rostro pues seguía pensando que todo lo sucedido en los últimos minutos había sido uno de sus sueños mas añorados desde que se entero que su madre estaba viva y que el ruso había recuperado su memoria hace tantos meses atrás. Aceptando que después de todo, este era su momento, era su momento para ser feliz, era su momento para tener la vida que siempre había soñado y ser quien siempre quiso ser simplemente Horacio.

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