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El día de la noticia... Parte I

Horacio se encontraba patrullando con Volkov cuando recibió una llamada en anónimo.

— Conduce tu que debo atender — le dijo a V mientras bajaba del patrulla e intercambiaban asientos.

— ¿Todo bien? — le preguntó el ruso al ver que este había cambiado su semblante y dudaba si coger la llamada.

— Si... es solo que debe ser mi hermana o mi padre y pues — dijo con simpleza — no tengo muchos ánimos de hablar con ninguno. Dicho esto, Horacio tomó aire para luego soltar un suspiro y contestar la llamada — ¿Si?

Buenas tardes hermanito — se escuchó la voz de Maia del otro lado de la línea, pero a diferencia de las otras ocasiones, esta vez no estaba usando su usual tono irritante — ¿estás de servicio?

Si — respondió — me encuentro en un binomio por el norte justo ahora ¿Por qué?

Por saber cariño... — le contestó está dejándolo un poco confundido por su actitud — ¿y Volkov? ¿Estás con él?

Pregunta que ahora sí que dejó al director del FBI confundido por completo, si bien todos a su alrededor sabían que él y Volkov estaban intentando hacer que las cosas fluyeran y mantener una relación. Era igual de sabido que su familia no se preocupaba ni les importaba el ruso.

¿A qué viene la pregunta? — cuestionó ahora molesto, acción que no pasó desapercibida por su hermana y mucho menos por Volkov que a todas estas seguía conduciendo, pero atento a la conversación.

Necesito que vengan a la sede... — le dijo de manera rápida antes de que tuviese la oportunidad de cuestionarse el porqué se encontraba ahí — Es sobre un favor que te debía hace mucho y... y ya pude dar con lo que buscabas.

De inmediato el semblante de Horacio cambió por uno de ilusión — ¿Gustabo? — le preguntó haciendo que Volkov detuviese el patrulla y centrará toda su atención en Horacio  — ¿Por fin lo encontraron?

Si hermanito, pero escúchame... — trató de hablarle, pero este la interrumpió.

Vamos de camino, llegamos en 10 minutos — respondió para luego cortar la llamada y dirigirse a Volkov — Mi hermana dice que encontraron a Gus — le dijo al ruso con los ojos cristalinos y una sonrisa de esquina a esquina.

— Horacio... — Volkov quiso hablarle, pero este no se lo permitió.

— Vamos, date prisa que debemos llegar a la sede — le dijo mientras el mismo encendía el patrulla de nuevo — si no te apresuras conduciré yo mismo.

Volkov no dijo nada y se puso en marcha hacia la sede. Le encantaba ver a Horacio con tanta ilusión, y sabía de primera instancia lo mucho que el menor extrañaba a su hermano. Pero una parte de él le decía que debía prevenir a Horacio en caso de que la noticia no fuese la que él esperaba. Después de todo, había pasado mucho tiempo desde la última vez que tuvieron señales de él.

Una vez en el estacionamiento de la sede, Volkov detuvo a Horacio antes de que este pudiese bajarse del patrulla.

— ¿Qué sucede? — le preguntó el menor sorprendido y un poco molesto por la acción de este — ¿Y ahora que V?

— Horacio, creo que antes debemos hablar — propuso el ruso, pero este de inmediato negó.

— Hablaremos luego V — le dijo mientras quitaba los seguros de patrulla y bajaba de éste siendo seguido por el ruso — ¡Que voy a ver de nuevo a mi hermano!

Y con estas palabras corrió hacia la sede y entró para dirigirse hacia la sala de reuniones donde esperaba encontrarse ahí con su hermano. Mientras iba subiendo las escaleras, Volkov lo seguía muy de cerca y una parte de él se permitió sentir felicidad por Horacio. Sin embargo, seguía teniendo ese presentimiento de que no debía bajar la guardia.

— ¿Gus? — preguntó entrando a la sala para encontrarse con Maia y unos sujetos que no reconocía, pero parecían estar cubriendo el escritorio que había en la sala.

— Horacio... — le habló ahora Volkov al darse cuenta de la situación mientras que colocaba su mano en el hombro de H — creo que...

— ¿Dónde está mi hermano, Anna? — le recriminó a su hermana llamándola por su verdadero nombre mientras se acercaba a esta molesto e ignoraba a Volkov — ¿Por qué no veo a mi hermano por ninguna parte?

— Horacio cariño — le habló nuevamente esta mientras trataba de impedir que su hermano siguiese hacia adelante — escúchame primero ... — forcejeo con él, pero fue en vano.

Horacio había avanzado lo suficiente para percatarse de que en el escritorio se encontraba un ataúd con dos letras G en dorado.

— P...pe..pero... — comenzó a decir este mientras que caía al suelo de rodillas a la vez que las lágrimas caían por sus ojos — ¿Cómo...?... ¿Y..yo...no lo... ¡Todo esto es tu culpa! — le recrimino con lágrimas en sus ojos y lleno de coraje mientras se acercaba a esta — ¡Si hubieses actuado cuando te lo dije! ¡Si tan solo hubieses sido buena persona por una maldita vez en tu vida! — seguía recriminando mientras la acorralaba y los sujetos le apuntaban, pero por señas de Volkov habían bajado sus armas.

— Horacio, ven aquí... — le pidió Volkov mientras trataba de hacer que le prestara atención.

— ¡No! — le gritó con dolor e ira — ¡Mi hermano no está! ¡Lo perdí hace Dios sabe cuánto tiempo!

— Lo sé solntse, pero por favor...

— NO — gritó apartando de igual forma el brazo del ruso cuando este intentó tocarlo — ¡Déjenme, quiero estar solo! — dijo y salió corriendo de la sala.

— La próxima vez que debas darle una noticia así a Horacio — le habló rápidamente el ruso, enojado a Maia — comunícate conmigo primero porque parece ser que tampoco eres buena dando este tipo de noticias — finalizó para salir corriendo tras el menor.

Mientras tanto Horacio había llegado al estacionamiento nuevamente donde se topó con Blake y Parker los cuales habían llegado para su turno. Estos lo miraron preocupados al ver que este tenía los ojos rojos y seguía llorando mientras ingresaba a su vehículo personal.

— ¿Jefe? — lo llamo Parker confundido, pero este hizo caso omiso y arrancó su vehículo a toda marcha.

— ¡Horacio! — gritó Volkov mientras trataba de alcanzarlo, pero fue en vano — ¡Pizdiet! — maldijo mientras entraba en un patrulla y activaba las sirenas para ir tras de este.

— Volkov ¿Qué le pasa a H? — le cuestionó Blake antes de que saliera.

— Se acaba de enterar de la muerte de un familiar — explico rápido — lo siento no tengo tiempo ahora — les dijo para luego partir a toda prisa tras Horacio mientras se dejaba guiar por el GPS.

Mientras tanto, Horacio se encontraba conduciendo a toda velocidad por la ciudad mientras que las lágrimas seguían cayendo por sus ojos. Seguía atormentándose con sus pensamientos y tratando de procesar la noticia, cuando escucho la voz de V por la radio.

— Horacio — le habló con desesperación el ruso — detente por favor — suplicó — puedes tener un accidente...

— No me importa — le respondió el menor con dolor en su voz — ya no me importa nada.

— Horacio por favor no digas eso — siguió suplicando ahora preocupado mientras que comenzaban a cristalizarse sus ojos. Los recuerdos de la tragedia de hace años volvían a rondar por su mente.

— ¿Cómo... cómo se supone que me enfrenté a esto Viktor? — preguntó por la radio mientras continuaba conduciendo y notaba por el retrovisor que este lo seguía aún.

— No será fácil... — suspiro — pero me tienes a mí, apóyate en mí todo lo que necesites, como siempre lo hemos hecho ¿recuerdas? — trato de hacerlo pensar en otras cosas — los dos juntos solntse...

— Si... — comenzó a razonar el menor y volteo a mirarlo por el retrovisor de nuevo — tienes ra...

No pudo terminar, tal como Volkov temía... Horacio había volcado el vehículo justo frente a sus ojos... mientras hablaba con él... igual que años atrás, la historia se volvía a repetir...

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