Horacio ese día no había ido a trabajar a la sede, se había quedado en la mansión haciendo unos informes que se le habían acumulado en la oficina que este y Viktor tenían allá.

Volkov por su parte había estado teniendo un turno nocturno durante la semana y al no ser la primera vez ya Horacio se podía decir que estaba acostumbrado. Sin embargo, las cosas habían cambiado un poco desde que se hicieron una pareja oficialmente, tanto así que el menor por alguna razón había comenzado a preocuparse más de lo que ya lo hacía por su ruso.

— Dios... que sueño... — dijo para si mismo mientras bajaba las escaleras e ingresaba a la cocina para rellenar su taza de café.

Si bien no era de sus bebidas favoritas, se había convertido en una necesidad para momentos como ese en el que tenía que trabajar hasta tarde o esperar a que Volkov regresase a la casa. Pensamiento que lo llevo a ver el reloj que habían colocado en la cocina y fue cuando se percató de la hora que era. Dudando de lo que sus ojos veían saco el móvil de su bolsillo para corroborar y efectivamente, eran las 3:57 de la madrugada. Por lo que de inmediato marco el número de su querido novio el cual no se demoró mucho en responder.

— Priviet, cariño — lo saludo este del otro lado mientras iba en el patrulla aún con Blake y Nina quienes abrieron sus ojos sorprendidos pero permanecieron en silencio.

— ¿Cómo que priviet? — le preguntó un poco enojado tratando de imitar el acento de este, acción que solo hizo a Volkov soltar una pequeña risa — ¿Esta todo bien? ¿porqué no haz llegado? Ya es muy tarde... — comenzó a decirle en un tono más tranquilo mientras que caminaba hacia el sofá y tomaba asiento junto a Mika la cual se encontraba descansando pero al ver a su otro dueño se trepó sobre este — Mika te extraña...

— ¿Seguro que es Mika? — le preguntó olvidándose por completo de que seguía con sus compañeros e inconscientemente cambiando el rumbo hacia su hogar — todo esta bien, solo que ya sabes cómo es esto... se complicaron las cosas y no me percaté de la hora que era.

Mientras tanto Blake y Nina trataban de hablarse entre señas y con la mirada aún sin creer su nuevo descubrimiento.

— ¿Y en cuento llegas? — le preguntó Horacio mientras acariciaba el pelaje de la felina — porque me estoy comenzado a quedar dormido y con lo loca que está la ciudad... la verdad es que no me gustaría acostarme y que algo malo te pases mientras tanto...

— Ya estoy llegando, querido — le respondió con una pequeña sonrisa mientras se acercaba a la mansión. Momento justo en el que Blake reconoció el lugar y su emoción incrementó — de hecho... estoy en el portón ¿me abres? — dijo mientras frenaba el patrulla y recibía una afirmación para luego terminar la llamada.

— Volkov... — comenzó a decir Blake aún sin estar completo del todo a pesar de lo obvio.

— Bueno — lo interrumpió y volteó a mirar a ambos compañeros — Blake, Williams, voy a realizar mi 10-10 que ya es muy tarde y me están reclamando, les recomiendo que hagan lo mismo y nos veremos mañana en la sede — explico mientras se retiraba el cinturón y se bajaba del patrulla al igual que sus compañeros para cambiar de lugares.

— 10-4 subdirector — respondió Nina con temor de hacer su siguiente pregunta — ¿no cree que el director se tome a mal el que haga su 10-10 sin salir de servicio?

— No se preocupe por eso Williams — dijo el ruso con una sonrisa mientras se despedía de Blake y señalaba hacia la puerta de su casa — el mismo me solicitó en casa.

Respondió aún sonriendo mientras que cruzaba el portón e iba hacia la puerta de su casa donde Horacio lo esperaba con los brazos abiertos con un pantalón de dormir, descalzo y sin camiseta y toda su cresta despeinada. Tanto Blake como Nina no pudieron evitar sonreír cuando vieron a sus jefes abrazarse y saludarse con un beso en los labios para luego ingresar en la casa juntos. Sin más que decir ambos ingresaron en el patrulla y partieron rumbo hacia las dependencias federales.

— Creo que mañana Blake te estará esperando en la cafetería de la sede con un café para que le cuentes todo — le dijo Volkov a Horacio haciéndolo reír.

— Eso seguro... — respondió de igual forma para luego voltear a ver a este nuevamente colocar sus manos alrededor del cuello de V — te extrañe... y... es muy tarde Viktor...

— Lo siento — se disculpó dándole un beso en la frente — prometo estar más atento al reloj de ahora en adelante.

— Muy bien — le dijo H con una sonrisa y apretándose un poco pero con sus manos aún alrededor del cuello de este — porque me niego a irme a dormir sin mi besito de buenas noches.

Sentenció haciendo reír al ruso para luego tomarlo de la mano y subir las escaleras hacia la habitación. 15 minutos más tarde, Volkov ya se había dado un baño y estaba entrando en la cama donde Horacio lo esperaba para poder descansar juntos, en los brazos del otro como ya se habían acostumbrado. Pero lo más importante, recibiendo su besito de buenas noches.

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