Ubbe
*One-Shot relacionado con el anterior. (Hvitserk)
Kaira esperaba hace unos minutos que las embarcaciones llegarán al puerto de Kattegat. Su ansiedad se presentó con rapidez cuando escuchó por los habitantes del pueblo las llegadas de los barcos. Su corazón empezó a latir con velocidad al momento de imaginar la llegada de Hvitserk. Extraña absolutamente todo de él. Desde su sonrisa cálida hasta los abrazos de medianoche que realizaba medio dormido en busca de su cuerpo.
La esposa de Bjorn estaba a su lado, e igualmente ansiosa por la llegada de su esposo, pero ambas se decepcionaron cuando vieron a un Ragnarsson saliendo de los botes. Ubbe camino hacia ellas con su bolso en sus manos. Su rostro no era de felicidad.
El corazón de Kaira se detuvo al pensar en la muerte de su futuro esposo.
Bjorn volvió al meditarraneo. - Añadió Ubbe observando a Torvi. La escudera de Lagertha asintió con su cabeza para retirarse en silencio.
¿Y Hvitserk? - preguntó Kaira a Ubbe atormentada por el silencio de Ubbe. - ¿El murió? - La voz de la curandera tembló ante esas palabras, pero el hijo mayor de Ragnar y Aslaug negó con su cabeza rápidamente.
Decidió quedarse en Inglaterra con Ivar. - Y aquellas palabras atormentarian a la curandera por varias noches en su vida cuestionando si su amor era insuficiente para los hombres.
Las semanas pasaron con rapidez. La pena y el dolor de Kaira no dejó que la dominaran, ella siguió con su trabajo con su vida como si Hvitserk no hubiera existido jamás. Ubbe la visitaba con regularidad. Ambos se acercaron por el dolor común que había causado la ausencia de su Ragnarsson favorito.
Kaira preparaba infusiones lunares en su casa con tranquilidad. Cocinar sus hierbas era el único momento en su vida que no pensaba en Hvitserk. Al terminar coloco cada pócima en su canasta para salir a luz de la noche para el ritual que realizaba afueras de Kattegat.
La luna alumbraba el cuerpo de Kaira mostrando la belleza que poseía. La bella curandera armó una tienda con telas transparentes para dejar que las pócimas absorbieran la magia de la luna.
Esa oscura enfermedad, que llaman melancolía, me trajo a la soledad a verte, luna sombría. Ya seas amante doncella, ya informe, negro montón de tierra que en forma bella nos convierte la ilusión. Ni a sorprender tus amores mis tristes ojos vinieron ni a saber si esos fulgores son tuyos o te los dieron.
Ni a mí me importa que esté tu luz viva o desmayada, ni cuando te miro sé si eres roja o plateada. Yo busco tu compañía porque al fin, muda beldad, es tu amistad menos fría que otra cualquiera amistad.
Bramaba Kaira observando la luz de la luna. Amaba preparar las infusiones, pero sus pócimas lunares eran mágicas. La curandera estaba concentrada en sus oraciones hasta que la voz de alguien la interrumpió.
Máni debe estar dichoso escuchándote. - Las pocimas de Kaira no eran las únicas con magia. La voz de Ubbe era enigmática.
¿Qué haces aquí? - preguntó Kaira girando su rostro para observar a Ubbe entre los arbustos. La incomodidad de la curandera crecía al sentir el aire en su cuerpo desnudo.
Caminando, hasta que te escuche. - Respondió Ubbe sin moverse. Observaba a Kaira a través de las telas de su tienda. - ¿Estás bien? - Preguntó el mayor del hijo de Ragnar y Aslaug.
Si, pero estoy desnuda. - Confesó Kaira tratando de tapar su cuerpo con sus manos.
A mi no me molesta. - Expreso Ubbe divertido. Kaira no pudo evitar soltar una risa por las palabras del Ragnarsson.
A mí tampoco me molestaría si fueras tú el que estuviera desnudo. - Comentó Kaira observando entre los arbustos. Las palabras de Kaira fueron escuchadas, porque Ubbe se empezó a desnudar de inmediato al escucharla. Se acercó lentamente a la tienda de la curandera esperando el rechazo por parte de ella, pero Kaira no musitó palabra alguna. No había visto un cuerpo masculino por varios meses.
Kaira...- Susurro Ubbe el nombre de la pareja de su hermano. Desde que llegó a Kattegat Ubbe no pudo evitar verla diferente. La curandera era bella, amable, divertida, pero sobre todo fiel a Lagertha. Esa cualidad la odiaba y admiraba de ella. - No sé que hago, pero necesito hacerlo. - Musito Ubbe entrando a la tienda de Kaira para recostarla y colocarse encima de ella. Al momento que sus cuerpos se tocaron sus respiraciones se descontrolaron.
Aun amo a Hvitserk. - Confesó en voz baja la curandera sin dejar de observar los brillantes ojos azules de Ubbe.
Lo sé. - Respondió el hijo de Ragnar abriendo las piernas de la curandera para posarse entre ellas. Kaira no se negó, no rechazó el tacto. Incluso abrió aún más su piernas y recibió con gratitud los labios carnosos de su fiel amigo.
Ubbe Ragnarsson la poseyó con pasión. No dejaba de tocarla, de besarla y de penetrarla incontable número de veces, Dejando exhausta a la bella curandera que no podía dejar de gemir el nombre de Ubbe. Hicieron el amor dos veces debajo del brillo de la luna, con los ruidos de los animales a su alrededor y los dioses de testigos.
El amor de Ubbe era diferente. Era un hombre maduro, cauto y amable en su vida diaria. Kaira llegó a amarlo en poco tiempo de estar con él. Era imposible no caer en los brazos de un Ragnarsson.
¿Estás bien? - Le pregunto Ubbe a Kaira una noche en la casa de la curandera.
Si. - Respondió Kaira sin dejar de mirar el fuego de la fogata. La noche era fría y el fuego era su compañía en cada noche. Ubbe se sentó a su lado para contemplarla. - Pensaba en Hvitserk. - Kaira giró su rostro para observar la reacción de Ubbe, pero el Ragnarsson solo siguió observándola. - Quisiera saber el porque no volvió. Lo siento si el tema te incomoda...
No. - Negó con rapidez Ubbe interrumpiendola. - Yo también quisiera saber el porque decidió quedarse con Ivar. - Añadió el Ragnarsson con su ceño fruncido. - Creí que eramos inseparables.
Lo eran. - Respondió Kaira recordando las miles de noches que compartieron los tres alrededor de una fogata bebiendo y comiendo. - Supongo que no somos suficiente para él. - La curandera se encogió de hombros quitándole importancia al tema, pero Ubbe no deja observarla. Kaira juraba que algunas veces Ubbe era capaz de leer su mente por la forma que la miraba.
Eres suficiente para mi. - Confesó Ubbe en voz baja tomando la mano de la curandera. Kaira no respondió solo apoyó su cabeza en el hombro del Ragnarsson para sentir la calidez que transmitia su cuerpo. Ubbe Ragnarsson no había sido su primera elección, pero debía admitir que se estaba ganando su corazón cada día.
La vida de la nueva pareja cambió cuando Ivar y Hvitserk se aliaron con el Rey Harald para conquistar Kattegat. La tranquilidad se esfumó tan rápido que nadie imaginó la guerra que se avecinaba.
Kaira y Ubbe se plantaron con fidelidad al lado de Lagertha y Bjorn. La guerra deberían ganarla, si querían un poco de paz para ellos.
¿Matarás a Hvitserk? - Le preguntó Kaira cuando Ubbe colocaba sus armas en su cinturón para salir con el ejército de Lagertha. Ubbe no respondió, por lo cual la curandera insistió. -¿Lo harás?
No tocaré a Hvitserk. Sé que lo amas. - Agrego Ubbe sin mirar a la curandera. Kaira se acercó para tomar el rostro del hombre que la había acompañado durante meses.
Te amo a ti. - Puntualizó Kaira con seguridad. - Te elijo a ti. - Ubbe no respondió solo sonrió para besar a la mujer que tenía al frente. No quería decir que no confiaba en sus palabras, que él sabía que aún amaba a su hermano, pero no quería perturbarla. La guerra era suficiente problema en sus vidas.
La guerra la perdieron contra Ivar y Hvitserk. Kaira debió abandonar sus tierras para escapar junto a Ubbe a tierras sajonas. La palabra del obispo Heahmund era lo único que tenían a su favor para su estancia en Inglaterra. Y así fue, gracias a las palabras del obispo el grupo de vikingo logró establecerse en ese lugar por un tiempo.
El Rey Alfred te tiene gran estima. - Comentó Kaira una noche en la habitación que el Rey de Wessex les había dado.
Y yo a él. - Respondió Ubbe sacandose la ropa para acostarse al lado de su mujer.
Serías un gran Rey. - Añadió Kaira acostándose en el torso de Ubbe. -Tienes las mejores cualidades de Ragnar, según Lagertha. Pero dudo que hubiera otro hombre como tú...
¿Te casarías conmigo? - Interrumpió Ubbe cuando la escuchaba. Kaira se quedó muda ante esa pregunta, levantó su cabeza para mirar el rostro del Ragnarsson quien permanecía con rostro sereno.
Si. - Susurro Kaira con rapidez sin creer su propia respuesta. Ella se había negado la primera vez que Hvitserk se lo pidió, pero Ubbe era diferente. Ubbe Ragnarsson le entregaba estabilidad. - Acepto casarme contigo.
Kaira y Ubbe unieron su vida bajo la ley cristiana y vikinga. Ambos fueron bautizados por orden del Rey Alfred, pero ellos seguían adorando a Odin como su Dios supremo. Los nuevos esposos radiaban felicidad. El amor de ellos no tenía rastros del nombre de Hvitserk.
Deberíamos irnos. - Confesó Ubbe cuando cenaban en soledad. Kaira dejó de comer instantáneamente al escucharlo. La curandera estaba tranquila en Wessex. Nada ni nadie atormentaba su matrimonio.
¿Por qué? - Preguntó la curandera recelosa ante las palabras de Ubbe.
Quiero volver a casa con mis dioses. - Respondió Ubbe con simpleza.
Kattegat es de Ivar. - Añadió la curandera confundida- ¿Quieres estar debajo del mando de Ivar?
Bjorn ya debe estar reuniendo su ejército. El volverá a conquistar Kattegat. - Puntualizó Ubbe con tranquilidad. - No puedo seguir aquí.
Haré lo que digas. - Recalco la curandera para seguir comiendo, pero Ubbe se quedó mirándola.
Tienes que comprenderme. - Suplico Ubbe.
Ubbe, soy tu esposa. - Le recordó la curandera con suavidad. - Iré donde quieras. No me moveré de tu lado. - En el rostro de Ubbe apareció una bella sonrisa que cautivo a Kaira. - Iremos casa.
El viaje transcurrió con rapidez. Los esposos viajaron junto a Lagertha quien apareció en el último momento de su vida en Inglaterra. A la curandera le dificulto ver a su reina en ese cuerpo de mujer cansado. Lagertha había sufrido demasiado por la muerte de Heahmund, dejando huellas imborrables.
¿Estás nerviosa? - preguntó Lagertha a Kaira.
Si. - Respondió Kaira sin dejar de mirar al horizonte. El Rey Alfred les había proporcionado excelentes embarcaciones para su viaje de regreso.
¿Por qué? - Quiso saber Lagertha.
Tengo miedo de encontrar a Hvitserk. - Confesó Kaira girando su rostro para mirar a su reina. - Hay momentos en los que siento que estoy engañando a Hvitserk con Ubbe.
Estás casada con Ubbe. - Le recordó su reina con su ceño fruncido por sus palabras.
Lo sé. – Respondió Kaira molesta por ese comentario. - Amo a Ubbe, pero tengo miedo de la respuesta de mi cuerpo al ver a Hvitserk.
Solo lo sabrás cuando lo veas. - Aclaro Lagertha. - Quizás esté muerto. - Añadió Lagertha con tranquilidad, pero a Kaira no le entregó serenidad. Prefería mil veces a Hvitserk vivo.
Los esposos arribaron a Kattegat en el momento que la batalla había finalizado. Ubbe observaba el escudo de Bjorn en los guerreros que estaban de pie. Su hermano mayor había ganado la guerra. Bjorn había recuperado Kattegat de la maldad de Ivar. Ambos caminaron a la ciudad y todos los guerreros identificaron a Ubbe Ragnarsson abriéndole el paso.
Bjorn estaba acompañado por Gunnhild y Hvitserk a su lado. Kaira se quedó estoica en el lugar observando a su ex amante. Observó como Ubbe se acercaba para abrazar a su hermano mayor. Ellos habían luchado codo a codo contra Ivar. Ubbe sabía lo que significaba la victoria de Bjorn.
¡Viva el Rey Bjorn! - Bramo Lagertha llegando donde estaba su hijo. Kaira escuchó las voces de los guerreros celebrando al nuevo rey de Kattegat, para luego desaparecer entre la multitud.
Kaira se enfocó en atender a los heridos de la batalla. Los cuido, los sanó a todos de ellos. Evitando las voces de Lagertha y Torvi. No quería hablar, ni enfrentar a nadie.
Te estaba buscando. - Kaira cerró los ojos al escuchar la voz de Hvitserk. Para ella fue un deleite que duró un segundo. - Quiero hablar contigo.
Estoy trabajando. - Añadió la curandera sin mirarlo atendiendo a los guerreros.
Kaira...me equivoque al elegir a Ivar. - Comunicó Hvitserk sin importarle su negativa. - Quería encontrar la gloria. Pensé que la gloria estaba al lado de mi hermano menor. Quería que estuvieras orgullosa de mí...
¡Callate! - Bramo la curandera enfrentando a su ex amante. Quedaron cerca uno del otro, incluso sus alientos se mezclaban de la cercanía que estaban. - Elegiste. Al igual que yo.
¿Qué significa eso? - Pregunto Hvitserk con su ceño fruncido.
Kaira. - La voz de Ubbe se hizo presente en el lugar llamándola. La curandera se alejó de su ex amante para acercarse a Ubbe. - ¿Estás bien? - Kaira asintió con su cabeza para besarle su mejilla, dejando en claro a quién le pertenecía. La curandera no esperó respuesta por parte de Hvitserk se alejó con rapidez evitando escuchar la discusión entre ellos.
Kaira la curandera evitó todos los días la presencia de Hvitserk, aunque era difícil porque los hermanos frecuentaban el comedor principal seguidamente. No quería mirar a su pareja anterior, porque en el fondo se sentía culpable. Hvitserk se estaba perdiendo. Entró al mundo de las drogas para desaparecer entre esas sustancias. Pero un día la curandera no pudo evitarlo. Hvitserk estaba recostado en el frío suelo desmayado por las drogas.
Kaire lo despertó para llevarlo a su casa. Hvitserk casi sin fuerza agradeció la ayuda. La curandera lo baño, lo alimentó y lo cuido por varias horas hasta que Ubbe se hizo presente.
Lo estaba buscando. - Comentó Ubbe cuando entró a la casa. -¿Estará bien?
Si. - Respondió Kaira observando el cuerpo de Hvitserk dormido en su cama. - Pero volverá a drogarse.
Kaira...- Hvitserk musito con voz áspera el nombre de la curandera. Ubbe decidió retirarse del lugar para dejarlos solos.
Estaré en el comedor principal. -Kaira observó cómo el cuerpo de su esposo desapareció de su vista. A veces Kaira no entendía el actuar de su esposo.
Estoy aquí. - Susurro Kaira acercándose al cuerpo de Hvitserk quien abría sus ojos con lentitud.
¿Qué sucedió? - preguntó Hvitserk sentándose en la cama.
Creo que lo sabes. - Comentó Kaira sentándose a la orillas de la cama lejos de la calidez del cuerpo de Hvitserk. Su ex amante no respondió, pero no quitó la mirada en ella.
Estas hermosa. - Confesó Hvitserk sin evitarlo. - Te extraño.
Yo también. - Sé sincero Kaira con tranquilidad. Hvitserk sonrió con pesar.
Me equivoque. - Añadió el hijo de Ragnar con pesar. - Quería ser un gran hombre para ti.
Ya eras un gran hombre para mí. - Interrumpió Kaira con su ceño fruncido. - Nunca entendiste mi amor hacia ti. No quería nada, no quería poder ni dinero. Te quería a ti. Mi felicidad era estar a tu lado.
Era...- añadió Hvitserk con voz triste. Kaira asintió con su cabeza.
Nunca pedí más. Solo te quería a ti. - Expreso Kaira observando los ojos tristes de Hvitserk.
Pensé que me esperarías. -Manifestó Hvitserk acomodándose en la cama.
No seas injusto. -Clamó la curandera con enojo levantándose de la cama. - Te esperé por meses. Pero jamás llegaste.
Y saltaste a los brazos de mi hermano. -Bramo Hvitserk sintiendo como la rabia empezaba a dominarlo.
No fue así. - Exclamó Kaira con su ceño fruncido. - No estuviste aquí. No sabes de lo que hablas.
¿Acaso tenemos el mismo sabor? - Pregunto con burla Hvitserk levantándose de la cama.
No. - Respondió la curandera con rostro severo. - Ubbe es más dulce. - Hvitserk río por la respuesta de Kaira, pero era una risa oscura. Hvisterk reconoció la sinceridad en las palabras de su curandera.
Kaira. - Hvitserk se acercó con lentitud a la curandera para acariciar suavemente la mejilla de ella. Kaira no se alejó. Disfruto el tacto. - Lo arruine.
Es el destino. - Afirmó la curandera sin moverse del tacto de Hvitserk. - Debemos confiar en los dioses.
Aún podríamos estar juntos. -Manifestó Hvitserk agarrando el rostro de Kaira con sus manos. - Ragnar y Lagertha se separaron después de años...
No sucederá. - Interrumpió Kaira con rapidez.
Sé que aún me amas. - Aclaro Hvitserk con seguridad en sus palabras.
Te equivocas. - Añadió Kaira sin alejarse de él.
No lo hago. No puedes alejarte de mí, de mi tacto. - Musito Hvitserk acercando sus labios a los de la curandera, pero antes de tocarlos Kaira colocó sus manos en el torso del Ragnarsson para detenerlo. Y las siguientes palabras quedarían grabadas en la mente de Kaira y Hvitserk.
Amo a Ubbe. - Confesó Kaira en voz baja. - Más de lo que te ame a ti.
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Kaira no volvió a ver Hvitserk después de ese día. Las drogas los consumieron al punto de asesinar Lagertha confundiéndola con Ivar. La vida de su Ragnarsson favorito se alejó de su destino cuando fue exiliado de Kattegat. Kaira dudó por unos momentos en correr en la búsqueda de Hvitserk, pero los movimientos del hijo de Ubbe en su vientre la detuvieron. Debía olvidar al hombre que había marcado su vida en el amor y el desamor.
Ubbe y Kaira viajaron lejos de Kattegat para encontrar nuevas tierras. Ubbe quería encontrar a Floki y cumplir el sueño de Ragnar. Y así fue. Ubbe Ragnarsson descubrió nuevos horizontes al lado de su esposa y con el hijo de ambos en sus brazos.
Jamás volvieron a ver a Hvitserk Ragnarsson.
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