Ivar Part 2
Ivar entro a la casa de aquella mujer con inseguridad, aunque trato de que no se notara en sus movimientos, ni en su voz. Pensó en pedirle ayuda a su hermano Ubbe, pero descarto la idea con rapidez. Incluso pensó en pedirle ayuda a Eira, pero ella no se encontraba en Kattegat. Así que en silencio en su habitación espero ansiosamente que llegara la noche. Al llegar vio lo que mas le gustaba, ver a Astrid desnuda.
Siéntate. – Le indico Astrid con dureza. Ivar iba reprochar su actitud, odiaba que le hablaran de esa manera. Pero al verla desnuda, su idea de reprocharle su actitud se esfumo. Quizás podía obedecer algunas ordenes, si venia de ella desnuda. Ivar se sentó intranquilo, no sabia que hacer o decir. Lo único que sabia era masturbarse, y dudaba que ese conocimiento le sirviera en este momento. – Es tu primera vez – Astrid le comento, pero Ivar pensó que preguntaba, así que respondió con una mentira.
No. – Ivar Respondió secamente. La mujer sonrió por la mentira de él. Porque sabia como identificar la mentira de un hombre.
Sácate la ropa- Le ordeno nuevamente Astrid y ahora Ivar no pudo dejarlo pasar.
Tu no me ordenas, mujer insignificante. – Le reprocho Ivar con tono de enojo. La sonrisa de la mujer se agrando aun más.
Me excita cuando hablas de esa manera. - Ivar se callo al escucharle. Jamás espero esa respuesta, estaba seguro de que esa mujer se iría indignada, al momento de decirle insignificante. Ivar quiso levantarse y colocar esa mujer en contra la pared para penetrarla sin cesar, pero miro sus piernas y su excitación y su deseo se empezaron a pagar. – No me interesan tus piernas. – Le dijo la mujer al darse cuenta la mirada del príncipe. – Deseo acostarme contigo. Y no espero que seas delicado.
Ven. – Le ordeno Ivar. La mujer siguió la orden, sin dudarlo. – Ni siquiera pensé en ser delicado. Acércate más. – Ivar al estar sentado, quedo a la altura de la cintura de la mujer. Levanto una pierna de ella, a sus piernas. Y vio la intimidad de ella, aunque no era la primera vez que la veía, pero si la primera vez que la veía tan de cerca. Unos vellos rubios cubrían su cavidad, y Ivar sin dudarlo lamio su parte intima. No sabía que hacer cuando entro, pero todo lo que paso fue con naturalidad. Lamio y beso la vagina de la mujer. El lamio tanto su vagina hasta que su lengua se cansó. Escuchar gemir de esa manera a Astrid, fue glorioso y se juro que siempre iba preferir el placer de ella.
Para. – Le hablo Astrid entre gemidos, sus piernas estaban perdiendo su fuerza. En cualquier momento iba a caer. Ivar no paro al escucharla siguió lamiendo, y besando su intimidad hasta el punto de que la mujer perdió la fuerza y sus piernas se debilitaron haciéndola caer. Ivar la agarro con fuerza, mientras ella recuperaba el aliento. – No obedeciste. – Le comento Astrid con una pequeña sonrisa en su rostro.
No. – Ivar se acerco para besarla, un beso húmedo y sincero. Había sido la mejor noche de su vida. Ivar se iba a levantar para irse, pero la mujer lo detuvo.
Deseo sentirte. – Le indico Astrid para acostarse en su cama.
No estoy seguro de poder hacerlo. – Le indico Ivar con sinceridad. No quería desilusionar aquella mujer.
Ven, tengo una idea. – La mujer agarro de la mano a Ivar y lo recostó en la cama por unos segundos. Astrid desapareció de la casa en busca de algo. Ivar espero pacientemente, hasta que la vio llegar con una gallina debajo de su brazo. – Quédate quieto. – Le indico Astrid al príncipe, cuando agarro un cuchillo, ella se puso arriba de Ivar con en el animal en sus manos.
Freya Diosa de la pasión ardiente, Bendíceme con tu gracia. De ser una persona de valor a los ojos de los dioses, los ojos de mis antepasados y de mí misma. Puedo irradiar y transformar todo lo que encuentro. – Astrid Coloco el cuchillo en el cuello de la gallina, cuyo animal estaba tranquilo en sus manos. - Bendíceme por las llamas del amor, concédeme el poder de tu magia y que nunca termine nuestra pasión. Este es mi rezo del día, oh gran y poderosa diosa. Que puedo reflejar tu presencia a lo largo de mi día. A cambio de tu ayuda, te alabaré siempre. Alabada sea Freya, brillante diosa de oro. Te alabaré siempre. – Y Astrid paso el cuchillo alrededor del animal, matándolo de inmediato. Ivar miraba embobado aquella mujer, como la sangre corría de aquel animal, manchando el cuerpo de el y de ella. Y su pene se levantó aún mas con Astrid, que el momento que compartió con Eira. Ivar se bajó en pantalón para clavar su virilidad en la intimidad de la mujer, con rapidez y dureza.
Oh, Freya. – Empezó murmurar Astrid al sentir la dureza del pene del príncipe de Kattegat. Ivar al escucharla empezó a moverse con más rapidez, sincronizándose con los movimientos de Astrid. Hasta que la mujer tomo las riendas de los movimientos, y del momento. Ambos estallaron de placer en el mismo momento.
Mi freya. – Ivar susurro en el cabello de la mujer, al momento de caer a su lado por el cansancio. Y fue en ese día, que Ivar el deshuesado había perdido su virginidad. Y aquello se iba a volver a repetir varias veces, hasta que las Valkirias llegaran a llevarse a ambos.
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Astrid es un personaje de mi historia Eir's Amulet. Si les interesa como termina la historia de ellos, no duden en entrar a mi perfil. Saludos a todos los que paseen a leer.
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