Convencer a su padre de dejarlos ir a relajarse a la casa de campo no fue difícil, su madre ni siquiera se interesó en el asunto y su padre siempre cumplía sus caprichos. Pero el hecho de que el personal se encontraba de vacaciones esa semana fue un golpe de suerte para Valerio en su plan de reconquista, año y medio en Chile le habían dejado el camino libre a Guzmán, y lo peor de todo, su hermanita no estaba dispuesta a terminarle al castaño ni mucho menos serle infiel. Valerio sabía que debía hacer algo, y ese viaje sería una jugada maravillosa.

- ¿Qué mierda crees que haces? –Lu alterada

- Oh vamos, no seas quejica – Val sirviéndose la mitad de la comida de la mexicana en su plato

- Llevo dos horas cocinando y tu pendejo vienes de la nada a pedir un 50 por ciento- Lu

- Tengo hambre – Val

- Pídete una pizza –Lu

- Tardaría mucho en llegar –Val

- No es mi problema – Lu

- Vamos hermanita, siempre compartimos muy bien – Val

- Ya no somos unos niños Valerio, no comemos del mismo plato, ya no jugamos juntos ni dormimos juntos.

- El último punto podría arreglarse – Val acercándose hasta quedar muy cerca de ella

- No gracias, tengo novio, no me hace falta- Lu

- ¿Guzmán? Ese idiota no te merece – Val

- Espero que lo que detecto sean solo celos de hermano, porque no te queda el papel de despechado querido – Lu

- ¿Quién esta despechado o celoso aquí? – Val

- Tu – Lu

- No eres tan importante Lucrecia Montesinos –Val salvaguardando su dignidad como hombre y picándola, para probar suerte con la psicología inversa.

- ¿Ah no? – Lu

- No, eres mi hermana favorita, no te lo voy a negar, pero... –Val se quedó en el "pero", a la mexicana no le gustaba que la desestimaran, haría que el chileno se tragara cada una de sus palabras y lo disfrutaría.

- ¿Qué estás haciendo? –Val al ver que su media hermana se subía lentamente a su regazo y le rodeaba el cuello

- Yo nada, te noto tenso cari – Lu

- Lu... -Val nervioso

- Relájate – Lu pasando sus manos por los hombros del chico, para luego bajar sus manos hasta sus abdominales.

- Lu... yo –Val, el chileno estaba embobado, había perdido la ilación de sus pensamientos, solo intentaba ocultar su creciente excitación de la mexicana.

- Vamos, sigue diciendo lo poco importante que soy en tu vida, te reto –Lu susurrando en el oído del chileno, mordiéndole el lóbulo de la oreja para luego besar el cuello del pelinegro.

El chileno había perdido, solo atino a sujetar la cintura de la mexicana, y suspirar pesadamente intentando no emitir ningún sonido comprometedor, esto era justo lo que quería, pero en ese momento se sentía intimidado por la morena en su regazo.

Una vez que ella abandono su cuello se acercó a milímetros de sus labios

- No vuelvas a mentirme tan descaradamente en la cara –Lu rozando los labios de chileno, pero antes de que llegasen a besarse se levantó de súbito y camino fuera de la cocina.

- Se me fue el hambre, todo tuyo –Lu

Y termino por salir de la estancia, dejando al chileno y su amiguito con ganas de más.

- Eres cruel hermanita, pero esta no se quedara así – Val disponiéndose a comer, pues al menos el, seguía teniendo hambre y no solo de la ensalada.