
🧡 15. MIGUEL ANGEL 🧡
Era una noche típica en Nueva York. El cielo estaba encapotado, y las calles vacías se llenaban de ecos lejanos. Mikey corría por los techos junto a sus hermanos, buscando rastros del Kraang, quienes, como siempre, estaban tramando algo. Sin embargo, lo que encontraron fue más de lo que esperaban.
En un callejón, un grupo de robots Kraang disparaban sus rayos láser mientras alguien les hacía frente. La figura ágil y precisa se movía con destreza, eliminando a los enemigos uno a uno. Sus movimientos eran tan calculados y eficientes que Mikey se quedó boquiabierto.
—¡Wow! ¿Quién es esa? ¡Es como una ninja de película! —dijo Mikey, con los ojos brillando de emoción.
—Concéntrate, Mikey —gruñó Raph, sacando sus sais—. No sabemos si es amiga o enemiga.
Mikey ignoró a Raph y saltó al combate con su característico entusiasmo. —¡Buyakasha! ¡Mikey al rescate!
La figura, una chica con una máscara negra y cabello que caía en mechones rebeldes alrededor de su rostro, giró al escuchar el grito. En el instante en que Mikey aterrizó cerca de ella, ella lo miró con el ceño fruncido.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó T/N con tono serio, bloqueando un ataque sin esfuerzo—. Esto no es un juego.
Mikey, con su característico nunchaku girando en sus manos, sonrió ampliamente. —¡Claro que no es un juego! Es una gran aventura!
—¿Aventura? —repitió T/N, incrédula, mientras esquivaba otro disparo—. Esto es una misión. Y no necesito ayuda.
—¡Pero todos necesitamos ayuda a veces! —insistió Mikey, golpeando a un Kraang y dándole un giro acrobático innecesario solo para impresionar—. Además, ¿qué clase de héroe sería si no ayudara?
T/N rodó los ojos. —Un héroe eficiente.
A pesar de su irritación, no pudo evitar notar que, a su manera, Mikey era efectivo, aunque caótico. Sin embargo, su enfoque despreocupado chocaba directamente con el suyo.
—Tienes que tomarte esto en serio —le dijo mientras derribaba a otro Kraang con una patada precisa—. ¿Acaso no entiendes lo peligroso que es esto?
Mikey, sin dejar de sonreír, respondió mientras bloqueaba un rayo. —Lo entiendo, pero también sé que si dejamos que el miedo o la seriedad nos controlen, dejamos de disfrutar lo que hacemos.
Por un momento, T/N se quedó en silencio, desconcertada por su respuesta. ¿Cómo podía alguien tan despreocupado estar tan seguro de sí mismo?
Los Kraang comenzaron a retirarse, y el combate terminó. Mientras Mikey giraba sus nunchakus con orgullo, T/N lo miró fijamente.
—Eres... diferente —admitió finalmente, cruzándose de brazos—. Pero supongo que cumpliste tu trabajo.
—¡Gracias! —respondió Mikey, radiante—. ¿Eso significa que ahora somos amigos?
T/N arqueó una ceja. —No trabajo en equipo.
Mikey inclinó la cabeza, sin dejar que la respuesta lo desanimara. —Bueno, entonces trabajaremos en eso. No te preocupes, ¡soy el mejor haciendo amigos!
T/N suspiró y comenzó a alejarse, pero no sin antes mirar por encima del hombro. —No me sigas.
Mikey sonrió y murmuró para sí mismo: —Demasiado tarde, ninja solitaria. Ya tienes una tortuga en tu vida.
Mientras T/N desaparecía en las sombras, Mikey regresó con sus hermanos, seguro de que volverían a encontrarse. Algo en ella le decía que era el comienzo de algo interesante, aunque complicado.
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