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besos y cicatrices 。

AU: Divergencia del canon

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A Tim Drake le gustaba pensar que no estaba avergonzado de su cuerpo, no tenia porque estarlo.

Él aceptó vivir con esas cicatrices en el momento en que acepto la vida de un vigilante: la vida de un héroe, nunca tuvo la necesidad de esconderlas, no de su familia o amigos.

Pero con una pareja era un tema completamente diferente.

No con todas las parejas que había tenido, para ser justos; jamás tuvo que darle una explicación sobre sus heridas a Steph, ella vivía su vida de la misma forma en la que Tim la vivía, ella tenía tantas cicatrices como él. E incluso ahora que ambos han dado vuelta a la página, Tim sabe que siempre puede confiar en ella.

Salir con civiles nunca había sido su fuerte en las relaciones románticas, no con su estilo de vida. ¿Cómo podría explicar todas esas citas canceladas, su horario tan ocupado, tantos imprevistos?
Y en la intimidad ¿Cómo podría explicar las magulladuras, cicatrices y moretones que recorrían todo su cuerpo?

No importa que excusa se le ocurriera en el momento, siempre notaban que estaba mintiendo. Nunca funcionaba, es como si la vida misma le impidiera tener cosas buenas. La vida como vigilante sólo garantizaba que tu vida amorosa sería un completo desastre.

Tal vez, Tim Drake no estaba avergonzado, sólo asustado, le asustaba la idea de perder a su Bernard, no podía perder lo que tenían cuando recién lo empezaron. No lo soportaría, no ahora.

No ahora que tenía una razón para seguir aquí, no ahora que tenía a alguien quien lo esperaba al regresar de cumplir con sus responsabilidades.

Siempre tuvo miedo de que mientras se besaban Bernard le quitará la camiseta y se horrorizará por las heridas de su cuerpo. Como, bueno, en este momento.

── Tim . . . ── murmuró Bernard entre besos, con Tim debajo de él, mirando a su novio con nada más que amor y adoración, tomándolo de las caderas para acercar más sus cuerpos. Tim deja escapar un jadeo y sus dedos se muevan entre los suaves cabellos rubios de Bernard cuando siente como este desliza su lengua dentro de su boca y profundiza mucho más el beso. Tim juraría que si existe un paraíso, este definitivamente se siente de esta manera.

Perdido entre la emoción y felicidad del momento no se da cuenta (o no le toma importancia) a la sensación de las cálidas manos aventurándose por debajo de su camiseta de cuadros, recorriendo desde su espalda hasta sus caderas enviando una corriente eléctrica por su columna vertebral.

Y definitivamente se olvida por completo de estas preocupaciones mientras Bernard desabrocha los botones uno por uno, sin apartar sus ojos verdes de la mirada azul de Tim en ningún momento, ahora sentado encima del pelinegro.

── Bernard . . . yo, mhg . . . ── Tim apartó bruscamente la mano de Bernard de la parte superior izquierda de su abdomen, dónde el rubio estaba acariciando la vieja cicatriz de ese lugar.
Bernard entiende y no insiste más, se aparta de encima y dirige su mirada hacia el rostro de su chico maravilla en su lugar.

── No estaba. . . no era mi intención incomodarte, lo siento.

── No lo hiciste, sólo no estoy acostumbrado a la sensación ── Tim suspira y se aparta un poco del rubio, abrazando sus piernas con la intención cubrir su torso.

Tal vez no estaba acostumbrado a la sensación, pero no la odio en lo absoluto. Ni siquiera recordaba si Bernard ya había visto sus cicatrices más feas alguna vez.

Bernard definitivamente había contemplado algunas de sus heridas más feas, incluso le había ayudado a recuperarse de algunas de ellas.
Pero siempre como Tim Drake y jamás como Red Robin.

El corazón de Bernard se estrujaba en el interior de su pecho cada que esto pasaba, como si este estuviera apunto de explotar, asfixiandolo como ninguna de las torturas del Culto de Dioniso lo había hecho jamás. La sola idea de perder a Tim era mucho más dolorosa que cualquier castigo que pudiera imaginar.

¿Qué más podía hacer, de todos modos?
No podía revelarle a Tim que sabía su secreto. No, no hasta que el propio Tim estuviera listo para confesarle esa parte de su vida, de su ser. Y esperaba que nunca llegará el día en que algo lo suficientemente grave sucediera para permitirse ser un imbécil y gritarle a Tim que deje de intentar excluirlo de esa parte de su vida.

¿Qué cambiaría entre ellos dos?
Definitivamente no el amor que se tenían, Bernard amaría a Tim con o sin el antifaz.

Y definitivamente esperaba que Tim lo amará aún con las cenizas de su pasado.

── ¿Cómo obtuviste esa? ── Sonrió gentil cuando señaló esa cicatriz de su torso. Y vaya, si esa sonrisa no hacía que Tim sintiera mariposas en el estómago.

── Operación de emergencia, ya sabes. . . Balas, vi demasiadas ese día ── Tim se rió suavemente, no estaba mintiendo, si omitia algunas partes de la historia completa ¿verdad?

── Te creo, Timmy, he visto muchos casos así . . . Son mucho más comunes en Gotham de lo que crees ── Como practicante de técnico de emergencias médicas, Bernard realmente había visto muchos casos, cuanto menos curiosos. La mayoría de estos casos curiosos, siempre venían acompañados con un reporte dónde se mencionaba la intervención de algún villano en el lugar dónde se encontraba el paciente.

Era de esperar que Tim siempre estuviera dentro de esos casos curiosos. Su trabajo es lidiar con los villanos de la ciudad ¿no es así?

Sin embargo eso no disminuía su preocupación por Tim en lo absoluto, ¿Quién estaría tranquilo sabiendo que su novio podría resultar herido de gravedad en cualquier momento?

── Y supongo que ser hijo de un multimillonario no ayuda en lo absoluto, ¿no es así chico Wayne?

Bernard se acercó a Tim, lo suficiente para que sus frentes se tocaran, Tim sonrió ante la muestra de afecta, se sentía tan amado y seguro.

── No, no lo hace.

── ¿Qué hay de esta? ¿Cuál es su historia? ── señaló la herida de bala en el cuello de Tim.

── Atentando durante una conferencia de prensa.

── ¿Y está en tus costillas?

── Accidente de patineta, cuándo tenía 13 años. . . No recomendaría intentar una acrobacia de noche, especialmente si no quieres romperte un hueso ── se rió suavemente, la risa de Tim era como la melodía hermosa para Bernard.

── Aún me debes unas clases, chico maravilla.

── Cuando intenté ayudarte en la secundaria me llamaste un fraude.

── ¡Ey! Estaba celoso y era un verdadero idiota en ese tiempo, no cuenta ── Cuándo su novio volvió a reírse Bernard lo golpeó suavemente en el hombro.

── Un idiota algo lindo y muy gracioso. Mi madrastra aún te recuerda por cierto ── Bernard bufó y se sonrojó de la vergüenza, haciendo reír aún más a Tim.

Se recostaron en la cama del apartamento de Tim, la habitación se mantuvo en silencio durante algunos minutos.

── No quería que la conversación se volviera incómoda, ya sabes, con el tema de tus cicatrices . . .

── Perdón por alterarme tanto en primer lugar . . . eres la primera de mis parejas que no salió corriendo al ver mi cuerpo, tú sigues aquí.

── Siempre Tim, siempre.

"Te amo, amo cada parte de ti, tu cuerpo es sólo un reflejo de tu alma y tienes un alma fuerte" Bernard quiso decirle, mas sus palabras no lograron salir de su garganta, esperaba que la presión que ejercieron sus labios sobre los de Tim se encargaran de comunicar todo lo que sentía.

Y Tim pareció entender el mensaje perfectamente, porque devolvió el beso con tanto cariño y cuidado, como si su mente quisiera capturar este momento y enmarcarlo en el lugar más profundo y cálido que su corazón pudiera ofrecerle a Bernard,  correspondiendo al "Te amo" de su novio.

Tim rompió el beso, causando un pinchazo en su corazón durante el proceso.

── Amo cada parte de ti, Bear ── dijo, con los ojos llorosos por la felicidad, acariciando la mejilla del chico rubio. ── Tus cicatrices incluidas.

Bernard perdió el aliento ante la afirmación de Tim, había estado evitando pensar en sus propias marcas del cuerpo mientras adoraba las de Tim.

── No son lo mismo Tim . . . las tuyas son un recordatorio de lo fuerte que eres . . . Las mías no son más que manchas en mi cuerpo que me recuerdan todas las veces que no lo fui ── Bernard casi lloro, odiaba dejar que alguien más viera tan vulnerable como sentía.

Bernard apenas puede recordar en que momento obtuvo cada cicatriz que tiene en su cuerpo, la mayoria de las que están en sus brazos o muslos probablemente fueron concebidas durante sus momentos más bajos, esos momentos en dónde pasaba la navaja contra su piel en un intento de calmar la presión en su pecho y voces en su cabeza. Las cortadas profundas de sus brazos, piernas, y torso son en su mayoría sombras de su tiempo en el culto, dejando que el resto de los cultistas lo dañaran en el nombre del caos, intentando darle un propósito a su existencia misma.

Y las quemaduras de cigarrillos en su espalda no son más que un recordatorio de todas las veces que su propio padre le recordó que no era suficiente, su propio padre quién siempre pensó que habrían estado mejor si él jamás hubiera nacido.

Para Bernard, sus cicatrices no eran más que grietas de un proyecto descuidado que reflejabn lo patética que fue su vida y todas las veces que deseo no existir.

── Tienes un corazón más fuerte y más grande que el mío, entones ── Tim acunó el rostro del rubio entre sus manos para mirarlo directamente a los ojos, Bernard por su parte de aferro a las muñecas de Tim. ── Tus cicatrices podrían simbolizar todas tus razones por las que estás enojado con el mundo, el reflejo de lo mal que te trataron, pero eso no es lo que simbolizan para ti.

── Tim . . .

── Eres amable, y te gusta ayudar a las personas, por eso elegiste lo que estudias, y tus cicatrices son tu recordatorio de que sigues aquí, después de todo este tiempo, demuestran que no dejaste que el dolor te consumiera.

Bernard no consigue formular una repuesta ante las palabras de Tim, así que sólo lo besa, suavemente.

Sin importar cuantas personas haya besado antes, los labios agrietados de Tim siempre serán sus favoritos, los labios de Tim son los únicos que encajan perfectamente con los suyos, es como si estuvieran hechos el uno para el otro.

Y cuando se separan para tomar aire, sólo puede pensar: "¿Cómo tuve tanta suerte?"

Es Tim quien se deshace de la playera del otro esta vez, contemplando la piel bronceada de Bernard con lunares en todos lados, a Tim le encantaría contar cada uno de ellos y formar constelaciones con sus dedos.

Y cuando Bernard lo coloca debajo de él para besar la cicatriz en su garganta sólo puede pensar en como su novio podría besar cada una de sus cicatrices sin abrir una herida nueva.

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