XIII ﹙𝑚𝑎𝑡𝑟𝑖𝑚𝑜𝑛𝑖𝑜 𝑎𝑟𝑟𝑒𝑔𝑙𝑎𝑑𝑜²'﹚
- ⚠️ ;; Smut (Taylor G¡P)
٭
- NARRADOR OMNISCIENTE -
EL RESPECTIVO MES YA había pasado, y a decir verdad, muchas cosas habían cambiado en tal lapso de tiempo.
Las dos chicas ya tenían mucha más confianza, se consideraban buenas amigas y decidieron continuar durmiendo en la misma habitación.
Obviamente, los padres de las dos estaban más que encantados al saber que el proceso no sería tan difícil para ellas, pero recalcaron: "Ahora que comenzarán a dormir en la misma habitación les recordamos que no queremos que tengan relaciones, deben esperar hasta el matrimonio", por supuesto...
Por otro lado, Adeline ya no mantenía tanto su firme opinión de no tener ningún tipo de contacto físico con la rubia, pensaba en ¿qué tan malo podría ser?
Claramente no lo forzaría, solo dejaría que el momento llegara por sí solo. Estaría mintiendo si dijera que no era algo que esperaba con ansias -pero jamás lo admitiría. Se sentía como una total degenerada por ello.
¿Por qué había aparecido este deseo? Por un accidente matutino.
Hubo un día en el que se despertó minutos antes que la rubia, la cual aún seguía dormida. Esta se giró hacia el lado de la castaña y pasó su brazo por su cintura, pegándola a su cuerpo, específicamente a su regazo.
No se necesita demasiada inteligencia para saber que lo que sintió Adeline en su trasero era algo muy fuera de lo usual. Fue algo que obviamente no se atrevió a decir, y nunca lo haría -porque a decir verdad, no le molestó en absoluto.
- Hey, Addy -Taylor se arrodilló a su lado. Adeline llevaba unos cuantos minutos acostada en el césped del espacioso jardín.
- Hola, Tay -la miró con una sonrisa mientras cubría ligeramente su vista con su mano.
- Oye, tus padres me dijeron que saldrían, creo que irían a visitar a mis padres para acordar más temas sobre la boda. Se quedarán allá probablemente una semana, entonces básicamente ahora estamos a cargo de tus hermanas.
- ¿Estamos? -Taylor asintió.
- Serán nuestras hijas durante esta semana, ¿qué tal?
- Es demasiada responsabilidad, lo siento. No aceptaré la custodia -se irguió e hizo el ademán de levantarse, pero Taylor la detuvo poniendo su mano en el muslo descubierto de Harris.
- ¡No puedes abandonar a tus hijas! Les diré lo mala madre que fuiste durante el resto de sus vidas y haré que te odien -Adeline solo podía sonreír tontamente ante tal contacto, se había quedado sin palabras.
Apartó su mirada de la de Swift y y pestañeó repetidas veces, regañándose mentalmente por su notoria reacción.
- Ah... Bien, la aceptaré -rodó los ojos.
- Hm, más te vale -se sentó a su lado sin apartar su mano del muslo de la menor-. Por cierto, estuve buscándote casi toda la mañana. ¿Qué hacías aquí?
- No lo sé, simplemente quería despejar un poco mi mente. El tema de la boda y nosotras es algo que me tiene abrumada, que mis padres se vayan y por fin nos dejen solas es... Un alivio.
- Sí, lo es, ¿pero por qué dices que el "nosotras" es una cosa abrumadora para tí? ¿Hay algo que esté haciendo mal? -le dió un leve apretón al muslo de Harris, haciendo que esta respirara profundo y dejara caer su cabeza sobre el hombro de la contraria.
- No, claro que no, Tay. Me refiero a todo el peso que hay sobre nuestros hombros, el que todos esperen que seamos la pareja perfecta y todo eso.
- Bueno, podríamos serlo, solo no te centres en lo que otros esperan de nosotras. Sabes que sin importar lo que diga cualquier persona siempre iremos a tu ritmo -le sonrió reconfortantemente mientras comenzaba a acariciar afectuosamente su pierna.
- Gracias por ser tan comprensiva, Tay -sonrió a pesar de que la ojiazul no pudiera verla.
Estuvieron unos segundos en silencio, lo cual Adeline odió gracias a que sabía que si se quedaban un rato más así era posible que Taylor lograra escuchar sus fuertes y acelerados latidos gracias a las cercanías de sus cuerpos.
No quería que notara sus nervios por el contacto, pero gracias a sus temblorosas manos era más que evidente.
Adeline carraspeó ligeramente su garganta y se alejó de Taylor, para después levantarse y tomar el libro que antes de la llegada de la mencionada se encontraba leyendo.
- ¿A dónde vas? -preguntó la rubia preocupada, pensando que había incomodado a su prometida.
- Iré a la habitación, estar acostada en el suelo no es lo más cómodo del mundo -rió ligeramente para después darse la vuelta y comenzar a caminar lejos de la ojiazul.
¿Cómo puede ponerme la mano en el muslo y actuar tan normal ante ello? ¿O tal vez soy demasiado dramática y es algo que se hace normalmente entre... Parejas? ¿Somos al menos una pareja? -se cuestionó mentalmente mientras caminaba.
(...)
Adeline estaba sentada frente a su ventana, viendo como llovía incesantemente. El clima había estado bastante lluvioso durante las últimas tres horas, por lo que consideró ese como el momento perfecto para escuchar música mientras bebía una taza de té, simplemente observando las gotas de agua caer y mojar su ventana.
¿Taylor? No tenía idea de donde estaba, pero tampoco tenía el derecho de saberlo aún, ¿no?
Recargó su cabeza en la pared mientras la rubia comenzaba a aparecer de nuevo en su mente -como usualmente lo hacía.
No podía evitar pensar en su hermosa mirada incesantemente, igual que en su hermoso cabello rubio, sus manos y como estas hacían parecer al mismo infierno más frío que cualquier cosa existente. Su bella sonrisa y sus labios, por los cuales daría todo lo que tiene solo para poder besarlos.
Cerró sus ojos y pasó sus manos por su cara con frustración. Tenía cosas más importantes en las cuales pensar, y Taylor obviamente no estaba dentro de aquella lista.
- Deja de pensar tanto en ella, ¿quieres? -habló consigo misma.
- ¿Con quién hablas? -dijo Taylor entrando a la habitación, lo cual provocó un espasmo en el cuerpo de la castaña-. Oh, lamento asustarte.
- No te preocupes, no importa -se quitó sus audífonos y los dejó sobre el mueble para después dirigirse hacia la rubia.
- Bueno. Estaba en el cuarto de Kath, por si te lo preguntabas. Venía de camino para acá cuando escuché que me llamaron, era ella y me pidió que me quedara en su habitación hasta que se durmiera. Tenía miedo de la oscuridad -sonrió mientras cerraba la puerta de la habitación.
- ¿Es en serio que te llamó a tí y no a mí? -la miró con las cejas levantadas y se cruzó de brazos.
- Probablemente me llamó porque fui a la única que vió por el pasillo, si hubiera pasado Christine tal vez la llamara a ella, no te pongas celosa -envolvió la cintura de Adeline con sus brazos, lo cual hizo que sintiera escalofríos.
- No estoy celosa, ¿cómo podría estar celosa de mi hermana?
- Bien, si tú lo dices -levantó los hombros-. ¿Qué hacías?
- Nada demasiado importante, solo escuchaba música mientras veía la lluvia -Taylor dirigió su mirada hacia la ventana viendo como la lluvia tomaba incluso más fuerza para después sonreír con complicidad.
- ¿Te gustaría salir a mojarnos en la lluvia? Sería increíble hacerlo contigo.
- Mis padres no me dejan... -la miró con vergüenza.
- ¿Qué tan malo podría ser? Tal vez nos enfermaremos, sí, pero un pequeño resfriado no nos matará -Adeline solo se quedó callada-. Oh, dime que no lo haz hecho nunca.
- No, nunca.
- ¿Entonces tu primera vez será conmigo? -Harris asintió sabiendo que definitivamente había doble sentido en esa oración-. Muy bien, si es así me aseguraré de que sea lindo.
Lo pensó por unos segundos- Lo haré, pero si me enfermo será tu culpa y tú me tendrás que cuidar.
- Dalo por hecho, Addy -tomó su mano y salieron de la habitación.
Caminaron -más bien corrieron- por los pasillos del castillo, ganándose las miradas de cualquiera que estuviera rondando por estos.
Una vez que estaban en la salida hacia el patio principal, Taylor fue la primera en salir. Tenía una sonrisa de oreja a oreja y no había nada que a Adeline le encantara más que verla así.
- Addy, no puedes dejarme aquí sola, ¡ven! -la tomó de la mano y la atrajo hasta ella.
Las dos chicas comenzaron a caminar por el patio, teniendo cuidado de no pisar los charcos de lodo que habían por el suelo, pero lamentablemente Taylor fue la primera en pisar uno de estos.
Adeline comenzó a burlarse de la rubia, mientras que esta solo la veía totalmente indignada, pero después de unos segundos simplemente comenzó a reír junto a la menor.
Estuvieron unos minutos bajo la lluvia riendo, corriendo detrás de la otra e incluso cayéndose al suelo.
Las gotas corriendo por sus mejillas, sus ropas y cabellos totalmente empapados junto a las honestas risas que compartían convertían tal momento en uno bastante íntimo.
Estaban dejándose ver en un aspecto en el que usualmente no sería de su mayor agrado que las observaran, pero en ese momento era lo que menos les importaba.
Solo querían disfrutar el momento, un momento de libertad entre tanta presión y agobio.
Adeline comenzaba a tener frío, por lo que decidió que era hora de volver a la habitación.
- Tay -llamó su atención-, iré de nuevo a la habitación, ¿vienes? -puso su cabello mojado detrás de su oreja.
- Oh, ¿tan rápido?
- Llevamos como veinte minutos afuera, para mí es demasiado.
- Bueno, mi plan era estar un poco más, pero si es lo que quieres... Solo déjame hacer una cosa antes, ¿sí?
- ¿Qué cosa? -Swift la tomó por la cintura mientras hacía contacto visual, para después juntar sus labios en un dulce beso bajo la lluvia.
(...)
Adeline había intentando evitar a Taylor durante todo el día, había tenido un sueño para nada decente con ella el día anterior y era algo que sinceramente tenía su mente completamente alborotada.
Ahora era el momento en el que tendría que verla a la cara incluso con toda la vergüenza del mundo sobre ella, ¿pero qué tan malo podría ser? Ella ni siquiera lo sabía, ¿cierto?
- Addy, tus papás llegarán mañana por la mañana -dijo Taylor después de entrar a la habitación.
- Hm, no sé si alegrarme o llorar.
- ¿Por qué llorarías? -la rubia soltó una risa nasal mientras se acostaba en la cama, viendo como Harris se desmaquillaba para dormir.
- A decir verdad... Estos días estando relativamente a solas contigo han sido muy lindos. Poder estar juntas sin la constante vigilancia de mis padres es genial, Taylor.
- No te mentiré, definitivamente lo es. Solo he querido hablar contigo sobre algo durante todo el día, pero pareces evitarme.
- ¿Evitarte? No, por supuesto que no he estado evitándote -una vez que había terminado de quitar cualquier rastro de maquillaje en su cara se sentó frente a Taylor con las piernas cruzadas.
Swift carraspeó para después sentarse en la cama- No discutiré sobre ello, simplemente iré al grano. ¿Qué soñaste ayer? -la castaña sintió como su alma salió de su cuerpo y volvió a entrar en un mismo instante.
- No sé, no me acuerdo, ¿por qué?
- Solo te diré que dijiste mi nombre y la palabra "cógeme" en una misma oración, supongo que con eso tendrás que acordarte.
La cara de Adeline se le caía de la vergüenza. Estaba totalmente segura de que estaba tan roja como un tomate.
Aparte de dormir en tan mala postura como para tener un dolor de cuello que solo le daba ganas de morir, ¿también hablaba? ¿Y decía cosas tan oportunas como esas?
- No, yo... -rascó su nuca mientras miraba a cualquier lado menos los ojos de Taylor.
- Adeline, solo quiero que me digas si tuviste un sueño húmedo conmigo.
- ¿Te enojarías conmigo si te dijera que sí? -agachó la mirada.
- No, por supuesto que no -acomodó su cabello-. ¿Quién sabe? Incluso lo podríamos recrear si es que quieres -se cruzó de brazos.
Adeline levantó los hombros- No sería malo.
- ¿Entonces eso es lo que quieres?
- Tal vez.
- Necesito que me digas un sí o un no, Adeline. Un tal vez no es respuesta en momentos como estos -se acercó a la castaña y tomó su mentón, haciendo que la viera directamente a los ojos-. ¿Quieres que recreemos ese sueño tan indecente que tuviste conmigo? -asintió.
- Sí, Taylor. Sí quiero -Taylor sonrió y juntó sus labios con los de Adeline en un beso voraz, resultándole difícil a la menor seguirle el ritmo.
Como la pose resultaba ciertamente incómoda para las dos, la castaña decidió sentarse a horcajadas sobre Taylor -quien por supuesto la recibió gustosa.
Adeline comenzó a mover su cadera en círculos buscando algún tipo de fricción, la cual consiguió en cuestión de segundos.
Las chicas se separaron para darle paso al oxígeno en sus pulmones, aprovecharon esos pequeños segundos para comenzar a deshacerse de su ropa ya que comenzaba a estar totalmente de sobra en la situación.
La rubia comenzó desabrochando los botones de la camisa de la menor para después despojarla de ella y tirarla a cualquier lado de la habitación.
Sus manos pasaron de estar en su cadera a estar en su trasero, el cual apretaba y tocaba como le daba la gana mientras seguía besando salvajemente a su prometida.
Taylor decidió parar por un momento, dejando a Adeline completamente desconcertada.
- Adeline, ¿estás segura de que quieres hacer esto? -Adeline asintió instantáneamente.
- Sí, Tay, estoy segura -al segundo de terminar la frase volvió a lanzarse a los labios de la contraria con desesperación haciendo que cayeran bruscamente a la cama, lo cual sólo logró excitar aún más a la rubia.
En un rápido movimiento Taylor consiguió estar arriba de Adeline, incluso sin romper el beso.
Harris decidió tomar la iniciativa con cierta duda poniendo sus manos en el elástico del pantalón de Swift con la intención de quitárselos. Taylor captó y rápidamente se irguió para después quitarse los pantalones dejando ver su erección más claramente.
Suspiró y después copió la acción de la rubia, quedando solamente en ropa interior.
Taylor comenzó a moldear los pechos de la contraria por encima de su sostén mientras que al mismo tiempo besaba su cuello, dejando marcas que sabía que serían visibles para el día siguiente.
Adeline arqueó la espalda ligeramente al sentir la prominente erección de Taylor chocar contra su centro, momento que la ojiazul aprovechó para desabrochar el sostén de la castaña.
Fue dejando un camino de besos desde su clavícula hasta su erecto pezón para después comenzar a chuparlo, lamerlo y succionarlo como si su vida dependiera de ello.
Adeline simplemente enredó sus dedos en el rubio cabello de la contraria mientras soltaba pequeños gemidos, intentando no ser descubierta por las personas que pudieran estar fuera de su puerta, cosa que la espectacular lengua de Taylor le impedía rotundamente.
Con su mano libre masajeaba el seno derecho de Harris mientras que con la otra se apoyaba en la cama, sobretodo para poder seguir sus movimientos contra la ya húmeda zona íntima de la menor.
Taylor, con ganas de ir más allá fue dejando nuevamente un camino de besos, pero esta vez desde los pechos de Adeline hasta su vientre, donde la miró expectante, buscando su aprobación para lo que quería hacer.
La menor asintió provocando una sonrisa en Swift, quien cuidadosamente retiró la última prenda de ropa que quedaba en el cuerpo de su prometida para después tirarla al suelo.
- Abre bien las piernas, cariño -ordenó.
En cuestión de segundos ya las piernas de la más baja estaban lo suficientemente abiertas como para que Taylor pudiera comenzar con su trabajo.
Se acomodó entre estas para después pasar su lengua por los pliegues de Harris, provocando un gemido ahogado en esta.
Lamió repetidamente la zona de Adeline, hasta que por fin se detuvo en su clítoris, el cual comenzó a succionar y manejar a su antojo.
Adeline en este punto ya era un desastre de gemidos, cosa que excitaba a Taylor cada vez más, haciendo que sus movimientos se volvieran cada vez más rápido.
Se detuvo por unos segundos para hacer que Adeline chupara su dedo medio, una vez que estaba lo suficientemente mojado lo introdujo en la cavidad vaginal de esta.
Comenzó a meterlo y sacarlo mientras seguía chupando su clítoris. Gracias a la longitud de los dedos de Taylor estos podían acceder fácilmente a su punto G, logrando volverla completamente loca de placer.
El vientre de Harris comenzó a contraerse al igual que sus paredes vaginales, dándole a entender a Taylor que ya había llegado al orgasmo, por lo que empezó a hacer sus movimientos cada vez más lentos.
Después de ayudarla a superar el orgasmo tomó una almohada y la puso en el suelo, a los pies de la cama, lugar donde le dijo que se arrodillara haciendo que la castaña ya tuviera una idea de lo que iban a hacer.
Taylor se quitó la camisa junto a su ropa interior bajo la curiosa mirada de la contraria, quien se mordió el labio inferior al ver el gran tamaño del pene de la rubia.
- ¿Sabes lo que harás, no? -Harris asintió-, entonces adelante, bonita -pasó su mano por el cabello de la castaña.
Adeline respiró profundo y después tomó la longitud de Taylor con su mano derecha, para luego dirigirlo a su boca y lamer cuidadosamente la punta, lo cual hizo que un leve jadeo se escapara de los labios de la mayor.
Taylor tomó el cabello de Harris en una cola de caballo improvisada para que su cabello estorbara lo menos posible, también guiando un poco sus movimientos.
Adeline pasó de lamerlo a chuparlo como si de una paleta se tratara, era sorprendentemente buena para ser su primera vez.
Comenzó a meterlo y sacarlo de su boca rápidamente al mismo tiempo que la parte libre la estimulaba con su mano, provocando que la rubia dejara su cabeza caer hacia atrás gracias al placer que estaba sintiendo en tal momento.
Taylor comenzó a gemir repetidamente lo que le dejaba a Adeline saber que en cualquier momento podría venirse, por lo que aceleró sus movimientos e intentó hacerlos aún más profundos, cosa que logró extasiar completamente a Alison.
Una vez que Swift le avisó a la menor que estaba a punto de acabar esta sacó el pene de su boca y comenzó a masturbala con su mano derecha, con la intención de que sus fluidos cayeran directamente en su pecho.
Una vez que el líquido blanco por fin se hizo presente, Taylor suspiró para después posar su mirada en Adeline, quien se encontraba limpiando su pecho con su dedo índice para después lamerlo.
- Eres mejor de lo que pensabe, Leinn -dijo Taylor mientras recuperaba el aire perdido.
La menor sonrió con cierta vergüenza. La rubia palmeó unas cuantas veces sus piernas indicándole a la contraria que quería que se sentara en estas, rápidamente captó y nuevamente se sentó a horcajadas sobre ella.
La mayor tomó las caderas de su prometida, levantándolas suavemente, y con su mano libre introdujo su longitud dentro de la cavidad vaginal de esta, con cuidado de no lastimarla.
Adeline se aferró con sus brazos al cuello de la rubia, puso su cabeza cerca de este y comenzó a gemir cerca del oído de esta levemente debido a la extraña combinación de dolor y placer que sentía en el momento, pero en cuestión de segundos esa sensación fue remplazada por puro placer.
Intentó profundizar la posición lentamente, hasta que llegó a un punto en el que sentía que si seguía podría llegar al orgasmo con tan solo eso.
Comenzó a subir y bajar sus caderas sutilmente mientras se acostumbraba al tamaño. Con ayuda de Taylor comenzó a aumentar el ritmo de sus movimientos, consiguiendo generar un increíble deleite en las dos.
Las sucias frases que la rubia soltaba de vez en cuando al igual que el fuerte y protector agarre en su cintura extasiaban completamente a la castaña -sin dejar atrás que prácticamente la estaba montando.
Por otro lado, los gemidos de Harris en el oído de Alison y sus uñas clavándose en sus hombros podrían incluso volverla loca de placer.
Sentía que podría explotar en cualquier momento, pero debía aguantar si quería que su chica tuviera una buena y al menos prolongada primera experiencia.
(...)
- ¿Es demasiado evidente o está bien? -dijo la castaña después de voltearse y enseñarle a Taylor su cuello, el cual estaba lleno de chupetones cubiertos con maquillaje.
- No, la verdad no. Te salió bastante bien, dudo que lo noten.
- Eso espero. Mis papás me matarán si es que se llegan a enterar de que tuvimos relaciones ayer.
- Lo sé, Adeline, a mí también -se acostó en la cama mirando hacia el techo.
Harris suspiró y dejó su brocha en la mesa para después sentarse al lado de Swift- ¿Crees que estuvo bien lo de ayer? Es decir, rompimos la única regla que nos habían puesto mis padres, y si se llegan a enterar puede que nos separen y que no nos dejen estar solas ni siquiera en la boda, y cuando digo que me matarán no lo digo bromeando, probablemente lo hagan por haber perdido mi virginidad antes de tiempo.
- No creo que haya estado tan mal, tarde o temprano pasaría, además la pasamos bien, ¿no? -esperó una respuesta, pero la menor solo se quedó callada-. ¿Tú arrepientes de eso? -la miró con los brazos cruzados.
- Probablemente -agachó la cabeza esperando lo peor.
Taylor levantó su torso de la cama para comenzar a acariciar la espalda de la contraria- ¿Hice algo que te molestó tal vez? ¿O no fui lo suficientemente cuidadosa? -preguntó con preocupación.
- No, ¡no! No fue por tí, en serio lo disfruté pero... No sé, me da miedo que mis padres se decepcionen de mí -comenzó a intentar regular su respiración, no quería comenzar a llorar frente a Taylor-. Para ellos todavía soy una niña totalmente inocente, su pequeña, y me da tanto miedo que ellos pierdan esa versión de mí.
- Sé lo aterrador que puede resultar que tus padres dejen de verte de esa manera, pero créeme que es más frustrante que ellos tengan una versión de tí que no es cierta. Tú ya no eres una niña pequeña, ¿o sí? -Adeline negó con su cabeza.
- Pero para ellos lo soy, y... Dios, es tan agobiante tener que actuar como tal.
- ¿Lo ves? Pero si no quieres que ellos se enteren está bien.
- Es lo mejor, ¿cierto?
Taylor asintió- Supongo que sí.
Las chicas escucharon como alguien tocó la puerta, y Adeline fue la primera en levantarse y abrirla, encontrándose con su hermana menor, Christine.
- Addy, ya llegaron nuestros padres, ¡y nos trajeron regalos! ¿Saldrán a saludar?
- Sí, claro Chris. ¿En el jardín o...
- Sí, en el jardín.
- Bien, espérennos allá, bajamos en un minuto.
- Está bien, las esperamos.
Christine se fue de ahí a paso rápido, Adeline cerró la puerta y respiró profundamente, ver a sus padres a la cara después de lo que había hecho no sería fácil.
- Solo actúa normal, ¿sí? No será tan difícil como crees -Taylor se levantó de la cama y caminó hasta ella para envolverla en un reconfortante abrazo.
- Solo agárrame de la mano, por favor. Necesitaré un apoyo, incluso si es discreto.
- Con todo gusto, princesa -puso su mano derecha detrás de su cadera y la otra se la ofreció a Adeline, quien la tomó gustosa.
Entrelazaron sus manos y salieron de la habitación, dirigiéndose al jardín del castillo.
Apenas Adeline puso un pie en el césped vió como su madre fue casi corriendo hacia ella. La abrazó alejándola de Taylor.
- ¡Mi niña! Tu padre y yo te extrañamos mucho -dirigió su vista hacia Swift-, oh, Taylor, ¿qué tal la pasaste estos días con mi hija?
- Muy bien, señora. Su hija es una gran compañia -dijo, lo que hizo que Marceline sonriera ampliamente.
- ¡Me alegra tanto saber que se están llevando bien! Estoy segura de que para el día de la boda serán inseparables.
Asintió- Seguramente.
Las tres caminaron hasta la pequeña construcción de cemento en la que comían en ocasiones especiales, donde estaban Katherine, Christine y y el padre de Adeline.
- Hola, papá -se acercó a él y lo saludó con un pequeño abrazo.
- Hola, mi pequeña. ¿Qué tal estuviste está semana? ¿Algo que contar? -esto último le preguntó a las cuatro menores, todas negaron menos Katherine.
- ¡Yo sí!
- Te escuchamos, Kath.
- Hace días Taylor se quedó conmigo hasta que me dormí, y me cantó para que durmiera -sonrió.
- Eso es tan lindo, cariño -dijo Marceline-, gracias por eso Taylor, no tenías porqué.
- No es nada señora, no se preocupe.
- Ah, sí, y no me regañes mamá, pero ayer quise ir por un helado a la cocina. Salí de mi habitación y cuando pasé por la de Adeline y Taylor escuché ruidos raros -las dos mencionadas abrieron los ojos como platos, mientras que la mirada de los padres de la menor se situaron peligrosamente en ellas.
- ¿Qué tipo de ruidos, Kath? -preguntó su padre.
- Eran como gritos pero más suaves, no lo sé, solo escuché que Adeline le pedía a Taylor que... ¿Lo hiciera más rápido y más fuerte? No escuché bien. Ah, y está mañana entré al cuarto de Addy a buscar algo y ella tenía cosas moradas en el cuello, es raro que ya no.
- ADELINE -
Sonaba mal, pero tenía ganas de matar a mi hermana pequeña.
Mis padres nos veían con cara de querer matarnos, y sabía que eso era justo lo que harían.
Le pidieron a Katherine y a Christine que fueran a jugar porque los adultos necesitaban hablar. Solo espero que Dios no me deje morir hoy.
- ¿Nos explicarán que fue lo que Katherine escuchó y vio? Si nos dan una excusa bien hecha probablemente les creeremos -mi padre se cruzó de brazos.
Por un lado, yo estaba completamente helada, nada salía de mi garganta, no podía formular una oración creíble ni siquiera en mi cabeza.
- No creo que Katherine haya escuchado eso, ayer y durante todo este tiempo lo que hemos hecho Adeline y yo por las noches no ha sido nada más que dormir. Probablemente la niña aún tenía demasiado sueño y escuchó cosas que no son -dijo Taylor salvándonos el pellejo.
- ¿Adeline? -mi madre me miró.
- Um... Lo que dijo Taylor es cierto, y tal vez ayer no nos dormimos precisamente temprano pero lo único que hicimos fue hablar, y cada vez que lo hacemos intentamos mantenernos lo más calladas posibles -dije rápidamente, tropezando con mis propias palabras.
- ¿Entonces tu hermana miente?
- ¡No, no decimos que mienta! Tal vez es lo que dijo Taylor, pudo estar tan dormida como para escuchar cosas que no dije.
- Ven acá -me llamó mi madre y yo me puse a su lado, soltando nuevamente a Taylor-. Déjame ver tu cuello -levanté la cabeza para que mi mamá pudiera verlo mejor. Supe que algo estaba mal en cuanto suspiró con decepción-. Aun se notan tus chupetones, Adeline -Taylor suspiró al escuchar eso.
- Swift, ¿le quitaste la virginidad a mi hija? -cuestionó mi papá, pero ella no respondió- Adeline, ¿Taylor te quitó la virginidad? -me preguntó esta vez a mí, yo solo lo vi sin decir una sola palabra.
Quería irme de ahí lo antes posible, no quería escuchar el sermón de mis padres, definitivamente no.
- ¡Respondan! -mi padre golpeó la mesa, generando un espasmo en mi cuerpo.
Taylor carraspeó y lo miró- Así es, señor. Yo le quité la virginidad a su hija, y lo-.
- Por Dios -cubrió su cara con sus manos-. ¿Por qué?
- Cariño, no creo que haya necesidad de hacer esa pregunta. A veces no hay un porqué, solo...
- Marceline, no te metas -le dirigió una mirada fulminante. Mi mamá solo suspiró y me abrazó por los hombros discretamente-. Respóndanme, ¿por qué lo hicieron?
- Papá, ¿qué esperabas que pasara? -me crucé de brazos y el me miró indignado-. Es incluso ridículo pensar que no haríamos nada cuando nos obligaron a dormir en la misma habitación por todo un mes, y sí, sé que nosotras decidimos pasar el resto del tiempo juntas, pero Dios...¿En serio esperaban que los dieciséis meses que faltaban no nos tocarámos ni un cabello?
- Eso es exactamente lo que esperaba, al menos de tí, Adeline, pero mírate, una niña tan especial como tú ahora es una-.
- ¡No soy una niña, papá! -no dejé que terminara, no quería escuchar su estúpido insulto-. Exactamente esa es la razón por la que estás decepcionado de mí. Por verme como algo que no soy.
- Si fueras una mujer sabrías darte a respetar.
Taylor iba a hablar, pero yo la miré suplicando que no lo hiciera, entonces se quedó callada cediéndome la palabra.
- ¿Que no sé darme a respetar? ¿Qué crees que hizo Taylor? ¿Violarme? Es obvio que yo quería, por eso la dejé.
- Oh, ¿entonces ahora eres una regalada? -mi mamá se acercó a él y le dió una cachetada antes de que pudiera responder.
- ¡Por Dios, Leonardo! ¿Cómo puedes decir eso de tu propia hija? Eres un total descarado.
- Dime que no tengo razón, Marceline.
- ¡No, definitivamente no la tienes! Adeline es la que sí. Ella ya es una mujer, está en todo su derecho de experimentar y hacer lo que quiera mientras no sea algo dañino para ella. Y sabiendo como es Taylor, sé que no habría hecho nada que Adeline no quisiera, ¡ni siquiera creo que eso haya cruzado por su mente por al menos un segundo! También sé que tienes intenciones de separarlas, pero ellas seguirán durmiendo juntas si así lo prefieren, sin importar lo que tú digas.
Mi padre suspiró resignado y se adentró al castillo, no sin antes vernos con desprecio.
- Chicas, no le hagan caso. Lo que hicieron no está mal, ni mucho menos.
- ¿Entonces tú no estás enojada con nosotras?
- Oh, ¡no! Sabía que pasaría en cualquier momento. Además, ni tu padre ni yo tenemos ningún derecho de juzgarlas, ¿nunca te dió la cabeza para pensar que tienes veintiún años y tu padre y yo llevamos casados veinte? -mi mandíbula cayó-, por lo que veo, no puedes sumar dos más dos...
- ¿O sea que me crearon antes de su matrimonio?
- ¡Por supuesto! Pero a diferencia de tí, yo sí supe cubrir mis chupetones, y nadie se enteró.
- ¡Demasiada información, Marceline!
N/A ;
5023 palabras, batiendo récords 😘
No terminé el smut porque se los juro que el smut g¡p ha sido el obstáculo más grande que se ha presentado en mi camino como escritora
Yo puro lesbianismo, dedos y lengua, fuera penes✋🏼
Si ven alguna falta ortográfica discúlpenme, es que el capítulo aún no está editado😭
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