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50. Dean Winchester


-¿Algo?-le preguntaste a Sam, quien solo suspiró y sacudió la cabeza, mirándote en modo de disculpa. Resoplaste frustrada, mientras te pasabas una mano por el pelo. No podías creer todo esto. Toda la basura que los Hombres de Letras tenían en sus archivos, y nada servía para ayudarte a romper esta estúpida maldición de bruja.

-¿Y qué, solo voy a ser así para siempre?-Murmuraste, viendo a Sam inmerso en sus pensamientos.

-No, no. Nosotros te arreglaremos. Quizás Dean encontró algo. Estarás bien.

El silencio cayó sobre la biblioteca, mientras ambos miraban la pila de libros que tenían delante, todos ellos eran bastante inútiles.

-¿Es tan malo como una maldición?- Sam rompió el silencio.-Quiero decir, al menos no morirás ni nada. Lo único que te hace hacer es decir la verdad. Eso no es tan malo.

Le diste una mirada fulminante.

-Sam, mentimos para vivir. ¿Cómo voy a cazar si ya no puedo hacerme pasar por nadie?

Sam tarareó y asintió lentamente.

-Si...supongo que tendremos que esperar a que Dean regrese.

Apretaste los dientes ante sus palabras, asintiendo rígidamente.

Mierda.Te habías olvidado de todo el problema de Dean. La mitad de las cosas que decías a su alrededor eran mentiras, que decias para tratar de ocultar lo que realmente sentías por él. ¿Qué pasaría si él pregutara algo que te haría decir la verdad? Sentiste tu corazón acelerarse ante la idea de que Dean descubriera que estabas enamorada de él. Arruinaría su amistad por completo.

Sam pareció notar la guerra en tu cabeza, frunciéndote el ceño en comprensión.

-¿Estarás bien con él?

Suspiraste, pellizcándote el puente de la nariz.

-Lo dudo.

-Solo quédate callada a su alrededor, ¿de acuerdo? No puedes decir la verdad si no hablas.

Asentiste lentamente, rezando a cualquier dios que estuviera ahí fuera para que funcionara. Podrías hacer esto. Podrías aguantar hasta que la maldición se rompiera. Eras más fuerte que esto.

-O...-Sam volvió a hablar-esta podría ser una oportunidad para finalmente decirle cómo te sientes.

Miraste a Sam con sorpresa.

-Sabes que no puedo hacerlo.

-¿Por qué no?-Sam se sentó-Quiero decir, ¿qué te detiene?

Le echaste una mirada a Sam, como si hubiera perdido la cabeza.

-Oh, no sé, tal vez el hecho de que nunca ha actuado como si sintiera lo mismo. ¿Tal vez porque él coquetea con muchas mujeres? ¿Que soy como una hermana para él?

-No puedes estar segura de eso- respondió Sam.-Nunca lo ha dicho explícitamente.

-Oh, corta la mierda Sam. Dean no es del tipo tímido - Respondiste. Antes de que Sam pudiera decir algo más, escuchaste el ruido de la puerta del Bunker cerrándose, haciéndolos levantar la vista mientras Dean bajaba las escaleras.

-¿Cómo lo están aguantando?- Preguntó, abriéndose paso hacia ustedes donde estaban sentados.

-No muy bien. Realmente me estoy volviendo mala -Te encogiste tan pronto como salieron las palabras, dándole a Dean una sonrisa tímida.-Lo siento

Él solo te dio una sonrisa divertida a cambio.

-Sabes, no me importa demasiado esta maldición. Ahora realmente sabremos qué está pasando en esa cabeza tuya. Siempre pensé que estabas demasiado cerrada para ti misma.

Entonces te mordiste la lengua y te quedaste con la estrategia de "no hablar en absoluto" que Sam había ideado. Sam te estaba mirando, como si esperara que dijeras algo más, pero no pasó nada.

-¿Encontraste algo?-Le preguntó a Dean, quien estaba colocando un paquete de seis cervezas en la mesa antes de deslizarse en la silla a tu lado.

-En realidad no- respondió.-La bruja que la maldijo se fue hace mucho tiempo. Por lo que escuché, ella ya está en algún lugar de Medio Oriente -. Tanto tú como Sam se quejaron ante el hecho-Entonces matarla está fuera de discusión. Solo tendremos que encontrar una manera de romper la maldición.

Pusiste tu cabeza en tus manos, con los dientes apretados. No podías creer esto. Hasta ahora, no habían tenido pistas sobre cómo podrían romper la maldición. ¿Quién sabía cuánto tiempo llevaría encontrar una solución? Podrían ser días o semanas. ¿Cuánto tiempo se suponía que debías aguantar? ¿Cuánto tiempo se suponía que debías luchar para mantener la boca cerrada frente a Dean?

-¿Estás bien?-Preguntó Dean, colocando una mano sobre tu brazo. Te pusiste rígida ante el toque, haciéndolo retroceder confundido por tu reacción. Normalmente, te encantaba cuando te tocaba. Lo anhelabas en realidad. Pero ahora, no podrías disfrutarlo. No cuando sabías que si lo hacías, dirías algo que destruiría toda la apariencia de amistad que tenías con Dean.

-No, Dean. Estoy bastante lejos de estar bien -. Respondiste, cerrando la boca justo después de eso.-Voy a mi habitación.

Dijiste, poniéndote de pie. -No a dormir. Creo que estoy demasiado preocupada para dormir. Simplemente no puedo estar rodeado de personas en este momento. Entonces voy a estar sola. Me siento sofocada al sentarme aquí.-Te cubriste la boca con la mano, cerraste los ojos para luego mirar a los hermanos. Te estaban mirando con simpatía en sus rostros.

-Lo siento-Murmuraste, dándote la vuelta y saliendo antes de que pudieran decir algo más.

[.....]

Durante los siguientes días, optaste por quedarte en tu habitación a menos que fuera para las comidas o Sam quisiera que estuvieras en la biblioteca para trabajar en alguna pista. La mayoría de las veces, deliberadamente no respondias las preguntas de Dean, lo cual entendió la razón. Sin embargo, después de un tiempo, comenzó a molestarse.

-No lo entiendo-.Lo escuchaste decirle a Sam una vez. -Ella no tiene problemas para hablar contigo. ¿Eso significa que ella me miente con cada oración que dice? ¿O hay algo que no me está diciendo?

Siempre supiste que debajo de aquella cara de niño bonito, Dean era demasiado listo para su propio bien.

Dean pareció darse cuenta de lo reservada que te habías vuelto, incluso más de lo habitual, y pudiste ver que empezabas a preocuparlo. Tenías que admitir que lo extrañabas. Dean era tu mejor amigo y, a pesar del secreto que le ocultaste por mucho tiempo, seguía siendo la persona más cercana a ti. Lo conocías desde que eran niños, y eras la única persona en su vida que se había quedado con él en todo. Incluso cuando Sam se fue a la universidad, tú estabas allí. Era difícil estar lejos de él, era difícil no compartir una cerveza a altas horas de la noche y hablar de cosas. Extrañabas su risa, sus ojos. Mantenerse alejada de él era aún más difícil que quedarse con él y no ser suya.

Mientras te sentabas con Sam, clasificando otra caja de de archivos, podías sentir la mirada de Dean en tu espalda. Sabías que estaba tomando distancia. Estaba tan apegado a ti como tú a él. Y eras muy consciente de las preocupaciones que se gestaban en su cabeza, suposiciones de que le estabas ocultando muchas cosas. Te mataba pensar que Dean podría cuestionar su valía en tus ojos.

Escuchaste arrastrar unos pies detrás de ti cuando Dean se acercó a donde tú y Sam estaban sentados. Continuaste trabajando, tratando de ignorar su presencia. Dean tomó su asiento habitual a tu lado, frente a Sam. Estaba haciendo una lista de ingredientes. Finalmente había encontrado un hechizo que podría funcionar. Era una posibilidad remota, pero con la forma en que los chicos parecían salirse de todo lo que les arrojaban, no podías evitar creer que realmente podías volver a la normalidad. Si todo salia bien, mañana estarías bien.

-Hey- Dean te empujó con el hombro.-¿Quieres cenar?"

Lo miraste brevemente.

-Tenemos comida en casa.

Dean se encogió un poco de hombros.

-Extraño un poco la comida chatarra.

Sam le dio a Dean una mirada.

-¿Qué extrañas de eso? ¿El hedor aceitoso o la insoportable cantidad de colesterol?

Resoplaste cuando Dean levantó un dedo hacia Sam.

-Vamos- Insistió, volviéndose hacia ti. -Sam puede comer hojas. Vamos a buscar comida de verdad.

-Dean, yo...-luchaste por contener la lengua. -No puedo.

Dean suspiró. -¿Por qué?

Lo fulminaste con la mirada, sabiendo que estaba haciendo esto a propósito. Quería la verdad.

-Porque tengo miedo- Escuchaste las palabras salir de tu boca.

Sam había dejado de trabajar, en lugar de eso, optó por centrarse en la situación que tenía delante. La cara de Dean estaba llena de confusión, antes de apretar la mandíbula y ponerse de pie. Te agarró suavemente del brazo y te puso de pie. Le frunciste el ceño.

-¿Qué estás...?-Te estaba arrastrando con él hacia el garaje, sin darte un momento para ponerte al día.

-Dean...-Te interrumpió antes de continuar, dándote la vuelta y dándote una mirada severa.

-No sé lo que me estás ocultando- murmuró. -Pero en este punto, no me importa. Solo quiero a mi mejor amiga de vuelta. Solo por un momento.

Miraste el desordenado verde de sus ojos, observando su confusión. Su dolor Asentiste.

El viaje en coche al restaurante fue en su mayoría silencioso. Y no hubo conversación entre pedir la comida y cuándo llegó la comida. Ustedes dos cayeron en una rutina casi memorizada, la que habían estado siguiendo desde que eran niños. Dean sacó papas fritas de tu plato como siempre hacía, metiéndolas en su boca. Durante unos minutos fugaces, fue como si nada estuviera mal.

Una sonrisa se extendió por la cara de Dean mientras comía casi la mitad de tus papas fritas. Le levantaste una ceja en cuestión, a lo que se encogió de hombros.

-Míranos- dijo. -Es como si nunca hubiera pasado nada.

Te reíste un poco, asintiendo.

-Hey, [T/N]... -Tarareaste en reconocimiento, esperando que continuara.-¿Por qué siempre me dejas sacar de tus papas fritas?-Preguntó.- Recuerdo cómo enloqueciste cuando Sam una vez hizo lo mismo. Pero cuando solo somos tú y yo, podría comer todo tu plato y aún así no me dirias ni una palabra. ¿Por qué?

Te congelaste, viendo a Dean mientras continuaba comiendo. Tu lengua picaba, retorciéndose en tu boca. No pudiste.

-Porque te amo- Soltaste.

Diez segundos. Dean tardó diez segundos enteros en responder. Los primeros tres, permaneció congelado en estado de shock, casi de manera escalofriante. Durante los siguientes tres, lo viste procesar lo que acababas de decir. Pasó otros dos mirándote a la cara y dándose cuenta de que no hay forma de que pudieras mentir. La expresión de tu cara lo confirmó. En los últimos dos segundos, viste cómo se movía su boca pero no salian palabras, mientras luchaba por formar una oración.

-[T/N]... -Él exhaló, haciendo que tu respiración se detuviera.

-Lo siento. Lo siento mucho. Desearía no haberlo dicho. Lo siento.

Hubo otro silencio, más corto esta vez. La mandíbula de Dean se contrajo.

-No lo hagas-respondió, haciendo que tu corazón saltara. -No te atrevas a arrepentirte

Viste, congelada, cómo Dean dejaba un puñado de billetes en la mesa antes de levantarte y tomarte del brazo, tirando de ti con él.

-Estás... ¿estás de acuerdo con esto?-preguntaste, todavía aturdida por las palabras anteriores de Dean.-¿Está bien?-Dean finalmente se detuvo, volviéndose hacia ti.

-Cariño, estoy más que bien. Estaba medio inclinado a pensar que estabas bromeando, pero solo que sé que no puedes torcer exactamente tus palabras en este momento.

Exhalaste, tratando de dar sentido a las palabras de Dean.

-Entonces, ¿esto no será un problema?

Dean sonrió un poco entonces. Ni una sonrisa, ni una sonrisa burlona. Con un pequeño empujón de sus labios hacia arriba, te dedico una sonrisa tan suave como siempre, con la cara llena de un resplandor que rara vez habías visto antes. Se acercó a ti, apretando más tu mano, haciendo que tu respiración se entrecortara.

-El único problema es que no lo dije primero.

Sus labios estaban a centímetros de los tuyos, y tu mente ya se había quedado en blanco. No podías formar un pensamiento coherente, no con Dean tan cerca de ti. Esto realmente estaba sucediendo.

-¿Decir qué?-Murmuraste.

Dean se echó a reír un poco, su aliento golpeó tus labios y casi hizo que tus ojos se pusieran en blanco con anticipación.

-No te hagas la tímida, pequeña descarada.

Entonces sus labios estaban sobre los tuyos.

Presionó su boca firmemente contra la tuya, dejando una pulgada entre sus cuerpos cuando sus brazos se enredaron alrededor de tu cintura. Su mano viajó para acunar la parte posterior de tu cabeza, negándose a dejar espacio entre ustedes dos. Tu cuerpo se sentía como si estuviera ardiendo, su duro torso contra el tuyo era lo único que te mantenía firme. Sus labios se movieron con los tuyos un poco torpemente, con la falta de familiaridad de la situación, y los nuevos territorios que ustedes dos ahora estaban explorando, pero no hubo un segundo de eso que no hiciera que sus extremidades se derritieran contra las de Dean.

Estabas sin aliento cuando él se apartó, solo un poco de espacio entre tus labios, lo suficiente como para permitirte tomar grandes bocanadas de aire. Allí estaban ustedes dos parados, enredados en los brazos del otro, con los ojos cerrados, tambaleándose con el bombardeo de emociones. Todas sus paredes dolorosamente construidas, con esa pequeña unión de labios, todo comenzaba a derrumbarse.

-¿Sabes lo que más amo de nosotros?-Dean habló, haciéndote salir de la tormenta en tu cabeza.-Es lo cerca que estamos. Sé que voy a encontrarte cuando necesite desahogarme, y que sepas que puedes hacer lo mismo.

Él ahuecó tus mejillas, con la mirada fija en ti.

-No más mentiras, cariño. No mas secretos. Me vas a contar todo. Solo nosotros. Siempre hemos sido nosotros.

Sentiste una sonrisa en tu rostro, extendiste una mano para acariciar la mejilla de Dean.

-Estoy de acuerdo con eso.-Susurraste.

Su sonrisa era grande y contagiosa, lo que hizo que la tuya se ensanchara. Te besó de nuevo, un casto beso que te hacia girar la cabeza.

-Voy a besarte todas esas verdades- Te susurró y tu única respuesta fue otra sonrisa.

Y besarte tras cada verdad fue lo que hizo.

......
Milll añosss. Diossss.
Quiero aclarar que este os, ha sido uno que me encontre en tumblr, y quise compartirlo con ustedes. (obviamente yo le hice la traducción)

Ahora, sé que ha pasado tiempo, pero aún no he visto la temporada 15. Tengo planeado hacer un one shot por episodio. Ustedes iran eligiendo el personaje so... El proximo debería ser de...?

inserte aquí nombre.

Y eso chiks, nos leemos luego:)

-D

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