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LR × LoR (2)

Deví (Last Ragnarok) × Ishtar (Legends of Ragnarok)

***

En el comienzo de la existencia, antes del nacimiento del tiempo, nacieron las primeras figuras divinas que se encargaron de ordenar el caos del comienzo para dar lugar al Universo como es conocido en la actualidad…

Un periodo histórico del cual casi no se tienen registros más que los relatos que cuentan los propios dioses; entre esos primeros habitantes y creadores del universo, está una pequeña figura divina: apariencia muy joven en contraste con su muy avanzada edad, un cuerpo dotado de atributos físicos muy atractivos, un rostro cálido y suave, y alas aviarias que por su tamaño no servían para volar…

Ishtar, la diosa de la fertilidad.

– ¡Ishtar, termina el trabajo que se te encomendó! ¡Más de 3 panteones sufren de hambruna por tu culpa!

– ¡Ahhhh…! ¡Ya voy, ya voy…!

La diosa nació con un poder divino muy grande para su tamaño: la capacidad de dar fertilidad y fortaleza a la tierra gracias a esporas mágicas. Los dioses de su panteón, Mesopotamia, obviamente supieron aprovechar su poder a costa de su usuaria: convertir a Ishtar en la diosa universal de la fertilidad.

Desde que era consciente de estos poderes, fue puesta al frente para gobernar a los todos panteones, pero su poca experiencia le jugó en contra al no proveerle las herramientas para cumplir sus labores.

Esto y la segunda función de su poder divino: dar fertilidad y fortaleza a los dioses… en un sentido erótico. Las mismas esporas que usa para cultivar la tierra podían ser usadas para aumentar las hormonas sexuales de los dioses…

El problema de esto es que ella era totalmente incapaz de controlar esta segunda función:

– ¡Maldita sea, Ishtar! ¡Otra vez los trabajadores comenzaron a cojer con las concubinas del rey!

– ¡Mi señor, lo siento mucho--!

– ¡Cállate, tonta inútil! ¡Deja de tener esos pensamientos estúpidos cachondos en la cabeza y ponte a trabajar!

– … Si… Está bien…

Por esto, Ishtar creció con un autoestima bajo y pocas ganas de vivir; tanto trabajo y tantas responsabilidades le provocaba un gran malestar a su divino cuerpo. A veces se escondía en armarios para llorar, para después salir a seguir trabajando.

Día tras día, noche tras noche, semana tras semana, mes tras mes, año tras año… Una rutina casi eterna que parecía no acabar nunca, hasta cierta junta divina:

Los dioses de todos los panteones se reunieron para decidir la división y organización del universo; en esta junta se decidió que los dioses de la fertilidad se harían cargo de sus propios panteones, lo que provocó que Ishtar pudiera librarse de la gran carga que le habían impuesto. Esto se había quedado grabado en su cabeza, así como la apariencia de algunos dioses en esa junta que le fueron extravagantes…

El segundo motivo por el que pudo aguantar ese infierno era su hermana gemela que se autonombró mayor: Ereshkigal, quien después sería la reina del Inframundo.

Ereshkigal e Ishtar compartían un vínculo de hermanas muy fuerte que era el sostén emocional de la pequeña diosa, lo que le dió las fuerzas para soportar los muchos desánimos y eventos nada agradables que tuvo que sufrir en su larga existencia divina.

Hasta ese otro día: la desaparición del panteón de Mesopotamia.

Una criatura amenazante apareció en la ciudad divina y comenzó un desastre; a pesar de sus muchos esfuerzos por detenerlo, esa bestia cobró las vidas de cada uno, de forma lenta y sanguinaria…

– ¡Maldito… animal!

– ¡No, deja a mi hermana! ¡Mátame pero no le hagas daño!

– ¡Debes irte Ishtar, yo estaré bien!

– ¡P-Pe-Pero hermana…!

– ¡Ahora!

Entre sus víctimas también estuvo Ereshkigal, quien dió su vida para salvar la de Ishtar.

La pequeña diosa solo fue capaz de ver con horror como aquel monstruo asesino arrancó la cabeza de su hermana mayor, destruyó su cuerpo sin piedad, y después se abalanzó hacia ella.

Lo último que su mente captó de esos sucesos fueron sus manos levantadas, una explosión que apareció de la nada, y su cabeza bajo el nivel del agua que la arrastraba…

Al recobrar la conciencia se encontró a orillas de un río; al parecer la corriente la había atrapado y arrastrado por quien sabe dónde, poniéndola a salvo de la existencia de esa criatura. Pero… ¿A qué costo?

– Hermana…

Se hubiera quedado ahí para lamentarse hasta que escuchó unos golpes de parte del bosque donde colindaba el río: algunos demonios con apariencia de monstruos se hicieron presentes de entre los árboles y arbustos.

– ¡Por fin, llegamos al agua!

– ¡El único lugar donde esa vaca estúpida no nos encontrará!

– ¿¡Eh!? ¡¿Qué es esto…!?

Los demonios se sorprendieron de la presencia de Ishtar, así como ella quién la apariencia de esas criaturas le recordó al monstruo que la había intentado matar.

– ¡Es una diosa! ¡Maldita sea, estamos perdidos!

– Pero… Es muy pequeña… No creo que sea peligrosa.

– Además que se ve… ¿Muy expuesta?

– Por cierto, ahora que lo mencionas… Acabamos de llegar pero… ¿No hace mucho calor?

– Es cierto…

– ¿Eh?

Ishtar tardó un poco más en entender las indirectas de los demonios: sus rostros calurosos, sus cuerpos sudando, y sus órganos sexuales al parecer se estimulaban.

Este último detalle le hizo darse cuenta de lo que se referían, lo que le asustó en gran manera: su poder divino se estaba saliendo de su control…

– Oh no… No, no, eso no, aquí no…

– Es cierto… ¿Será por culpa de esa diosa?

– Seguramente por culpa de ese cuerpo vulgar… Vulgarmente delicioso.

– … ¿Están pensando lo mismo que yo?

Ni bien terminaron esas palabras, Ishtar se levantó de golpe del suelo y salió corriendo para escapar de los demonios; pero su cuerpo estaba demasiado débil, por lo que cayó de cara contra el suelo al terminar de cruzar el río.

– ¡¿A dónde vas, pequeña diosa!? – los demonios la alcanzaron y la tomaron de sus extremidades para someterla – ¡Vamos a jugar!

– ¡No, no! ¡Por favor, déjenme!

– Sé buena perra y haz todo lo que queramos… Si lo haces, consideraremos dejarte con vida… Si es que sobrevives.

Los demonios acercaron sus manos para empezar a tocar todo lo que pudieran en el cuerpo de la pequeña divinidad, provocándole lágrimas desesperadas entre sus forcejeos.

Si tan solo hubiera muerto no tendría que sufrir más, pero parece que su vida sería un camino de sufrimiento en solitario…

¿O no?

– Ara ara… Por fin los encontré.

Una presencia poderosa y muy tensa se hizo presente en el ambiente, dejando inmóviles a los demonios y a Ishtar le calló de golpe sus llantos. Todos levantaron la vista para encontrarse con una figura oscura de más de 2 metros de altura, proporciones descomunales… Y ojos multicolores que veían la escena con desagrado.

– … ¿Qué están haciendo?

– ¡Ah, es esa vaca tonta! ¡Volvió…!

– Pero ahora que la veo bien… ¿No es ella también muy exitante?

– ¡En cuanto terminemos con esta pequeña zorrita, iremos por la grandota!

– ¡Si, si! ¡Vaca estúpida, empieza con la cabeza de abajo si es que quieres estar aquí…! ¡Que va, yo iré por ella!

– ¿Cómo se atrevieron a llamarme?

Una de las manos de aquella figura se levantó hacia el demonio que intentó sobrepasarse: magia divina espacial salió de entre sus dedos para después provocar la creación de un agujero negro… En el interior del demonio.

Con gritos de dolor desgarradores aquel monstruo se deshizo e implosionó hasta desaparecer sus moléculas y átomos: la sangre salpicada que golpeó las caras de los demonios hizo que éstos salieran del trance de las esporas divinas de Ishtar.

– ¡Oh mierda! ¡Ella lo… lo…!

– ¡Mierda, hay que salir de aquí…!

– Después de lo que me dijeron y después de lo que estaban por hacerle a ella…

» No los dejaré con vida, ni aquí ni en el más allá.

De la espalda de la figura divina aparecieron muchos brazos, por los cuales pasó energía espacial que atrapó a todos los demonios: de forma grotesca, la magia juntó a todos los demonios y comenzó a apretar sus cuerpos hasta hacerlos desaparecer de la misma manera que el primer demonio.

A pesar de sus gritos desgarradores, del sonido de la carne y huesos aplastados, y de la sangre que coloreó el río bajo sus pies, la figura divina no se detuvo en lo mínimo.

Una vez que los demonios fueron eliminados, la figura volvió su rostro a Ishtar que estaba atónita y en shock en el río; tanto pavor le provocó contemplar toda esa escena que se orinó encima, notable por el color amarillo que corrió entre el agua sangrienta.

– ¡Ay, pequeña! Lo siento mucho por eso… ¿Te encuentras bien? ¿No te hicieron daño?

La figura se agachó para estar a la altura de Ishtar, mostrando un poco más de sus características físicas descomunales que asustaron todavía más a la pequeña diosa mesopotámica: era un cuerpo demasiado grande, con proporciones físicas ilógicas… Pero, de alguna forma a esa figura le quedaban muy bien, tanto que Ishtar se sonrojó por tenerla muy cerca.

Tantas emociones para tan poco tiempo le provocaron perder la conciencia, hundiéndose en el río de golpe.

– ¡Ay, ay…! ¡Pequeña, no te vayas! – antes de perder sentido del exterior, Ishtar sintió varias manos rodear su cuerpo con delicadeza para levantarla al aire – ¡Por favor no te mueras, lo siento mucho! ¡Tengo que cuidarte para que no te--!

» … ¿Eh? Pequeña… ¿Por qué hueles así? ¿De dónde sacaste ese olor…?

***

Lo siguiente que sintió fue calor y comodidad que nunca antes había tenido, suficiente para despertarla de nuevo.

– ¿¡Ehhhhhhh.…!?

Ishtar se levantó golpe, sudando frío ante lo que parecía aquella terrible pesadilla: su hogar destruido, su hermana muerta, y a punto de sufrir un horrible final…

La diosa respiró varias veces, para después girar la cabeza a su alrededor: estaba en una gran habitación con apariencia de palacio, con muebles decorosos y joyas colgando de todos lados, ventanales de muchos colores, y bajo su cuerpo un colchón de algodón muy esponjoso así como envuelva en suaves cobijas, como si esuviera dentro de una nube.

– En… ¿En dónde estoy? ¿Es un sueño?

Por último giró su cabeza a su costado derecho, encontrando la figura que había visto antes de desvanecerse: una mujer. No cualquier tipo, sino una mujer… Gigante.

Desde su pobre punto de vista, la mujer superaba los 3 metros de altura; su piel era morena como un bronceado considerado, contrastando con su cabello dorado y rizado. Lo más sobresaliente era su volumen corporal: su estómago era redondo y caído, contrario a los estándares comunes de belleza, mientras que sus pechos eran inmesos, como si cada uno fuese una sandía a punto de explotar. Decorando los costados de su cuerpo, había varios pares de brazos… Si, esa mujer tenía muchos brazos, lo que indicaba su naturaleza inhumana: tal vez divina.

El recorrido visual finalizó con su rostro: una cabeza redonda y con mejillas regordetas, labios anchos y abiertos soltando un poco de baba, párpados cerrados y con un lunar bajo cada uno, asi como en el labio, y una respiración muy tranquila.

« Ella es… ¡Es la mujer que ví que me salvó! No, también la conozco de otro lado… Ella es…

» ¡Es cierto! ¡Le mencioné a mi hermana que había visto una mujer gigante en la reunión divina, cuando todos los panteones decidieron que fueran independientes! ¡Ella votó a favor de esa decisión, junto con otros como… el dios inca que se me olvidó su nombre!

» Así que ella me ha ayudado… Me ha salvado 2 veces… Pero, entonces, eso también significa que… »

Para terminar su viaje visual, Ishtar revisó su propio cuerpo: un vestido holgado, distinto a lo que acostumbraba usar, y su piel cubierta de vendajes, en especial en sus piernas que habían sufrido lesiones cuando cayó en el río.

Darse cuenta de ello borró la expresión de sorpresa de su rostro, para dar lugar a la tristeza de nuevo.

« Ya veo… Al final no fue una pesadilla. De verdad… De verdad eso pasó… »

– ¿Ara ara?

De repente la mujer gigante comenzó a moverse, como si se estuviera acomodando, asustando a Ishtar más al darse cuenta que su volumen inmenso se acercaba a ella de acuerdo a su punto de vista…

– … Ah… – No, si estaba pasando eso. La mujer se estaba acercando a Ishtar.

Antes que la pequeña diosa pudiera escapar, la mujer gigante cayó sobre ella, enterrándola en el espacio entre sus gigantes pechos y dejando su cabeza sobre la superficie, de forma que las caras de ambas estaban muy cerca. Para la sorpresa de Ishtar, la mujer era tan suave como la cama sobre la que descansaban, o puede que más suave todavía; una sensación muy presente…

Considerando que la gigantesca mujer estaba completamente desnuda: una nube desnuda muy suave, de olor agraciado… Pero en especial, muy pesada, como un elefante sino es que más. A los pocos segundos Ishtar comenzó a sentir la falta de aire.

– Ah… Oiga… No puedo… respi… respirar…

– Ay… ay, ay… – en sueños, la mujer sintió el cuerpo de Ishtar retorcerse entre sus pechos, que le provocó cosquillas – No te muevas así… Me emocionas más de lo que deberías…

– Oiga… No… ayuda…

– Ya lo sé… Pero si tanto lo deseas… Solo pídelo como a mi me gusta…

» … Deva…

El sueño provocó que la mujer abriese sus ojos para mostrar sus iris que sorprendieron a Ishtar: cada una de ellas era un arcoíris muy colorido, que contrastaba con las pupilas que parecían estrellas doradas. Un espectáculo visual que pudo olvidar a Ishtar que estaba a punto de morir asfixiada…

Aquel par de ojos se abrieron de poco en poco, y en cuanto identificaron el aplastado rostro de Ishtar, se abrieron todavía más junto con una sonrisa.

– ¡Hola pequeña pollito, muy buenos días!

– … H-Hola… ¿Pollito?

– ¡Por fin despertaste, qué bien! Pero… No quiero ser mala anfitriona, solo que… ¿Por qué estás allí metida? ¿Eres ese tipo de traviesa?

– ¿Ehhh? ¡No, no, no…! Es que usted… se movió y me… me aplasta…

– … ¿Eh? ¿¡Ehhhhhhh!?

En cuanto la mujer se dio cuenta, se levantó de su sitio con velocidad imposible para su cuerpo, dejando en el colchón la marca de su cuerpo en donde quedó hundida la pequeña diosa que recuperó el aliento.

– ¡Ay, ay, ay…! ¡Te pido perdón, pequeña pollito! ¡No era mi intención casi matarte de esa manera, mucho menos después de haberte salvado!

– Está… está bien…

– ¡Claro que no está bien! ¡No puedo salvarte de esos demonios para luego usar mi cuerpo como arma contra ti, pequeña pollito!

– … ¿P-Por qué me dice así? Yo no me llamo así…

– … Perdón, es que… Yo no sé tu nombre.

Después de unos segundos de recuperar el aliento, Ishtar se levantó para sentarse en la orilla de la cama y mirar de vuelta a la mujer gigante.

– Deje que me presente. Me llamo Ishtar, la diosa de la… la fertilidad, según el reino de Mesopotamia.

– ¿Ishtar? ¡Ese es un lindo nombre! Ahora me presentaré yo… – la mujer se puso de rodillas para hacer una reverencia – Un gusto, pequeña Ishtar. Mi nombre es Deví, diosa Primigenia del Svarga…

» No sé si lo recuerdes, pero… Yo te encontré en uno de los riachuelos del río Ganges, cuando estaba cazando demonios… Ellos estaban a punto de hacerte daño, así que te salvé…

» Te traje a mi casa, te curé tus heridas, te alimenté lo mejor que pude, y he esperado hasta que despiertes. Y de nuevo… perdón por lo de ahora.

– … Está bien… Quisiera agradecerle por lo que hizo, de haberme salvado de esos demonios… Después de lo que ocurrió en mi casa, haber sido atacada por ellos… Habría sido mucho peor.

» También quisiera agradecerle… Ya que usted estuvo en la primer reunión divina que hicieron todos los dioses. Ese día usted… Usted votó para que los dioses fueran independientes por reino. Eso me… me ayudó para no tener qué--

– ¿Qué yo hice qué? ¡No me acuerdo absolutamente de nada!

Deví sonrió de lado mientras se rascaba la nuca, sorprendiendo bastante a Ishtar.

« Su comportamiento y su cuerpo… No concuerdan en lo absoluto. »

– Usted dijo que es la Primigenia de Svarga… ¿Qué es eso de "Primigenia"?

– Eso… Eso quiere decir que soy su madre, más o menos.

– ¿Madre…? ¿¡Madre!? ¡¿Usted es… es madre de los más de 1116 dioses del Svarga!?

– … 1116… ¿No se supone que eran más?

– ¿¡Ehhhhhh!?

– Por cierto… ¿Qué quieres decir con "lo que ocurrió en mi casa"? ¿Qué le pasó al reino de Mesopotamia?

– ¿Eh? ¿No lo sabe…? Así que… Nadie lo sabe…

Ishtar bajó la cabeza con pesar y tristeza, provocando una gran dosis de empatía en Deví; la diosa hindú fue hasta Ishtar para volver a arrodillarse, ahora a sus pies, aunque por su gran tamaño sus pechos quedaron a la altura de la cara de la pequeña. Una de sus muchas manos se posó en la mejilla de Ishtar de forma cariñosa, mientras otra se posó en su hombro.

– Parece que viviste cosas muy feas… ¿Te importaría contarme mientras comemos algo? Los estómagos llenos son motivo de felicidad, y también debes recuperar tus fuerzas…

– ¿Comer…? – Ishtar recogió sus rodillas para apretar su cara contra ellas – Muchas gracias… Pero no tengo hambre--

Un gruñido voraz arremetió en la habitación.

Más bien, un par de gruñidos: uno que movió de forma visible el estómago de Deví, y otro oculto tras las piernas de Ishtar. La diosa mayor sonrió con un leve sonrojo mientras que la menor se volvió de rojo explosivo que cubrió con sus rodillas.

– Creo que alguien tiene hambre… – Deví sonrió de oreja a oreja de forma coqueta – No te preocupes, yo te alimentaré muy bien~♡

– ¿Eh…?

***

– … ¿Qué es esto?

– Tu desayuno.

– … Pero… ¿Qué es?

Nueva escena en la cocina: Deví vestida con un delantal cosido a mano y cocinando, mientras que Ishtar estaba vestida con una bata, y sentada a la mesa

Justamente la diosa mesopotámica estaba perpleja por el plato de comida que tenía frente, en el cual reposaban un montón de pequeños…

¿Cómo describirlos? Bueno, desde su punto de vista era algo muy extraño: varias capas de harina cocida apiladas en una torre, junto con un jarabe oscuro que escurría desde la cima…

– Es comida humana; ellos los llaman "hot cakes".

La diosa mesopotámica miró con pocas ganas aquella comida; se veía muy pobre, tanto como sus ánimos.

– No esperes mucho, o se enfriarán. Es mejor comerlos calientes.

– De acuerdo…

El cuerpo de Ishtar le pedía comida por más que su voluntad y los recuerdos de los últimos eventos que vivió se negaban. Además, rechazar la hospitalidad de la madre de los 1116 problemáticos dioses del Svarga podría ser contraproducente… No tenía más opción.

Tomó los cubiertos que Deví le había dejado, cortó un pedazo del primer "hot cake" y dio el primer mordisco sin muchas ganas…

Un mordisco del cual no se arrepentiría:

– Eso es… es… ¡Delicioso! – las mejillas llenas de Ishtar se encendieron en rojo vivo junto con una sonrisa.

– ¡Qué bien! ¡Todavía tengo buen sazón!

Tras el primer mordisco, el hambre de Ishtar pudo más, obligándola a comer de forma voraz, mientras que Deví dejaba de su lado de la mesa los muchos platos de comida que ella desayunaría, más de 15…

Deví tomó asiento frente a Ishtar y comenzó su propia comida mientras que Ishtar continuaba con la suya.

– Bien, pequeña Ishtar… Ahora que estás llenita, podemos hablar a gusto… Cuéntame un poco de ti.

– ¿Eh? Sobre… ¿Sobre qué cosa?

– Pues… ¿Qué hacías nadando en un río muy lejos de casa?

– … Si, tiene razón… De eso hablábamos…

» Verá, señora Deví… Mesopotamia sufrió un ataque de parte de… De un monstruo. Ni siquiera sé cómo describirlo… Una abominación que parecía producto de una pesadilla…

» Esa cosa… Esa cosa mató a todos… Todos los dioses de Mesopotamia, sin excepción… Incluso… Incluso a mi hermana…

» Ella… Murió para salvarme… Pero solo fui capaz… De ver cómo la mataban sin que yo… Yo pudiera hacer algo--

– ¡Toma!

A mitad de su relato, Deví lanzó su tenedor con pedazos de hot cakes a la boca de Ishtar, llenándola por completo. Después retiró el tenedor, procurando que la comida quedase en la boca de la pequeña.

– Suficiente por hoy. No te quiero seguir viendo llorar, pequeña Ishtar.

– ¿Mmmm? – la diosa se llevó las manos a las mejillas; ni siquiera se había dado cuenta en qué momento empezó a llorar.

– Lo podemos dejar aquí por ahora… Ahora entiendo un poco más. Si quieres que lo volvamos a hablar, será en otra ocasión que te sientas mejor…

Ishtar solo pudo asentir con la cabeza debido a la comida que llenaba por completo su boca, casi sin poder masticar. Con esfuerzo logró tragarse la comida para hablar de otra cosa.

– … Está bien… Oiga, ¿Puedo hacerle unas preguntas?

– ¿Mmmm? Adelante.

– ¿Qué sucedió después que me salvó…?

– Pues… – Deví tomó otro mordisco de su octavo plato mientras pensaba – No mucho. Dado que estuviste dormida por 2 o 3, no pasaron muchas cosas: te cuidé, te di calor, te di leche porque no podías comer nada sólido…

– Ya veo, pero… ¿2 o 3 qué? ¿Se refiere a horas?

– No, me refiero a meses.

– ¿¡Qué!? ¿¡Estuve dormida por 3 meses!?

– Recibiste muchas heridas de ese monstruo, y yo no sé cómo curar a otras personas… Nut-chan me ayudó enseñándome los secretos para saber cómo usar mi poder en la curación.

– ¿Eh? ¿Quién es--?

Ishtar se detuvo al ver cómo Deví relamía un poco el tenedor con que estaba comiendo… El mismo que había usado para darle a ella de comer…

Por un momento recordó una situación entre jóvenes dioses que había visto en Mesopotamia, que tras preguntarle a Ereshkigal recibió una respuesta: eso que hicieron de compartir la comida le llamó "beso indirecto".

Una situación… Muy similar a la que estaba ocurriendo en esos precisos momentos. O sea que… Acababa de recibir un beso indirecto de la diosa Deví, ¿No?

« ¡No, no! ¡¿Qué rayos estás pensando!? ¡No, no, nada de eso! Solo soy una invitada… Que fue salvada por ella… Nada más… »

– ¡Ah…! Qué rico~

Deví suspiró con victoria tras terminar el décimo quinto plato de comida, asustando bastante a Ishtar.

« Bueno… Considerando su tamaño, supongo que está bien… »

Inevitablemente sus ojos se posaron en Deví… en toda ella. Sus curvas delineadas y sin control debajo de ese delantal, que era todo lo que estaba vistiendo en esos momentos; tan solo pensar que seguía desnuda y en recordar todo lo que había visto y sentido en esa mañana…

La cara de Ishtar se puso roja como tomate de inmediato.

« ¡No, no! ¡Nada de eso! ¡No pienses en eso, no pienses en eso, no pienses en eso…! »

Su cuerpo desobediente solo sintió subir el calor mientras seguía imaginando el cuerpo de Deví; a pesar de ser de una mujer muy distinta a las que conocía, tan solo pensar en ella… También le hacía pensar en él. De forma curiosa habían ciertas similitudes entre ambos…

Similitudes que estaban acelerando el corazón de Ishtar de forma involuntaria y nerviosa, provocando que algo estallase en su interior, como una especie de magia especial…

Espera…

« ¿Eh? » en cuanto se dió cuenta que la sensación era la misma, Ishtar palideció del pánico « No… No, no, no, no, no, no, no…

» No puede estar pasando otra vez… ¡Por favor, en todos lados menos aquí…! »

– ¿Pequeña Ishtar? ¿Todo bien? – Deví se levantó de su silla y caminó a Ishtar, quien al instante se cayó de su asiento – ¿¡Estás bien!?

– ¡N-No…! Aléjese de mi, por favor.

– Espera, no puedes herirte en tu tiempo de sanación. Déjame--

– ¡Por favor! ¡No lo entiende, pero es por su bien!

– ¿De qué hablas? Una pulgita no puede hacerme daño--

La nariz de Deví de repente se levantó, inhalando un par de veces en un movimiento poco perceptible; las pupilas suyas se encendieron así como sus mejillas al tiempo que identificaba eso…

– … Otra vez… Ese rico olor… Que olí en ti…

« ¿Olor? ¿¡De que habla!? No entiendo…¡N-No…! ¡Eso no importa!

» Otra vez me está pasando esto, y ahora con una diosa que acabo de conocer… » las piernas de Ishtar temblaron como gelatina « ¡L-Lo siento mucho, señora Deví, pero no puedo quedarme aquí haciéndole esto…! »

Ishtar se dio media vuelta lista para salir corriendo, pero Deví de inmediato la tomó con una mano, con la suficiente fuerza para detenerla en seco.

– ¿Eh?

– ¿A dónde vas, pequeña Ishtar…? Hay que hacer algo con ese olor.

« ¡M-Me atrapó…! ¡N-No puede ser! » el miedo en Visitar le hizo orinarse encima, ensuciando el suelo con una mancha amarilla.

Deví apretó un poco sus ojos y estiró otra mano a Ishtar, de forma que la tenia completamente encerrada..

« ¡N-No… Suélteme! » Ishtar trató del zafarse, pero el agarre del Deví era muy poderoso.

Deví con Ishtar en brazos fue corriendo a otra habitación, permaneciendo ese trance que Ishtar conocía muy bien; sin evitarlo, el pánico de imaginar lo que pasaría a continuación le hizo seguir orinando sin control.

« Este es… mi fin. Solo una vez me había pasado esto pero pude evitarlo… Aquí ya no hay escapatoria. Voy a ser… A ser…

» Hermana, Ereshkigal… ¡Lo siento! ¡Lo siento mucho… Por ser tan débil…! ¡Sea donde sea que estés… No me mires! »

Ishtar solo pudo cerrar sus ojos llorosos con mucha fuerza, mientras sentía la brisa del aire moviéndose a gran velocidad, escuchaba una puerta abrirse y cerrarse…

Y por último un chapuzón en el agua. Consecuencia de su propio cuerpo sumergido en agua.

– ¡Ahhhhh! – Ishtar gritó por instinto al sentir el agua y su temperatura caliente, que le hizo abrir los ojos:

Contrario a lo que había imaginado, estaba dentro de una tina con agua hasta la mitad de su capacidad, de forma que le llegaba al borde del pecho; agua que en pocos segundos adquirió una temperatura agradable, junto con un aroma frutal muy agraciado en el aire.

– ¿¡Ehhhh!?

– Eso viene conmigo.

Deví desnudó a Ishtar por completo, tanto de su ropa como de sus vendajes, de forma que la pequeña diosa quedó expuesta al agua y al exterior; pocos momentos después Deví también entró a la tina, detrás de Ishtar, y aumentando el nivel del agua hasta casi ahogar a Ishtar.

– ¡Agh…!

– Cuidado, pequeña Ishtar. – Deví volvió a aprisionar a Ishtar en sus brazos y la sentó en su voluminoso regazo, de forma que su cabeza otra vez flotó sobre el agua.

– ¿¡Ehhhhh…!? – Ishtar parpadeó varias veces muy confundida.

– Ya quedó. Ahora… El jabón.

Ishtar sintió un líquido frío correr en su cabellera, para después las manos de Deví introducirse en su cabello… Creando espuma que estaba usando para bañar su cuerpo.

– ¿Qué…? ¿¡De qué se trata esto!?

– Pequeña Ishtar, esto es un baño… Te estoy bañando, ¿Nunca te habías bañado?

– ¡No, claro que sí…! ¡P-Pero…! ¡Se suponía que usted iba a… a…!

– ¿Hacer qué cosa? ¿Limpiar los pasillos que orinaste? Si, eso haré después de bañarte.

– … Ah… Lo siento… Por eso…

Ishtar de nuevo se sintió muy mal, tanto por eso que dijo Deví como por… las esporas mágicas que la pequeña había soltado de nuevo por error, lo que produjo todo eso…

Espera un momento… Su poder era infalible; cualquiera que estuviera cerca de sus esporas, sean dioses o demonios, sufrían las consecuencias de ello: entrar en un estado de lujuria imposible de saciar… Pero esa diosa… ¿Tal vez porque era una Primigenia? ¿O por qué no le estaba haciendo efecto?

– Veamos… – con mucha espuma en sus manos, Deví procedió a limpiar la espalda de Ishtar, llegando hasta las pequeñas alas que le decoraban – ¡Mira, mira! Tienes unas alas muy pequeñas y bonitas…

» Me recordó a un pollito, y por eso… Por eso te llamé pequeña pollito.

– … Y-Ya veo… – pero, ahogando su culpabilidad, estaba la sensación candente que le recorría por estar sentada en los muslos de Deví, así como sentir las suaves manos de la diosa rodear su cuerpo de arriba a abajo; algo que…

Que solo había sentido en momentos especiales, como con su hermana mayor… O algo que le hubiera gustado hacer con él. Eso último era lo que le estaba provocando tanta emoción poco decente, a pesar de intentar contenerse.

– Mmmmm… Que mal. – Deví siguió tocando el cuerpo de Ishtar con su espuma, ahora pasando a su cuello y clavículas, con un rostro confundido – Ese olor no desaparece.

– … ¿Esto tiene olor? Ni siquiera sabía eso…

– ¿"Esto"? ¿Sabes de qué es ese olor?

– … Supongo que se refiere a mi poder divino… – Ishtar bajó la cabeza mientras hablaba y sentía las manos de Deví todavía recorrer su cuerpo – Es que yo…

» No solo soy diosa de la fertilidad. También soy… diosa del amor… Amor erótico. Mi cuerpo… Puede producir esporas mágicas que controlan la fertilidad de la tierra… Y encienden los deseos lujuriosos de los seres vivos que estén en contacto…

» Yo nunca he sido capaz de controlar ese poder, y es demasiado poderoso… Por eso, los dioses de Mesopotamia quisieron que yo… Fuera la diosa de la fertilidad del universo entero. Pero…

» Pero en la primera reunión divina… Usted votó en contra, y gracias a eso… Estoy aquí. Gracias a todo lo que usted ha hecho; salvarme ese día, y salvarme de los demonios…

– … Así que… Cuando estabas en el río… ¿Esos demonios te atacaron porque recibieron tus esporas?

– Si… No es la única vez que he visto la capacidad de mis poderes: a veces funcionan bien, y otras veces son un desastre… Por eso, los dioses de Mesopotamia… Ellos me tachaban de una diosa poderosa y peligrosa… Pero esto…

» Yo nunca pedí nacer con esto. Esto solo me ha traído problemas… Yo no quiero seguir… Seguir con esta maldición…

– No. No digas eso.

– ¿Qué…?

Deví golpeó suavemente la cabeza de Ishtar con espuma para hacerla callar.

– Todo lo que acabas de decir. Retráctate.

– ¿Eh? ¡Pero es la--!

– Silencio… – Deví uso una de sus muchas manos para tapar la boca de Ishtar – Ya dijiste tus motivos, ahora me toca a mi.

» Dices que es una maldición, pero no es cierto. Ese poder… Ese olor es algo… Muy agradable.

» De entre todos los motivos que tengo para darte, voy a ser un poco egoísta: ese olor es el mismo que… que emanaba Deva. Por eso es tan bonito…

Ishtar abrió los ojos con sorpresa; liberó una de sus manos para tomar la mano de Deví y quitarla de su boca.

– ¿Deva? ¿Habla del mismo que mencionó en su sueño?

– … ¿Eh? ¿Volví a hablar de él estando dormida? – Deví rió un poco tímida – Qué descuido de mi parte.

– … ¿Puedo saber… quién es?

Deví suspiró largamente mientras seguía lavando a Ishtar.

– Deva era mi… mi… – después de pensarlo largo rato, la diosa se sonrojó un poco – ¡Ay, qué pena! ¡Ni siquiera le dimos título a nuestra relación!

» Pero hicimos muchas cosas juntos… Era mi amigo para tener la compañía de alguien… Mi mejor amigo para hacerme feliz sin importa qué… Mi novio para tomarnos de la mano bajo la luz y la oscuridad… Mi prometido para hacer juramentos y promesas sobre el futiro que tendríamos… Mi amante para explorar hasta la última parte de mi alma… Mi esposo para besarlo y amarlo hasta la última gota de mi tiempo…

» Él era mi todo… Y ahora es mi nada. Ojalá pudiera decir que lo he olvidado, pero… Es mi primer pensamiento al despertar, lo último que veo al dormir, lo que sueño y lo que imagino… Es imposible que pueda olvidarlo.

» Su cabello, esponjoso y oscuro… Su piel, tan tersa y suave al tacto de mis dedos… Sus brazos, que siempre desee fueran enormes para que me rodearan y cargaran aunque fuera grande y gorda… Su pecho y su abdomen, que eran lisos y firmes para usarlos como almohada… Su rostro tan perfecto, sus ojos oscuros y penetrantes, sus labios que adoraba tanto…

» Y gracias a ti, puedo recordar en vivo cómo era su aroma… Ese aroma que me volvía loca por él.

De repente Deví apretó a la pequeña diosa contra su voluminoso cuerpo, permitiendo que Ishtar en medio de su alteración sintiera cada parte de su piel…

Incluso los latidos de su corazón que se transmitían desde lo profundo de su pecho, lo que le indicó a Ishtar que la diosa hindú estaba sintiendo más que solo lujuria incontenible…

Estaba sintiendo amor; un amor auténtico, puro, profundo y… Imposible de seguir describiendo. Esos latidos resonaron de igual forma al corazón de Ishtar, haciéndole recordar a ella que también había sentido lo mismo…

– … ¿Él se fue?

– … Si… Ya no está aquí ni en ningún lado… Por eso, te pido una disculpa si me porté muy agresiva hace poco…

» Es que… Pensar que tú también tenías el olor de mi Deva… Me hizo enojar un poco… Porque me recordaba que yo… Yo…

Ishtar se giró hacia el interior de Deví, hundiendo más su cuerpo y elevando su cabeza por encima de los pechos de la diosa, de forma que su cara estuviese lo más cerca posible de la cara de la diosa hindú.

– … La entiendo muy bien. Yo también pasé por lo mismo… Las personas que más amaba ya no están conmigo.

– Oh, pequeña pollito… Eres demasiado joven para pasar por eso.

– De hecho, yo… Soy vieja, pero no lo aparento.

– Pero… Que alguien como tú haya sufrido eso… No me agrada en lo absoluto.

Deví rodeó sus brazos por encima de los hombros de Ishtar y la encerró en un abrazo muy fuerte, para soltar sus emociones ambas a su manera; Ishtar, tras sacar sus brazos para intentar rodear a Deví, dejándose llevar por la emoción del momento, y con Deví solo mirando al fondo de la tina con ojos vacíos…

Pero disfrutando todavía de las esporas mágicas de Ishtar: ese aroma era verdaderamente un manjar para Deví, que le recordaba esa historia de amor tan perfecto que había escrito hace tantos eones.

– Ishtar pequeña… ¿Puedo hacerte una petición egoísta?

– ¿De qué se trata?

– Quiero que vivas conmigo, todos los días de mi vida… Para que pueda seguir disfrutando de tu aroma… ¿Te gusta la idea?

Ishtar apretó su cabeza contra los pechos de Deví, al sentir en ellos la suavidad y el calor como si fuera de su hermana.

– … Después de lo que hizo por mi… Estoy segura que no quisiera estar en ningún otro lugar… Más que estar segura aquí dentro, junto a su corazón.

– … Claro que sí, pequeña pollito… Puedes estar en mi corazón todo lo que desees…

Ambas se mantuvieron abrazadas una con la otra por un largo tiempo, hasta que otro gruñido estomacal arremetió el estómago de ambas: la interrupción fue suficiente para haverlas sonrojar de la misma manera.

– ¡Ay, que cosas…! Otra vez tenemos hambre, pequeña pollito.

– Si… – Ishtar desvió su mirada con un poco de vergüenza – Podría… ¿Podría comer de nuevo esos… "hot cakes"?

– Claro que sí. Te haré todo lo que quieras hasta que estés satisfecha~

– ¿Eh? ¿Ehhh…? – Ishtar se sonrojó bastante con el uso de las palabras de Deví – ¡M-M-Me refiero a… a la… la comida!

Yo también… La comida es importante, además que… Se presenta en muchas formas y tamaños~

Un guiño coqueto de Deví provocó más sonrojos acelerados de Ishtar, provocando que la mayor riera de nuevo.

Ambas siguieron en la tina un poco más de tiempo, tras lo cual salieron, se vistieron con batas de baño, Ishtar se quedó en el baño mientras Deví limpiaba los orines de su invitada, y volvieron a la cocina para volver a comer…

Compartiendo un momento de felicidad y emoción entre ambas, lo cual hizo borrar por completo los malos recuerdos que ambas adquirieron por sus conversaciones. Al contrario… Sus corazones y almas dolidas encajaron a la perfección para tener un momento juntas que las hiciera un poco más felices.

Así fue su día hasta que arribó la noche; siendo que Deví no tenía más camas para usar, de nuevo compartieron la misma; está vez Ishtar usando un camisón holgado, junto a sus vendajes, mientras que Deví volvió a acostarse desnuda.

– ¡Si…! – Deví no dudo en apretar a Ishtar en su voluminoso cuerpo – Podemos estar juntas otra noche.

– Si. Eso me alegra… Estar con usted es muy agradable…

» Y no tengo forma de agradecerle que me haya salvado. Es lo menos que puedo hacer… Confiar en usted.

– Pequeña pollito, me alegro de eso… Además que yo te prometí que te cuidaría… ¡Y es lo que haré!

– Muchas gracias, señora Deví--

– No, no me digas así… Usa un apodo, así como tú eres mi pequeña pollito… ¡Y yo seré tu…!

Deví fijó su mirada en Ishtar, dándole a entender que debía pensar en un apodo; tras imaginarse un poco, uno se le vino a la cabeza:

– … ¿Bomboncito?

– ¡Si! ¡Ese me gusta! – Deví volvió a aprisionar a Ishtar contra su cuerpo – Hasta mañana, pequeña pollito.

– Si, hasta mañana… Bomboncito…

Ishtar se encendió en rojo de vergüenza, que Deví hubiera visto si no se hubiera caído dormida casi al instante tras cerrar los ojos. Aquello dió un poco de soledad cálida y esponjosa s Ishtar para que pudiera poner en orden sus pensamientos sobre ese primer día con Deví…

Primer y último día.

« Es una mujer muy bonita… Dulce, agradable, amable, sincera, y melosa… Me recuerda mucho a mi hermana. »

Después de algunos segundos el rostro de Ishtar se apagó un poco.

« Aunque, lamento haberle provocado este momento de lujuria… Aunque haya hablado con el corazón, fue por culpa de mis esporas. Pero… Para mañana el efecto se habrá acabado, y todo volverá a la normalidad…

» Ella recordará todo lo que hizo hoy… Se enojará conmigo y me odiará por haber permitido que eso pasara… Será mi culpa y de nadie más, como siempre… »

Ishtar acomodó su cabeza con cuidado para sentir los pechos de Deví como suaves almohadas alrededor de su cabeza y cuerpo, el cual vibraba al ritmo de sus latidos cardíacos.

Una sensación esponjosa muy agradable, y que ella había tenido hace algún tiempo atrás; distinto en muchos aspectos físicos pero igual en sentimientos.

« Supongo que… Estuvo mal que mi egoísmo permitiera eso. Pero al menos… una vez más… pude volver a sentir esto… »

***

Fecha de publicación: 20/11/24
Autor: ASFD & Dharma1421
Editor: Dharma1421

Nota de autor: Muy buenas mis queridos Ragnabrothers.

¡Segundo especial por el aniversario de LoR! Un encuentro especial entre las favoritas de cada historia: la diosa del amor Ishtar y la diosa creadora Deví. Mis mamis UwU

Un primer encuentro lleno de referencias que quienes hayan leído LoR las descubrirán en seguida. Pero hablando de esta historia, ¿Qué sucederá a continuación? ¿Habrán más momentos para sanar las heridas de sus corazones dolidos juntas? ¿Más momentos de amorsh compartido así como de ternura? ¿Será que la caída de Mesopotamia tendrá algo que ver para dar lugar a este encuentro?

Todo esto y más lo sabremos si es que les ha gustado este especial; déjenlo saber en los comentarios, para traer más de estos crossover.

Sin más que decir, ¡Los leo en el siguiente especial!

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