¡¿Eva, otra vez madre primeriza!?
Eva - Madre de la humanidad
***
– ¿¡Eh!? ¿¡Qué hago!?
Una nueva situación se presentaba en las manos de Eva.
Mejor dicho, una vieja situación que hace muchos años no volvía a experimentar, tras haber cumplido con su deber humano de poblar la tierra en su comienzo…
¿De qué hablamos? Tener y cuidar bebés.
No uno ni dos… sino una cantidad muy abundante. Alrededor de 20 niños pequeños, los cuales rodeaban a su madre Eva y estaban listos para crear el mayor desorden posible en su vida.
¿Cómo rayos sucedió esto? Tenemos que rebobinar en el pasado… Mediante mucho texto:
** Inicio del contexto **
Un año después de haber hecho la salida especial del día de madres que organizaron los Einherjers, era momento de hacer otro especial.
El de la idea fue Merlín, quien estaba creando un conjuro especial; sin embargo, por error Eva le interrumpió y el hechizo salió mal. No solo eso, sino que por error fue disparado contra todos los Einherjers, tanto del primero como del segundo Ragnarok, y este surtió efecto secundario inesperado:
Todos se convirtieron en bebés, más o menos de unos pocos meses de nacimiento. Aún conservaban todas sus memorias y habilidades, siendo su única limitación sus cuerpos físicos. Pequeños y con suficiente conocimiento; una combinación que significa problemas serios.
Los únicos que no se vieron afectados por el hechizo fueron Eva, Adán y Merlín; ellos últimos salieron a explorar los más oscuros bosques del Valhalla, los Campos Elíseos, e incluso del mismísimo Helheim y el Tártaro, en busca de la lista de ingredientes requeridos por Merlín para revertir el hechizo. En su ausencia, Eva se deberá hacer cargo de los bebés y evitar que sufran un accidente severo antes de recuperar su apariencia y cuerpo original.
** ¡Fin del contexto! **
Hasta aquí todo bien, pero entonces… ¿Cuál es el problema que debe enfrentar la primera madre de la humanidad? Se supone que su mejor habilidad debería ser la crianza, ¿Cierto?
¡Error! Bueno, más bien… ¡Alejado el 50% de la realidad!
Aunque es cierto que Eva es buena en esto, hay un problema: han pasado miles de años desde la última vez que cuidó a un bebé de semejante edad en brazos. Esto le formaba a Eva una gran incógnita: ¿Podría despertar de nuevo sus habilidades maternas, después de tantos años de olvido, para hacerse cargo de este trabajo tan… complicado?
– ¡Pequeño, bájate de ahí!
Por desgracia, no estaba saliendo bien.
Al parecer los Einherjers en edad bebé tienen demasiada energía en sus interiores que no son capaces de controlar:
Lu Bu perseguía a los demás tratando de morderlos para pelear dignamente; en su camino cada tanto Raiden y Sasaki trataban de impedírselo, aunque eso significaba ser los nuevos objetivos del chino. Jeanne estaba confinada en una esquina llorando por su nueva apariencia, tratando de ser consolada por Jingū y Aquiles. En otra esquina, Curie intentaba con Tesla de crear una solución al hechizo de Merlín, sobrando decir que sus experimentos les estaban saliendo muy mal.
Qin Shi, Leónidas, Cleopatra, Gangadevi y Cortés aprovecharon su condición para jugar un rato, en un nuevo juego en dónde intentaban ser el mejor rey; sobra decir que debido a sus abismales diferencias de pensamiento, en menos de 5 minutos formaron la primera guerra campal de bebés.
Zapata y Bolívar compartían una esquina, tomando de unos biberones como si fueran botellas de cerveza; a su lado Jack les imitaba, pero con el biberón como una taza de té. Nostradamus molestaba bastante a Da Vinci y Simö; en cuanto le quitó los pinceles a Da Vinci, este comenzó a llorar desconsolado mientras Simö disputaba los artefactos.
Okita y Sakata sujetaban un par de pequeños palos, simulando su katana y hacha respectivamente, para golpearse uno al otro; en una gran almohada, Rasputín animaba la pelea y tenía de colección varios chupetes que les quitó a otros niños.
Eva estaba al borde del colapso; aún siendo bebés se estaban portando muy agresivos y con tan pocos modales. Le era imposible a la primera humana controlarlos.
– ¿Qué voy a hacer? ¿¡Qué voy a hacer…!?
Pero entre ellos aún había un atisbo de esperanza: Ng Mui. La bebé de cabello castaño corto estaba sobre los brazos de Eva, quien iba de arriba a abajo descontrolada, pero en calma total: un chupete en la boca, sus ojos oscuros abiertos en curiosidad, y sin emitir ni un solo quejido.
Para la pequeña bebé, estar en los brazos de Eva era más que suficiente para portarse adecuadamente; aquella presencia tan acogedora estaba llenando de ternura y calma a Eva, poco a poco.
– … Bueno… – se detuvo para ajustar a Ng Mui en sus brazos – Parece que tú si pudiste adaptarte, ¿No?…
» ¿¡Ehhhh!?
Antes de darse cuenta el desastre le llegó: Lu Bu se percató de Ng Mui y comenzó a escalar las piernas de Eva para llegar a ella, cosa que la asustó e hizo caer al suelo de espaldas. Eso facilitó las cosas a Lu Bu, quien sin dudar se lanzó de forma descontrolada para atacar a Ng Mui y encontrar a su digno oponente…
Pero Ng Mui no lo permitió: levantó su pie, usando su arte marcial de Serpiente, y le dió una patada directa a la mejilla que apagó por completo su qi y lo desmayó en el acto. Eva respiró agitada varias veces, para después levantarse del suelo, dejar a Lu Bu dormido en un lado, y atender de inmediato a Ng Mui.
– ¡Gracias! Aunque, se supone que yo debería haberte protegido… – los ánimos de Eva volvieron a bajar – Al parecer he perdido el toque… Me siento mal por estar fallando a ustedes, aún después del lindo día de paseo que me habían dado el año pasado, con ese vestido tan lindo…
A pesar de su tamaño y edad tan minúsculos, Ng Mui quiso decir algo para calmar los ánimos de Eva, por lo cual se quitó el chupete…
Pero había olvidado su sinestesia de qi, dónde el daño al qi que toca se le transfiere: por el golpe dado a Lu Bu, su mejilla se hinchó en gran manera y tomó color rojo, sin mencionar el gran dolor que le arremetió. En cuanto sintió el primer atisbo de dolor, la bebé empezó a llorar a gritos desconsolados.
– ¿¡Eh!? – Eva se asustó en gran manera – ¡Pequeña! ¡¿Estás herida!? ¿¡Cómo…!? ¿¡Qué puedo hacer!?
Eva corrió de lado a lado con Ng Mui llorando y adolorida, pensando y pensando en alguna posible solución para su niña. Algo debía de haber… siempre había algo, una mínima solución que funcionase…
– ¡Vamos! ¡Vamos! ¿Qué puedo hacer? ¿Qué solución…?
En su mente apareció una idea: algo pequeño y tal vez insignificante, pero en su condición desesperada era la única cosa buena que podría funcionar.
Apretó a Ng Mui en sus brazos para llevarla a su pecho, le dió un beso cálido en su mejilla intacta con suficiente fuerza para marcarle los labios; se comenzó a mecer de lado a lado, con intentos de movimientos tranquilos, y… comenzó a silbar. Un silbido muy leve, a manera de canción de cuna.
Su mente se concentró tanto en que la canción saliera bien, según la recordaba, que cuando no se dió cuenta hasta que terminó de silbar que Ng Mui ya había parado de llorar: al verla, vio que su rostro no había cambiado la marca de sinestesia de qi. Pero ahora, la bebé tenía los ojos castaños, aunque hinchados de llanto, abiertos en curiosidad y sorpresa.
Al parecer, el remedio casero de Eva había surtido suficiente efecto para que la pequeña niña olvidase su desgracia; aquel resultado hizo sonreír a Eva.
– ¡E-Esto salió bien! ¡Me volvió a salir bien! ¡Esto es muy bueno…!
Ya había terminado se disponía a regresar a atender a los niños, pero Ng Mui se lo impidió: pellizcó un poco los brazos de Eva y, consiguiendo solamente burbujas con los labios, intentó el silbido de Eva; ella tardó un poco en entender lo que quería la niña.
– ¿Quieres que te cante de nuevo, verdad? – Ng Mui asintió con la cabeza – Está bien, corazón.
De nuevo realizó su movimiento Eva, pero ahora mucho más tranquila: llevó a Ng Mui a su pecho, de manera que la bebé sintiera su latir de corazón, cerró los ojos y volvió a silbar, ahora en voz más alta y definiendo mejor las tonalidades de aquella música labial: los altos y bajos arrulladores cantos que asemejaban al oleaje marino, el ruido silencioso del bosque y la cálida mejilla de madre que se pegaba a sus mechones castaños.
Mientras seguía silbando, la niña Ng Mui se aferró al pecho de Eva y se acomodó mejor, de forma que al cabo de muy poco tiempo se quedó con los ojos cerrados y babeando de sueño, para al final caer dormida. Al darse cuenta de ello, Eva sonrió y caminó tranquilamente a otra habitación lo más rápido y silencioso posible.
– Ya casi olvidaba esa canción… – haber cantado eso le produjo un dejá vu, que le obligó a hablar aunque sea para sí misma – Esa canción de cuna… que Adán me inspiró a crear después de oír mi voz…
» Tus hermanos mayores, Cain y Abel, siempre fueron niños muy hiperactivos a quienes les gustaba hacer desastres. En cambio, Awa siempre fue tranquila y silenciosa, aunque también tenía muchos momentos de berrinche cuando tenía hambre, quería ir al baño, o buscaba la presencia de papá. Muchas veces no supe qué hacer, y en mi desastre salieron estos silbidos para intentar tranquilizarlos…
» Un día Adán me oyó y me preguntó sobre esto. Todavía era nueva en muchas cosas, y ni siquiera sabía lo que estaba haciendo; pero Adán fue tan gentil y amable. Me tomó de la mano, me besó, y después me dijo que prosiguiera… y toda la tarde estuve silbando solo para él. Después de eso, me aplaudió y felicitó… Eso me hizo tan feliz.
» Al día siguiente, empezamos a tomar "clases de silbido". Realmente no teníamos ni idea de lo que estábamos haciendo; solo estábamos silbando hasta conseguir la canción de cuna perfecta. La probamos primero en nuestros hijos mayores y funcionó, y años después con la llegada de Awa, lo intentamos de nuevo y también funcionó…
» Y ahora, aquí estamos. No creí que volviera a usar este cántico nunca más en la vida… a menos que volviera a ser madre. A decir verdad, no esperaba que fuera en estas circunstancias…
» Pero creo que ya está claro… Qué todavía tengo el toque especial para ser mamá, ¿No es así, corazón?
Ng Mui no había escuchado la mayoría de las palabras puesto que estaba dormida; sin embargo, parte de su subconsciente había prestado suficiente atención, lo cual le hizo abrir una de sus pequeñas manos y apretar los dedos de Eva, a manera de no soltarse de su madre.
Un gesto que conmovió mucho a la primera mujer de la humanidad, tanto que se sintió a punto de llorar.
Por fin llegó hasta la habitación que quería: una creada por Merlín con la cantidad de cunas necesarias para dormir y encerrar a todos los bebés. Eva estaba dispuesta a depositar a Ng Mui en una de esas cunas, esperando que se mantuviera dormida y así avanzar con los demás pequeños…
– Ya había olvidado cómo es ser una madre… – Eva se resignó a último momento, y volvió a apretar a Ng Mui en su pecho, sintiendo su calidez y pequeño cuerpo una vez más – Mejor no te soltaré. Es bueno que haya pasado esto…
Pero, de repente, sintió en uno de sus pies un pequeño pellizcó, que le hizo girar de repente su mirada:
Raiden Tameemon, Sasaki Kojiro, Jeanne D'Arc, Jingū Kougou, Jack the Ripper, Okita Souji y Leonardo da Vinci. Todos los bebés estaban reunidos en el suelo, gateando lo mejor posible para rodearla y usando a Tameemon, el más grande, para llamar la atención de Eva.
Ella se asustó de la coordinación tan perfecta de los bebés, que le hizo dar un pequeño grito.
– ¡Ahhh--! ¿Qué pasa? ¿Qué necesitan…? – de inmediato empezó a susurrar al recordar que Ng Mui estaba dormida.
Okita levantó una de sus manos señalando a Ng Mui y la manera en que estaba siendo arrullada; Eva tardó un poco en entender la petición.
– ¿También quieren que los cargue? ¿Quieren estar así como mi niña?
Todos asintieron con la cabeza de inmediato, lo que hizo que Eva volviera a su plan original: depositó a Ng Mui en la cuna más cercana, la arrulló un poco para asegurarse que siguiera durmiendo, y al volver con los bebés cargó al par más cercano a ella: Da Vinci y Jack. A ambos los cargó en brazos, imitando en agarre que tuvo hace poco, y les comenzó a silbar su canción de cuna.
Ambos bebés, con sus habilidades oculares regaladas por los Cielos, pudieron contemplar una imagen perfecta de la primera madre: su sonrisa tranquila, los mechones rubios cayendo de su cabeza a través de su piel suave y cálida mejor que cualquier almohada, el agarre perfecto y los dedos firmes para evitar cualquier movimiento imprevisto, la voz de la mujer saliendo en el aire y decorando el ambiente. Pudieron haber quedado ciegos de tan hermoso espectáculo
Poco a poco, mientras los bebés estaban embobados en la imagen y sonido de su madre, comenzaron a caer en sueño con la baba corriendo de sus bocas; dentro de un poco más, Eva lograría dormirlos, y avanzaría con el siguiente par de bebés hasta terminar. No importaba si terminase con los brazos adoloridos y muy cansada, era su deber como madre…
Pero, otro desastre le ocurrió: la mano del despertado Lu Bu le pellizcó, ahora con fuerza notable y un gruñido en voz baja como de molestia.
– ¡Ah! ¿Qué pasa, pequeño? – Eva bajó la mirada y vio al niño levantando ambos brazos, con cara de molestia – ¿Quieres que tu…? Espérame un momento, por favor.
Pero Lu Bu respondió de mala gana, volviendo a pellizcar a Eva para ser atendido de inmediato. Eso provocó la mirada y movimiento de Raiden, que se interpuso para que dejara de molestarla. Sus ojos se cruzaron, uno contra el otro, y en menos de 5 segundos empezaron a pelear.
Aquello desató más caos todavía: con ambos bebés peleando, Sasaki trató de intervenir y fue lanzado al grupo de bebés reunidos. Jeanne, la primera en ser herida, comenzó a llorar junto con Okita y Jingū, la siguiente con daño colateral. Sin que le hubieran llamado pero queriendo llamar la atención, Nostradamus apareció y dio un zape a Jingū, que desencadenó más llanto de su parte.
– ¿¡Eh!? ¿¡Qué pasa…!? ¡Por favor, guarden silencio…!
Eva sabía que eran malas noticias: tantos gritos y tanto llanto solo podía llevar a una última cosa…
Jack y Da Vinci despertaron de golpe y comenzaron a llorar por el ruido repentino; Ng Mui se despertó y empezó a llorar al ver que estaba en una cuna y no en los brazos de Eva. En menos de 5 segundos, los bebés volvieron a su desastre, y ahora Eva cargando a un par ya no tenía posibilidad intentar solucionarlo.
– … ¿Y ahora qué haré…?
La primera madre se dió por vencida, cayendo sentada en el primer hueco en el suelo que tuviera disponible.
La labor de madre es una tarea que no se puede olvidar, además que es retroactiva: siempre se aprende algo más, y siempre se está trabajando. No hay lugar para el descanso, el sueño, el descuido ni la responsabilidad propia antes que la ajena.
Eva volvió a sus orígenes como madre primeriza de la humanidad.
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Imagen especial de Eva
Madre de la humanidad
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Nota de autor: Muy buenas, mi querida gente.
En primer lugar, créditos a levi5672 por la idea… ¡Muchas gracias!
Otro nuevo especial, con el cual avanzamos un poco más para tener más espacio para otros especiales UwU. Todo va de acuerdo al plan… Espera, ¿Qué?
Otro final abierto, así como el anterior: me encantó la idea que a futuro me gustaría continuarla con más capítulos y mostrar más de este hipotético escenario (eso sí, sí se da el tiempo y la inspiración UwU).
¡En fin! Sin más qué decir por el momento… ¡Los leo en el siguiente especial!
Fecha de publicación: 23/02/24
ASFD
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