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La creación de un nuevo mundo (Shiva x Geir)

Pedido realizado por @YYisusGer

A ver que os parece este ship tan curioso :3

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 - ¿Y dices que... en este lugar hay dioses fuertes? ¿Ya te has aburrido de nosotros?

 - Tú también te has aburrido, admítelo.

Shiva dio un bostezo caminando delante poniéndose una mano delante de la boca. Por un pasillo de mármol blanco, un paso más atrás que él, su compañero caminaba haciéndole algunas preguntas.

 - ¿Por qué no caminas a mi lado? - preguntó el de atrás - ¿Tan creído te tienes tu posición de dios principal hindú?

 - No es eso, Indra... - contestó sin mirar atrás - Es que odio el olor de tu tabaco. ¿Dónde se ha visto un dios que fume esa porquería humana?

 - Detrás de ti tienes a uno, amigo mío - Indra sonrió bajo su peli alborotado, llevándose de nuevo el cigarrillo a la boca - Y bien, ¿a qué dios le pedirás un combate amistoso?

 - Estaba pensando en Tyr - contestó mirando al cielo - O Thor. Ninguno de los dos me negará un combate.

Ambos cruzaron la frontera que unía místicamente sus panteones en un cielo ideal, llegando al panteón nórdico. No era normal que los dioses hindúes llegaran al nórdico, por lo que acaparaban miradas de valkirias menores, sirvientes, y otras criaturas presentes, que observaban con respeto y curiosidad, y bajaban la cabeza con respeto cuando pasaban cerca de los dioses.

Al girar una esquina, venían de frente dos valkirias. Una alta y decidida, vestida como una guerrera blanca de largos cabellos negros, y detrás a unos pasos intentando ir más rápido, una más baja y joven, de cabellos lilas y expresión preocupada, que llevaba un gran libro entre sus manos. Shiva estiró sus cuatro brazos hacia arriba con expresión de pereza. Al pasar, la primera valkiria bajó la cabeza con un saludo.

 - Shiva-sama, Indra-sama, es un gusto y un placer su visita a nuestro panteón.

 - Guárdate los honores, valkiria - dijo Indra - Yo solo vengo a curiosear.

Brunhilde continuó su camino callada, seguida por Geir, que se detuvo de la impresión al lado de los dos dioses sin decir nada, intimidada. Shiva la miró de reojo deteniéndose con seriedad, e Indra alzó una ceja por debajo de su flequillo. Brunhilde se giró algo molesta hacia su hermana.

 - ¡Geir! - la llamó - ¡Son dioses, saluda!

Ella dio un sobresalto y se dobló sobre sí misma hacia el frente, haciendo una profunda reverencia con el libro en su pecho.

 - ¡S-Shiva-sama! ¡Indra-sama! ¡Bienvenidos al panteón nórdico, tengan una agradable visita!

Y dicho esto, sin mirar a los dioses, corrió detrás de su hermana mayor con vergüenza y con algo de miedo.

Shiva colocó sus brazos superiores detrás de su cabeza mirando hacia atrás con su expresión despreocupada de siempre, mientras descansaba los dos inferiores en su cadera. Indra le miró al ver que no avanzaba, mirando a las valkirias. Lentamente, abrió también los ojos que se encontraban en sus mejillas, cambiando su rostro por completo.

 - En guapa, ¿eh? - preguntó llevándose el cigarro a los labios - Para que tengas que mirarla con todos tus ojos...

Shiva le miró a él de reojo sin decir nada, y cerró sus ojos inferiores lentamente. Cuando iba a hablar, Indra le interrumpió.

 - Buen cuerpo, determinación, fuerza, largo cabello negro y ojos decididos. Es una buena combinación. Brunhilde se llama, ¿no?

 - Eso creo... - contestó sin interés, pues no era a la mayor a quien miraba - La otra ha dicho que se llamaba Geir, ¿no es así?

 - Eso creo, si... bueno, ¿continuamos?

Shiva volvió a mirar al frente y a caminar sin decir nada. Puede que en la batalla que tuviese hoy saliese siendo el perdedor, pues ya estaba desconcentrado y tenía la mente en otro lugar.

*

Los días iban pasando, y las visitas de Shiva al panteón nórdico iban en aumento, hasta ser diarias. A veces iba solo, otras acompañado, siempre con la idea de batallar, y mientras tanto, buscar con la mirada de nuevo a la pequeña valkiria.

Por cada día que pasaba, Shiva se iba llenando de heridas que no sanaban de un día para otro al ser ocasionadas por dioses y su aspecto era cada vez peor, pero no por eso renunciaba a ir todos los días.

Esta vez, Shiva caminaba solo, pasando una y otra vez por el pasillo por donde solían ir las valkirias, encontrando a veces alguna de las otras hermanas que saludaban con respeto y educación.

En el cruce de dos intersecciones, Shiva se detuvo, al ver delante a la pequeña valkiria, acompañada de su hermana mayor. Ellas estaban hablando con el dios Loki, que flotaba en el aire recogiendo sus piernas, esperando con una sonrisa a que la pequeña valkiria sacara una hoja del libro que llevaba para entregársela al dios de las bromas. Mientras, las alargadas pupilas de Loki, iguales a las de una cabra, se fijaron en Shiva detrás de ellas.

 - Vaya, que curiosa sorpresa - comentó el dios con su tono sarcástico - El dios de la creación y de la destrucción viene a por otra de sus derrotas por parte de mis hermanos.

Las dos valkirias se giraron hacia Shiva, Brunhilde haciendo su saludo respetuoso de siempre. Geir lo iba a realizar también, pero se quedó observando las heridas que tenía Shiva por todo el cuerpo, estando lleno de arañazos, moratones y raspones. Cuando Shiva abrió sus ojos inferiores para verla mejor, Geir se amedrentó empezando a temblar, pues ese gesto era realmente intimidante.

 - ¡Geir! - la volvió a avisar Brunhilde - ¡Saluda!

Cuando ella tragó saliva, Shiva levantó una mano en señal de detención.

 - No la regañes - ordenó a la valkiria mayor.

Ante la sorpresa de las dos valkirias, la sonrisa ladina de Loki se amplió.

 - ¿Ustedes no tienen nada mejor que hacer que perder el tiempo? - habló a las valkirias - Aún os quedan muchos dioses a quienes informar.

 - Lo lamentamos, Loki-sama - Se disculpó Brunhilde - Nos vamos enseguida.

Caminando a paso ligero la mayor delante, fue seguida rápidamente por Geir, llevando el resto de papeles metidos en su libro. Shiva las observó marcharse, y cuando sus cuatro ojos se encontraron con los de Loki, cerró los dos inferiores.

 - Entiendo muy bien lo que pasa aquí - dijo el dios nórdico con una sonrisa cínica - Y me parece graciosísimo. ¿Así has seducido a las otras tres? ¿Asustándolas?

Shiva entrecerró sus ojos lentamente.

 - Tú no entiendes anda - dijo fríamente.

 - ¿Crees que puedes engañarme? - él amplió su sonrisa acercándose flotando - Nadie puede ocultarme nada... ni siquiera otros dioses por mucho que lo oculten... y tú no pretendes ocultar nada.

 - No tengo tiempo para hablar contigo - dijo caminando y dejándole atrás - Vengo buscando a Thor.

 - No le vas a encontrar - Loki se mantuvo en su posición sonriente - ¿No te has enterado?

 - ¿De que? - Shiva se detuvo mirando hacia atrás.

Loki movió el papel que Geir le dio en el aire.

 - De esto. Deberían estar repartiéndolos en tu panteón, pero como apenas pasas tiempo allí y te entretienes persiguiendo jóvenes... - dijo leyéndolo con desinterés.

 - ¿Algún acontecimiento especial? - preguntó sin caer en sus provocaciones.

 - Mañana se cumple un milenio más - Loki sonrió mirándole, entrecerrando sus ojos - Hoy estaremos ocupados, y mañana nos reuniremos todos de nuevo para juzgar el futuro de los humanos. Ni hoy ni mañana podrás pelear, pero si ver a tu amante.

 - No es mi amante... - contestó Shiva entre murmuros.

 - Es verdad, es una pobre víctima de un dios acosador de cuatro brazos y cuatro ojos - Loki pasó por su lado para marcharse - Me da curiosidad... ¿que votarás? ¿Salvación o destrucción? Alguien que es dios de esas cualidades debería ser irrelevante su opinión.

Shiva dejó que Loki se marchara sin contestarle, quedándose pensando en lo ocurrido. Luego, como si tuviese algo de su orgullo roto, se marchó del lugar, regresando al panteón hindú. Al entrar por el gran jardín lleno de animales de su palacio celestial sumido en sus pensamientos, su primera esposa Parvati salió corriendo por la puerta con su hermosa sonrisa de siempre.

 - ¡Cariño, has vuelto! - gritó lanzándose a sus brazos.

Shiva la recogió con una pequeña sonrisa. Ver siempre la positividad y el cariño de su primera esposa, reencarnada de su verdadera primera esposa Sati, era algo que le animaba. Luego la dejó en el suelo con delicadeza.

 - Ya he vuelto, siento haberme ausentado tantos días - se disculpó más tranquilo.

 - ¡Mírate, estás herido! - le recriminó su esposa - ¿Has estado entrenando? Podrías haber vuelto por las noches para que sanemos tus heridas, querido...

 - No era necesario.

Al subir las escaleras con ella, su tercera esposa Durga apareció con su aire imponente y esa sonrisa ladina suya.

 - ¿Ves, Kali? Te dije que Shiva-sama estaría bien.

Su segunda esposa Kali salió detrás, y al ver a su esposo dio un suspiro con una mano en su pecho.

 - Shiva-sama... - murmuró - Que alegría que haya vuelto... por favor, deje que curemos sus heridas... no queremos que sufra...

Shiva puso una mueca frotándose el cabello. Al ver lo preocupada que estaba su segunda esposa, la mirada tierna de su primera suplicando que dejaran sanar sus heridas y a su tercera enseñar la caja que tenían de botiquín, dio un suspiro.

 - Está bien, amadas mías - cedió - Dejaré que me curéis.

Ellas pusieron una linda expresión de felicidad mientras tomaban sus brazos para llevarle a un sofá, para que se recostara mientras ellas se encargarían de sus heridas. Shiva se dejó caer en el sofá mientras ellas tomaban los utensilios para curarle y se colocaban alrededor. Mientras ellas le curaban en silencio, Shiva pensaba en las palabras de Loki irremediablemente. 

Cuando sus esposas terminaron de curar sus brazos, él descansó los codos inferiores sobre sus rodillas, poniendo su barbilla baja entre las palmas de sus brazos superiores. Ellas le miraron a la vez. Sabían que a su marido le ocurría algo.

 - ¿Le preocupa algo a Shiva-sama? - se atrevió a preguntar Kali.

 - Sí, a nuestro querido esposo le preocupa algo... - Parvati se sentó a su lado, pasando sus brazos por uno de los bíceps de su marido.

 - Si es por sus enfrentamientos no se preocupe, Shiva-sama - Durga sonrió - Todos saben que usted es el dios más fuerte.

 - No es por eso, Durga - contestó sin mirarla - ¿Ha llegado algún aviso?

 - ¡Ah, si! - se acordó esta última - Voy a por él.

Ella se marchó corriendo al recibidor, donde había una carta. Se la trajo al dios, que la abrió encontrándose con el aviso de la reunión de mañana. Tras leerla desinteresadamente, se la devolvió a su esposa, que dobló y guardó de nuevo.

 - Queridas... sedme sinceras - empezó el dios.

 - Nosotras siempre le somos fieles y sinceras, Shiva-sama - contestó su primera esposa sonriendo.

Shiva la miró, y después, abrió sus ojos inferiores lentamente. Pudo notar muy levemente cómo sus esposas se tensaban y mantenían la respiración.

 - ¿Doy miedo así? - preguntó observándolas con sus cuatro orbes - ¿Resulto atemorizante?

 - Todo en Shiva-sama es perfecto - Durga alabó - Nada de usted puede causarnos la sensación de miedo o temor porque le amamos.

 - ¡Por supuesto! - Parvati sonrió - No es común verle abrir sus otros ojos, querido, pero no nos causa miedo.

 - Yo debo reconocer que un poco... - Kali murmuró bajando la mirada.

Las otras dos esposas le miraron con los ojos abiertos, como si hubiese blasfemado contra el dios. Shiva la miró, incorporándose un poco.

 - ¿Por qué, Kali? Habla, querida - pidió con curiosidad.

 - No se enfade conmigo, Shiva-sama... - pidió incómoda - Yo solo soy lo sincera que usted ha pedido. La verdad es que... Shiva-sama suele abrir sus cuatro ojos cuando está realmente molesto o enfadado... y rara vez cuando observa algo con su total atención. Pero esto último sólo lo sabemos nosotras.

 - Así que... - él acarició su mentón con curiosidad - Cada vez que abro mis ojos lo normal es que piensen que estoy muy enfadado.

 - Exacto, Shiva-sama...

Las otras dos esposas esperaban impacientes la respuesta del dios, que estaba meditando. Tal vez por eso Geir se asustaba tanto al verle, pues ella pensaría que estaría muy molesto con ella por no saludarle ni respetarle a tiempo, cuando él solo la observaba con detenimiento.

 - Muchas gracias por tu sinceridad, Kali - él puso una mano en la mejilla de su esposa, que ella recibió con una cálida sonrisa - Eso me deja más tranquilo.

Al ver al dios sonreír tranquilamente, sus esposas suspiraron aliviadas, más tranquilas. Luego, la siguiente pregunta de Shiva las hizo sorprender.

 - ¿A vosotras no os molestaría que yo me volviese a casar, verdad?

Ellas se quedaron calladas un segundo, pues no se esperaban eso.

 - En absoluto, Shiva-sama - Durga asintió - Usted puede contraer tantos matrimonios como quiera, pues estoy convencida de que nos hará felices a todas.

 - Sí, eso sería genial - Parvati sonrió - Además, nosotras somos amigas que compartimos la misma afición: amar al mismo dios.

 - No me molestaría para nada... - Kali dio una tímida sonrisa.

 - Entonces está decidido - Shiva se levantó del sofá - Cuando acabe la reunión, hablaré con ella.

 - ¿Esa mujer sabe de su amor, Shiva-sama? - preguntó Kali.

 - No, podría decir que nunca he hablado con ella - contestó tranquilo el dios.

 - Entonces sé delicado, cariño - Parvati juntó las manos - Tal hermosa propuesta puede dejarla en shock.

*

La reunión fue más interesante de lo que cualquier dios pensó que sería, gracias a la propuesta tan tentadora y llamativa de Brunhilde, que aunque al principio sacó risas y burlas de los dioses, terminó por ser algo aceptado para su entretenimiento.

Mientras que Shiva esperaba paciente observando desde lejos a la menor y a la mayor de las valkirias, pensaba en lo fácil que sería hacer que una chica tan joven e inexperta como parecía Geir caer en sus redes para el matrimonio, mientras que movía un pie un poco cansado de lo larga que se estaba haciendo la reunión. En cuanto terminara, iría a buscarlas a ambas, ya que la menor no se separaba de su hermana, o por lo menos, él nunca las había visto separadas.

Al caminar por los limpios pasillo inmaculados del Valhalla en dirección hacia donde habían marchado las hermanas, sus pies desnudos apenas hacían ruido al tocar el suelo. Unos metros más adelante, casi imperceptible, sintió un olor a naranja dulce, por lo que puso sus manos en las caderas alzando una ceja. Al asomarse a un pasillo, vio al fondo a las dos valkirias hablar con el dios Buda, que se encontraba con su tranquila sonrisa, y parecía bastante curioso. 

Geir se encontraba impresionada pero tenía una gran sonrisa. Con educación, hizo una reverencia con un agradecimiento hacia Buda, y el dios sólo la miró jugueteando con la paleta en su lengua. Cuando los tres se marcharon, Shiva dio un bufido.

 - Que querrá ese hippie de mi futura cuarta esposa... - murmuró molesto.

Luego volvió a asomarse para verles entrar en uno de los despachos y encerrarse. El dios miró la puerta pensativo, y colocó una mano sobre ella, cerrando los ojos y concentrándose.

 - ...las valkirias... Ragnarok... 13 hermanas... Volund... poder... vencer a los dioses... Buda... diversión... fuerza...

Shiva apartó la mano de la puerta. Habiendo escuchado las palabras clave de la conversación, no hacía falta ser muy inteligente para saber que Buda pensaba traicionar a los dioses ayudando a los humanos. Ja, seguro que esa no se la sabía Loki.

Aunque, bien pensado, no era algo que le molestara. De cualquier otra forma, los humanos nos pueden asesinar dioses si no tienen armas divinas, así que estaría más igualado y sería más justo. Ellas sólo luchaban para que los humanos pudieran vivir, no tenían malas intenciones. Mientras que pensaba eso, la puerta se abrió, encontrándose con el dios Buda de frente, que alzó las cejas al encontrarlo de frente. Luego sonrió.

 - ¿Espiabas, Shiva? - preguntó sacándose el caramelo de la boca - No es propio de ti.

 - Ya viste que te he sorprendido - contestó el hindú - Parece que los humanos van a ir muy preparados para este Ragnarok, ¿no es así?

Buda le observó con curiosidad, sin quitar su sonrisa. Luego la amplió abriendo la boca, enseñando sus largos colmillos y metiendo el caramelo de nuevo dentro, de color naranja.

 - Depende de tus próximas palabras que participes en el Ragnarok... o que mueras aquí mismo - amenazó Buda con la voz suave.

 - Las amenazas no son lo tuyo, Buda - Shiva le desafió con la mirada.

Las dos valkirias salieron, al ver la disputa entre los dos dioses.

 - Shiva-sama - habló Brunhilde - ¿Nos ha escuchado?

 - Lo justo y necesario - contestó manteniéndole la mirada a Buda - No diré nada... si me cuentan el resto.

Las dos valkirias se miraron, y Geir agarró la ropa de su hermana, nerviosa. Luego buscaron con la mirada a Buda, para ver que opinaba él.

 - El plan es vuestro - dijo el dios jugando con su caramelo en la boca - Vosotras decidís quien participa y quien no, aunque en este caso tenemos delante a alguien que nos ha escuchado y puede delatarnos.

 - Tiene razón, Buda-sama... - Brunhilde inspiró profundamente - Discúlpenos un minuto, Shiva-sama...

Y apartándose de los dioses llevando del brazo a su confundida hermana menor, la puso delante de ella mirándola con seriedad y confianza. 

 - Geir, ¿tú que opinas? - preguntó en voz baja.

 - ¿Yo? - repitió la menor - Yo... lo que ha dicho Buda-sama es verdad... Shiva-sama sabe de nuestras intenciones y si habla con los dioses antes de que comience el Ragnarok... podrían dificultarnos la puesta en marcha de las Volund...

 - Me parece extraño que quiera saber más a cambio de su silencio... - murmuraba la mayor - Tan extraño como que haya votado en contra de la extinción humana en la reunión. Las veces anteriores votaba a favor.

 - Me estás asustando, hermana... - ella se preocupó.

 - Geir, cuéntale todo a Shiva-sama - dijo la mayor poniendo sus brazos en sus hombros - Tengo que marcharme con Buda-sama para ir a ver al resto de hermanas y que nos conceda el poder de las Volund. Necesito que te ocupes de esto.

 - ¿Quee? ¿Yoo? - preguntó alzando la voz un poco, pero la bajó rápidamente - Yo no seré capaz de hacerlo tan bien como tú...

 - Sólo tienes que contarle esto a Shiva-sama - ella abrió los ojos un poco - Hermana, no tenemos tiempo... necesito ayuda.

La menor miró al suelo y tragó saliva.

 - Si sólo es contarle esto a Shiva-sama, estará bien... solo espero que no nos delate... me da mucho miedo eso...

 - Confío en ti, Geir...

Brunhilde dio una sonrisa y se alejó, despidiéndose de Shiva y marchándose con Buda. La menor asintió decidida guardando su miedo, esperando que todo saliese bien, y se acercó al dios de color morado. Shiva se giró hacia ella, viendo por primera vez que se encontraba sola, sin el amparo y protección de la mayor.

 - Shiva-sama... - le llamó ella - Pase a este despacho, por favor...

El dios la siguió caminando a la habitación donde habían hablado con Buda, pues se delataba que se había dejado el envoltorio de su dulce sobre la mesa. Aunque Buda acostumbraba a estar siempre sobre mullidos almohadones y blandos sillones, aceptó sentarse en una de las grandes sillas que había ahí, mientras observaba a la menor darse cuenta de la basura de Buda y correr a tirarla. Tenía que hacer un esfuerzo para que sus otros dos ojos no se abrieran para verla mejor.

Tras terminar, la menor se sentó enfrente suya, a una distancia prudencial con los puños sobre sus rodillas, y le confesó todo el plan que tenían con Buda entre tartamudeos, dudas y quiebros de la voz. Shiva la observaba mientras tanto, teniendo la mitad superior de la cara tapada con una de sus manos, que en realidad impedía con sus dedos que se abriesen sus ojos inferiores para no asustarla, pues al tenerla era inevitable querer verla mejor. Cuando Geir terminó sin que fuera interrumpida ni una sola vez, bajó profundamente la cabeza como una enorme reverencia.

 - ¡Eso es todo, Shiva-sama! ¡Por favor, no nos delate al resto de dioses!

Shiva la observaba en silencio. Había escuchado el plan a trozos, pues se despistaba fácilmente con ella, pero se había enterado de todo. Finalmente abrió la boca.

 - Lo lamento - dijo con tranquilidad.

Cuando Geir abrió los ojos mirando a sus pies, pensando que el dios no podía cumplir lo que pedía, Shiva continuó.

 - Lamento haberte asustado con mis ojos - dijo dando una pequeña sonrisa - En ninguna de las ocasiones he estado enfadado contigo, sólo los abría para verte mejor.

La menor levantó la cabeza despacio, para verificar que no era una broma lo que estaba escuchando. Así, comprobó que el dios estaba cubriendo sus ojos inferiores con su mano mientras la observaba,  y eso la dejaba más tranquila.

 - Lamento mis formas, también... - se disculpó ella - Soy miedosa y despistada, tendría motivos para enfadarse conmigo.

 - No los tengo en absoluto - el dios se relajó cruzando las piernas - Ahora bien, sobre vuestro plan de las Volund, me es interesante y justo. No me interesa machacar a un simple humano que no puede darme un golpe que no pueda ni notar. Cumpliré mi palabra y no diré nada.

 - ¡Le estoy muy agradecida, Shiva-sama! - ella hizo una nueva reverencia, esta vez con una gran sonrisa.

 - Es más, me atrevería a decir que puedo colaborar con vosotros...

Geir miró al dios con los ojos abiertos como platos. Shiva jugueteaba con un pequeño mechón de su cabello, mientras que su mano escondía su sonrisa.

 - No tengo los poderes de Buda, pero os puedo dar la garantía de que, en el caso de que la Humanidad pierda en el Raganrok, crearé un pequeño mundo donde puedan sobrevivir humanos, hasta que se reproduzcan y multipliquen, lo suficiente para que la Humanidad no tenga que empezar de cero como seres primitivos. Entonces, cuando sean numerosos, podrán volver al mundo que anteriormente habitaron sus antepasados, pues para entonces, ese mundo se habrá recuperado de la contaminación y del destrozo que han causado, y será fértil y sano para que puedan vivir en paz honrando a los dioses.

Geir le miraba completamente impresionada mientras Shiva se levantaba de su asiento, viéndolo grande, imponente, majestuoso. 

 - No pidas que pierda mi combate para ayudaros, estoy seguro de que no pasará - dijo convencido - Así que espero que te conformes con eso. Nos veremos después del Ragnarok para conversar, Geir. Tenemos que hablar sobre un tema delicado.

Tras esas palabras ocultas tras su sonrisa escondida, Shiva se marchó de la habitación. Geir parpadeaba, aún sin creerse la suerte que la había tenido, y sonreía al pensar en lo que había conseguido. Se golpeó las mejillas con las manos para verificar que no era un sueño. ¡Si los humanos perdían, no morirían todos, y poco a poco conseguirían restaurar la humanidad en el nuevo mundo que Shiva haría para ellos!

 - ¡Mi hermana se sentirá muy orgullosa de mí! - gritó con felicidad - Aunque no tengo ni idea de cómo lo he hecho...

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Hasta aquí el capítulo, espero que os gustase ^^

Por cierto, este lindo amigo mío también hace Drabbles y One-Shots del manga, pasaos a verlos! :3

@ShoshiRaita-Kun


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