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Especial Navidad - Santa Secreto Inicio

Bien, en este capítulo veremos el sorteo y algunas de las búsquedas de los regalos :3

Recuerdo que las parejas son casi al 100% aleatorias, dado que así se da más emoción. (debo reconocer que con algunas ideas y algunas parejas me he reído mucho)

Algunos me han pedido parejas y ships para que los ponga, y aún así... no lo he hecho xD pero no os enfadéis conmigo, no lo hice por esta razón...

Por ahí viene San Valentín 😘

Ahora bien, juguemos también, los personajes darán alguna pista sobre a quién debe regalarle algo, algunas serán fáciles y otras más dificilitas. Fijaos bien a quiénes pedirán ayuda o con quién se juntarán para conseguir el regalo. ❤

¡No dudéis en comentar al lado de cada pequeña pista vuestras sospechas!❤😘

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Al cabo de un rato, cuando todos los nombres estuvieron escritos, recortados, doblados y metidos en una urna transparente, Zeus mandó llamar a los dioses a los que había, técnicamente, obligado a participar en el juego, pues algunos se enteraron allí mismo de que su nombre estaba dentro de la urna.

Ahora, todos reunidos en una gran sala en una mesa central alargada, todos los dioses estaban sentados a un lado, teniendo a los Einherjer enfrente con sus valkirias. Una punta era presidida por Zeus; la otra por Brunhilde. En el centro, la urna.

Mientras que las valkirias pensaban en silencio cómo narices la situación había pasado a ser algo así cuando se suponía que iba a ser un apacible juego entre ellos, acabando en una tensa reunión con los dioses enfrente, ellos hablaban tranquilamente, claramente, expresando su aburrimiento y desinterés.

- Estos juegos son una pérdida de tiempo... - Ares lo comentó con un puño en la mejilla - Estoy seguro que es la primera vez que me ven la mitad de ellos, es raro obsequiar a alguien a quien no conoces de nada.

- Haber participado en el Ragnarok, llorón - Loki se balanceaba sonriendo en su gran silla.

- ¿A quién llamas tú llorón? - le retó Ares.

- Que infantiles... - Afrodita giró los ojos acariciando un mechón de su pelo - Menos mal que le dejé...

- Me siento tan privilegiado de poder participar en un acto entre dioses, semidioses y humanos... - comentó emocionado Heimdal, casi escondido, pues estaba sentado al lado de Bishamonten y este le tapaba de la vista de los demás - Deberé guardar bien el comentarista que llevo dentro para no agobiar.

- Heimdal... ¿a veces se te olvida que eres un dios también o qué? - riñó Bishamonten a su lado, con un resoplido cruzando los brazos.

- ¡¡SILENCIO!!

El grito que dio Zeus les hizo callarse y a algunos encogerse en sus asientos, pero no estaban asustados porque el padre de los dioses se estaba retorciendo en su asiento como si fuera una lombriz envuelto en felicidad.

- ¡Quiero empezar con el sorteo, me hace ilusión! - comentó con voz dulce - Brunhilde-chan, querida, he contado lo básico, ¿nos deleitas con tu dulce voz contando el resto?

La valkiria suspiró de brazos cruzados, terminando por aceptar mentalmente.

- La gracia del juego se basa en el secreto, en que no se sepa quién tiene el nombre de quién para que sea una sorpresa, así que cada uno tomará un papel siendo el nombre que encuentre dentro la persona a quien debe regalarle, aunque claro, se puede pedir ayuda. No habrá cambio a no ser que a alguien le toque su propio nombre. Reginleif, ¿quieres hacer los honores? - preguntó mirándola.

- Oh - ella le miró, asintiendo después.

Se levantó de su asiento yendo hacia la urna en el centro de la mesa, pero conforme estaba llegando a colocarse se dio cuenta que por mucho que se estirase hacia ella no iba ni siquiera a tocarla sin hacer el ridículo delante de ellos. Por fortuna, Hércules, sentado justo enfrente de la urna, se levantó e inclinó hacia la mesa, empujándola con la mano hasta que ella con un pequeño salto, pudo agarrarla, agradeciéndole con la mirada.

Delante de todos, movió la urna tapando la entrada de la mano para que vieran todos que se mezclaban y que no había trampas, siendo pequeños tubitos de papel. Tuvo el respeto de empezar por el lado de los dioses, yendo primero a ver a Zeus, ya que parecía que se moría por meter la mano y saciar su curiosidad.

- Espero que los dioses me ayuden y me concedan a una chica linda tanto para regalarle como para que me regale~ - murmuró entre risas y sonrojos mientras metía la mano en la urna.

- Padre, los dioses somos nosotros - murmuró Hermes a su lado.

- ¡Entonces mándame buenas vibraciones, hijo! - pidió Zeus, y Hermes se rio moviendo las manos haciendo el gesto de enviarle "algo invisible" a su padre.

Zeus sacó la mano, nervioso, abriendo el papel con una sonrisa.

- ¡¡Yiiihaaaa!! - gritó levantándose y poniendo el pie en la mesa - ¡Aquí la tenemos! ¡Gracias hijo!

Hermes a su lado aplaudió un poco, con una sonrisa nerviosa.

- Cuidado con los ojos, padre, se van inconscientemente a la persona señalada - le advirtió.

- Es cierto, es cierto - dijo tapándose la cara con las manos, volviendo a su asiento, entusiasmado.

Cuando Reginleif pasó al lado de Hermes para ofrecerle, él lo declinó con la mano con elegancia.

- No importa, déjame a mí el último, por favor - pidió con una sonrisa.

La valkiria asintió, pasando de él para ir al siguiente, recordando que él no había tomado uno aún. Así pasó por el lado de los dioses, notando algunas reacciones en la mayoría de sus estoicos rostros, como por ejemplo el de Thor, todos sospechando que no haría nada, pero sin embargo, frunció levemente el ceño y levantó una ceja, sin parecer muy convencido con su papel.

Hércules también tomó su papel, observando con una pequeña sonrisa el nombre y divagando ya sobre lo que podría regalarle, sintiendo, sin poder evitarlo, algo de ternura. Así, mientras que Loki divagaba en que opciones podrían molestarle a cada uno para regalar, llegó su turno, metiendo la mano y sacando un papel, sonriendo burlonamente, sabiendo cómo podía molestarle de muchas maneras. Así, también le llegó el turno a Buda, que le pidió a Reginleif que eligiese ella su papel, pues tenía las manos ocupadas con un chupetín. La valkiria asintió, sacando uno cualquiera para dejarlo a su lado en la mesa, y seguir con la siguiente que era Afrodita, que metió su delicada mano dentro, desliando el papel y frunciendo el ceño, girándose hacia Buda enseñándole el papel.

- ¿Este quién es? - le preguntó sin conocerle, en un susurro.

Buda lo miró de reojo, sin estar muy interesado en quien tenía.

- El del peinado hentai - contestó susurrando volviendo a lo suyo.

- ¿E-Eh? - ella parpadeó sin entenderlo.

Buda le señaló donde se sentaba por debajo de la mesa, sin volver a mirarla y sin siquiera desliar su papel aún.

Tras ellos, Reginleif llegó al otro lado de la mesa, empezando a ofrecer la urna. Hlökk suspiró antes de meter la mano, rezando internamente que no fuera algo muy complicado y a quien regalarle algo fácil de conseguir, quedándose blanca leyendo el nombre escrito mientras le temblaban las rodillas. Brunhilde se dio cuenta, llamando con la mano a Reginleif y que fuera con ella.

- Cambia esa cara Hlökk... - pidió mientras se ofrecía a meter la mano seguida de ella, para animarla - No puede ser tan malo... - comentó desliando su papel, poniendo la misma cara blanca que ella leyendo, pero se sacudió rápido intentarlo cambiarla - Es muy fácil...

- Claro, señorita Brunhilde... - contestó Hermes desde la otra punta de la mesa, pues los había estado observando uno a uno desde que empezaron y tenía claras sospechas de varios - Su rostro no muestra en absoluto su clara aversión por su elegido - comentó con una sonrisa y un tono sarcástico.

Brunhilde quiso ponerle al dios su mejor sonrisa, aunque internamente ardía en rabia y le maldecía, apretando el papel por debajo de la mesa. Sí, no le caía bien, pero tampoco era necesario que se enterase toda la mesa cuando le tuviese que dar el regalo. Gracias, Hermes.

Después de eso, la valkiria siguió ofreciendo la urna, tocándole a Okita, un chico que tampoco conocía a muchos de los presentes.

- Espero que al menos salga alguien que esté a mi altura - comentó metiendo la mano, desliando el papel, sin conocer a quien estaba escrito.

Adán, a su lado, después de tomar un papel él también, le echó una mano mirando su papel.

- Pues sí, a tu altura está - indicó con una sonrisa tranquila poniendo la mano indicando que...no era de gran estatura, al igual que él.

Raiden se frotó las manos antes de meter la mano, dándose cuenta de que su enorme mano no cabía por el agujero de la urna, ofreciéndose la valkiria a volcar un poco la urna para que sus dedos alcanzaran un papel.

- Me encantaría que fuese una mujer... - comentó abriéndolo con una sonrisa - Mi mujer... -murmuró en voz muy baja, sabiendo que Thor no andaba lejos, pero alzó una ceja mirando el nombre que tenía - Este nombre... ¿Es una mujer? - preguntó.

Sasaki, a su lado, y bastante metiche aunque lo disimulase, se apoyó en su brazo tras tomar un papel él.

- Mujer no es... - le dijo - Pero de lejos hay a quien le parece - dijo con una leve risa.

Después de todo, quedando sólo dos papeles dentro de la urna, Reginleif se quedó con uno de ellos, llevando el recipiente hacia Hermes y dejándolo enfrente de él, agradeciéndole el dios. Mientras caminaba hacia su asiento, Reginleif tragó saliva leyendo el nombre escrito en su papel, pero sin dejar que le afectase, tomándoselo como un reto.

Aunque todos tenían ya su papel, había algunos dioses que ni siquiera se habían molestado en abrirlo, demostrando así el poco interés que tenían en el juego, entre los que se encontraban, por ejemplo, Poseidón, Bishamonten y Odín. Apartando a ellos, Brunhilde se levantó.

- Bien, no hay más que hacer - comentó.

Si ellos tenían algún nombre repetido, que se las apañasen solos, tiempo habían tenido de mirarlo, y ella no quería seguir estando en esa sala si no era necesario. Zeus dio permiso con la mano y las valkirias se levantaron para marcharse, al igual que los humanos. Los dioses fueron detrás, quedándose algunos a hablar entre ellos. Hércules se balanceaba en su silla, observando el papel entre sus manos, aún sin ninguna idea.

- Vamos a ver... - murmuró levantando la mirada, pensando con la boca torcida, con una expresión algo infantil - Los buenos regalos son cuando estos sirven para completar algo...algo que te falte, algo que necesites. Sí, debo pensar en ello... y si no, algo que le guste o que haya marcado su vida.

Loki apareció tras él, muerto de curiosidad ahora por saber a quiénes le habían tocado a cada uno, y Hermes seguro lo sabría, pero le gustaba descubrir alguno por su cuenta, aunque fuera tan fácil como apoyar su mentón en el hombro de Hércules mirando su papel, mirándole luego a él de reojo sonriendo.

- ¿Una mamá, tal vez? - preguntó sonriente.

- ¡Loki! - Hércules se giró bruscamente enfadado, haciendo reír al dios de las bromas que se fue flotando divertido.

Ares se acercó a él, a la vez que Hércules se levantaba, poniéndole la mano en el hombro.

- No tiene cabida que te enfades - le comentó el dios de la guerra - No va a cambiar nunca.

El pelirrojo giró los ojos, un poco cansado, asintiéndole a su amigo.

Cuando casi todos se habían marchado, Poseidón ni siquiera había hecho el amago de levantarse, con la mirada perdida y el puño en la mejilla. Miró de reojo su papel sin desenvolver enfrente suya, viendo de reojo un cuerpo morado acercándose a él.

- ¿Ni siquiera te da curiosidad? - preguntó el dios de cuatro brazos.

- Ni un poco - contestó sin mirarle.

- ¿Ni ilusión por quien puede regalarte algo? - preguntó con una leve sonrisa sentándose en la mesa, a su lado.

- Ni una mísera pizca.

- ¿Puedo? - preguntó señalando con un dedo el papel en la mesa.

- Como si te lo quieres quedar.

- No creo que pueda con dos personas... - comentó con un leve tarareo, tomando el papel y abriéndolo él mientras - Puedes regalar algo típico, no se... ¿Qué le hace feliz a los humanos?

- ¿A mí me lo preguntas? - le devolvió la pregunta girando los ojos, intentando pensar en algo que no fuese casi un insulto o algo hiriente - ¿Un perrito?

Shiva soltó una risa inmediatamente devolviéndole el papel.

- Un consejo... regálale cualquier cosa menos algo relacionado con algún animal. Nos vemos en la entrega de regalos~

Shiva se bajó de un salto, marchándose de ahí. En la sala sólo quedó Poseidón y Hermes, que este último era un poco maniático del orden y le gustaba que todas las sillas estuviesen bien colocadas, ya que algunos eran tan vagos o descuidados que ni siquiera ponían su silla bien puesta. Poseidón se levantó tomando el papel y mirándolo mientras se iba caminando, girando los ojos con desaprobación, volviendo a doblar el papel como estaba, llegando a donde estaba la urna y devolviendo el papel dentro... pero recogiendo el otro. No le importaba si Hermes se molestaba, si le veía o le replicaba. Le daba absolutamente igual, y así se marchó con un nuevo papel, sabiendo que era realmente difícil que saliese alguien más complicado para él. Hermes le vio y no dijo nada, es más, esperó a que se marchara para dar una suave risa con la garganta, negando con la cabeza.

*

Al salir del lugar, Prour miraba apoyada en la pared un poco más alejada de la puerta su pequeño papel en la mano, sonriendo un poco. Le sobresaltó la voz de su padre a su lado llamándola por su nombre, siendo el dios escasos centímetros más alto que su hija.

- Prour... - dijo sin más.

- ¿Sí, padre? - contestó ella quitándose de la pared y poniéndose recta.

- Tal vez... - el dios miró a otro lado, con un gesto tranquilo como de costumbre - Tal vez tengas que ayudarme con esto cuando tengas tiempo.

- Oh, sin problema, padre - ella sonrió, más tranquila.

- Bien, ya sabes donde encontrarme.

Thor se despidió de ella cerrando los ojos y bajando levemente la cabeza, pasando por su lado yéndose, y ella respondió de la misma manera a la despedida pero bajando más la cabeza. Hrist caminaba en dirección a su hermana, viendo de lejos que estaba con su padre, y no iba a interrumpirles, por lo que se acercó cuando el dios se marchó.

- Esto... hermana Prour...

Ella se giró y bajó la mirada hacia ella, terminando por sonreír.

- ¿Sí? ¿Puedo ayudarte en algo?

- Tú siempre tan servicial... - la que tiembla sonrió un poco mirándola - Sólo pensé en la idea de... de que tal vez es más sencillo conseguir esto con un poco de apoyo y ayuda... ya sabes, que nos... aconsejemos, al menos.

- No seas tímida - ella sonrió poniendo las manos en sus caderas levantando el mentón - Me parece una idea genial. Vayamos a buscar algo para este juego. ¿Te parece bien mañana? Hoy voy a estar con mi padre.

- Sin problema - ella sonrió bajando los hombros, menos tensa - Entonces, hasta mañana en la mañana.

*

- Maldito Zeus... - murmuró la bella diosa dejándose apoyar en el pecho de uno de sus sirvientes - ¿Qué necesidad tengo yo de darle un regalo a alguien que ni conozco?

- Las cosas de humanos deberían quedar entre humanos - le comentó uno de ellos.

- Los caprichos del dios de dioses cada vez son más raros - respondió otro.

- Cualquier nimiedad que de la diosa más hermosa le obsequie debería sentarle como si recibiese toneladas de oro - comentó el que no había hablado.

- Tampoco voy a quedar mal por ello - ella hizo una mueca acariciando un mechón de su cabello, pensando - Es un niño joven...tal vez inocente... muy seguramente el privilegio de tocar mis hermosos senos sea un regalo maravilloso.

Los tres sirvientes se miraron, sin saber qué expresión poner. No eran unos expertos en el tema, pero alguien con ese tipo de peinado no debería recibir un regalo "erótico". Además, a los demás les costaría competir contra ese regalo.

*

Randgriz caminaba tarareando tranquilamente. Pensaba esforzarse al máximo en cualquier ámbito que pudiese ayudar a alguien, alguien que se lo mereciese.

- Bien, ¡me esforzaré! - se dio ánimos a ella misma, pues no había nadie que lo hiciera.

Al empezar a correr y torcer por un pasillo, se chocó contra un gran cuerpo moreno y antes de caer hacia atrás, fue sujetada.

- Oh, lo lamento... - se disculpó mirando al frente - ¡Oh, Lu Bu! ¡Que sorpresa! - ella sonrió feliz.

El general la soltó de los brazos despacio, poniendo una postura más cómoda mirando a otro lado, llevando su mano a su nuca, callado y en silencio.

- Déjame adivinar... necesitas ayuda - dedujo ella, conociéndole muy bien. (nótese el ship)

El general terminó por dar un pequeño bufido de satisfacción sonriendo, enseñando sus dientes afilados.

- Claro, te ayudaré sin problema...

Mientras, por el mismo pasillo por donde se marchó Randgriz, Geir la perseguía buscándola, pero sus cortas piernas tampoco daban a mucho. Jadeó al llegar a la esquina y mirar a ambos lados, viendo el largo cabello de la valkiria asomando en una esquina, sonriendo de encontrarla.

- ¡Hermana Randgriz! - la llamó felizmente.

Pero al girar el pasillo para ir a su lado, casi pega un chillido al verla acompañada por ese tipo enorme y de peligroso aspecto, terminando escondida detrás de su hermana.

- Geir... - la llamó ella - ¿De que te asustas? Todo está bien...

- P-Perdón...

- Se que tú también necesitas ayuda, se te nota en la cara - dijo con una sonrisa acariciando su cabello - No tengo problema en ayudarles a ambos...

*

Brunhilde se había ido a una de las bibliotecas solitarias de por allí donde ocupó una mesa entera llenándola de esos pasteles de horrendo sabor que comía cuando se sentía estresada y bajo presión, lista para empezar a comer y a exprimir su cabeza buscando un regalo. Ahora que gracias a Hermes toooodos sabían que el dueño del nombre de su papel no le caía especialmente bien, debía esforzarse y dar un bonito regalo.

Tras pasar unos largos minutos comiendo con enfado teniendo una lista vacía enfrente de ella y un lápiz en la mano, pensando en lo sencillo que hubiera sido todo si Loki no metiese sus narices donde no le importaba, su hermana menor Reginleif apareció también en la biblioteca, viendo a su hermana al fondo con una de sus crisis de gula de esa cosa horrenda.

- Parece que hemos tenido la misma idea... - dijo la menor yendo a su lado, poniendo su mano sobre la de su hermana, para que dejara ese trozo de comida y calmarla un poco - La biblioteca es el mejor lugar para pensar... no para comer.

- No puedo evitarlo... - dijo después de tragar todo lo que tenía en la boca - No lo tengo fácil... mucho después de lo que dijo Hermes-sama...

- Lo hizo a propósito, eso está claro - la de las gafas se sentó a su lado mirando al suelo.

- Tú tampoco lo tienes fácil, ¿verdad, Reginleif? - preguntó la mayor, empujando la comida de la mesa para tener más espacio para ellas.

- No, la verdad es que no... - admitió.

- Fue mi culpa... ninguna de vosotras quería aceptar pero... fui un poco egoísta y no lo pensé bien.

- No hiciste mal, hermana. Demostraste ser valiente frente a Zeus-sama, eso es un gran acto tuyo como la mayor de las hermanas valkirias.

Brunhilde terminó por sonreír un poco, girándose al oír unos pasos con tacón llegar por detrás de ellas. Hlökk estaba caminando molesta y seria.

- ¿Hlökk? ¿Tú en una biblioteca? - preguntó Brunhilde queriendo burlarse un poco.

- Oh, cállate, no estoy de humor... - contestó yendo a sentarse al lado de ellas - Estoy metida en un buen lío y necesito pedirle ayuda a las hermanas listas.

- Bienvenida al club de las valkirias jodidas - Brunhilde agarró otro trozo de pastel para comerlo.

- No nos vengamos abajo - Reginleif mantenía la calma - A ver, hermana Hlökk, ¿quién es?

Ella le enseñó directamente el papel, haciendo que las dos se fijasen y Brunhilde tuviera ganas de escupir.

- Difícil, sin duda... - la de las gafas se las ajustó, sacando su papel y mostrándolo.

- Oh, Reginleif - habló la mayor - dijimos que la gracia del juego estaba en no saber quién tenía los nombres de... bah, qué más da, a ver a ver... - se asomó al lado de su hermana a verlo bien metiche - Reginleif... que complicado...

- Lo se... cualquier cosa que les regalemos va a ser insignificante...

- Pero - Brunhilde frunció el ceño - Vosotras no sabéis a quién tengo...

- Sí lo sabemos - contestaron las dos a la vez.

Brunhilde suspiró bajando los hombros.

- Está bien, chicas... esforcémonos...

Tiempo límite de la obtención del regalo: 10 días.

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En la siguiente y última entrega... veremos algunas más de estas quedadas para que sigáis averiguando algunos posibles personajes, y sobre todo... ¡la entrega de regalos!

¿A quién tendrá Brunhilde tanta tirria?

¿Por qué cae tanto peso sobre los hombritos de las dos pequeñas valkirias?

¿Por qué Thor necesita a su hija para esto?

¿Habrá peleas y burlas en la entrega de regalos? Obvio, ya respondo yo.

La siguiente entrega llegará... cuando se me ocurran los regalos que me quedan porque de verdad no se me ocurren para algunos personajes ;-;

Dadme ánimos :3

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