El guerrero de Thor (Thor y Prour)
Bueno... creo que por fin entrego algo que no es un especial :3
Esta historia es de las tristes, así que... bueno, tal vez no para todos los públicos, y no hay un shipp como en la mayoría de las otras.
Este capítulo se basa, mitológicamente, en la realidad de que Thor y Prour son padre e hija, solo que aquí en el manga no se nos aclara si realmente respetaron eso. En mi caso en el de muchos, sabemos que sí, y necesitaba hacer esto :3
¡Espero que os guste! ^^
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Era la quinta batalla que se celebraba en el Ragnarok, y se encontraba a punto de finalizar, pues el humano no tenía nada que hacer ante el baile de aquel dios que encabeza el panteón hindú. La victoria de la deidad no se hizo esperar, pues el humano no opuso resistencia ante el golpe final que le quitaría la vida sin remedio ni solución.
Las celebraciones de los dioses comenzaron en el momento en el que Shiva levantó el puño que le quedaba al cielo, mientras bajaba la cabeza con una sonrisa, feliz por el combate, triste porque terminó. A las celebraciones de los dioses se sumaron las de muchos hindúes que rezaban por Shiva, temerosos de que su ira por querer apoyar su salvación pudiese enfadar a su dios supremo.
Incluso desde la apartada y gris habitación donde Thor descansaba y veía los combates en la pantalla se podían escuchar las celebraciones, y en menor parte, llantos.
Desde que sus heridas tras su primer combate fueron curadas en escasos minutos, el dios nórdico se había recluido ahí dentro, sabiendo desde que vio a la cuarta hermana valkiria aparecer de la lanza de LuBu, sabía que un momento iba a llegar... Y podría acabar bien, o mal... Pero un padre nunca quiere que acabe mal algo así...
Hasta que la pantalla que tenía delante de él no terminó de enfocar a su hija sonriendo y abrazando, primero a los restos que se marchaban brillando al cielo del chico del que se enamoró, y luego abrazándose a ella misma con una sonrisa antes de desaparecer, Thor no bajó lentamente la mirada. Estaba sentado como de costumbre, inclinado hacia delante con las manos apoyadas al final del mango de Mjolnir, con su rostro oculto entre su cabello, su ropa y las sombras.
Tras unos segundos en los que la pantalla se apagó cuando el dios le dio a un botón en su pequeño mando que había en su reposabrazos, Thor se echó hacia atrás apoyándose en el respaldo, mirando al techo, llevando una de sus manos a sus ojos, haciendo presión en sus lagrimales con el pulgar e índice, masajeando suavemente con los ojos cerrados.
Entre el silencio que ahora había en la habitación tras el fin de la pelea y la espera de la siguiente y desconsuelo que reinaba alrededor, el dios notaba presión en sus oídos y en su mandíbula, teniendo un enorme nudo en su garganta que callaba cerrando la boca y presionando la lengua contra el paladar. Empezó a respirar profundamente, apartando los dedos de sus ojos negros y dorados moviéndolos ocultos tras su flequillo. Pensó en servirse un vaso de agua del cántaro que había en una mesa apartada... Pero no le apetecía aunque sabía que le vendría bien.
Su hija había muerto... Y eso ningún trago de agua podría opacar el dolor que sentía y lo vacío que se encontraba su pecho ahora, como si se hubiese vaciado y no sabía por dónde... Solo sabía que se había ido junto la imagen de su hija desapareciendo de sus ojos...
*
(Edad de Prour: 3 meses)
Desde el día en que nació Prour, Thor no le quitaba el ojo de encima. Aunque fuera una bebé más desarrollada de lo normal para su edad, Thor la veía como una pequeña cosita indefensa y llorona. Su llanto hacía agitar las ventanas de lo fuerte que era, su pataleo rompía las paredes de su cuna, y su hambre era igual que una plaga. Siempre dormía en el cuarto de su padre, metida en su cuna y apegando a su cama. No era padre primerizo, pero si su primera hija después de dos varones y su hijastro, y ella daba más guerra de pequeña que ellos... y además de eso, la estaba cuidando solo.
Cuando ella lloraba en la cuna, ya había atado una pequeña cuerda a uno de los barrotes, y esta a su muñeca, así que cuando lloraba, tiraba con la mano de la fina cuerda y la cuna se mecía hasta que la niña callaba y volvía a dormir... pero eso solo pasaba en raras ocasiones. Prour era enérgica llorando, y mantenía a todo Bilskirnir despierto. Thor se levantaba pesadamente, tomando a la niña en brazos y caminando por el cuarto meciéndola, dándole golpecitos en la espalda suavemente, bostezando, a veces sin disimulo para contagiárselo y que le diera sueño a la niña.
- Prour, cariño... vamos a dormir a la cuna ya...
Thor la acercaba hacia ella y se inclinaba, pero la bebé, pequeña en sus brazos, no soltaba los cabellos de su padre cuando él la desprendía de su cuerpo. Había nacido con gran fuerza, y un tirón de la pequeña bebé podría hacerle una calva en la cabeza a su padre... y Thor no estaba dispuesto a pasar por eso.
- ¿No quieres ir a la cuna? El guerrero se va a sentir solo...
Thor levantó de la cuna el peluche de Prour, un muñeco blandito que se asemejaba a un guerrero del Valhalla, con espada y escudo de tela y ropa movible. Lindo, suave y apto para bebés. De alguna forma, a Thor le hacía sentir que la pequeña estaba bien cuando él no la estaba vigilando.
Prour agarró el peluche que le enseñaba papá, abrazándolo, pero seguía llorando. Thor miró a la bebé con los ojos más negros de lo normal por la falta de sueño y sus ojeras, pero ella le devolvía la mirada llena de lágrimas, con sus ojos azules brillantes y su lacio pelito rosa en su cara, con las mejillas rojas de llorar... ay, pequeña Prour, ojalá papá supiera por qué lloras tanto...
- Está bien...
Terminando por murmurar, se incorporó con ella y se agarró a la cuna, metiendo primero una pierna y luego la otra, quedándose sentado en el interior de esta, que era grande para una bebé, pero no lo suficiente para el dios, que estaba tumbado con la cabeza en la pequeña almohada, con todas las piernas levantadas y apoyadas en el borde de la cuna por no caber, con la pequeña sobre su pecho.
Y así, acariciando la pequeña espalda de la bebé, logró que ella dejara de llorar, acurrucada contra su padre, mientras el dios miraba al techo con expresión seria. Vale, bien... pero ahora no podía volver a su cama sin despertarla. Lección aprendida, la próxima vez, los dos a la cama de papá.
A la mañana siguiente, Thor abrió los ojos pesadamente. No recordaba haber dormido tan poco y tan mal desde... ah, desde que Modi era un bebé. Tenía un hormigueo malo en las piernas por estar en esa postura, y húmedo y adolorido un... ¿dedo? Movió la cabeza para ver a Prour acurrucada entre el hueco de su brazo, con un dedo de su padre metido en su boca, muy tranquila.
- Prour...
Murmuró su nombre con pesadez buscando por la cuna el chupete de la niña, encontrándolo y viendo que tenía la tetilla de este completamente destrozada. Luego de eso, notó un dolor agudo en su dedo, tensando la mano y mirando a la niña, que le miraba callada pero sin sacar el dedo de la boca.
- Ah... así que era eso... - comentó con una minúscula sonrisa - Es demasiado pronto, eres muy pequeña... pero seguro que eso significa que serás una guerrera muy fuerte cuando seas mayor. Así que mi pequeña lloraba anoche porque le dolían los dientes que le empiezan a salir, ¿eh? - Thor aprovechó su dedo para tocar las encías del bebé, notando que en efecto estaban hinchadas y los dientes estaban listos para salir - Te conseguiré un chupete más duro, entonces... sabía que no eras de las bebés que llora por nada...
*
(Edad de Prour: 4 años)
- Vamos, Prour, no es tan complicado como parece, es todo de cabeza. Sale solo.
Thor retiró una sillita pequeña del cuarto de su hija. Ahora que había salido de la cuna por la edad y el tamaño, la chica tenía su cuarto propio, uno decorado como si fuera el de una princesa de cuento. Todo rosa. A Prour le encantaba el rosa y los colores pasteles, y si así era feliz, Thor lo consentiría. Ahora, sentado en una minúscula silla (para él) en el cuarto de su hija, con las piernas encogidas como una rana por no poder estar cómodo, observaba a su hija hacer las tareas del colegio. La pequeña esta frustrada por no entender los ejercicios, y a su lado, en la otra parte de la mesa, el guerrero de peluche estaba sentado también con un lapicero pegado a la mano, como si estuviese estudiando también.
- Lo dices muchas veces sin darte cuenta... El verbo "buscar". Es un verbo porque lo puedes cambiar dependiendo quién lo haga - Thor le tomó el lapicero a la niña de la mano, escribiendo en un papel aparte - "Yo busco... tú buscas... él busca..."
De vez en cuando miraba a la niña de reojo, que parecía más interesada en ver a papá escribiendo con sus lapiceros que en escucharle.
- "Nosotros buscamos, vosotros buscáis... ¿y ellos? ¿Qué hacen ellos, Prour?
La niña miró a su padre en silencio cuando escuchó su nombre, mordisqueando la punta de otro lapicero. Miró lo que él había escrito en el papel sin leerlo, y quiso hacer memoria de lo que él hablaba. Si "nosotros buscamos" y "vosotros buscáis", ellos...
- Ellos se esconden :3 - contestó con una sonrisa y bien convencida de su respuesta.
Algo semejante a una risa iba a salir de la garganta de Thor, pero lo disimuló rápidamente soltando el lapicero y acercando la cabeza de su niña para darle un beso en la frente.
- No, no es así... pero vamos a hacer una pausa para ir a merendar y luego lo volveremos a intentar.
- ¡Siii! - ella se bajó rápidamente de la silla, corriendo hacia el pasillo y de ahí a la cocina.
Thor se levantó, sin poder incorporarse del todo porque se le había quedado el trasero atrapado en la pequeña sillita. Dio un suspiro, sonriendo al escuchar el eco de los pasos de su hija al correr... y luego se volcó en pensar como sacar el trasero de ahí sin romper la silla.
*
(Edad de Prour: 7 años)
- ¡Más alto, más alto! ¡Papá, más alto o no podré tocar el cielo!
La pequeña estiraba sus brazos hacia el cielo todo lo que podía cada vez que alcanzaba el clímax del lanzamiento de su padre, que la subía a una altura considerable, pero era demasiado poco para lo que Prour quería. Atado a su cuerpo, en su espalda, iba su peluche de guerrero.
- Ya no más, Prour, te vas a marear... - comentó el dios acomodándola entre sus brazos, sin lanzarla alto más.
- ¡Pero necesito tocar el cielo! - exigió poniendo un puchero.
- El cielo no de va a ir... Podremos intentarlo otro día.
- Se que me puedes lanzar más alto... Pero no quieres porque...
Ella dio un chillido comenzando a reírse. Su padre la había interrumpido haciéndole cosquillas.
- No te entiendo, Prour - comentó con una pequeña sonrisa - Te ríes demasiado y no te entiendo.
Thor sabía que no había ninguna prisa porque Prour creciera, aunque ella lo ansiaba... Ella quería crecer y ser grande... Mucho mucho más grande que su padre y tocar el cielo...
- ¡Pero quiero tocar esa nube! - indicó levantando el dedo entre los brazos de su padre, una vez que las cosquillas finalizaron - ¡Esa que tiene forma de dragón!
- ¿Cuál tiene forma de dragón? - preguntó mirando al cielo con ella, pues en realidad no veía ninguna forma en las nubes.
- ¡Esa que está justo encima! - señaló con más énfasis - ¡Está al lado de la que tiene forma de la cabeza del abuelo Odín!
Thor ni veía dragones ni la cabeza de su padre en las nubes... pero iba a decir que sí por ella. Total, no influía demasiado...
- Aún eres demasiado pequeña para tocar el cielo, Prour... tal vez cuando crezcas un poco más... estás destinada a ser una gran mujer.
- ¡Pero yo quiero tocarlo ahora! ¡Si no se irá! - dijo poniendo un puchero - Se irá lejos... aunque... pueden volver, ¿verdad? Si están moviéndose y girando, si se van por allí - indicó un sitio en el cielo - Pueden volver por allí - indicó señalando el contrario.
Thor abrió la boca pero la cerró. Sí, las nubes podían volver... pero muy seguramente ya no tendrían esas formas y no quería estropearle la ilusión a Prour.
- Sí, y para cuando vuelvan, podrás tocar el cielo, y esa nube con forma de dragón - Thor empezó a caminar a casa con ella.
- ¿Están blanditas las nubes? - preguntó más tranquila, aceptando que hoy no tocaría el cielo.
- Sinceramente nunca las he tocado - comentó.
- ¿No? Muy mal, papá - dijo regañando con el dedo.
- Cuando las toques tú, ¿me dirás si son blanditas o no?
- ¡Claro!
*
(Edad de Prour: 11 años)
- Papá, voy a salir, llevo dinero y todo eso.
Prour no se esperó a que Thor le contestara, pues había abierto el portón del palacio rápidamente para evitar preguntas de su padre... pero al abrirla no esperaba verle justo detrás de la puerta tapándole la salida con su cuerpo y con los brazos cruzados.
- ¿Dónde has quedado, con quién o quiénes, a dónde vais, qué vais a hacer, cuándo vais a volver y hay chicos en el grupo? - preguntó todo seguido y rápidamente.
Prour le miró con la boca y algo impresionada. La chica, con 11 años, era casi tan alta como una mujer adulta de promedio, y de lejos, ni siquiera parecía una niña... pero lo era. Una preciosa niña con un cuerpo muy desarrollado.
- Papá, ya lo sabes... he quedado con mis hermanas, vamos a dar un paseo, como siempre. Compraremos algún refresco, hablaremos... ya sabes, lo de siempre.
Thor se lo pensó un par de segundos antes de darle paso moviéndose a un lado, mientras ella salía felizmente con una pequeña mochila a su espalda, de la que sobresalía el peluche del guerrero. Si, era cierto, algunas hermanas valkirias solían juntarse y salir, como las amigas normales... solo que Prour le sacaba 50 centímetros a la más alta. Sus músculos empezaban a ser notorios, y su carácter no era como el resto de las chicas. De alguna forma, cada vez que ella salía con ellas y regresaba, lo hacía de mal humor, triste, decepcionada...
Tal vez por eso a Thor no le gustaba que saliese... no por el viaje, sino por la vuelta. No sabía qué era lo que a Prour le molestaba o que ocurría... y sabía que no era por sus hermanas. Ellas la amaban... y no se le ocurría nada. Ni siquiera podía seguirla o espiarla para averiguarlo, traicionaría la confianza de su hija... tal vez solo quedaba esperar a que ella decidiese hablar con él...
*
(Edad de Prour: 16 años)
Thor llevaba unos días viendo muy... feliz a su hija. Cuando entraba a su cuarto, la encontraba recostada sobre sus cojines con un enorme celular en las manos (no tuvo problema en comprarle un celular a su hija más grande de lo normal, pues las manos de Prour lo requerían) sonriendo, chateando. Cuando salía, le gustaba cepillarse el cabello hasta que fuese completamente liso, y empezaba a dejárselo más largo. Usaba y elegía su maquillaje cuidadosamente, y salía de compras más a menudo. Nada de eso era un problema para Thor, su hija nunca le pidió nada y no le importaba dejar que ella comprase su propia ropa y accesorios, y a veces, hasta le dejaba más dinero de la cuenta, pero ella lo iba guardando poco a poco. No era derrochadora. Thor sabía que su hija se hacía mayor.
Apoyado en el marco de la puerta, la veía en su tocador pintarse sus enormes labios de rosa, a juego con su cabello suelto. Prour era como cualquier chica de su edad... solo que medía dos metros y con una musculatura demasiado desarrollada para su edad. Cuando la vio mirarse en el espejo luciendo un bonito vestido azul a juego con sus ojos, Thor sonrió más.
- Vas muy guapa hoy, Prour...
- ¿De verdad lo crees? Quería... esforzarme un poco más de la cuenta...
Con la tímida sonrisa de su hija mas el desvío sonrojado de su rostro ante el halago de su padre, los sentidos de Thor se pusieron alerta. Demasiado alerta. Tanto, que le erizó el vello. Parecía que el día más temido de Thor había llegado sin que se lo esperase.
- Un chico... ¿no es así?
La afirmación y la pregunta de Thor hizo sonrojar más a Prour, que frunció los labios y encogió los hombros, congelada y sin saber que responder. No lo necesitaba, Thor veía su rostro por el espejo.
- Si es una chica no es algo malo...
- No, no... es un chico, sí... - confirmó ella rascando uno de sus brazos, dándole la espalda a su padre - Hay un chico que... me gusta...
Si Prour pudiera decir algo más, diría a su padre que se olvidase de eso. A su vez le daba vergüenza admitir eso, y también algo de miedo por la reacción de su padre. Sin embargo, no se esperaba lo que le contestó...
- Espero que se un chico merecedor de ti en todos los sentidos.
Prour se giró despacio, examinando a su padre de arriba a abajo. ¿Lo estaba permitiendo? Ciertamente había un pequeño diablillo invisible en un hombro de Thor que le decía: "no, ni loco. ¿Vas a dejar a tu hija con un hombre que no eres tú? Es TU hija, y tú SU padre, es tuya y solo tuya, no dejes que te la quiten" pero en el otro hombro había un angelito que le decía: "Si tu hija es feliz, acéptalo, llevas toda tu paternidad haciendo feliz a tu hija, tal vez sea la hora de que otro chico la haga feliz también..." Así que Thor se tragó el orgullo por su felicidad, aunque no le hacía ni pizca de gracia.
- Solo no vuelvas tarde a casa...
Ella se lanzó a sus brazos abrazándolo con una fuerza que podría partirle a un humano la espalda... pero Thor no era ni semejante a un humano normal. Acarició la espalda de su hija sonriendo, mientras ella le besuqueaba la mejilla dándole las gracias.
- Me estás dejando todo el pintalabios en la cara...
- Es permanente, no te deja marca - sonrió soltándolo y tomando su bolso - A las 12 estaré en casa.
- A las 9 de la noche.
- ¿A las 11:30? - preguntó.
- A las 8.
- Papá, estás quitándome cada vez más - comentó riendo desde la puerta.
- A las 11... - sonrió Thor - Y como te retrases un solo minuto iré a buscarte yo.
- Te prometo ser puntual...
Ella se iba a ir, pero Thor le llamó la atención, acercándose a ella y entregándole el guerrero de peluche, que ahora era de grande como la mano de la niña.
- Al bolso. Se va contigo.
- Papá, voy a una cita, no puedo llevarle un peluche en el bolso, además ocupa espacio y...
- Al bolso o no sales.
Ella dio un pequeño bufido tomando al peluche, metiéndolo en su bolso, al fondo y escondido. Se despidió de su padre y se marchó corriendo. Thor la observó irse con una pequeña sonrisa. Parecía y se sentía como si ella corriera lejos de él... y no le hacía sentirse bien... pero a la vez sí. Sacudió la cabeza y salió del cuarto de su hija, buscando algo que le entretuviese y que le hiciera pasar el tiempo rápidamente.
Se marchó a uno de los salones, sentándose frente a una gran chimenea en un sillón, cruzando las piernas y mirando el fuego, pensativo. Él solo... no quería que su hija sufriera por su aspecto. Ella era hermosa, radiante, pura... sus ojos azules, su cabello rosado, su mágica sonrisa... aquel hombre que desprecie el cuerpo de su hija no se merece ni una pizca de su maravillosa alma.
Sin querer, su mente le hizo recordar unos acontecimientos que experimentó en el mercado unos días atrás, cuando paseaba. Todos le hacían paso y se arrodillaban, dejando paso... excepto dos mercaderes que estaban despistados poniendo su género en los estantes, hablando. Thor los ignoraría, pues no impedían su paso, pero la conversación le hizo detenerse detrás de ellos. Recordaba sus palabras con tanto odio y rencor...
" - ¡Las damas Valkirias! ¡Las hermosas guerreras del Valhalla! Son tan bellas y fieras..."
" - Si, todas ellas tienen una enorme belleza exterior, salvo..."
" - Si, salvo la hija de Thor... ¿No es demasiado...grande?"
" - Es hija de Thor...pero si, es demasiado grande. Muy musculosa y poco femenina"
" - Los vestidos no le quedan bien pero de empeña en llevarlos... Si sigue así y no cambia su aspecto, nunca conseguirá una pareja y Thor deberá ponerle un matrimonio de conveniencia..."
Todo se podría resumir en que el puesto que tenían acabó aplastado por un martillo gigante y que esos mercaderes salieron con vida por muy poco, pero tendrían pesadillas todas las noches por la mirada que les lanzó el dios nórdico.
Tal vez por esas palabras... Thor se había inquietado un poco al ver a su hija con un vestido. No es que no le quedase bien, en absoluto, estaba preciosa... solo no quería que nadie se burlase de ella por su cuerpo...
Su tiempo de espera se vio interrumpido por un portazo de la puerta delantera que hizo sacudir todo el palacio, y Thor abrió los ojos pensando al principio que era un terremoto, pero al escuchar fuertes pasos por el pasillo y otro portazo, se levantó del sillón caminando hacia allí velozmente, viendo por el rabillo del ojo un reloj que indicaba que solo había pasado media hora desde que Prour se fue... y ya había vuelto a casa. No parecía que hubiese ido bien...
Llegando a la puerta del cuarto de su hija, sabiendo que estaba dentro, reprimió sus ganas de enojarse, imaginando lo ocurrido, llamando despacio a la puerta y abriéndola con lentitud. Dentro del cuarto escuchó a su hija sollozar, arrojando su vestido azul a una esquina de la habitación, habiéndose puesto el pijama a una gran velocidad, y ahora con ganas de patearlo y destrozarlo todo.
- Prour, cariño...
- ¡No entres! - le gritó.
Ella agarró su bolso abriéndolo con brusquedad, sacando algunas cosas como el celular, la cartera... y cuando agarró al peluche, una de sus ropitas se enganchó en la cremallera, rajándolo por la mitad al tirar con tanta fuerza de él, y cayó al suelo casi dividido en dos. Prour lo miró un instante, pero terminó sacando el estuche de maquillaje y el líquido desmaquillante, para limpiarse la cara con rabia y brusquedad. Thor no hizo caso a su hija, entrando y recogiendo el peluche del suelo, mirándolo callado, y luego a ella. Ni siquiera veía bien en el espejo por sus sollozos, y sus lágrimas no dejaban al desmaquillante hacer su efecto.
- ¿Quieres hablar? - preguntó en un tono calmado, aunque interiormente deseaba salir de palacio y encontrar a ese chico sin tener muy buenas intenciones.
- ¡No!
Ella gritaba que no, pero deseaba echarse a llorar y desahogarse. Thor se sentó en su cama, callado y en silencio, viendo a su hija desmaquillarse como podía hasta tener la cara limpia. Dejó su pelo despeinado caer por su cara, con los ojos rojizos, mirando a su padre de pie delante de él. Parecía que ella iba a desmoronarse en cualquier momento. Le esquivó y se tumbó en su cama, bocabajo y sin querer mirarle. El silencio y el dolor de Prour hacía más daño en Thor de lo que el Berserker quería admitir.
- Ese chico... - dijo ella con la cara contra la almohada - Es que... ni siquiera me dejó hablar...
Thor la miró, moviéndose hasta estar sentado a su lado, con el peluche roto entre sus manos.
- Papá, yo... él... es que él no sabía quién era yo... y me gustaba, pero... - los sollozos y su nerviosismo no le dejaban hablar - Se lo dije a mis hermanas... que él me gustaba... y ellas organizaron una cita sorpresa para mí, le dijeron que tendría una cita con una valkiria... - ella apretó la almohada contra su cara, haciendo sonar su voz grave, pero era porque se sentía avergonzada - Su cara cambió drásticamente cuando me vio... no le gusté nada... y se... asustó de mí... - ella se levantó despacio, quedando sentada mirando hacia su padre, pero con la mirada perdida y una pequeña sonrisa - Supongo que esperaba salir con alguna de mis hermosas hermanas valkirias... no con este monstruo.
- No digas esa palabra para referirte a ti misma - Thor entrecerró los ojos, apretando un puño sin que ella se diera cuenta, endureciendo su voz.
- Es que no hay otra... - ella volvió a sollozar, pero sonriendo - Me dolió, papá... me dolió... me dolió más que todos los rumores que se escuchan de mí en Asgard... porque fue algo directo delante de mis ojos... todo lo que quería ignorar, todo de lo que me querías proteger tú y mis hermanas... se ha materializado delante de mí y me ha dado donde más duele...
Thor iba a abrir los brazos y a inclinarse sobre su hija a abrazarla, pero ella sacó los pies de la cama empezando a caminar nerviosa alrededor del cuarto, dando fuertes pisadas y haciendo que su pelo suelto se pusiera de la forma que quisiera.
- ¿Por qué he tenido que nacer con este cuerpo? - le preguntó quejándose - ¿Por qué tengo que ser un monstruo grande y musculoso con 16 años? ¿Por qué no puedo ser una chica normal como mis hermanas? ¡No hago nada para que mi musculatura se desarrolle, como normal, menos de lo normal incluso, y sigo creciendo y creciendo!
- Tienes un cuerpo maravilloso, Prour - él la miró seriamente - Puedes hacer cosas que nadie puede.
- ¡Pero yo quiero hacer cosas que todos pueden! - le recriminó - Quiero ir a una tienda y encontrar más ropa de mi talla, quiero que me miren como se mira a alguien normal, quiero ponerme un anillo de mi talla, quiero ver a alguien que sea más alto que yo... quiero sentirme una chica linda... ¡Si hubiese nacido hombre estaría bien! ¡Pero no una mujer! ¡No hay nadie más con este cuerpo!
Ella bajó la mirada de nuevo, retirando sus lágrimas de sus ojos y caminando por el cuarto, aún nerviosa. Thor sabía que ese día llegaría, pero deseaba que se tardara. El día en que se diese cuenta de todo eso. Estaba seguro que ese día perdería las ganas de perseguir sus sueños de niña, de querer tocar el cielo y de saber cómo se siente tocar una nube, de querer superar a su padre en altura, de ser una guerrera junto con su peluche, ahora roto en las manos de su padre... Tal vez era el momento... de que naciera una nueva Prour dentro de su hija, muy a su pesar. Prour terminó de calmarse sola, paseando, y terminó delante de su padre, hincando sus rodillas en el suelo, arrodillándose frente a él, tomando sus manos y poniendo su frente entre ellas, semejante a buscar una súplica de consuelo, una ayuda.
- Papá... quiero ser feliz...
Thor apretó suavemente sus manos y luego acarició el pelo de su hija, echándolo hacia atrás. Luego le levantó el mentó, haciendo que le mirase antes de que ella llorase de nuevo, esta vez sintiéndose vacía y desolada.
- No has nacido siendo un monstruo... has nacido siendo la valkiria más especial y más única. Eres inalcanzable, inigualable... y seguro cuando se den cuenta de eso, tú ya estarás tan lejos que ni siquiera sus afiladas lenguas llegarán hasta ti. Luego intentarán mancharte por envidia, cuando vean lo que eres capaz... pero tus acciones escurrirán por sí sola la suciedad con la que otros quieren eclipsarte. Y cuando llegue el momento, cuando menos te lo esperes... te darás cuenta que eres feliz.
Prour lagrimeaba dejándose mimar por la mano de su padre en su cabello. Sus palabras le llegaban al corazón... pero aún quedaba una cosa por aclarar.
- ¿Y alguien... habrá alguien para mí ahí fuera? Alguien que le guste... como soy y como... me veo...
- Sin ninguna duda. Si hay alguien que quiso al feo de tu abuelo seguro que hay alguien para ti.
- Papaaaa... - ella se rio un poco, sabiendo que su padre solo quería burlarse un poco y sacarle una sonrisa metiéndose un poco con Odín.
- Te dejo descansar, Prour... mañana será otro día...
Thor besó su frente, levantándose. Se esperó a que ella se acostase de nuevo para arroparla bien, apagando la luz de su mesita, dejándola dormir y descansar mientras él salía cerrando despacio, yendo a su cuarto. Thor entró a su cuarto propio en silencio, caminando sin hacer ruido, llevando en su mano el peluche de su hija roto.
- Eh, dormilón, despierta, necesito tu ayuda...
Thor dejó el peluche sobre la cabeza del martillo, que estaba en una esquina del cuarto. Este hizo un sonido, semejante al de un enorme monstruo quejándose, como un gruñido gutural parecido a una réplica, y comenzó a brillar suavemente. Poco a poco, el peluche en contacto con él, se empezó a arreglar. Con el poder del martillo, la destrucción y la creación iban de la mano. Podía hacer ambas cosas, pero la creación era algo que Thor hacía poco. No era tan divertido como destruir cosas.
Cuando estuvo arreglado, lo tomó dando las gracias, yéndose del cuarto, escuchando algo similar a un bostezo muy grave y pesado proveniente del martillo, y volvió al cuarto de su hija. Prour ya dormía. Había sido un día complicado... y al sentirse mejor, cayó dormida inmediatamente. Thor solo entró a dejar el peluche al lado de su hija, pues él debía cuidarla mientras que no lo hacía Thor.
- Los guerreros, cuando son heridos en combate... - murmuró - Necesitan ser sanados para que vuelvan a hacer bien su trabajo... A todo esto... creo que Prour nunca me dijo cómo se llama este guerrero...
*
(Edad de Prour: 18 años)
Durante esos dos años, Prour había recuperado el tiempo perdido. Ahora pasaba largas horas en el gimnasio de Bilskirnir con su padre, entrenando. Hacer ejercicio la calmaba, le alegraba, podía hacer cosas que otros no, y entrenar con su padre era formidable porque era el único capaz de resistir la fuerza de Prour con una sonrisa mientras que ella le atacaba con otra. Desatar el poder del cuerpo de Prour... había sido una gran idea. Ella se desquitaba, entrenaba, pasaba tiempo con su padre... y los frutos de su entrenamiento, reforzaban su confianza, le subía la autoestima, y la hacían feliz. Sobre todo el momento en que ella doblaba un brazo mostrando su enorme bíceps y Thor lo medía con una cinta alrededor, indicándole su grosor, y ella apretaba el brazo reventando la cinta, sonriendo todavía más.
Thor miraba la sonrisa de su hija con otra más pequeña. Puede que no fuese un hombre muy expresivo, pero la felicidad de su hija le avivaba la llama de su vida. En este tiempo, Prour no había salido de Bilskirnir para nada. Hizo la promesa de recluirse ahí hasta conseguir amarse y ser feliz con ello, pero eso no impedía que sus hermanas fueran a visitarla allí y pasaran tiempo juntas, felices de verla a ella llena de vida nuevamente.
Cuando Prour cumplió 19 años, las puertas de Bilskirnir se abrieron para ella, que salió a la luz con un bonito conjunto de guerrera valkiria, mostrando sus poderosos músculos, con una sonrisa de oreja a oreja y una bonita melena cómoda y trenzada. Todos abrieron los ojos al verla, viéndola tan radiante, poderosa, enérgica, bella, única...
Corrió escaleras abajo acortando las diez últimas con un poderoso salto, haciendo que todos se apartaran haciendo una reverencia, pero ella solo pasaba corriendo cerca de ellos, mirando a todas partes como si ahora viviese en un lugar nuevo.
Thor salió de Bilskirnir, mirando el pueblo por debajo de él, observando a su hija correr alejándose con una sonrisa. Sonreía también sin poder remediarlo, satisfecho después de todo, pues ahora Prour, era feliz. Y cuando alguien es feliz, no hay nada que pueda frenarle. Todo el esfuerzo ya estaba recompensado.
*
Tantos hermosos recuerdos habían sacudido la mente de Thor mientras se marchaba del Valhalla, yéndose lentamente y sin prestar atención a donde sus pasos le guiaban sin oponer resistencia. Ya no había por qué quedarse allí, mirando la pantalla, ya no le importaba que dioses o humanos morían, si había peleas buenas o no... si la humanidad se extinguía o seguía existiendo... ya no importaba nada ahora mismo.
Sus pies le guiaron hacia su palacio, Bilskirnir, pero se detuvo antes de empezar a subir los escalones, mirando estos, como si pudiese ver a su hija bajar corriendo por ellos para marcharse a comerse el mundo con su optimismo y alegría, siendo solo un fantasma de su mente. Miró a los grandes campos que rodeaban el palacio, que se veían desde la entrada, con el trigo recién sembrado, y también podía verse así mismo lanzando a Prour al aire, cuando era una niña pequeña, queriendo tocar el cielo, sin perder la compañía de su guerrero de peluche. Levantó la mirada más, mirando al cielo, aunque sus ojos negros y dorados parecían que no eran capaces de ver correctamente en un rostro marcado por la desolación. Tal vez fuera su imaginación, pero juraría que esa nube encima del campo tenía forma de dragón.
- No pudiste esperar a crecer más y más para tocar el cielo... que finalmente volaste hacia él - murmuró mirando al cielo - Sí... decidiste volar... te marchaste... quisiste volar...
Thor empezó a subir las escaleras de su hogar con una mano en la barandilla, llevando la otra el martillo al hombro, sin dejar de mirar al cielo.
- Me dijiste que me dirías cómo era el tacto de las nubes... porque las tocarías antes que yo. Si yo hubiese sabido que las tocarías de esta forma, nunca lo hubiese permitido... Dime, Prour... ¿son las nubes como te las imaginabas? ¿Has llegado a tocar el dragón? Él te ha estado esperando dando vueltas alrededor del mundo hasta que pudieses tocarlo...
Los pasos de la escalera finalizaron, entrando en su hogar. Los sirvientes, ajenos de todo eso, iban a saludarle y felicitarle porque hubiese vuelto sano y salvo del Ragnarok, pero el aura alrededor del dios, su mirada perdida y su paso cabizbajo les hicieron callarse. Algunos que le miraban a la cara no podían deducir con certeza si estaba llorando, o era solo el brillo de las marcas doradas de sus mejillas.
Sus pies no le llevaron a su cuarto, sino al de su hija. Observó la puerta entreabierta un momento, empujando lentamente el pomo con la mano, como si fuera a molestar a alguien o a espiar en su interior, aunque estaba vacío... por mucho que le costase asimilarlo. Observó el cuarto, ordenado y limpio, oliendo a fresas como a ella le gustaba, y por primera vez se paró a analizarlo todo desde la puerta. En una pequeña esquina estaba una de las sillitas que ella usaba de pequeña para hacer sus tareas, sus estuches de maquillaje eran menos usados, pero los mantenía en su tocador, al igual que una pequeña mochila colgada en un perchero que ya no podía ponerse, pero la mantenía. Y ni siquiera necesitaba abrir la puerta del armario de su hija para saber que el vestido azul de la otra vez estaba ahí colgado, aunque ya no podía ponérselo. Estaba todo como si... su dueña fuese a volver en cualquier momento, pero ella ahora ya tenía un nuevo hogar...
Por un momento, se sintió observado, girándose lentamente hacia la cama de su hija, donde el peluche de guerrero estaba sentado entre dos cojines que le sostenían. Se notaba que ya estaba muy viejo, usado y gastado, que habían dormido muchas veces con él y había salido mucho de casa, pero ahí estaba. Thor se acercó despacio, tomando el peluche entre sus manos, saliendo al balcón lentamente observándolo, apoyando su cadera en la barandilla. Era muy pequeño en sus manos, y recordó que la primera vez que se lo dio a Prour para que dejara de llorar, era casi tan grande como su pequeña. Eso solo le hacía darse cuenta de todo lo que cambió su hija con el tiempo.
Thor levantó la vista un momento con un suspiro ahogado. La presión de su garganta le dolía y no le dejaba respirar bien. Era más fuerte que antes. Una brisa de aire fresca le consoló su acalorado rostro, haciendo volar su cabello con este. Ahora su hija estaba presente en todas las brisas de aire que hubiese en el Valhalla, estaba en paz volando volando por el cielo y acariciando nubes... y además de eso... no iba sola. Ella encontró un compañero de viaje que se negó a dejar ir, uno que le hizo sacar la sonrisa más maravillosa que vio nunca su padre en sus labios, así que, por una parte, eso no le pesaba en el resentimiento. Él la vio en el combate... vio como ella tomaba las manos de su amado estando a su espalda, vio como ella abrazaba los restos de luz que quedaban del cuerpo decapitado de Raiden contra su pecho, sonriendo satisfecha con ese pequeño rato de amor entre amor siendo uno con él alma con alma, corazón con corazón... alguien que la aceptó en cuerpo y alma como Thor esperaba que algún día pasara.
La brisa arrastró consigo unas pequeñas hojas verdes, haciendo que algunas se enredasen en el cabello de Thor, y se las quitó de una sacudida, pero una de ellas quedó entre la ropa del peluche. Thor la miró, sacándola despacio, haciendo que uno de los botones de la ropa del muñeco se abriese, encontrando una letra cosida a mano en el cuerpo de este. Thor abrió los ojos con curiosidad, retirando la ropa del pequeño muñeco, teniendo escrito con hilo y de una forma dudosa el nombre con el que Prour bautizó al muñeco.
- Porir... "el guerrero de Thor" - tradujo acariciando las letras con el pulgar - Claro... tú sabías que yo... que yo te lo di para que te cuidase cuando yo no pudiese hacerlo... es normal que le llamases así. Qué casualidad que el día que te quito los ojos de encima... y dejas aquí a Porir... es el día en el que te pierdo.
Thor acercó el pequeño peluche contra su pecho, apretándolo contra él. No sabía si había sido una coincidencia, o que tal vez ella lo hizo a propósito, creyendo que este sería el último día que estaría aquí... pero no, era imposible. No quería creerlo. Aunque al menos... allá a donde estaba ahora Prour, era cuidada y mimada en compañía de su amor.
Entró de nuevo a la habitación, cerrando el balcón y poniéndolo todo como estaba, dejando el peluche delicadamente entre los dos cojines de la cama, sentado igual que estaba, observándolo por un momento.
- Guerrero de Thor... Porir... ya ejerciste tu trabajo durante tantos años impecablemente. Tu misión ha terminado. Solo queda... disfrutar de tu jubilación... y por ello descansarás aquí, entre los cojines y las sábanas de mi hija, ejerciendo como guardián de su dormitorio y de sus pertenencias, procurando que todo quede tal y como lo dejo ahora, a partir de cuando salga por esa puerta, hasta el fin de los tiempos.
Thor cerró los ojos, volviéndose sobre sus pasos. Al lado del perchero había una pequeña llave colgada de la pared, siendo la del cuarto, la copia que tenía Prour, sacándola de ahí y saliendo del cuarto. Echó un último vistazo al cuarto de su hija, procurando salir antes de que su vista y sus recuerdos le hiciesen daño de nuevo, bajando la mirada y cerrando la puerta, esta vez, con llave. Tras haberla cerrado, se tuvo que ordenar empezar a avanzar hacia su cuarto arrastrando un poco los pies, sintiéndose como si más de la mitad de su alma y su cuerpo siguiesen encerrados en la habitación de su hija, negándose a aceptar todo lo sucedido, pero miraba la llave en su mano para recordarse así mismo, que a partir de ese día, el hogar de su hija había pasado a ser...
la eternidad.
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Espero que os haya gustado... ahora con permiso, voy a matarme un rato ;-;
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