Mi querida Aome, mi dulce, tierna he inocente niña, no sabes lo feliz que me hiciste el tiempo que estuviste junto a mi, cada momento tan sublime en el que me hiciste experimentar una sensación nueva... el tiempo en el que comencé a amarte con locura

Aún recuerdo los primeros meses de nuestra relación, esos en los que tenía que contenerme para que con mi personalidad tan... Extravagante e intensa no te asustara y terminarás huyendo de mi lado, esos en los que aparentaba no sentir nada, ni siquiera celos, aunque por dentro me estaba desarmando, me estaba consumiendo y enloqueciendo por todo aquello.

Recuerdo cuando el imbécil de Koga se te acercaba sin preocupación alguna aunque yo estuviera ahí, como descaradamente te regalaba esas asquerosas flores baratas sin importar que todo en ti gritara que era solo mía, o cuando ese niño soso y aburrido llamado Hoyo se ofrecía a ayudarte con todo a pesar de que se veía y era todo un inútil, incluso Inuyasha, mi pequeño medio hermano que era tu mejor amigo, el que siempre estaba junto a ti, que siempre te hacía enfurecer y alegrarte...ese al que más necesitaba sacar de mi camino.

Aún recuerdo lo mucho que lloraste porque él un día se fue a "estudiar al extranjero" sin decirle nada a nadie, solo dejo una nota y... nunca más lo volveríamos a ver. También recuerdo lo mucho que te desilusionaste de Koga al huir de aquí justo cuando se había comprometido con Ayame sin decir absolutamente nada, Hoyo también "se fue" sin motivo aparente.

Yo sé que sufriste porque poco a poco todos tus amigos se iban alejando de ti, te sentías sola y abandonada, pero ahí estaba yo, para hacerte sentir todo lo contrario.

Recuerdo cómo con mucha emoción me abrasarte cuando te di la sorpresa de regalarte la pequeña casa que siempre soñaste, muy linda de ladrillos rojos y tejas, según tu, parecía la casa de un cuento infantil, y más porque estaba inmersa en el bosque, sin nadie al rededor más que árboles y algunas flores. Ahí vivimos por mucho tiempo, ni siquiera recuerdo cuanto.

Pero lo que si recuerdo mi pequeña azabache, es que hoy celebraríamos tres años de relación.

Aunque toda nuestra burbuja de romanticismo termino ya que... unos meses atras habías tenido un pequeño reencuentro con tus amigos al bajar al sótano. No sé que hacías ahí si yo te prohibí más de una ves que entraras.

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Aproximadamente tres meses después de haberse mudado a aquella pequeña casa "solo por vacaciones" Aome se encontraban buscando herramientas de jardinería, su amado le había traído unas cuantas flores y plantas que había comenzado a acomodar en el pequeño jardín trasero de la casa, no había encontrado nada por ninguna lado y su novio no estaba, desde muy temprano antes de que ella despertara se había ido y no había regresado, así que harta decidió meterse en el sótano.

Al adentrarse un poco al pequeño y húmedo cuarto comenzó a sentir un olor demasiado fuerte y pútrido.

— Que asco, seguramente hay algún animalillo muerto por ahí... ¡Ah aquí están!

Al ver a unos pasos un baúl bastante grande y una pala decidió acercarse al pensar que ahí estarían las herramientas que necesitaba, ignoró el olor que se había intensificado y lo abrió.

— ¡Por dios!

Gritó horroriza al ver que en ese baúl había restos humanos y entre ese amontonadero de carne putrefacta reconoció el rostro de Inuyasha, tenía cortes y sus ojos estaban en blanco.

Salió corriendo del lugar pero antes de lograr salir vomito tanto por el olor como por lo visto.

Una ves recuperada intento salir corriendo de la casa pero en la entrada reconoció a Seshomaru.

— Estás pálida, ¿te encuentras bien?
— ¡No te acerques a mi! ¡No te atrevas!
— ¿Que demonios te pasa muj...
— ¿¡Por que hay un baúl lleno de restos humanos en el sótano!? ¡¿Por qué Inuyasha está ahí!?
— ¿Entraste al sótano? ¡Te prohibi mil veces que entraras ahí!
— ¡Eres un acesino!

Volvió a intentar corre pero él la sostuvo de los brazos.

— Entiéndeme amor, no podía dejar que ninguno de esos idiotas te apartará de mi lado — dijo dulcemente.
— ¡Estás demente! ¡Alejate de mi!
— ¡No! ¡Tu eres mía y así será siempre!

Aome intento golpearlo pero él era más grande y fuerte así que no le costó someterla y después dejarla inconsciente.

— Todo esto lo hago por ti mi pequeña.

Al despertar estaba atada a una silla en el mismo sótano, ya no tenía el olor tan fuerte de hace unas horas porque al parecer el baúl ya no estaba, aún así las paredes habían quedado impregnadas de ese asqueroso y peculiar hedor.

Aome comenzó a llorar porque sabía que tal ves jamás saldría de ese lugar.

— No llores mi pequeño ángel, ya todo esto pasará y volveremos a ser felices los dos junto, sin que nadie se meta en nuestro camino.

Tomo su rostro entre sus manos e intento besarla pero ella no dejaba de moverse.

— ¡¡Basta ya si no quieres terminar como ellos!!

Al instante se paralizo de miedo, pues ahora sabia que era capaz de cumplir su amenaza.

— Así me gusta — dijo para después besarle — te prometo que si te portas bien te sacare de aquí y todo volver a ser como antes — le mostró una risa perversa — así que pórtate bien mi pequeña niña.

A partir de ese momento todo fue de mal en peor, pues Seshomaru hacia lo que quería con Aome al tenerla bajo amenaza y dormirla siempre que ella se ponía agresiva o intentaba escapar, incluso llego al extremo de tenela todo el día en el zotano y solo bajar a alimentarla y por las noches la sedaba y subía al dormitorio, pero todo eso cambio una noche en la que ella se armo de valor y fue muy inteligente.

— Buenas noches princesa, vengo por ti para que estés cómoda... ya sabes, quietecita y no pasara nada malo — menciono preparando un pañuelo con cloroformo.

Se acerco a ella y puso el trapo tapando su boca y nariz hasta que quedo inconsciente... o eso era lo que él creía.

Tras pasar unos meses o año, ya ni siquiera tenia noción del tiempo, aprendió a aguantar la respiración cada ves mas tiempo para en algún momento no caer inconsciente como varias noches.

Asi ese dia logro no aspirar nada de el sedante y fingir el desmallo. Al estar conciente vio que él tomaba la botella con el cloroformo y asi la llevó al dormitorio como cada noche.

Seshomaru acomodo a la "inconciente" chica y la cambio de ropa sin sospechar nada.

Una ves superada esa prueba descubrio en donde guardaba el liquido y se dispuso a esperar el mejor momento para escapar.

Paso al rededor de una hora, y parecía que su acompañante estaba totalmente dormido, se fue deslizando poco a poco de la cama hasta que calló en el suelo, espero unos segundo para ver si él se despertaba, pero nada...

Se levantó.

Sabía que tenía tal ves unos segundos para hacer todo lo que había planeado.

Fue directo al tocado que en la parte de abajo tenía cajones y un par de de puertas para poner zapatos, las abrió y descubrió el cloroformo, se levantó lo abrió, quiso ver a través del espejo si Seshomaru estaba aún acostado...

— Así que la bella durmiente despertó sin el beso de amor verdadero he

Pudo apreciar unos ojos dorados muy brillantes por el reflejo de la luz de la luna en ello, unos ojos que la veían de una manera escalofriante.

Todo transcurrió en camara lenta, sus fuerzas la abandonaron y el terror se apoderó de su cuerpo...