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Venganza Perfecta

—¡ACHU!

Senku asomó la cabeza desde la cocina hacia la sala, viendo a Kohaku sonando su nariz con un pañuelo.

—Es increíble como a veces estornudas como toda una gatita y a veces como una verdadera leona adulta. —Se acercó a ella revolviendo algo en una fuente.

—C-cállate… ¡ACHU! —Volvió a estornudar—. Esto es tu culpa, me contagiaste tu resfriado.

—Te advertí que no era buena idea besuquearme mientras estaba enfermo. —Encogió los hombros, con una mirada de completa calma—. De todos modos, a mí me dio mucho peor, tú apenas y sí tienes fiebre.

—Ja, solo me lo dijiste una vez, y luego fuiste tú el que comenzó a quitarme la…

—Sí, sí, como sea, ya terminé de preparar la comida. ¿Cenaremos aquí o en el comedor?

—¡Aquí! ¡Estoy viendo la nueva película de mi anime favorito!

—Ah, ¿ese anime que se trata de un videojuego donde las habilidades del mundo real influyen? ¿En el que el jugador con más puntos traiciona a la protagonista?

—Sí, sí, parece que al fin ella va a cobrar venganza y…

—¡Nada de spoilers! También me gusta este anime, regresa la película al principio.

—¡Pero Senku…!

—Te daré las dos patas de pollo a cambio.

—Ok, trato hecho. —Sonrió satisfecha, regresando la película.

Senku regresó rápidamente balanceando las dos bandejas en sus delgados brazos, antes de sentarse junto a ella en el sofá y mirar a la pantalla.

—Maldita sea, ahora que me alejé de la cocina veo que hace mucho frío… —Senku miró con descontento a la ventana, donde se podía ver una leve llovizna aún en medio de la noche.

Antes de que pudiera levantarse para encender la calefacción, Kohaku le pasó la manta que estaba usando por los hombros, sentándose más cerca de él. Era más ineficiente que simplemente encender la calefacción, pero prefería esto diez billones de veces más.

Sonrieron y volvieron la vista a la pantalla, comenzando a comer con ganas, entre ocasionales estornudos de Kohaku y ocasionales comentarios de Senku felicitando al que traicionó a la protagonista por su nivel de conocimientos científicos.

—Aunque hizo cosas dignas de una escoria, él me gusta mucho —le confesó Kohaku en un susurro, como si fuera un secreto—. Porque me recuerda a ti. —Sonrió, con las mejillas rosadas.

—La protagonista me recuerda a ti, también me agrada. —Rio divertido ante su vergüenza.

—¿Crees… que se queden juntos? Sí ella lo perdona, quiero decir.

—Eso de "shippear" o cómo se le diga realmente no es lo mío. —Dejó su plato a un lado y llevó su meñique a su oído con indiferencia.

—Pues yo espero que sí. —Sonrió emocionada, antes de volver a estornudar.

Aún quedaba bastante de película, así que Senku fue a buscar helado para comer como postre, de paso prendiendo la calefacción para que no le diera más frío. Llegó justo en medio de otra pelea entre los protagonistas y Kohaku de inmediato se apoderó del pote, comiendo a grandes cucharadas. Senku comió con menos entusiasmo, comiendo apropósito los sabores que a ella menos le gustaban.

Cuando ya habían vaciado medio pote de helado, sin embargo, Kohaku de repente se quedó pensativa mirando al helado sin comerlo, y Senku alzó una ceja.

—¿Pasa algo?

—Quiero papas fritas.

—¿Quieres que cocine otra vez?... —Se recostó en el sofá con desgano, sin querer pasarse más tiempo cocinando.

—No, quiero una bolsa de las que están en la cocina. Y quiero echárselas al helado.

—¿Otro de los antojos raros de esta mini-leona? —Se salió de debajo de la manta para inclinarse a la altura de su vientre hinchado—. Oye, mocosa, como sigas así vas a nacer con sobrepeso. —Pinchó con su dedo índice justo por encima del ombligo de su esposa—. Sé que las leonas tienen grandes necesidades de calorías, pero esto ya es absurdo.

—Deja de decirle leona. —Una ceja de Kohaku tembló con molestia, pero la verdad es que no podía molestarse con él cuando se ponía así—. Y ahora tráeme mis papas.

—Que mandona. —A pesar de sus palabras se puso de pie de inmediato.

—¡Ja, mira quien habla!

Kohaku tuvo su helado con papas fritas y terminaron de ver la película, quedándose con la boca abierta por el giro final, y estuvieron comentando la película un largo rato hasta que Kohaku bostezó.

—Muy bien, a la cama. —Senku la ayudó a levantarse después de recoger todo.

—Pero aún tengo hambre. —Lo miró con sus ojos azules muy grandes y suplicantes.

—No debes excederte comiendo.

—¡Pero Senkuuuuu!

—Bien. —Frotó sus sienes—. ¿Qué tal un chocolate caliente? Puedo leerte algo mientras bebes, pero ya debes ir a la cama, tienes que descansar para recuperarte del resfriado, sí mañana sigues con fiebre volveré a llevarte al hospital. —Y no, no le importaba que fuera la quinta vez en esta semana, ni aunque fuera un miércoles y ni aunque hasta las enfermeras se cansaron de él.

—¿Por qué siempre insistes en leerme? —Lo miró divertida—. Quiero decir, me gusta mucho, pero antes de que estuviera embarazada nunca lo hacías…

—A esta altura ya debería poder reconocer mi voz. —Llevó una mano a su vientre otra vez, acariciándolo con ojos brillantes—. Es un simple calentamiento. ¿Me escuchas, mocosa? Cuando salgas de ahí tendrás que soportarme leyéndote todas las noches. —Rio encantado al sentir una patadita bajo su mano—. Supongo que es un trato justo, ya que tendré que soportar tus lloriqueos.

Kohaku lo miró a punto de desmayarse de amor, pero entonces él la cubrió bien con las mantas y prácticamente la arrastró a la cama, para luego ir a buscarle una taza de chocolate caliente.

—¡Y también quiero galletas con chispas de chocolates!

—¡Te comiste todas de esas ayer!

—¡Pero quiero!

—Bien, iré a comprar… —Suspiró miserablemente.

Al final Senku le entregó sus bocadillos y se desplomó en la cama a su lado.

Kohaku creyó que se dormiría, pero pronto se recuperó y tomó un libro en su escritorio.

—Bueno, esta vez será una historia infantil, para comenzar a prepararme del suplicio de leer estas tonterías infantiles. —Rio, aunque sudando frío—. Veamos… Había una vez, una ciudad muy hermosa, donde vivía un gato muy inteligente, negro como el carbón, esponjoso y amable, y muy bailarín. —Su ceja comenzó a temblar mientras leía, preguntándose si todos los cuentos infantiles eran tan tediosos e ilógicos—. El gato conoció a una niña muy bonita que le dio trozos de su chocolate… Bien, esa niña claramente quería matar al gato. —Se inclinó sobre el vientre de su esposa—. No hagas eso, mini-leona, aunque no es como que vaya a dejarte tener mascotas.

Kohaku, que había estado escuchando enternecida mientras se atragantaba con las galletas, le lanzó una mala mirada.

—Vamos, Senku, solo es un cuento. ¡Y no le digas esas cosas, la traumaras!

—¡No puede entenderme, ni siquiera ha nacido!

—¡Aun así, serás una mala influencia para ella! —Bebió más de su chocolate caliente—. ¿Y por qué no quieres mascotas? Sería lindo tener un gato o algo así.

—Muy bien, es comprensible que unas leonas quieran a otro felino en la casa…

—¡Olvídalo, no quiero nada! —Senku se carcajeó y siguió leyendo.

Después de terminar su bocadillo, Kohaku se recostó y siguió escuchando a su marido leer, sintiendo sus parpados pesados.

Cerró los ojos y estuvo a punto de dormirse, pero entonces él dejó de hablar y se recostó a su lado, abrazándola de costado. Kohaku se aseguró de regular su respiración, haciéndola muy lenta y tranquila, queriendo que crea que estaba dormida.

Él siguió abrazándola y le besó la frente, y Kohaku no pudo disimular su sonrisa, a lo que él se dio cuenta de que estaba fingiendo y se tensó, sorprendido.

Riendo, ella abrió los ojos y lo miró encantada, viendo que ahora él fingía estar dormido, con un leve tono de rojo en sus mejillas.

Ella lo abrazó esta vez, pero él no correspondió el abrazo, muy metido en el papel de fingir.

—Vamos, Senku, sé que estás despierto. —Lo miró con burla—. Senku~… Senku. ¡Senku! —Lo sacudió un poco, pero siguió fingiendo—. Sí así quieres jugar… —Se inclinó hacia adelante y mordió suavemente la nuez en su cuello, llevando una mano a su hombro y rasgando suavemente con sus uñas. Él tembló de pies a cabeza, abriendo los ojos y mirándola con sorpresa, sentándose y todo.

—Leona pervertida, ¿quieres abrazos o aprovecharte de tu inocente marido durmiente?

—Sabía que estabas despierto. —Lo miró con una sonrisa traviesa, aunque increíblemente sonrojada—. Y puede que quiera las dos cosas… —También se sentó y rodeó su nuca con ambas manos.

—Debes descansar, leona… —Acarició su mejilla con una mano, comenzando a vagar sus ojos por su escote—. Además, harás que me enferme otra vez…

—Sería mi venganza perfecta. —Sonrió maliciosamente—. Es lo que te mereces por pegarme el resfriado primero. —Rozó su boca con la suya-. Y no me llames así.

Antes de que pudiera protestar, lo besó con entusiasmo, y sus intentos de detenerla solo duraron unos diez segundos.

Y, por supuesto, al día siguiente ella se despertó completamente sana y él con una fuerte tos y fiebre leve. Definitivamente la suerte nunca estaría del lado de Senku.

Fin.

Holaaaaaaaa :D

Aquí un pequeño fic lleno de azúcar dedicado a una querida amix uwu

Tiene una referencia a otro fic mío, la captaron? owo

Ojalá les haya gustado!

Este es el One-shot número 50 en esta colección 😮❤

Se les ama!~

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaa!

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