Ronda de Regalos
—¡Navidad, navidad, dulce navidad! —Minami aplaudió alegremente mientras se sentaba en el círculo que habían formado sus amigos en el suelo alfombrado de la nueva y mejorada mansión Nanami, sentándose en medio de Tsukasa y Mirai por pedido de esta última—. ¡Qué bueno que finalmente nos estemos tomando un descanso de los planes para hacer la ciudad lunar! Senku nunca deja que nos relajemos. —Miró mal al científico que estaba sentado cerca de ella.
—No hay tiempo para estas tonterías, es importante comenzar la minería lunar, pero Xeno no me dejó hacerlos trabajar en Navidad. Estúpido espíritu navideño estadounidense —masculló el científico, frotando su oído con fastidio.
—Lo dices como sí tú no tuvieras tu propio espíritu navideño~ —canturreó Gen, sabiendo que Senku tenía cierto punto débil por estas fechas—. ¡Pero en fin! ¡Ahora que ya tuvimos nuestra gran fiesta para recibir la navidad ayer y Santa le trajo sus regalos a los más pequeños, pensé que era bueno que los mayores recibieran sus propios regalos!~
—¿Regalos? —Las orejas de Ginro y otros interesados se crisparon con interés.
—¿Recuerdan que el año pasado hicimos un evento de Santa Secreto?
—Pero necesitamos tiempo para prepararnos para esas cosas —exclamó Chrome con mala cara, cruzando los brazos—. Yo no preparé nada para nadie.
—¡Déjame terminar, por favorcito!~ Verán, este año tengo planeado algo similar, pero no igual~. ¡Y todo comienza con esta preciosa caja de regalo! —Sacó una caja decorada como típico regalo navideño, con papel rojo con copos de nieve dorados y un lazo verde, solo que la caja tenía una ranura cuadrada en la tapa, del tamaño suficiente para que cupiera una mano—. ¡Esta caja contiene papelitos especiales que actúan como cupones de regalo!
—¿Cupones de regalo? —indagó Suika, ladeando la cabeza.
—¡Así es! ¡Y deben ser cobrados inmediatamente!~ Yo le pasaré esta caja a Ryusui-chan, que está sentado junto a mí, y él sacara un papelito que nos dirá qué regalo debo darle~. Luego, Ryusui-chan le pasara la caja a Sai-chan, a lo que esta definirá qué regalo debe darle el hermano menor al mayor según lo que diga el papelito, entonces Sai-chan le dará la caja a Luna-chan y así sucesivamente hasta que la caja llegué a Senku-chan, que está sentado a mi otro lado y por lo tanto deberá darme un regalo a mí~.
—¡Ja, esto suena emocionante! —exclamó Kohaku con un puño en alto, ella estaba sentada en medio de Senku y Suika.
—¿Entonces todos acuerdan aceptar dar el regalo que les toque, sin importar lo que sea?~
—¡Sí, me gusta la idea!
—¡Suena bien!
Todos parecieron alabar la idea, aunque Senku entrecerró los ojos y miró con desconfianza a Gen.
Ya podía presentir que ese mentalista estaba tramando otra de sus artimañas.
Ryusui sacó el primer papelito de la caja, feliz de poder ser el que la estrenara.
—¡JA, JA! ¡Según este papel, Gen debe regalarme todo el dinero en efectivo que traiga encima!
—Ow~ qué mala suerte~. —Gen le entregó como cinco mil dragos en efectivo.
—¡WOOOOW! —Todos quedaron impresionados por el buen regalo que recibió y empezaron a emocionarse por recibir sus propios regalos mientras Sai tomaba la caja.
Senku hizo una mueca. ¿Por qué sentía que todo estaba arreglado de alguna forma para impresionar a sus amigos y que todos estuvieran de acuerdo en caer en la trampa de Gen?
—Ryusui debe regalarme el traje que yo quiera de la nueva línea de ropa de Yuzuriha —leyó Sai sin mucho interés, aunque eso avivó más las ilusiones del círculo de amigos.
Le dio la caja a Luna.
—Sai debe regalarme una de las nuevas computadoras portátiles que han salido al mercado. ¡Hurra! —exclamó Luna, aplaudiendo alegremente.
—Mañana te llevaré una —murmuró Sai con una sonrisa mientras Luna le pasaba la caja a Mozu.
—La belleza junto a mí debe regalarme una cita —dijo Mozu con una sonrisa coqueta.
—¡Tú no eres mi tipo! —reclamó ella, antes de inclinarse para leer el papel en la mano de Mozu—. ¡Y ahí dice que debo regalarte una botella de buen vino!
—Bueno, ¿qué esperaban? No sé leer. —Mozu rio divertido mientras le pasaba la caja a Magma que sorprendentemente sí sabía leer.
—Mozu debe regalarme un equipo de esquí. —Bufó—. No soy muy bueno en eso, pero lo tomaré. —Le pasó la caja a Nikki.
—Magma debe regalarme un reproductor de música nuevo. —Sus ojos se iluminaron—. Espero que consigas el último que reinventaron —casi que amenazó a Magma mientras le pasaba la caja a Ginro.
—Nikki debe regalarme una bufanda —leyó el rubio holgazán, lloriqueando porque era un regalo muy soso, antes de pasarle la caja a Kinro.
—Ginro debe regalarme una motocicleta —leyó el mayor, haciendo a Ginro lloriquear de inmediato.
—¡NO ES JUSTO! ¡¿Yo recibiré solo una bufanda y debo comprar una motocicleta?! ¡Son muy caras! —se quejó a gritos.
—Es azar, Ginro-chan~.
—Todos regalaremos algo, deja de quejarte. —Nikki le dio un coscorrón para que se callara.
—Obedece las reglas del juego —regañó su hermano mayor, antes de darle la caja a Kirisame.
Extrañamente, Kirisame sacó un papel con un muérdago pegado.
—¿Qué significa esta planta? —preguntó, mientras Gen jadeaba ruidosamente.
—¡Oh, vaya!~ ¡Ese es un muérdago especial de regalo! ¡Significa que Kinro-chan debe regalarte un beso!~
De inmediato, los dos guerreros más serios enrojecieron de golpe.
—E-eso...
—¡E-eso no es necesario! —exclamó la isleña, completamente enrojecida.
—Pero son las reglas~ —canturreó Gen, a lo que Kinro tragó saliva de inmediato.
—No se puede evitar. —Se puso de pie y le tendió una mano a Kirisame—. Las reglas son las reglas.
Kirisame lo miró boquiabierta y muy roja, temblando y sudando frío, antes de aceptar su mano y ponerse en pie dudosamente.
Los dos se miraron a los ojos un momento, visiblemente nerviosos y más porque todo el mundo los estaba mirando, pero entonces Kinro apretó los puños y se inclinó para besar a la guerrera isleña...
Y, aunque el beso de Kinro iba a ser en la mejilla, Kirisame no pudo soportarlo y salió corriendo, arrojándole la caja a Amaryllis.
—¡Lo siento, díganme luego qué debo regalar! —gritó mientras salía de la mansión Nanami.
Kinro se quedó congelado en su sitio, todavía levemente inclinado hacia abajo.
—Será mejor que la sigas, Kinro-chan~ —exclamó Gen con una mirada entrometida.
—¡Debes cumplir con las reglas! ¿No te encanta hacer eso? —Ryusui se unió a meter cizaña.
Kinro volvió a tragar saliva, antes de también retirarse del lugar.
Todos empezaron a murmurar hasta que Amaryllis sacó el siguiente papelito.
—Kirisame debe regalarme los zapatos más caros del mercado. Oh, bien, le diré mañana. —Le pasó la caja a Soyuz, con quien se había casado recientemente.
La ronda siguió hasta que le tocó a Tsukasa, que tenía a Hyoga y Minami a los lados.
—Hyoga debe regalarme calcetines con bastones de caramelos. —Tanto la cara del primate más fuerte como el guerrero de lanza se arrugaron con desinterés y no hicieron ningún comentario, simplemente Tsukasa le pasó la caja a Minami.
—¡Mi Tsuka debe regalarme una cena romántica para dos! —Sus ojos se llenaron de corazones y rápidamente contuvo su chillido emocionado.
—Bien, ¿con quién irás? —preguntó el más fuerte.
—¡Contigo, obviamente! —chilló Minami, ahora indignada puesto que hace poco que su relación estaba avanzando a ser más que amigos.
—Ah. —Tsukasa no hizo más comentarios.
Minami lloriqueó por lo bajo mientras le pasaba la caja a Mirai.
—Minami-nee debe regalarme entradas para cine. ¡Genial! ¡Podré ir a ver otra vez el estreno de la recreación de la película de la Sirenita! —Se alegró mucho mientras le pasaba la caja a Suika.
La ronda de regalos ya casi estaba llegando a su fin.
—Mirai debe regalarme una comida casera de lo que yo quiera —leyó Suika.
—¡No hay problema, he mejorado mi cocina! —aseguró la más joven en la ronda.
Suika le pasó la caja a Kohaku.
—Suika debe regalarme un abrazo. ¡AW! —Kohaku de inmediato abrazó a Suika, que rio alegremente, correspondiéndole con cariño.
—Si sabe que ese es el peor regalo de todos, ¿verdad? —preguntó Yo-kun secamente.
—No creo que le importe —dijo Ukyo con una risa divertida.
Cuando Kohaku le pasó la caja a Senku, Gen suprimió una sonrisa, provocando que el científico entrecerrara los ojos con sospecha una vez más.
Metió la mano en la caja con cautela, sorprendiéndose al sentir que solo quedaba un papel y estaba semi-pegado al fondo de la caja. ¿Quería apropósito que ese quedara último para que Senku lo tomara?
Miró con desconfianza al mentalista, pero él sonreía de la forma más inocente del mundo. Su comportamiento no le daba ninguna pista de qué le esperaba en ese papelito sospechoso, pero era un regalo que Kohaku debía darle, no Gen, tampoco era algo que él tuviera que darle a Gen, no todavía, entonces ¿qué podría estar planeando?
Todo el mundo empezó a mirarlo con confusión por estarse tardando tanto, y la curiosidad lo estaba matando, así que decidió seguir el juego del mentalista y sacó el último papel.
—Kohaku debe regalarme veinticuatro horas siendo mi... maid personal. —Alzó una ceja al leer ese regalo tan raro. ¿Eso era todo? ¿Por esto Gen se tomó tantas molestias?
—¿Qué es eso de "maid"? —preguntó Kohaku, ladeando la cabeza.
—¡Yo te lo explicaré! —exclamó Yuzuriha con entusiasmo—. ¡También puedo fabricarte tu traje! ¡Seguro te quedará lindo! —Se emocionó al poder diseñar un atuendo tan bello.
Senku encogió los hombros y le pasó la caja a Gen para por fin dar por finalizada esta pérdida de tiempo.
Aunque se suponía que la caja estaba vacía, Gen metió la mano y por supuesto que sacó un papelito de la nada de allí.
—¡Senku-chan debe regalarme una semana de vacaciones pagas! ¡Oh, cielos!~ ¡Qué regalo tan inesperado! ¡Muchas gracias, Senku-chan!~
Ah, así que por eso ese mentalista se había tomado tantas molestias.
Aunque lo de Kohaku siendo su maid igual le parecía estúpido y sospechoso... pero bueno, solo actuaría como su empleada un día entero, era algo que a veces ya hacía gratis, así que no dijo nada y accedió ir a beber con sus amigos mientras Yuzuriha se llevaba a Kohaku para explicarle las cosas.
Gen se fue detrás de Kohaku y Yuzuriha, pero Senku no lo notó.
.
Senku despertó con una ligera resaca al día siguiente.
Eran las cinco de la mañana y el sol estaba lejos de salir debido a que ya era invierno, así que tuvo que encender una lámpara antes de finalmente salir de la cama.
Apenas abrió la puerta de su habitación, casi se va de espaldas al ver a Kohaku parada allí con un cortísimo vestido de maid, negro con el típico delantal blanco y el escote muy bajo con un corsé blanco, también tenía una tiara de tela en el cabello. Ella tenía una expresión molesta en el rostro, pero de inmediato forzó una sonrisa al verlo.
—Buenos días, amo. —Hizo una ligera reverencia.
Senku alzó una ceja con irritación.
—¿Qué estás haciendo aquí, leona? Son las cinco de la mañana.
—No soy una... —Se calló de pronto y volvió a sonreír de forma forzada—. Vine a atender sus órdenes, amo.
—¿Cómo entraste a mi casa? Estaba cerrado con llave. —La miró algo perturbado.
—La ventana del tercer piso estaba abierta.
—¿Cómo llegaste al...? Agh, olvídalo, ya que estás aquí y vas a tomarte tan en serio esta tontería haz el desayuno, iré a darme una ducha, la resaca me está pasando factura. —Se estaba volviendo más molesta entre más hablaban.
Kohaku hizo otra reverencia, esta vez más profunda, por lo que los pechos casi se le escapan del vestido. No es que Senku estuviera mirando.
Bufó y fue a ducharse, cosa que lo hizo sentir ligeramente mejor.
Cuando abrió las cortinas de la ducha, casi grita al ver a Kohaku parada a unos pasos de él, sosteniendo un par de toallas.
Ella tenía la mirada fija en el techo, pero tenía un marcado sonrojo en el rostro.
—¡¿Qué mierda haces aquí, leona?!
—Sostengo tus toallas —dijo como si fuera obvio.
—¡No te pedí que hicieras eso!
—Me dijeron que es uno de mis deberes como maid —murmuró, bajando los ojos lentamente.
Senku resistió el impulso de cubrirse con la cortina, se recordó que la desnudez y el pudor no le importaban ni un milímetro y salió para tomar las toallas con brusquedad.
—Te mintieron, pero gracias, ahora vete.
—Sí, amo. —Hizo una reverencia y fue entonces que sus ojos alcanzaron a ver lo único que le faltaba ver de Senku, por lo que ambos se sonrojaron levemente.
—¿Te gusta lo que ves? —preguntó Senku con tono bromista, envolviendo rápidamente una toalla alrededor de su cintura.
—Ja, me gusta ver que finalmente te hice sonrojar. —Se enderezó con una sonrisa desvergonzada, a pesar de que su rostro seguía tan rojo y brillante como adorno navideño.
Senku alzó una ceja con diversión mientras la veía marcharse.
Casi olvidaba que las cosas entre él y Kohaku estaban un poco tensas desde esos días que pasaron solos en alta mar, aunque lo cierto es que no tuvo mucho tiempo para pensar en eso, estando tan ocupado con sus planes para colonizar la luna.
Tampoco tengo tiempo para reflexionar sobre eso ahora, pensó mientras se vestía una vez totalmente seco, a excepción de su cabello que seguía cayéndole por los hombros.
Ya se habían acabado los días libres, tenía que ir al laboratorio y seguir trabajando junto a su equipo. No podía seguir perdiendo el tiempo en cosas ilógicas.
Bajó al comedor y vio que Kohaku estaba esperando junto a la mesa, y al verlo de inmediato comenzó a servir todo, aunque solo sirvió para él.
—¿Y tú qué vas a comer? —preguntó mientras se sentaba.
—Yo comeré en el momento en el que no me necesite, amo —aseguró con voz solemne, que se vio opacada cuando su estómago gruñó con fuerza.
—No seas ilógica y ve a prepararte algo —ordenó con todo el fastidio del mundo, tomando su tenedor para comenzar a comer apresuradamente. Quería llegar temprano al laboratorio.
—Como ordene, amo. —Hizo otra reverencia y Senku de nuevo no pudo evitar notar, y no era porque estuviera mirando, que los pechos casi se le escapan del vestido.
¿En qué estaba pensando Yuzuriha al diseñarle algo así en invierno? Menos mal que tenía calefacción en su casa improvisada.
Estaba a mitad de camino de terminar su desayuno cuando Kohaku apareció con varias migas en la barbilla.
—¿Necesita algo, amo?
—No...
—Bien, llame si me necesita. —Se iba a retirar, pero Senku la detuvo.
—No tienes que comer en la cocina —masculló, con una ceja temblándole—. Trae tu desayuno a la mesa.
—Como ordene. —Pareció sorprendida de que se diera cuenta, pero acató la orden.
Terminaron de desayunar juntos y luego Senku le ordenó lavar los platos (la verdad le molestaba hacer eso, así que no iba a desaprovechar tener una maid) y él subió a prepararse para ir al laboratorio.
El sol ya estaba saliendo y las cortinas de la ventana de su habitación estaban abiertas, así que pudo ver que había una fea tormenta de nieve afuera, pero esperaba que todavía pudiera conducir al laboratorio, tampoco estaba tan lejos.
Cuando bajó, Kohaku lo esperaba con una gabardina colgando de sus brazos, lista para acompañarlo al laboratorio también. Bien, siempre venía bien algo de ayuda extra.
Senku se puso su abrigo, preparó su maleta y abrió la puerta para salir, cayéndose de espaldas cuando una pared de un metro y medio de nieve lo derribó.
—¡Sen...! ¡Amo! —Kohaku corrió a sacarlo de la nieve de inmediato, sin sorprenderse del todo al ver que estaba casi noqueado. Si lo derrotaban unas ramitas un poco de nieve era como un tanque blindado.
Lo llevó frente a su chimenea y fue a quitar la nieve de la entrada para poder cerrar la puerta, luego regresó a atender a Senku que ya estaba temblando y maldiciendo. Le hizo un té y a medio camino de terminar de beberlo recibió una llamada del Dr. Xeno.
—No podemos tomarnos el día, hay mucho trabajo pendiente —protestó al escuchar al mayor decir que era mejor no ir a trabajar ese día.
—Todos quedaron atrapados en sus casas y la nieve no deja de caer, en cuanto la nieve baje organizaremos un sistema de barredoras de nieve y otros métodos para controlar este problema, mientras tanto podemos trabajar desde casa. Avanza en tu investigación personal y mañana, si el problema no persiste, continuaremos con el trabajo en conjunto.
—Bien, bien, qué remedio. —Se resignó—. Si necesitó intercambiar opiniones te llamaré.
Se despidieron y colgaron y Kohaku lo miró curiosa.
—¿No irás a trabajar?
—Pues no, diciembre empezó con fuerza. —Bufó, levantándose para ver por la ventana toda la nieve llenando las calles recién reconstruidas—. Je, al menos tú tendrás que cocinar mi almuerzo por mí, necesito concentrarme en mi investigación personal ya que no puedo ir al laboratorio. ¡Y tengo ingredientes para hacer ramen! Bien, algo bueno sale de esto. —Rio entre dientes, pensando que se salvó del pavo recalentado que iban a servir en el comedor del laboratorio.
Senku se puso a trabajar y Kohaku, luego de ayudarlo un par de horas en pasarle materiales y escucharlo desvariar sobre ciencia, fue a hacer el almuerzo, feliz de ya tener mucha practica cocinando ramen por la época en la que eso era básicamente lo único que comían en la aldea aparte de pescado.
Cuando sirvió el almuerzo, Senku tuvo que ordenarle otra vez sentarse a comer con él.
—Te tomas esto demasiado en serio, ¿eh? —preguntó él con algo de aburrimiento, empezando a comer con lentitud.
—Ja, Es tu regalo de navidad, y ya me explicaron cómo funciona. Si voy a hacerlo, lo haré bien. —Alzó mucho la barbilla, antes de empezar a comer también, con rapidez.
—¿Y qué? ¿Planeas hacer todo lo que yo te pida? —Ella asintió fervientemente—. ¿Incluso si te digo... que admitas que eres una leona? —Sonrió divertido cuando ella lo miró indignada.
—Claro... —Forzó una sonrisa, aunque una venita palpitaba con fuerza en su sien—. Si mi amo así lo quiere, seré una leona. —Comió más rápido aún, molesta.
—Ya eres una —exclamó con burla, riéndose más al ver otra venita empezar a palpitar en su frente—. Pero bien, te ordeno admitir que eres una leona.
—Pues... soy una leona —dijo entre dientes, empezando a ponerse roja de la ira.
—Vaya, quizás pueda sacarle más provecho a esto de lo que imagine. —Senku soltó una risita baja, suave y completamente bañada en malicia—. Aunque no creo que realmente vayas a hacer todo lo que te pida.
—¡Lo haré! —aseguró, con una mirada cargada de determinación.
—¿Oh, en serio? —Su sonrisa se volvió más perversa y Kohaku por alguna razón sintió su rostro comenzar a arder—. ¿Y si te pidiera venir aquí y... darme un... —Kohaku lo miró con los ojos muy abiertos— masaje?
—Oh. —Pestañeó rápidamente y luego sacudió la cabeza para apartar ciertos pensamientos impuros de su mente—. Claro, lo haría. —Terminó su comida rápidamente y caminó hasta Senku, que tomó otro par de bocados de su plato antes de hacerlo a un lado y relajarse en su silla.
Se quitó un poco la bata y Kohaku tragó saliva mientras llevaba sus manos a los hombros masculinos.
Se sentía muy tensa, así que cuando Senku colocó sus manos sobre la suya se crispó como gato asustado, aunque él solo se rio y le dijo que prefería que el masaje fuera por debajo de la ropa, guiando sus manos para que acabaran debajo de su camisa. Ok, eso la puso más tensa.
Su piel era cálida y sabía que si apretaba de más podía romperle los huesos, así que empezó con lentitud y cuidado, intentando imaginarse que él era Ruri para bajar sus nervios. Hacía esto para su hermana todo el tiempo, no debía ser diferente con Senku, ¿verdad?
—Mmm... Nada mal, leona. —Él relajó su cuerpo entero, haciendo la cabeza hacia atrás, presionando sus pechos—. Tienes diez billones de puntos —felicitó, su voz ronca y complacida.
Ok, sí era diferente, muy diferente. ¡¿Por qué ahora quería saltarle encima y reemplazar sus manos con su boca?!
Nunca antes lo había escuchado así, le provocaba cierto cosquilleo en zonas que prefería no nombrar.
De pronto, lo escuchó soltar una risita maliciosa y bajó la mirada, viendo que él tenía la cabeza alzada en su dirección y su sonrisa traviesa se había vuelto más grande y obvia.
—Parece que tú quieres darme una orden a mí ahora... —murmuró, sonriendo ladinamente, sin despegar sus ojos de los suyos—. Así que, leona, te ordeno ordenarme exactamente lo que quieres.
Ella ni lo pensó dos veces.
—Bésame.
Y él no lo pensó dos veces antes de ponerse en pie, hacer la silla a un lado y jalarla de la cintura para fundir sus bocas en un beso desesperado repleto de toda la tensión sexual que habían estado acumulando desde el naufragio en el océano y desde mucho, mucho antes.
Al final, pudieron aprovechar muy bien ese día encerrados por la nieve, y claro que Senku no desperdició para nada su regalo de navidad. Kohaku era absurdamente eficiente a la hora de complacerlo.
Y claro, él se aseguraría de devolverle el favor muchas, muchas veces más.
Fin.
Holaaaaaaaa :D
Este fic es mi regalo de Santa Secreto para Yashira Cristal!
Lamento la tardanza, y lamento si está muy raro, es lo único que se me ocurrió :'D
Igual ojala que te haya gustado TTwTT
Y ojala q a todos en general les haya gustado :') Fue un evento muy divertido de organizar en el grupo de Facebook de Senku & Kohaku, es una actividad muy linda nwn
Felices fiestas y ojala el proximo año esté lleno de más amor SenHaku!
No olviden que se les ama!~
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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