Noches Juntos
Lo bueno de que su padre se hubiera casado con una cantante de fama mundial era que el presupuesto de Senku para sus experimentos científicos había aumentado. Lo malo era que eso significaba que Lillian muchas veces tenía que irse de gira, y cuando Byakuya tenía que ir a trabajar a otros países por ser un astronauta de la JAXA entonces la hija de ambos tenía que quedarse al cuidado de su hermano mayor.
No lo malentiendan, Senku adoraba a Suika, era una niña brillante que estaba bastante interesada en la ciencia, le encantaba pasar tiempo con ella, pero acababa de independizarse y mudarse a una casa no era sencillo, sobre todo porque primero intentó mudarse a un departamento pero lo echaron del edificio por dejarlos sin electricidad la primera semana.
Tenía que trabajar bastante para mantenerse incluso en sus horas estando en casa, y no le gustaba tener descuidada a su hermana.
Se quejó de esto en su trabajo, con su compañero Chrome.
—Ella dice que está bien, pero no es sano comer ramen instantáneo todos los días, aunque ayer pedí una pizza y también desayunamos eso esta mañana. Llevamos dos semanas así y Byakuya estará fuera por otras cuatro semanas. —Derramó cuidadosamente unas gotas de ácido acético en la mezcla—. Tú tienes un mocoso ¿no? ¿No tienen una niñera que no cobre mucho? Si hace la limpieza supongo que puedo trabajar más para pagarle —pensó en voz alta.
—No tenemos niñera, ya que Ruri trabaja en casa. —Encogió los hombros—. Pero cuando ella está ocupada mi cuñada cuida a Ruchiru, y para ser un gorila es muy buena en eso. Kohaku acepta muchos trabajos de medio tiempo, aunque siempre la acaban despidiendo.
—Esa leona ¿eh? —Senku la conocía, había llegado corriendo al laboratorio cuando la esposa de Chrome estaba dando a luz en medio de la carretera porque se averió el motor de la ambulancia y provocó que se parara el tráfico.
Senku los llevó en su auto hasta donde estaba la ambulancia, sorprendiéndose por lo mucho que había corrido esa chica y en tan poco tiempo.
Al llegar dejó que Chrome condujera su auto para llevar a su esposa al hospital y por mientras él se quedó reparando el motor de la ambulancia, luego lo llevaron al hospital y allí Kohaku le agradeció profundamente por su ayuda, para luego gritarle escoria porque la llamó leona.
Le agradaba.
—¿Acepta 800 yenes por hora?
Esa noche Kohaku golpeó a la puerta de su casa y Senku le abrió con una sonrisa maliciosa.
—Senku. —Ella le sonrió agradablemente.
—Leona.
—¡Agh, eres un…! Oh, hola. —Se calmó al ver a Suika detrás de él, mirándola con curiosidad.
Suika jadeó felizmente al verla.
—¡¿Es tu novia?! —preguntó entusiasmada.
—¡¿Qué?! —graznaron ambos.
—¡Al fin tienes novia!
—¡No!
—¡Suika debe decirle a papá y mamá! —Salió corriendo a buscar el teléfono.
—¡Que no es mi novia, Suika! —La persiguió con pánico de que metiera a su padre en esto.
Kohaku se quedó parada en la puerta con la boca abierta, antes de sonreír divertida.
Ellos les agradaban.
Decidió entrar y ver el estado de la casa. No estaba tan mal, limpiar no le llevaría mucho, había un perrito blanco durmiendo en una canasta y muchos envases de ramen instantáneo en el basurero.
Bien… esto debería ser interesante.
—Lamento eso. —Senku regresó luego de unos minutos, sosteniendo el teléfono inalámbrico con la mano que no usaba para sujetar la muñeca de su hermana—. Ella es Suika, tiene nueve años. Yo estaré en casa pero necesito trabajar y no tengo tiempo para estar mucho con ella. Necesitaría que limpies, hagas la cena y si es posible dejes el desayuno hecho para mañana, además de ver que no se aburra demasiado y eso.
—En vez de dejar el desayuno hecho podría venir en la mañana y prepararlo en el momento. No suelen llamarme para trabajar en el programa hasta la tarde.
—¿Trabajas en la televisión? —Suika la miró con la boca abierta.
—Soy solo camarógrafa de la esposa de mi entrenador de kendo, fueron muy amables en conseguirme ese puesto pero siempre quiero trabajar más. —Dejó su bolso a un lado—. ¿Entonces trato hecho? Será una hora menos en la noche y solo una en la mañana. —Miró a Senku.
—Por mí está bien si a ti no te importa el viaje extra. —Alzó las manos con una sonrisa despreocupada.
—¡Ja, claro que no! ¡Trotar de aquí a mi casa será parte de mi entrenamiento!
—Sí, no debe ser problema para una leona.
—¡Que no soy una leona!
Senku se marchó a su laboratorio en casa riendo, dispuesto a trabajar en paz sin estarse preocupando por lo que su hermanita pudiera estar haciendo o si estaba aburrida.
Luego de dos horas Kohaku tocó a su puerta, diciéndole que ya estaba lista la cena.
Senku fue a comer con curiosidad. Hace mucho que no comía comida casera, además de que Byakuya nunca fue un buen cocinero así que era más bien un lujo para él.
—Suika me dijo que te gusta el ramen, también me ayudo a cocinar. —Dejó un tazón frente a él—. Buen provecho.
No debería comer ramen todos los días, pero bueno, el casero no era lo mismo que el instantáneo, o eso creía.
—Mmm… Está bastante bueno. —Sonrió, a lo que ambas féminas sonrieron entusiasmadas.
Vio con curiosidad como hablaban entre ellas durante toda la cena. Parecían llevarse muy bien en muy poco tiempo.
—¡Mi juego favorito son las escondidas, Suika siempre encuentra los mejores escondites!
—Eso es genial, Suika, ¡debemos jugar un poco antes de que vayas a dormir!
Él solo sonrió, feliz de que Chrome la haya recomendado para el trabajo.
Después de cenar escucho un pequeño escándalo mientras acababa de trabajar, pero no demasiado ruidoso así que siguió sin problemas.
Cuando acabó su trabajo salió y se encontró a Kohaku limpiando.
—Ya lleve a Suika a dormir. Ella es una niña maravillosa.
—Gracias por todo, yo continuaré. —Bostezó, sacando su billetera—. Aquí tienes tu paga.
—Aún no terminó, deja que acabe de limpiar y ya habré cumplido.
—No hay problema. —Alzó una ceja—. Ya acabé de trabajar, no estoy generando más dinero y no te pagaré otra hora, yo seguiré.
—Insisto, además no te cobraré la hora extra, ni siquiera me tomará mucho tiempo. Tú estás cansado y yo me distraje demasiado jugando, va por mi cuenta. —Sonrió de forma radiante.
Senku pestañeo aturdido.
—De acuerdo, no me negaré a trabajo gratis. —Rió entre dientes.
—Ja, con un gracias me bastaba. —Lo miró con ojos entrecerrados y una sonrisa ladina.
Él encogió los hombros, le dio el dinero y se fue a beber una copa de vino mientras jugaba videojuegos en su computadora portátil.
Luego de un rato, cuando iba por su segunda copa, ella fue a decirle que ya había terminado y ya se iba, pero se quedó mirando su copa.
—¿Quieres? —Alzó una ceja, empezando a dudar si era buena idea tenerla aquí si es que era una alcohólica.
—¿Eh? Ah, de hecho miraba el videojuego, aunque no me molestaría un poco de vino. ¿Es Dragon Quest, verdad?
—Sí. —Sonrió emocionado—. ¿Te gusta?
—¡Me encanta! ¡Es de mis favoritos!
—¿Te apetece jugar en modo multijugador? Tengo la versión para PlayStation.
—¡Ja, por supuesto que quiero!
Se sentó a su lado y jugaron videojuegos por más de una hora, bebiendo unas cuantas copas de vino, hasta que Senku bostezó y ella recordó que debía irse.
—Lamento mucho distraerte, pero no podía desperdiciar esta oportunidad. —Rió nerviosamente mientras tomaba su bolso—. Ja, eres muy bueno jugando, y con esto creo que ya eres mi jefe favorito. —Se colgó el bolso al hombro y él la acompañó a la puerta.
—Tú eres muy eficiente en tu trabajo aparte de buena en los videojuegos, me sorprende que Chrome diga que siempre acaban despidiéndote.
—Agh, es cierto. Pero no es mi culpa. —Cerró los ojos con molestia—. Creo que siempre me contratan solo por mi apariencia, intentan coquetearme y cuando no les funciona me despiden. Es un verdadero infierno, esta ciudad está llena de escorias —masculló con molestia, antes de mirarlo de forma mucho más amistosa—. Es bueno al fin haber encontrado a alguien decente. ¡Nos vemos en la mañana! —Agitó una mano hacia él y se marchó.
Apenas Senku cerró la puerta y volteó con una sonrisa distraída, escuchó una risita y frunció el ceño al ver a Suika en la cima de las escaleras, mirándolo con una sonrisa pícara.
—Ve a dormir, Suika. —Negó con la cabeza, aunque sin dejar de sonreír.
La verdad sea dicha, era difícil estar de mal humor luego de haber pasado una noche tan agradable con una chica tan absurdamente fascinante.
A la mañana siguiente se despertó con una leve resaca, pero pudo levantarse para alistar todo para trabajar.
Cuando bajó, encontró a Kohaku en el comedor, sirviéndole el desayuno a Suika.
—Senku, allí tienes tu desayuno. —Señaló la bandeja al otro lado de la mesa—. Y les preparé el almuerzo para que no tengan que comprarlo. ¿Te gusta el okonomiyaki?
—Claro. —Pestañeó lentamente—. ¿A qué hora llegaste?
—Tranquilo, solo te cobraré una hora. —Le sonrió con diversión—. Les dejé sus almuerzos en esas bandejas. Debo irme ahora.
—¿No quieres desayunar con nosotros? —propuso Suika con ojos brillantes.
—Eh… —Kohaku lo miró a él, que encogió los hombros y se sentó a comer—. Claro.
Después de desayunar se despidieron y él llevó a Suika a su escuela, riendo al escucharla hablar sin parar de su nueva niñera y lo genial que era.
—También me agrada, no cobra mucho. —Sonrió mientras rascaba su oído con el meñique.
—No creo que esa sea la única razón. —Siguió sonriendo con emoción—. ¡A papá y mamá les encantará conocerla!
—Cuando ellos vuelvan ya no necesitarás niñera.
—¡Ow!
Esa noche Kohaku volvió a ser una niñera maravillosa, preparó sopa de miso y jugó con Suika, y luego de que la enviara a dormir Senku acabó su trabajo y la interceptó justo antes de que se fuera.
—¿Quieres una revancha para tener la oportunidad de vencerme?
—¡Ja, me habrás ganado pero yo tuve más puntos en los mini juegos! —Lanzó su bolso a un lado y se sentó a jugar con él.
Esa noche se quedaron en empate y al día siguiente fue Kohaku la que lo esperó para finalmente ganarle, aunque volvieron a empatar y fue al día siguiente que ella lo derrotó. Luego empezaron que jugar más variedades de juegos y una vez hasta invitaron a Suika a jugar con ellos.
Fueron unas excelentes cuatro semanas, con cenas decentes, desayunos que no eran sobras del día anterior y almuerzos hechos en casa, Senku podía concentrarse en su trabajo y al acabar podía relajarse y divertirse. Y fue realmente duro recibir la noticia de que Byakuya y Lillian por fin regresarían.
—¿Entonces vuelven mañana? —Suika lo miró con tristeza cuando le dijo la verdad.
—Sí, por desgracia. —Sonrió sin ánimos—. Cuando Kohaku llegue le diremos y podrás despedirte.
—Pero no quiero dejar de verla. —Sus ojos se aguaron.
—No dejaras de verla… Siempre que Byakuya y Lillian necesiten una niñera pueden llamarla, o si vuelven a irse de viaje la contrataré otra vez. Bueno, eso si no se consigue otro empleo para cuando eso pase. —Hurgó en su oído con fastidio.
—¿Y qué tal si le pides ser tu novia?
—¿Qué? Suika, ya te he dicho que solo somos amigos.
—Suika cree que se gustan. Siempre me dicen que soy la mejor detective cuando jugamos en mi clase, sé detectar pistas. —Apretó los puños con una sonrisa—. ¡Ustedes se miran igual que papá y mamá! Y si no le pides que sea tu novia entonces ya no podrás verla. ¡Debes pedírselo!
—Te dije que no, Suika. Ambos nos despediremos de ella y ya.
Se encerró para trabajar apenas Kohaku llegó, diciendo que no cenaría, pero no pudo concentrarse del todo en su trabajo por más que trató.
¡¿Por qué demonios estaba pensando tanto en algo que le dijo su hermanita de nueve años?! ¡Y sobre un tema de romance! Era repugnante.
Ni que en verdad le gustara su niñera… Eso era diez billones por ciento ridículo. Llevaban muy poco tiempo frecuentándose, y a él jamás le interesaron estas tonterías sin lógica.
Bien, ella le parecía atractiva. Y bien, a veces fantaseaba con besarla. Y bien, la pasaba mejor con ella que con cualquier otra persona, pero aún así se negaba a reconocer cualquier clase de afecto romántico.
No diría nada. Simplemente se callaría y dejaría que ella se fuera y como ya no tenía que cuidar de Suika entonces ya no tendría ninguna excusa para verla y todas esas noches de diversión se acabarían y quizás jamás se encontraran de nuevo y entonces…
—¡Kohaku! —Salió apresuradamente de su oficina al ver que esta era la hora en la que ella se iba las pocas ocasiones en las que no jugaban juntos.
Grande fue su sorpresa cuando la encontró frente a su puerta, con la mano extendida para golpear la madera de roble.
Se miraron fijamente, sorprendidos, incrédulos, pero ambos sabían exactamente cuáles eran las intenciones del otro, ambos sabían que no querían que esa fuera la última de sus noches juntos.
—Senku, me gustas y quiero que salgamos —dijo de sopetón, con la cara enrojecida pero con sus ojos muy decididos.
Ahora bien, él jamás fue bueno con las palabras, así que lanzarse a besarla como un desesperado fue para corresponder a lo que dijo con acciones, no por un impulso controlado por sus hormonas hartas de tanto reprimirse. Claro que no. Ni un milímetro.
En la cima de las escaleras, Suika sonrió inmensamente mientras los grababa con su celular.
¡Esto iba a encantarle a sus padres!
Fin.
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