Muy Agradecidos
Senku no podía concentrarse en su trabajo.
Eran las cuatro de la mañana y llevaba seis tazas de café en menos de dos horas, al principio para luchar contra el sueño, pero luego para luchar con la urgencia de volver a casa a ver a su prometida.
Había hecho un viaje de un mes fuera del país para trabajar en Estados Unidos junto a Xeno en un proyecto muy importante, y apenas regresar a Japón lo primero que hizo fue irse derechito a su laboratorio para ponerse al día en cómo habían avanzado las cosas durante su ausencia. Recibió una llamada de Kohaku preguntándole cuándo iría a la casa, a lo que le respondió "mañana" y ella entendió y solo le dijo que dejaría la puerta abierta para él.
Ryusui estaba allí acompañando a Sai y lo regañó por no haber ido primero con su futura esposa, pero Senku no le hizo el menor caso, menos cuando Gen se apareció también y ambos empezaron a regañarlo por su falta de consideración con Kohaku.
Los ignoró toda la noche, y tampoco prestó atención a la pequeña celebración que se armó entre sus colegas en el laboratorio, celebrando que varios habían regresado de aquel largo viaje. Hasta sirvieron alcohol y otras bebidas raras que Gen trajo de sus viajes de diplomático, pero Senku solo tomó café y por suerte al poco rato dejaron de insistirle en que se uniera a su absurda fiestecita.
La celebración ya se había calmado luego de que varios se desmayaran de borrachos, ahora solo Gen y Ryusui jugaban a las cartas con Xeno y otro par de científicos, en relativo silencio, mientras que Senku siguió trabajando... o intentando trabajar, más bien.
Mierda, no sabía qué le pasaba, pero... estaba desesperado. Quería irse a casa y no a dormir. Quería ver a Kohaku y no solo porque la había extrañado... Quería lanzarse sobre ella, abrirle las piernas y cogérsela hasta desmayarse del cansancio. El cuerpo le ardía de deseo. Constantemente secaba el sudor de su frente y contaba hasta diez billones para intentar acallar sus fantasías. Estaba desesperado.
Las manos le temblaron mientras sostenía una pluma sobre uno de sus planos. Se suponía que debía hacer correcciones, pero no podía dejar de pensar que había pasado un mes, un maldito mes entero con dos días, desde que siquiera tocó a su leona. Y un mes con tres días desde que le hizo el amor por última vez. Aunque tuvieron sexo telefónico un par de veces, pero no era lo mismo.
Mierda, pensar en el sexo telefónico solo lo puso peor al recordar sus dulces gemidos y grititos mientras usaba el vibrador que hizo especialmente para ella cuando él estuviera de viaje, aunque siempre le decía que no era suficiente, que lo quería debajo de ella, mordiéndola y besándola mientras saltaba sobre su...
Ok, mierda, no podía seguir así.
Abrochó su bata de laboratorio para disimular y se levantó bruscamente.
—Terminaré esto mañana. Buenas noches. —Tomó las llaves de su auto y se marchó casi corriendo.
Todos lo miraron con curiosidad. Todos excepto Gen y Ryusui, que sonrieron maliciosamente.
—Parece que ese vino tuyo que trajiste de Europa es realmente afrodisiaco después de todo, Gen —exclamó Ryusui sin disimular, chasqueando los dedos.
—Ningún afrodisiaco está avalado científicamente —rebatió Xeno, incrédulo, pero interesado.
—Pues parece que me he unido al equipo de científicos por hoy, porque estoy a punto de demostrar que este afrodisiaco es muy real... y muy potente. —Gen rio traviesamente.
Senku llegó a su casa a las cuatro y media de la madrugada y ni siquiera se molestó en bajar sus maletas, simplemente corrió dentro de la casa que para su suerte efectivamente estaba abierta (aunque si no lo hubiera estado habría entrado por la ventana derritiendo el cristal de ser necesario).
Por supuesto, Kohaku estaba dormida, en el lado de la cama de Senku, abrazando la almohada de su prometido contra su rostro, babeándola levemente. Senku, incluso con la calentura estallándole en todo el cuerpo, se tomó un momento para mirarla. A veces su feroz leona parecía una gatita adorable.
Rio para sí mismo y se arrodilló en la cama, empezando a gatear sobre el colchón hasta acostarse al lado de su futura esposa, rodeando su cintura con su brazo desde atrás. Le encantaba dormir con ella en esta posición, pero ahora no tenía ninguna intención de dormir.
Su erección lo estaba matando, y su mente empezó a fantasear con escenarios indecentes donde se veía a sí mismo abriendo la boquita de Kohaku incluso dormida e introduciendo su miembro hasta el fondo de su garganta, o levantar ese camisón, hacer a un lado sus bragas e insertarse de una estocada, pero no haría eso porque, primero: no quería morir ni ser castrado; y segundo: siempre le gustaba tomarse su tiempo al hacerla suya, normalmente era ella la salvaje que quería ir directo al grano. Aunque ahora mismo estaba algo desesperado, para ser honesto.
Chasqueó la lengua, antes de empezar a regar besos en el hombro de la mujer, que rio levemente, pero no se despertó. Qué extraño, solía tener el sueño ligero.
¿Tal vez estaba jugando con él? En otra ocasión estaría encantado, pero ahora mismo... no podía esperar.
—No juegues conmigo, leona... —Le mordió suavemente la oreja, arrancándole un suspiro—. Te lo advierto, sabes que sé dónde tocarte para que dejes tus juegos. —Deslizó una mano por su vientre, extendiendo sus dedos por la tela de seda del camisón, bajando hasta sus muslos.
Introdujo la mano por debajo de su ropa y fue directo a rozar la piel de su muslo interno, ocasionándole un gemido ahogado que solo contribuyó a oprimir más sus pantalones. Subió más y casi se atraganta al ver que no estaba usando bragas, y además ya estaba totalmente mojada y lista para él.
—Vamos, leona, deja de jugar —gruñó contra su oído, introduciendo un dedo de golpe y pasando la lengua por su clavícula, aumentando sus jadeos y gemidos ahogados.
—E-estás frío, Senku... —murmuró ella, adormilada.
—Te aseguró que estoy muy caliente... —Rio traviesamente, introduciendo otro dedo en su interior.
—Tus dedos están fríos... —gimoteó—. Te dije que no fueras a la piscina...
—¿Qué? —Se detuvo de chuparle el cuello como sanguijuela para mirarla con curiosidad.
Ella seguía con los ojos cerrados.
—Es la luna de miel, pero es mejor estar adentro... —siguió balbuceando ella—. Y mejor si tú estás adentro mío... Luego podemos hacerlo en la piscina si quieres... —Soltó un ligero ronquido, con un hilito de baba escurriendo de su boca.
Senku se hubiera reído, de no ser porque sus palabras lo hicieron sentir la dolorosa y urgente necesidad de penetrarla de una vez, pero igual se permitió una sonrisa irónica. Esa leona sí que estaba dormida, y además soñando sucio con él, con razón no se despertaba.
Mierda, se veía tan ridículamente tierna dormida, ruborizada y calenturienta, lo hacía sentirse como un depravado... pero no podía controlarse. Otro día, quizás la hubiera despertado con besos, se hubiera burlado un poco de ella y luego la colocaría en su posición favorita para llenarlos de placer, pero... no sabía qué le pasaba, pero esa noche estaba desesperado, así que decidió que la despertaría de un modo menos suave, aprovechando las cosas vulgares que estaba soñando: se bajó el pantalón de un tirón, le abrió las piernas e introdujo su miembro dentro, arrancándole un sonoro grito.
Sus ojos se arrugaron y su boca cayó abierta en una gran "O", pero no pareció despertar.
—Se-Senku... —Movió sus caderas involuntariamente, todavía dormida.
Él no estaba seguro de si sentirse ofendido de no haberla despertado, o sentirse todavía más caliente de estarse cogiendo a su mujer medio dormida o quizás medio sonámbula, ni siquiera podía pensar con claridad, toda la sangre se le había ido directo hacia el sur.
Bueno, sí eso no bastó, entonces solo tendría que despertarla con un orgasmo.
Tomó sus muslos, separó más sus piernas y le dio con todo lo que tenía, clavando firmemente las rodillas en el colchón y levantando levemente su culo de la cama. Parecía estar poseído, no sabía que le pasaba, realmente no lo sabía, y no le importaba, había pasado un mes entero desde que la tuvo, y en todo en lo que podía concentrarse era en su interior envolviéndolo como un guante húmedo y ardiente, y en sus tetas rebotando de arriba a abajo con cada estocada. Mierda, mierda, sí que era un bastardo con suerte. Quizás por eso en todo lo demás tenía mala suerte, toda la buena suerte se fue en hacer que esta mujer tan hermosa se enamorara de él.
Gruñó desde el fondo de su garganta y se detuvo por un momento para girarla, dejando sus nalgas prominentes frente a sus ojos, mismas que apretó mientras se recostaba sobre ella, posando la cabeza en el colchón sobre su hombro y sacudiendo la pelvis bruscamente adelante y atrás, haciéndola chillar de forma absolutamente deliciosa y estridente. Estaba presionada contra el colchón, con el rostro hundido en la almohada y la boca colgando, sus ojos seguían fuertemente presionados, pero entonces Senku cambió el ángulo de sus embestidas, llegando a ese lugar que la volvía loca, y sus ojos se abrieron de golpe mientras gritaba de sorpresa y placer, para luego cerrarse en lo que el orgasmo le llegaba de forma arrolladora.
—Se-Senku... —Él bajó el ritmo de sus embestidas mientras ella recuperaba el aliento, pero fue incapaz de quedarse quieto, solo se le quitó de encima y siguió sacudiendo sus caderas al tomarla por los glúteos, pero esta vez con suavidad—. ¿C-cuándo volviste? C-creí que seguirías... ah... trabajando... —Sonrió estúpidamente mientras lo sentía moverse en su interior.
—Cambié de opinión... —Aunque a regañadientes, la soltó y se salió de ella, jalándola para atraerla a sus brazos y devorarle la boca—. Ha pasado más de un mes, necesitaba verte... No esperaba que tuvieras un sueño tan explícito conmigo. —Rio descaradamente.
—Ja, siempre sueño esas cosas cuando te vas. —Rápidamente recuperó energía y de pronto lo tomó de los hombros y lo aplastó en la cama—. Y ahora que estás aquí... no te dejaré ir de nuevo en un largo tiempo... —Se inclinó para empezar a besar su garganta y bajar más y más.
Senku debería haber protestado, decirle que tenía sueño y que mañana debía continuar trabajando, pero en todo lo que podía pensar era que todavía no había acabado con ella y que no creía que acabara pronto. El sueño que sentía hace horas se había esfumado, y la adrenalina todavía le corría con fuerza por todo el cuerpo.
Este sería un día muy largo...
Cuando Senku no se presentó a trabajar durante ese día ni al siguiente, y algunas personas afirmaron escuchar gritos y sonidos sospechosos al pasar cerca de la casa del futuro matrimonio Ishigami, el Dr. Xeno empezó a interrogar a Gen respecto a ese vino misterioso que trajo de Europa.
—Quizás estemos ante el primer afrodisiaco científicamente comprobable. ¡Sería un descubrimiento realmente elegante! —clamó el científico.
Gen rio maliciosamente.
—Y estoy seguro de que a Senku-chan y Kohaku-chan no les molestaría para nada volver a comprobar la hipótesis~.
Cuando se enterarán quizás lo matarían, pero ya era hora de que esos dos se relajaran y convivieran más. Gen sabía que en el fondo, muy, muy en el fondo, estarían muy agradecidos.
Fin.
Holaaaa :D
Les dije que quería subir un lemon con el tema de afrodisíacos, y tarde pero seguro aquí está!
No me gusto del todo pero bueno, yo lo subo :'c
Ojala a ustedes les guste :'D
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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