Mentiras Navideñas
La navidad estaba renaciendo con fuerza en el mundo de piedra.
Y el motivo de la navidad era netamente comercial, tal como en el mundo moderno.
—Vamos, Senku-kun, eso es cruel. —Yuzuriha lo miró con una sonrisa resignada.
—¡Como todos saben, necesitamos juntar más dragos para comprarle el petróleo a Ryusui! —Senku ignoró por completo a su amiga de la infancia—. ¡Y la navidad es una excusa perfecta para hacer que todos, en especial Ryusui, gasten como idiotas! ¡Necesitamos hacerle toda la publicidad posible, revivir todas las tradiciones y llenarlos a todos de espíritu navideño! —Rió como un desquiciado.
—Bien, yo me encargaré de la parte del espíritu navideño~. —Gen también rió maliciosamente.
—Supongo que quieres que yo haga toda la ropa navideña ¿verdad? —Yuzuriha suspiró resignada.
—¡Y las decoraciones y regalos! Eso con ayuda de Kasaki, claro. —Rió entre dientes, hurgando en su oído.
—Aunque, ya sabes, Senku-chan~... no tenemos a muchos niños por aquí~... y no podemos sacar mucho provecho de los niños de todos modos… Así que, ¿por qué no vamos con un enfoque más japonés que el familiar original?
—Ve al grano, mentalista.
—En Japón la navidad es una fecha muy importante para las parejas~... así que, podemos hacer un restaurante más sofisticado (y mucho más caro) y más atracciones y regalos para parejas. Y con un poco de palabrería~ podremos lograr que la mayoría quiera participar en nuestras tradiciones~. ¿Qué dices?~
—Suena a un plan diez billones por ciento emocionante. —Rió por lo bajo—. Muy bien, mentalista, ¡lo dejo en tus manos!
Ok, darle esa libertad a Gen fue quizás el peor error de Senku. Pero él no pudo haberlo sospechado en ese entonces. Solo siguió preparando todo para que todos consumieran más y él pudiera ganar más para comprar su precioso petróleo.
Por mientras, Gen se dedicó a revivir la navidad en las pocas semanas que tenían para hacerlo. Revivió la tradición de Santa Claus para los niños, la tradición de entrega de regalos para ellos y no solo eso, sino de entregar regalos entre amigos y familia y sobre todo de entregar regalos a tu pareja. Pero más importante, revivió la no tan vieja tradición japonesa de que era indispensable tener una cita en navidad.
Pero no se quedó ahí, decidió agregar algo. Hizo que los aldeanos creyeran que, si no tenías una cita en navidad, nunca te casarías, te quedarías solo para siempre. E hizo que creyeran que eso era una tradición moderna. Por otro lado, la mayoría de las personas modernas no sabían que los aldeanos no tenían ni idea de qué era navidad antes de la llegada de Senku, así que Gen los hizo pensar que eso de quedarse solos era una tradición de la Aldea, y eso de alguna forma lo hizo más verídico para la gente de la era moderna.
Y antes de que se dieran cuenta, todo el mundo estaba desesperado por conseguir una cita en navidad, o al menos la gran e inmensa mayoría.
Mientras Ginro corría frenético detrás de las chicas para invitarlas a salir, Kinro ignoraba a sus muchas admiradoras para seguir entrenando, sin hacer caso a la tradición, porque las tradiciones no eran reglas.
Ukyo no creyó para nada las patrañas de Gen, pero decidió no decir nada para contradecirlo y rechazó amablemente las invitaciones de las chicas que se interesaron en salir con él.
Ruri no se creía del todo los inventos de Gen, pero decidió que era una buena excusa para pasar tiempo con Chrome.
Kohaku nunca fue muy apegada que se diga a las tradiciones, pero debía admitir que se preocupó un poco ante la idea de la eterna soltería. Aún así no estaba lo suficientemente preocupada como para salir en busca de una cita, pero cuando una cita llegó a ella, Kohaku decidió aceptarla.
—¡Muchas gracias, Kohaku! —Su amigo de la infancia Titan sonrió alegremente—. ¡Será la mejor cita de naval!
—Navidad —lo corrigió con una sonrisa nerviosa.
—¡Eso! ¡Muy bien, nos vemos en unos días! —Tomó sus manos y les dio un ligero apretón antes de retirarse con una gran sonrisa.
Casualmente Senku pasaba por ahí junto a Taiju que lo ayudaba a cargar algunos materiales. Y el científico se congeló en su sitio al escuchar la conversación de los dos aldeanos y ver la actitud del chico hacia ella.
Apenas Titan se fue, mandó a Taiju al laboratorio y se acercó a Kohaku.
—Leona.
—¡No soy una leona!
—¿De qué estaban hablando tú y Titan?
—De nuestra cita —contestó ella encogiendo los hombros.
—¿Aceptaste salir con él? —Se cruzó de brazos—. ¿Te gusta?
—Sí. —Ante esa contestación, Senku casi se va de espaldas.
—Me refiero… —Frotó sus sienes—. ¿Te gusta como pareja?
—Sí. —Y una vez más.
—¿Estás enamorada de él? —Dio un par de pasos para quedar casi nariz a nariz con ella.
—Umm, eso sí que no. —Retrocedió nerviosamente—. ¿Por qué preguntas?
—¿Por qué aceptaste salir con él? —respondió con otra pregunta.
—Por la tradición —contestó sonriendo inocentemente.
—¿Qué tradición?
Cuando Kohaku le explicó todo lo que se estaba diciendo últimamente, la ceja de Senku comenzó a temblar y rápidamente se despidió de ella y fue en busca del maldito mentalista miserable.
—¡¿Puedo saber qué diablos has estado diciéndole a los aldeanos, bastardo?! —prácticamente le gruñó apenas lo vio.
—Una bella tradición para que compren más, claramente~.
—Hay un límite en la magnitud de qué tanto puedes engañar a estas personas. —Lo miró con fastidio—. No me molesta tanto que engañes a los de la era moderna, ellos al menos ya están acostumbrados a este tipo de palabrería, pero no me parece bien que hagas este tipo de mierdas con la gente de la aldea.
—¿El problema es por la gente de la aldea… o por Kohaku-chan?~
—No sé de qué hablas.
—Sabes, hay otra tradición de la cual estuve hablando estos últimos días… —Apenas se la dijo, las cejas de Senku se arquearon hasta casi el comienzo de su cabello.
—Tú… ¿planeaste todo esto, verdad, bastardo? —Sonrió, aunque crujiendo los dientes.
—¡Pero por supuesto!~ Ahora todo depende de ti. —Guiñó un ojo traviesamente.
Gruñendo y resistiendo el impulso de ir a buscar ácido sulfúrico a su laboratorio para derramarlo encima de Gen, Senku se marchó de allí pisoteando.
Cuando llegó la navidad, efectivamente Senku se llenó los bolsillos de dinero gracias a las estúpidas tradiciones inventadas y manipuladas del mentalista. Pero a pesar de ver a todo el reino científico lleno de sus carísimas luces navideñas y a todos intercambiando regalos y llenando el restaurante navideño, Senku no pudo sentirse satisfecho. Había cierto pequeño detalle molestándolo.
—¡Te ves muy hermosa, Kohaku! —Titan y Kohaku se reunieron fuera del restaurante y él de inmediato se fijó en el vestido rojo navideño corto aunque cálido que ella usaba, con un lazo amarrado a su cintura y un gorro de Santa en su cabeza—. De nuevo muchas gracias por aceptar la cita. ¡Estuve trabajando mucho para pagar todo! ¡También te compre un obsequio! —Le dio una pequeña caja que contenía un pintalabios improvisado creado para estas fechas que Kohaku miró con desagrado antes de fingir una sonrisa para Titan y aceptar su regalo que demostraba lo poco que la conocía.
Senku estaba observándolos desde la recepción del restaurante navideño también improvisado que habían hecho. Y normalmente le gustaría escuchar que alguien trabajaba mucho y gastaba mucho, pero en esta ocasión solo pudo gruñir por lo bajo.
Su cara de malhumor solo empeoró cuando Titan se acercó alegremente a él para pedir una mesa para dos.
Los ojos de Senku de inmediato se fueron a Kohaku, que se removió incómoda en su sitio, evitando mirarlo a los ojos.
A regañadientes, Senku le señaló una mesa a Titan, que tomó de la muñeca a Kohaku y la llevó hasta allí.
—¿Y bien? —Gen se apareció de la nada con una sonrisa maliciosa—. ¿Vas a seguir mi plan? Quiero decir… ¿Vas a cumplir la tradición?
Senku lo miró venenosamente.
—Después de esto te haré trabajar hasta que se te rompan los dedos —advirtió con acidez, antes de dirigirse a la mesa de la parejita de aldeanos.
Gen se estremeció, sudando frío, pero acabó sonriendo.
¡Parecía que su muy cuidadosamente planeada estrategia si funcionaría después de todo!
Después de que Suika les diera alegremente el menú a Kohaku y Titan, ellos se sorprendieron cuando de repente Senku se acercó a su mesa.
—¿Hay algún problema? —Titan alzó una ceja.
—Sí, de hecho… —Frotó sus sienes, sin creer que realmente iba a hacer esto—. Necesito hablar contigo, leona, ven.
—¡No soy una leona! —se quejó, pero de todos modos se puso de pie y lo siguió—. ¿Qué sucede?
—Ven aquí. —La guió al centro del restaurante, llamando la atención de todos.
—¡Están bajo el muérdago! —señalaron varias de las parejas que cenaban allí.
Titan se quedó con la boca abierta, sin poder creer que la persona menos interesada en romance que había conocido pareciera estar dispuesto a robarse a su amada.
—¿S-Senku?... —Kohaku también estaba con la boca abierta.
—¡Deben cumplir con la tradición ahora!~ —exclamó alegremente Gen.
—¡Deben besarse!
—¡Vamos, bésala!
—¡Beso, beso, beso!
Kohaku comenzó a enrojecer profundamente, y Senku se sintió bastante complacido al ver que ella parecía haber olvidado totalmente la existencia de su cita y solo tenía ojos para él. No le quitaba la mirada de encima, y contento con eso Senku se acercó a ella lentamente.
Los ojos de Kohaku se cerraron y Senku rió suavemente, antes de apartar con una mano el flequillo de su frente y depositar un pequeño y rápido beso allí.
Todo el mundo jadeó, mientras que Kohaku casi se desmaya por exceso de concentración de calor en el rostro y Senku se retiraba triunfante y calmado, pasando por el lado de un pasmado Titan que ni siquiera supo qué decir.
Mientras Ruri ayudada por Chrome abanicaba el rostro de Kohaku para que ella volviera en sí y sus rodillas dejaran de temblarle y pudiera pararse, Titan se acercó a Gen haciendo pucheros.
—Dijiste que la tradición era que si se besan bajo un muérdago están destinados a estar juntos y si alguien se mete entre ellos solo tendrá desgracia, pero… ¿eso aplica si es un beso en la frente? —Rascó su cabeza con confusión.
Gen suspiró. Al final Senku no hizo lo que había estado esperando… pero bueno, algo era algo.
—¡Sip!~ De hecho, eso también es muestra del más puro amor y que nadie de los nadie podrá meterse entre ellos nunca de los nunca~ —canturreó más mentiras navideñas para salvar un poco más la situación.
—Rayos, que mala suerte. —Titan solo pudo suspirar—. Bueno, ni modo… Al menos lo intenté.
Gen hizo un truco de magia para consolarlo y distraer a la multitud mientras Kohaku volvía en sí y se escapaba detrás de Senku probablemente para interrogarlo. Aunque lo más seguro era que él le dijera que las tradiciones no tenían sentido ni lógica científica y se librará de la obvia escena de celos que había armado por la a veces indeseada ingenuidad de su querida Kohaku-chan~.
Ah~ ese par de tortolitos~... Para la próxima navidad, nuestro mentalista favorito se aseguraría de hacerlos caer y esta vez sin escapatoria~.
Fin.
Holaaaaa :D
Este fic es un regalo especialmente hecho para mi querida Francesca Cantillano por el evento de Santa Secreto que organizamos en el grupo de Facebook llamado Senku & Kohaku
Ojalá que te haya gustado, Francesca, y ojalá yo haya sido un buen Santa uwu
Feliz Navidad por las dudas de que no suba nada mañana o pasado xP y ojalá que esto les haya gustado!
No olviden que los amo!~
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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