Mejor Declaración
Seis de la mañana en punto: despertar y ocuparse de sí mismo.
Seis de la mañana con quince minutos: preparar el desayuno para su padre y su hermana.
Seis de la mañana con treinta minutos: comer, ponerse el uniforme y salir a tomar el autobús.
Siete en punto: llegar a su escuela a tiempo para tener una hora en su club de ciencias.
El resto del día fluía entre clases y escapadas al club, que era lo que realmente le apasionaba. La Academia Hizashi contaba con un presupuesto absurdamente gigante, y su laboratorio estaba tan bien equipado que pondría a muchos científicos profesionales a babear de envidia.
Claro que necesitabas ser el hijo de algún magnate o pez gordo asquerosamente rico para entrar en la mejor escuela preparatoria de Japón, o bien tener una inteligencia descomunal lo suficientemente sobresaliente para permitirte una beca en dicha escuela, que era el caso de Senku.
Su padre era un simple profesor universitario que tuvo que abandonar sus sueños de ser astronauta cuando adoptó a una niña huérfana. A Byakuya realmente le llovían los huérfanos, o tal vez Senku le pegó su mala suerte, aunque eso no era del todo cierto, porque los dos adoraban a la pequeña Rei y eran felices como familia, pero esa espinita de que Byakuya no pudo lograr sus sueños permaneció en los tres.
Byakuya se esforzaba mucho trabajando y cuidando de sus dos hijos, aunque muchas veces tuviera que hacer horas extra. Senku ayudaba lo más posible con su hermana y estaba decidido a conseguir becas en la mejor escuela y posteriormente en la mejor universidad para tener más oportunidades de cumplir su propio sueño y quizás hasta ayudar a su padre a poder cumplir el suyo en cierta forma. La pequeña Rei estudiaba diligentemente y siempre trataba de ser una buena niña y no tener problemas, aparte de que era la alegría de la casa y un orgullo para ambos.
Para Senku las prioridades eran claras: familia, ciencia, estudios, responsabilidades domésticas, dinero, y al fondo de todo estaban sus amistades que se limitaban a dos personas, Taiju y Yuzuriha, que ya no iban a la misma escuela que él.
Al llegar a la Academia Hizashi, rápidamente se apoderó del puesto de presidente del club de ciencias, puso a todo el club a su servicio y se colocó como el número uno en toda la escuela. Todo marchaba bien en el lado de su ciencia y estudios, a pesar de no tener amigos en esa escuela, pero tampoco le interesaba mucho conseguir amigos allí, menos teniendo en cuenta lo que susurraban de él a sus espaldas por no ser tan asquerosamente rico como la mayoría allí.
Hablando de dinero, eso era algo en sus planes que estaba flaqueando. Tenía pensado conseguir un trabajo de medio tiempo, pero eso le quitaría tiempo para dedicarlo a la ciencia y a su familia, así que tenía que pensarlo bien.
Qué fastidio, prefería diez billones de veces más estar en su club antes de tener que ponerse a trabajar en trabajos poco productivos y mal pagados, pero no parecía tener mucha opción.
—¿Ese es el presidente del club de ciencias? —Mientras caminaba en dirección al patio en la hora del almuerzo, no tardó en escuchar los mismos susurros nada discretos de siempre.
—Sí, llegó de la nada y se convirtió en el número uno de la escuela, pero tiene una beca, es de clase baja.
—Clase bajísima, su padre es un profesor universitario. —Escuchó risas.
—Podrá ser muy inteligente, pero no pertenece aquí. Es inferior a nosotros.
—Es de un mundo muy distinto.
Un mundo muy distinto, ¿eh? Sí, definitivamente nunca podría encajar con este tipo de gente.
Llegó al patio con una mirada de completa indiferencia, dirigiéndose directamente a la máquina expendedora para sacar una bebida energética.
—¡Mira! Es una de las hermanas Hizashi. —Escuchó decir a una chica a pocos metros de distancia de él.
—¿La familia dueña de la Academia? ¡Genial! ¡Deberíamos saludarla!
—¡Nada de eso! ¡¿Estás loca?! Su familia no es solo dueña de esta escuela, su padre tiene conexiones con el gobierno y domina una gran parte del territorio, además, tienen conexiones internacionales y ganan millones de yenes no al año, ¡al mes! Es demasiado para nosotras.
—Tienes razón, es como si fuera... de un mundo muy distinto...
Muy a su pesar, esas palabras llamaron la atención de Senku, que volteó con desinterés y buscó a la supuesta hija del dueño de la escuela.
No tardó en encontrarla bajando unas escaleras a metros de distancia, y sus ojos se quedaron pegados en ella.
Era japonesa, pero su cabello era rubio y sus ojos de un azul claro que no creía haber visto antes. Su corta melena estaba atada en una coleta que le recordaba mucho a un león y traía un collar envuelto alrededor de su cuello con un dije que muy probablemente era un diamante o algo más caro. Sin embargo, pese a ser quien era, su uniforme era descuidado y las puntas de su falda estaban desgarradas. Era como una contradicción andante, pero para Senku era obvio que esa chica definitivamente era de un mundo completamente distinto al suyo.
Y una parte muy ilógica e irracional de su hormonado cerebro adolescente quería entrar en ese mundo.
Estaba intrigado por esa mirada de seguridad en sus ojos, por esa desfachatez en su andar, y no tenía idea de porqué.
Apartó la mirada y, así como así, el hechizo se rompió. Lo que sea que esa chica hubiera hecho con él, se esfumó en un instante y Senku simplemente tomó su bebida energética de la máquina y dio media vuelta para volver por donde vino.
Apenas se dio la vuelta, se dio cuenta de que los idiotas que se habían burlado de él estaban sentados en una banca junto al arroyo que rodeaba la parte trasera de la escuela, todavía señalándolo y riéndose de él.
Bufó y abrió su lata, mirando de reojo a los idiotas en la banca, justo a tiempo para ver como un chico le daba un codazo a la novia de su amigo en vez de a su amigo por accidente, haciéndola caerse al agua.
Quizás se hubiera alegrado de que les pasara algo malo a esos imbéciles, pero resulta que alcanzó a ver que la chica se golpeó la cabeza con una roca que formaba parte de un camino de rocas que te llevaban al otro lado del arroyo, y ahora estaba siendo arrastrada por la corriente. Mierda.
Los idiotas se quedaron boquiabiertos y no hicieron nada por ayudarla. ¡Mierda!
Ni siquiera lo pensó dos veces y corrió hasta el arroyo, sabiendo que había muchas más rocas más adelante y la chica podría lastimarse seriamente si no la sacaban del agua. O hasta podría morir.
Siempre fue malo corriendo o haciendo cualquier cosa que requiriera resistencia física, y temió no llegar a tiempo, pero entonces... alguien lo pasó corriendo como diez veces más rápido y se lanzó al arroyo. ¡Era esa chica Hizashi!
El agua le llegaba hasta los hombros y se lanzó sin siquiera descalzarse, logrando atrapar a la chica que había caído y luchando contra la corriente para llegar a la orilla. Senku corrió hasta allí y le tendió su mano, a lo que ella la tomó con una sonrisa agradecida.
Dejaron a la chica tendida en el césped y vieron con alivio que estaba respirando, aunque tenía un feo moretón en la frente.
Los idiotas que no la habían ayudado llegaron corriendo y empezaron a hacer llover halagos y agradecimientos sobre la rubia, a lo que Senku decidió que era momento de irse.
—Deberían darle las gracias a él —dijo la chica de pronto, haciéndolo frenarse en seco—. Si no hubiera corrido hacia el arroyo tan de repente, no me hubiera dado cuenta de que había que salvar a alguien.
—¡Pero tú la salvaste, Kohaku-sama!
—¡No necesitas ser modesta!
—¡Eres tan increíble!
Senku rio secamente y siguió su camino, hasta que escuchó pasos siguiéndolo.
—Gracias por ayudarme —la chica, Hizashi Kohaku, al parecer, completamente empapada y sonriente, empezó a caminar a su lado—. Y gracias por haber intentado ayudar a la chica, no me habría dado cuenta de no ser por ti.
—Sí, sí, igual tú fuiste quien saltó a un arroyo por una completa desconocida. —Frotó su oído con el meñique, aburrido.
—¡Ja! Y tú fuiste el que lo hubiera hecho incluso aunque eres tan lento corriendo. Creo que es bastante increíble. —Su sonrisa era radiante y Senku de nuevo no pudo apartar los ojos de ella—. Les dije que lleven a la chica a la enfermería. Me llamó Hizashi Kohaku, por cierto, soy presidenta del club de kendo. ¿Tú cómo te llamas?
—Ishigami Senku, presidente del club de ciencias. —Tomó un sorbo de su bebida energética, agradeciendo que no se hubiera derramado tanto del contenido por correr.
—Club de ciencias, ¿eh? Mi padre últimamente se ha estado quejando de que exigen más fondos para comprar más equipo en el club... ¿Tienes algo que ver con eso? —Senku no pudo evitar una sonrisa macabra.
—Tal vez, pero es por una buena causa. Estoy construyendo un cohete de siete metros, necesito mucho equipo.
—¡¿Un cohete de verdad?!
—¿Quieres verlo?
Y fue así como empezó la rara amistad entre la persona más rica y la persona más pobre de esa escuela, una atleta destacada y un nerd destacado, una belleza exótica que hacía suspirar a todos los chicos a medida que avanzaba por el pasillo y un científico loco cuya sonrisa psicópata espantaba a quien lo viera.
Y, de algún modo, al llegar a su segundo año de preparatoria, los dos se hallaban irremediable y estúpidamente enamorados el uno del otro, aunque de esto solo se dieron cuenta sus nuevos amigos que hicieron pocos meses atrás: Asagiri Gen y Nanami Ryusui, el primero una estrella juvenil en último año y el segundo hijo de un magnate, en segundo año también.
Al darse cuenta de los obvios sentimientos que había entre el par, los dos entrometidos no dejaron de insistirle a Senku para confesarse a su amiga y enamorada.
—¡Ella también está enamorada de ti! Es obvio~ —canturreaba Gen—. Así que, ¿por qué perder el tiempo?~ ¡Dile lo que sientes y háganse noviecitos!~
—¡JA, JA! ¡Tiene razón! —Ryusui chasqueó los dedos con emoción—. No eres tan idiota para no saberlo, Senku. Y creo que ella también lo sabe, ¡mi instinto me lo dice!
—Sí, lo sé. —La respuesta de Senku casi los hace caerse de espaldas—. Soy muy consciente de lo que esa leona siente por mí, pero esperaré a que ella quiera decírmelo. De todos modos, estoy muy ocupado —aseguró, sin levantar la vista de las piezas que estaba soldando—. Por cierto, ¿cuánto dinero me ofrecen a cambio de enviar muñecos de tela iguales a ustedes al espacio?
—¡Un millón de yenes! —clamó Ryusui sin siquiera dudarlo.
—¡Por los dos! —agregó Gen con pánico, sin querer que Senku lo haga pagar lo mismo que el despilfarrador.
Por otro lado, Kohaku era mucho más obvia con sus sentimientos, por lo que su hermana Ruri y su mejor amiga Suika no tuvieron que batallar en darse cuenta, aunque si tardaron bastante en darse cuenta de que Senku le correspondía también.
—Ahora estoy segura. —Después de meses formando parte del club de ciencias de Senku, Suika asintió con una sonrisa aliviada—. ¡Él también te quiere, Kohaku!
—Ya lo sé. —La respuesta tan tranquila de Kohaku hizo a las dos caerse de sus sillas—. Ja, conozco muy bien a Senku, tanto que sé que él no quiere una relación incluso si siente lo mismo que yo.
—¿Cómo estás tan segura? —preguntó Ruri, con una mirada preocupada—. ¿No será que estás nerviosa porque papá jamás lo aceptaría?
—Bueno, eso también... —admitió Kohaku, con una sonrisa temblorosa—. Aun así, yo no seré la que se juegue el cuello solo para que él me diga que no quiere por el momento. Si de verdad me quiere tanto como yo a él, ¡tendrá que confesarse él!
Cuando le comentaron del tema a su amiga Amaryllis, ella empezó a sacudir a Kohaku por los hombros, gritándole que eso jamás pasaría, pero ni así quiso entrar en razón.
Un día de esos, los amigos se reunieron sin Senku y Kohaku (que estaban teniendo una de sus citas que no eran citas), las tres chicas y Gen y Ryusui, con la adición de Ukyo y Chrome.
Hablando de las citas que no eran citas, salió el tema de que esos dos obviamente estaban súper enamorados el uno del otro.
Amaryllis, siempre indiscreta, fue la primera en soltar la sopa.
—¡Y Kohaku dijo que ella esperaría a que él se confesará! ¡Eso jamás pasará!
—Desgraciadamente, tienes razón —murmuró Gen, sombrío—, porque Senku-chan también dijo que esperaría a que ella quisiera decírselo.
Todos intercambiaron miradas, antes de hundir las cabezas y suspirar.
Al paso que iban, esos dos no se confesarían nunca.
Pasó un mes y Kohaku invitó a Senku a su casa para que la ayudara a estudiar para un examen. Su casa era la mansión más grande que había visto en su vida, y su cuarto era dos veces más grande que el departamento entero en el que vivía con su padre y su hermana.
Kohaku lo llevó a su cuarto y una sirvienta les llevó bocadillos y té, las cosas más caras que Senku había comido en su vida, y eso que Ryusui los invitaba constantemente a comer en su mansión con su chef barra mayordomo personal y sus excelentes habilidades culinarias. Aunque más caro no siempre significaba más delicioso, nada superaba la comida de la mayordomo Francois.
Estuvieron estudiando en relativa calma, solo con unos cuantos estremecimientos al rozar sus manos de vez en cuando, hasta que de pronto el padre de Kohaku entró a la habitación azotando la puerta.
Al verlos sentados juntos tan cerca el uno del otro, se enfadó un poquitito...
—¡Kohaku! ¡¿Qué se supone que estás haciendo con este chico becado sin futuro ni ninguna relevancia para nuestros negocios?! ¡Si quieres novio, ya te dije cuáles son tus opciones aceptables! ¡Quiero que se vaya de esta casa y no regresé nunca!
Senku alzó una ceja con sequedad, mientras que Kohaku se puso de pie, plantándole cara a su padre.
—¡Ja, no sabes de lo que estás hablando, padre! ¡Primero, te dije que no me interesan para nada esos idiotas que me nombraste el otro día! ¡Segundo, no es mi novio y no estábamos haciendo nada, me ayuda a estudiar para un examen! ¡Y tercero, Senku es mucho más que un "becado sin futuro ni relevancia"! ¡Él es el mejor promedio en tu propia escuela! ¡Va a lanzar un cohete de verdad en pocos meses y me ha mostrado muchas cosas increíbles que la ciencia puede hacer! ¿Por qué crees que he mejorado mis notas? ¡No fue porque tú me gritaste hasta el cansancio, por si eso creías! ¡Ahora no me molestes! —Acto seguido, le cerró la puerta en la cara.
Su padre siguió aporreando la puerta mientras Kohaku comía bocadillos para bajar su mal humor y Senku rascaba su oído con fastidio.
—No se va a quedar ahí hasta que salgamos, ¿verdad?
—¡Ja, es capaz de tirar la puerta abajo! Pero no lo hará, se calmará en unos minutos.
En realidad, tardó como media hora en calmarse y dejar de golpear la puerta, y Senku se fue una hora después.
Al día siguiente, Kohaku no fue a la escuela.
No contestaba a las llamadas de nadie, y Ruri estaba de excursión con los de su curso en Europa (estas escuelas tenían excursiones escolares muy extravagantes). Teniendo en cuenta lo que había pasado el día anterior, Senku no pudo evitar ponerse nervioso y al salir de clases fue a casa de Kohaku.
Le abrió directamente su padre, Hizashi Kokuyo.
—Tú otra vez. —Lo miró con enfado—. Olvídate de mi hija, tú y ella son de mundos diferentes, jamás vas a merecerla.
—¿Dónde está Kohaku? —preguntó, muy serio.
—La envíe a pasar unos días con un amigo de la familia, para que conozca chicos que sí son de su nivel. —Lo miró con una sonrisa burlona—. Cuando regresé, ya no querrá saber nada de ti, así que aléjate.
Senku entrecerró los ojos.
Probablemente, Kohaku había hecho un trato con su padre para que dejara de molestarla a cambio de tener que soportar unos días conviviendo con chicos ricos mimados de su edad.
Una parte de él se preocupó por un instante, pero fue silenciada de inmediato. Kohaku y él eran de mundos distintos, sí, pero no encajaban bien en sus respectivos mundos, así que crearon un mundo propio.
Si ella estaba poniendo de su parte para dejar en claro a su padre que no podría meterse en medio, pondría de su parte también.
—Me alejaré... con una condición. —Sonrió ladinamente—. Consígame un trabajo en su empresa y si en un mes no logró un ascenso, me iré de la escuela y todo.
Kokuyo alzó una ceja, interesado.
—¡¿QUÉ HICISTE QUÉ?! —Cuando Kohaku regresó de sus días de vacaciones con chicos millonarios, de inmediato le gritó por el trato absurdo que hizo con su padre.
—Necesito un trabajo bien pagado, tu padre necesita tener la ingenua esperanza de que nos va a alejar, todos ganamos —le explicó, bostezando mientras rascaba su oído con el meñique.
—No debiste hacer algo así, él puede manipular las cosas para que no consigas el ascenso. —Golpeó su frente con su palma—. ¡¿En qué estabas pensando?! ¡¿Y de qué te puso a trabajar?!
Senku ahora era el encargado de llevar café, imprimir papeles y otras tonterías así en unas oficinas de una de las muchas empresas de Hizashi Kokuyo, en este caso, una de atención al cliente.
—No creo que tú padre juegue sucio —aseguró, sonriendo con calma—. Hasta se aseguró de encontrarme un lugar donde hubiera espacio para ascender a alguien. Él está convencido de que soy un donnadie que nunca logrará nada, por lo tanto, no tiene la necesidad de sabotearme. Espera y verás.
En solo dos semanas, Senku reparó las dos cafeteras que no funcionaban, aprendió a manejar la fotocopiadora e impresora mejor que nadie, creó una red en la que podían mandar a imprimir y fotocopiar papeles a lo lejos sin necesidad de llevar algo a imprimir en un USB y luego fotocopiarlo, agilizando el proceso, ayudó a siete trabajadores a aprender a manejar sus computadoras y propuso que la adición de máquinas expendedoras dentro del edificio mejorarían el ambiente laboral y aumentarían ligeramente las ganancias de la empresa, cosa que se cumplió cuando tomaron su oferta.
Pasadas tres semanas, Senku tuvo su ascenso y a Kokuyo en el bolsillo.
—¡Este muchacho es brillante! ¡Tiene un gran futuro por delante! —Kokuyo palmeó con fuerza la espalda de Senku, sacándole todo el aire—. ¡Kohaku, has elegido a un novio adecuado, me alegra que escucharás mis consejos de buscar a alguien que beneficiaría a nuestra empresa! ¡No debí dudar de ti, hija! —Sonrió inmensamente.
Kohaku estaba tan sorprendida que solo atinó a mirar a su padre y a su no-novio con la mandíbula desencajada.
—Te dije que debías ver y esperar. —Apenas estuvieron a solas, Senku le sonrió con suficiencia.
—Sí, gracias por arriesgar nuestra amistad para conseguirte trabajo. —Lo miró mal, aunque bromeaba.
—Sí, aunque tu padre cree que somos más que amigos. —Rio entre dientes.
—Pronto se dará cuenta de que eso no es cierto. —También rio, apartando la mirada.
—Sí, es absurdo creerlo. —Senku se acercó un par de pasos a ella.
—Sí, todos saben que solo somos amigos. —Miró casi hipnotizada a sus labios cuando se acercó más.
—Exacto. —Bajó la cabeza.
—Sí... —Alzó la barbilla.
Se quedaron mirándose un buen rato, antes de darse la vuelta y carraspear, mirando a cualquier sitio que no fueran ellos.
—¿Quieres jugar videojuegos? —preguntó Kohaku, nerviosa.
—Claro. —Carraspeó.
Estuvieron jugando hasta tan tarde que ni siquiera se dieron cuenta de lo cansados que estaban, por lo que se durmieron casi al mismo tiempo, en el sofá del cuarto de la chica.
Senku se despertó primero, maldiciendo su suerte.
Fue a bañarse a una habitación de invitados y cuando bajó Kokuyo lo recibió con rostro muy serio.
—Siéntate, ya traen el desayuno. —De pronto, su voz era tan dura como lo fue antes—. Senku, puede que te apruebe como yerno, pero no abuses de mi confianza. Entiendo que son jóvenes, pero deben controlar sus impulsos y guardar esas cosas para el matrimonio. No apruebo que...
—Espere, espere. —Lo cortó de inmediato—. Si crees que pasó algo entre Kohaku y yo estás equivocado, nos quedamos hasta tarde jugando videojuegos y nos dormimos, es todo.
—Entiendo. —Por suerte, pareció creerle—. De todos modos, ya estás advertido.
En ese momento, Kohaku bajó a desayunar también, pero Senku se quedó pensativo, sabiendo que en la cena de la noche anterior también estuvieron sus amigos. Si Kokuyo pensaba que pasó algo entre ellos, entonces...
—¡¿Finalmente son novios?! —Al día siguiente en la escuela, todos sus amigos los recibieron con esa pregunta.
—¡¿Qué dicen?! —Kohaku los miró con confusión.
—No se hagan. —Amaryllis rodeó los hombros de su amiga con una sonrisa pícara—. Se quedaron juntos toda la noche en el mismo cuarto, no vas a decirme que no hicieron cosas intimas de pareja, ¿verdad? —Rio con las mejillas rojas, codeando a su amiga.
—¡Claro que no! —Kohaku la apartó con el rostro en llamas—. Aunque... estuvimos apunto... —le susurró a Amaryllis, pero era tan temprano y el lugar estaba tan silencioso que todos la oyeron.
—¡¿Entonces de verdad casi lo hacen?! —Gen no podía creerlo. ¡Él había estado bromeando!
—¡JA, JA! ¡No pierden el tiempo! —Ryusui empezó a frotar el cabello de Senku con el codo.
—¡¿Pero de qué diablos hablas, leona?! —Senku apartó a Ryusui y la encaró con nerviosismo—. ¡No hicimos nada ni remotamente parecido a eso!
—Bueno, pues perdona si me dio esa impresión, pero yo pensé que sí querías hacerme eso. —Apartó la mirada—. Ahora veo que estaba equivocada. —Se marchó pisoteando.
Ryusui ahora le dio un zape a Senku.
—¡Esa no es forma de tratar a una mujer hermosa, Senku! ¡Si pasaron cosas entre ustedes, ten el valor de admitirlo!
—Yo no entiendo nada. —Chrome negó con la cabeza, mientras que Ruri corrió detrás de su hermana, junto con Suika.
—¡Pero no pasó nada! Lo único que paso fue que casi... —Frunció el ceño—. Casi nos besamos. ¿Se habrá referido a eso? —Se llevó un dedo a la barbilla, pensativo.
—Creo que cualquiera entendería que "cosas intimas de pareja" no se refiere precisamente a un beso —argumentó Amaryllis.
—Cualquiera... menos una chica demasiado sobreprotegida por su padre, que se crio en lo más alto y asistió toda su vida a esta escuela que no enseña educación sexual sino hasta el último año de preparatoria —murmuró Gen, negando con la cabeza—. Senku-chan~ realmente espero que no hayas intentado aprovecharte de ella~.
—Cállate. —Rodó los ojos y siguió el camino por el cual Kohaku se había ido.
Por suerte, Ruri había entendido a la perfección todo lo que había pasado y le explicó a Kohaku algunas cosas que la dejaron con la mandíbula desencajada y el rostro muy rojo.
Cuando Senku la encontró, los dejaron a solas y él se sentó a su lado, mientras ella evitaba mirarlo.
—Siempre pensé que los bebés venían de los hospitales... —murmuró Kohaku luego de un largo silencio. Senku no pudo evitar reírse y ella lo miró mal—. ¡Cállate! ¡¿Cómo podría haberlo sabido?! ¡Se enseñan esas cosas en último año!
—Ya, ya, lo siento. —Rascó su oído con una sonrisa divertida—. Olvídalo, no vine a hablar de eso, solo quería aclarar algo.
—¿Aclarar qué? N-no quiero que tú me expliques nada de esas cosas vergonzosas, eh, prefiero hablarlo con mi hermana.
—No sobre eso. —La miró con fastidio—. Mira, solo quería decirte que no estabas equivocada. Es todo, tengo que irme a mi club ahora. —Sin más se levantó y se fue.
—¿No estaba equivocada sobre qué? —Ladeó la cabeza, sin entender.
Senku solo se rio y no dijo nada más.
Después de todo el día pensando en eso que le dijo, Kohaku finalmente se dio cuenta.
Se preguntó si eso contaba como una declaración indirecta...
Si ese era el caso, entonces quizás era su turno de declararse ahora.
Como era mala con las palabras (y él también, honestamente), Kohaku simplemente lo esperó a la salida y allí, delante de todos los que estaban saliendo de sus clubes igual de tarde que Senku, lo besó.
En su opinión, no había mejor declaración.
Al día siguiente todos estaban enterados de la relación entre las personas más diferentes que existían, personas de mundos tan opuestos que resultaba inconcebible que se juntaran... pero, de algún modo, ellos terminaron creando su propio mundo.
¿Quién lo hubiera dicho?
Fin.
Holaaa :D
Fanfic patrocinado por mi querida Angi! Ojala te haya gustado!
La tematica fue dificil y me salio esta cosa rara x'D Aun asi ojala a todos les haya gustado!
Estoy con ofertas de comisiones y patrocinios, ya q ando de vacaciones, por si me quieren pedir algún fanfic :D Ya sea actualización o algo totalmente nuevo, lo q quieran. Si les interesa escríbanme al privado o contáctenme en Facebook :3
Muchas gracias por su apoyo y no olviden que se les ama de todo kokoro!
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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