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Felicidades

Era el cumpleaños de Senku y Kohaku sabía que él no quería ser interrumpido por lo molesto que fue que todos se tomaran navidad y año nuevo como días libres cuando estaban a punto de terminar la máquina del tiempo, pero aun así quería intentar hacer algo bueno por él y le llevó un poco de ramen para que al menos pudiera almorzar.

Por lo que Suika le había dicho, Senku estaba demasiado irritable debido a la falta de sueño, y la verdad era que Kohaku también quería intentar convencerlo de irse a dormir.

Llegó a su laboratorio y vio que estaba vacío a excepción de Senku trabajando diligentemente en una computadora enorme con millones de millones de números bailando en pantalla. Probablemente los demás estuvieran organizándole una fiesta para celebrar más tarde, más razón para convencerlo de ir a dormir aunque sea un poco antes, para así bajarle el mal humor.

—¿Senku? —Él se crispó ante su llamado, volteando a verla con molestia por un segundo, antes de volver a trabajar—. Te traje algo de comer. Es ramen.

—Déjalo en la mesa al otro lado del laboratorio y vete, no es un buen momento —murmuró él sin siquiera mirarla.

—Ja, no creas que no me sé ese truco, siempre me dices eso cuando no piensas comer nada. —Dejó el tazón de ramen en el escritorio más cercano y se acercó a él—. Senku, llevas casi tres días trabajando sin parar, tú sabes que eso no es bueno para ser más eficiente en tu trabajo. —Intentó persuadirlo con lógica.

—Estoy a punto de terminar, literalmente lo único que me falta es recalibrar la fecha exacta, reforzar los circuitos y ya, finalmente podremos por primera vez viajar al pasado, ver la verdadera historia humana. —Sonrió con todos los dientes, una sonrisa más perturbadora de lo que era normal incluso para él—. Será una buena prueba antes de buscar a mi padre y advertirle de la petrificación, aunque aún faltan planear algunos detalles sobre eso. ¿Entiendes la importancia de lo que trato de hacer? No puedo detenerme ahora. Los cálculos son tan absurdamente difíciles que yo y todos en el equipo sentimos ganas de morir, pero no es momento para bajar los brazos, no ahora.

Kohaku lo miró con una sonrisa suave, sintiendo orgullo y preocupación en partes iguales al ver lo mucho que se esforzaba.

—Está bien, Senku, creo que lo entiendo, pero estoy segura de que trabajarías mejor si pudieras dormir un poco. —Tomó sus hombros e intentó alejarlo de la computadora, pero él apartó sus manos rápidamente, bruscamente.

—Es claro que no lo entiendes, o no seguirías aquí intentando impedir que siga con mi trabajo. —La miró con frialdad—. Tienes suerte, llegaste varios minutos antes de que cerrara todas las puertas para impedir que vinieran a molestarme con la estúpida fiesta de cumpleaños que están planeando, me da igual, yo mismo terminaré los cálculos faltantes. —Su sonrisa demencial se vio aún más oscura por las enormes ojeras enmarcando sus ojos—. Ahora, será mejor que te vayas.

—Senku, está bien si no quieres comer, pero al menos debes dormir. —Cruzó los brazos, comenzando a preocuparse mucho más por su salud—. Solo un par de horas y ya no te molestaré más.

—¿Y se supone que eso es un intercambio equivalente? —Soltó una risa seca y cínica que la hizo crisparse con indignación—. Tú no tienes ningún derecho a decirme qué hacer. ¿Crees que porque tuvimos relaciones sexuales estando borrachos ya tienes derecho sobre mí? ¿Te crees mi novia o algo?

Kohaku jadeó, horrorizada.

—¡¿Recuerdas eso?! Pensé que lo habías olvidado... No me dijiste nada después de... —Apartó la mirada, sintiendo su rostro arder.

—No te dije nada porque no me importó en lo absoluto —masculló con total indiferencia, dejándola helada y pálida, mirándolo con los ojos llenos de dolor—. Ahora vete, y si puedes dile a los demás que intenten no estorbarme hoy. —Le dio la espalda y volvió a sus importantes cálculos.

Cálculos más importantes que ella. Más importantes que sus esfuerzos por cuidar de él incluso el día de su cumpleaños. Más importante que todo lo que compartieron.

Apretó los puños con fuerza, sintiendo todo su cuerpo temblar mientras las lágrimas se deslizaban imparables por sus mejillas.

No pudo contenerse, soltó un grito lleno de frustración y estrelló un puñetazo en la computadora en la que Senku había estado trabajando, tan fuerte que incluso la atravesó y llegó a golpear la estructura de la máquina del tiempo.

—¡¿Qué demonios, Kohaku?! ¡¿Sabes lo que acabas de...?! —El grito de Senku quedó incompleto, de pronto hubo un enorme destello de luz verde que iluminó todo el laboratorio, seguido de una explosión que hizo volar las puertas y llenó de humo todo el edificio.

Taiju, Chrome, Gen y Ryusui, que se estaban dirigiendo al laboratorio para ir a convencer a Senku de ir a la fiesta, jadearon al ver el humo saliendo de las puertas y ventanas del laboratorio. De inmediato corrieron al lugar, siendo Taiju el primero en llegar al lugar, encontrándolo vacío a excepción de las llamas y la destrucción.

—¡¿SENKU?! ¡¿Dónde estás?! —Buscó desesperado por su amigo.

—¡No puede ser! —Chrome llegó poco después y fue el primero en darse cuenta de que la máquina del tiempo había sido la fuente de la explosión, por lo que buena parte estaba destruida—. ¡¿Qué demonios pasó aquí?! —De inmediato llamó a los bomberos y al equipo científico.

Gen notó el plato de ramen derramado en el piso y entrecerró los ojos.

—Senku-chan no estaba solo... —murmuró.

—Pero la mayoría de sus amigos y los trabajadores del laboratorio estábamos en la fiesta —dijo Ryusui—. Estaban prácticamente todos, excepto... Kohaku...

—¿Dicen que la explosión los...? —Taiju no pudo ni acabar de hablar.

—¡Miren, esta computadora aún funciona! —Chrome logró encender la computadora más lejana al área de la explosión—. Quizás Senku haya dejado algo de lo que pudo haber... Esperen. —Palideció—. Según esto... la máquina fue puesta en funcionamiento.

—¡¿Qué?! —Ryusui se acercó a él a grandes zancadas.

—Hay una irregularidad en el campo cuántico, pero... Esperen, hay más de una irregularidad, son dos. —Se llevó una mano a la boca, analizando cuidadosamente las lecturas—. La máquina funcionó, o eso parece, pero según esto se enviaron a dos sujetos, Senku y Kohaku, a dos puntos distintos del tiempo y espacio, por una división electromagnética saturada de las ondas de...

—¡Chrome-chan, en español, por favor! —exigió Gen, demasiado preocupado para que le lastimara el cerebro con ciencia tan complicada.

—Lo que intento decir, es que no es el mismo tiempo y espacio que el de nosotros, no el que teníamos contemplado. —Se llevó una mano a la frente, sonriendo con incredulidad—. Senku y Xeno dijeron que era una posibilidad, pero no lo creía... El universo no es uno solo, ¡ellos fueron enviados a universos diferentes!

—Ok, esto ya parece película de Marvel... —Gen se llevó una mano a la cabeza, que ya estaba comenzando a dolerle.

—¡No entiendo nada! —gritó Taiju, aunque sin dejar de utilizar el extintor en todas partes donde veía aunque sea un poco de humo—. ¡Solo quiero saber si están a salvo! ¡¿Pueden volver?!

—Para eso tengo que saber a dónde fueron, si puedo obtener lo cálculos... —Empezó a teclear, pero en ese momento chispas saltaron de la computadora y al momento siguiente se apagó—. Oh, no...

Tendrían que reparar las computadoras lo antes posible, e incluso así, quién sabe si podrían recuperar a sus queridos amigos que aparentemente estaban perdidos en universos distintos, en distintos puntos en el tiempo...

Solo deseaban que estuvieran bien.

.

Hubo un destello de luz verde y Kohaku cayó sentada en unos cojines, en una especie de palacio extraño de madera y mármol, con un estilo hibrido entre arquitectura japonesa y europea, aunque no es que Kohaku supiera notar esos detalles, ella solo se quedó con la boca abierta y casi grita al ver a diez personas encapuchadas rodeándola inmediatamente, pero al ver que se le acercaban con sogas de inmediato se puso en guardia y sacó su Katana, pero eso no pareció intimidarlos ya que de inmediato lanzaron las sogas y lograron aprisionar uno de sus brazos.

—¡Ja, qué débiles! —Tiró con fuerza y se libró de los dos que tiraban de la soga para intentar inmovilizarla, haciéndolos caer, luego cortó las otras sogas intentando aprisionar sus piernas y saltó hacia los encapuchados, logrando noquear a dos de una patada para luego arrojar a uno contra tres de ellos. Otros dos quisieron acercarse, pero los golpeó con el dorso de la Katana y los desmayó.

Al ver su barrera flaquear, no dudó en correr fuera de esa extraña mansión, jadeando al ver que la construcción era muy larga y había una enorme fuente de un extraño líquido plateado raro que era casi hipnótico de ver en medio de un suelo de piedra pulida, pero no tenía tiempo para quedarse prendada viendo, así que siguió corriendo hasta que de pronto otro encapuchado se paró delante de ella, desarmado, sin parecer que tuviera intenciones de detenerla.

Se confundió tanto por su postura tan desinteresada, pero firme, que no avanzó y se quedó mirando al hombre con curiosidad, preguntándose si haría algo.

—Vaya, hasta que al fin llegas... —De pronto, se quitón la capucha, revelando su cabello blanco-verdoso— leona.

Kohaku lo miró con la boca abierta.

—¡¿Senku?!

Él le sonrió y ella no pudo evitar notar que su rostro se veía diferente a como lo había visto hace tan solo un par de minutos. Él parecía ojeroso, cansado y con ligeras arrugas alrededor de los ojos, cosa que quizás no habría notado sin su excelente vista. Su cabello también era diferente, estaba más caído, aunque no totalmente, y tenía la mayor parte envuelta en una coleta baja descuidada. Él estaba usando traje y una bata de laboratorio, pero no era la misma ropa que le había visto hace minutos, aunque sí era bastante parecida.

—Te he estado esperando mucho tiempo, Kohaku. —Él se acercó a ella a paso lento, cauteloso—. Ha sido mucho tiempo esperando... para pedir perdón.

—¿Perdón?...

—Perdón, sí. —Rio suavemente—. Imaginó que aún lo tienes fresco en tu memoria, para ti debieron ser solo unos minutos. Para mí... fueron diez años...

—¿Q-qué? —Negó con la cabeza—. No entiendo nada. ¿Qué significa que...?

—¡Ahí está! —Los encapuchados regresaron y Kohaku no dudó ni un segundo en ponerse delante de Senku, alzando su espada con fiereza, analizando la mejor forma de desmayar a los diez hombres, aunque podía ver que detrás de ellos venían muchos.

Maldición, tenía que salir de allí cuanto antes, lo mejor era retirarse por el momento.

—¡Prepárate, Senku! ¡Me encargaré de los más cercanos y luego correremos!

—Eso no será necesario. —Senku chasqueó los dedos dos veces y los hombres encapuchados se detuvieron en seco.

—¡¿C-cómo?!...

—Estos hombres trabajan para mí. —Senku dio un par de pasos para parase a su lado—. Lamento que te hayan alterado, solo seguían órdenes.

—¿Tus órdenes? —Lo miró con confusión.

—Hice algunos cálculos —murmuró, antes de pedirle que lo siguiera. La guio a través de ese piso de piedra con patrones florales, pasando por las muchas entradas de los largos pasillos de ese palacio extraño—. Sabía que llegarías aquí por estos días, así como sabía que tu primer impulso sería salir corriendo lo más lejos posible de este lugar desconocido. Tenía que asegurarme de que no huyeras a donde no podríamos encontrarte, así que les pedí a los guardias vigilar el punto en el que calcule que llegarías y les pedí que te atarán.

—¡JA! ¡¿Y de verdad creíste que iba a dejar que me atraparan?! ¿Creíste que no iba a pelear? —Sonrió con sorna—. No pensé que fueras tan ingenuo, Senku.

—Imaginé que eso podría pasar, así que me mantenía trabajando en mis proyectos cerca de la entrada para poder interceptarte antes de que salieras despavorida. Por suerte llegaron a avisarme a tiempo.

—Bien, creo que entiendo eso, pero... no entiendo nada más. —Negó con la cabeza, totalmente perdida.

Senku la miró de reojo, antes de hacerle una seña para que lo siguiera dentro del castillo, entonces pasaron por un par de pasillos antes de entrar en una enorme habitación de madera pulida, bien decorada, llena de pergaminos, planos, materiales científicos y muchas cosas que Kohaku veía a menudo en los laboratorios de sus amigos.

Se sentaron en cojines frente a frente con una mesita pequeña en medio de ellos. Senku puso una tetera al fuego en un raro aparato metálico que parecía controlarlo a la perfección y preparó dos tazas.

—Muy bien, para explicarte en términos que entiendas... Cuando golpeaste la máquina del tiempo, desataste una reacción de los campos cuánticos que desató una serie de ondas expansivas leves pero poderosas que, debido a nuestra cercanía con la máquina, nos absorbió a ambos y nos arrojó a distintos puntos del tiempo.

—¿Y se supone que esos son términos que entiendo? —Lo miró con el rostro en blanco.

—Tu golpe nos envió al pasado —le explicó, riendo entre dientes—. No estoy seguro de en qué época estamos, los calendarios por aquí son muy confusos, pero creo que es el siglo XVIII. Y, por si no lo has notado, a mí me envió diez años antes que a ti.

—Entonces... Eso significa que tú... —Lo miró fijamente, horrorizada—. ¿Has estado estos diez años solo?... —Su voz se quebró con solo hacer la pregunta.

Senku sonrió suavemente, apartando la mirada hacia la tetera, que ya estaba humeando.

—Honestamente, se ha sentido como mucho más que eso —admitió con una risa baja y empequeñecida, apagando el fuego y empezando a preparar té—, pero ya no importa. Ya estás aquí.

—Por supuesto que sí —habló ella sin pensar, y fue sin pensar que se lanzó a darle un abrazo, envolviendo sus hombros y obligándolo a apartar la tetera y las tazas para no quemarla.

—Leona terca... —Él rio divertido—. Siempre preocupándote por mí, ¿acaso ya olvidaste la pelea que tuvimos, incluso aunque para ti fue hace solo unos minutos?

—¡Ja! ¡¿Y a quién le importa eso?! —Se apartó de él y se frotó los ojos—. No me interesa, ya no. No debí golpear esa estúpida máquina... Lo siento mucho. —Lo miró con ojos arrepentidos.

—No te preocupes por eso. —Le dio un té y empezó a beber del suyo—. Ahora lo importante es regresar a casa.

—¿Podemos regresar? —Lo miró con ojos ilusionados.

—Diez billones por ciento seguro. —Sonrió con confianza—. Ahora que estás aquí, podemos hacer lo que sea.

Ella sonrió, intentando ignorar el aumento de temperatura en su rostro.

Estaba decidida, no iba a presionarlo esta vez, sería más comprensiva y lo ayudaría en todo lo que pudiera. Quería seguir siendo su amiga, y sobre todo su compañera en las divertidas aventuras científicas a las que la tenía tan acostumbrada.

—¡Ja, pues ya sabes que estaré aquí para ayudarte en todo! —Le sonrió sinceramente, con ojos brillantes—. Y ya no volveremos a separarnos... ¿verdad?

—No. —Él estiró su mano sobre la mesa y tomó su mano libre, acariciándola casi con adoración—. No volveré a dejar que nada ni nadie te aleje de mí.

Ella lo miró sorprendida, antes de apartar la mano, muy sonrojada y muy confundida.

—Senku, tú...

—Aún te debo esa disculpa. —Bebió su té de golpe y se acercó a ella para sentarse a su lado, bajando su rostro para que sus bocas estuvieran muy cerca—. Por lo que pasó antes de... llegar aquí. Por esas cosas que te dije...

—No es necesario hablar de eso —lo cortó ella, apartando la mirada con frialdad—. Al final, yo quería saber cómo te sentías al respecto y tú me lo dejaste en claro, ya no volveré a molestarte con... —Senku la interrumpió besándola directamente en los labios, dejándola con los ojos muy abiertos.

La impresión fue tanta que se apartó de inmediato, poniéndose en pie y alejándose un par de metros.

—Senku...

—Lo siento, lo siento. —Se llevó una mano al rostro, negando con la cabeza—. Han sido muchos años solo aquí, y también he tenido problemas buscando la forma de regresar a nuestra época.

—¿Podremos? —preguntó, sintiendo su rostro palidecer.

—Pues no dejaré de intentarlo, de eso estoy seguro. —La miró decidido y Kohaku sintió esa seguridad recorrerla también, por lo que no lo pensó dos veces y lo abrazó.

—Sé que ya no es nuestra época y no creo que sea el mismo día y sé que para ti han pasado muchos años, y no entiendo del todo qué sucede aquí, pero... feliz cumpleaños.

En toda respuesta, Senku le devolvió el abrazo, y Kohaku sintió que todo estaría bien.

.

Hubo un destello de luz verde y Senku cayó de cara sobre unos arbustos, tragándose varias hojas en el proceso.

Tosió y escupió con disgusto y se levantó con manos temblorosas, para luego mirar a su alrededor con pánico.

Kohaku le había dado un golpe a la máquina del tiempo justo cuando estaba programando las coordenadas espacio-temporales, cosa que aparentemente desató una activación imprevista y los forzó a hacer la primera prueba a ciegas y sin ningún tipo de control ni precaución. Tenía suerte de estar vivo y sería mejor que comprobara que ella estuviera viva también.

—¡¿Kohaku?! —gritó, mirando a todas partes.

Parecía haber caído en un bosque común, por lo que por el momento le era imposible determinar exactamente dónde o cuándo estaba.

O eso hubiera pensado de no ser porque de repente dos robots redondeados flotantes se acercaron a él, con placas que decían "RE-11440".

—¡Saludos, Ishigami Senku! —hablaron al mismo tiempo con una voz artificial—. ¡Somos rei-bots de la escuadra Alfom, encargada de detectar perturbaciones en los campos cuánticos! Nos han informado que eres de un universo considerablemente atrasado tecnológicamente, así que tenemos ordenes de llevarte a los cuarteles y si intentas resistirte te dispararemos dardos tranquilizantes.

—Pero Kohaku debe estar por...

—Se resiste. —De inmediato le dispararon un dardo, desmayándolo en el acto.

Cuando despertó, estaba recostado en una camilla, rodeado de más robots, esos rei-bots, que parecían estar escaneándolo con algunas luces extrañas que le daban mucha curiosidad.

—¡Ishigami Senku, qué sorpresa! —De pronto, una persona completamente idéntica a Kohaku se hizo presente, dejándolo con la boca abierta.

—¿Leona?

—¿Cómo sabes mi nombre? —Ladeó la cabeza, antes de reírse—. Ah, claro, así le decías a tu mujer, lo estudié en los libros de historia, que distraída. —Sonrió emocionada.

—¿Mi mujer? —Alzó una ceja con escepticismo—. Exactamente, ¿qué relación tenemos tú y yo?

—Soy tu tátara nieta. —Él se fue de espaldas de inmediato, a pesar de ya sospecharlo—. Uy, quizás debí decirlo con más tacto... —Él la miró mal, notando de paso que ella tenía una bata de laboratorio y un porte muy profesional, aparte de anteojos asomándose de uno de sus bolsillos—. En fin, no es como que realmente sea tu tátara nieta de verdad, ya que somos de universos diferentes.

—Oh... —Se incorporó de inmediato, llevándose dos dedos a la barbilla—. Entonces... Entonces la hipótesis que formulé con Xeno era correcta. La computadora también contemplaba esa posibilidad, y ahora que estoy en un universo con tecnología más avanzada, podemos intercambiar información y mejorar nuestras civilizaciones. ¡Ya me estoy emocionando! —Rio desquiciadamente.

—No tan rápido —murmuró la copia de Kohaku, que literalmente se llamaba Leona, llevándose una mano a la frente—. Mencionaste a tu esposa, ¿por qué? ¿Se supone que vendría contigo?

—Ella no es mi esposa —Y después de lo que le dijo probablemente no quisiera serlo nunca—, pero sí, se supone que vino conmigo. Ella golpeó la máquina y por eso acabamos aquí por accidente.

—Eso es imposible, los rei-bots solo te detectaron a ti. —Entrecerró sus ojos azules que, ahora que lo notaban, eran de un azul un poco más oscuros que los de su Kohaku—. Ella no vino aquí.

—Puede ser... —Sus ojos se abrieron con horror—. Puede ser que la reacción violenta de los campos magnéticos nos arrojaran a diferentes puntos programados en el espacio-tiempo, exploré la posibilidad de muchas coordenadas, la computadora pudo enviarnos a distintos universos sí lo que dices de que este es un universo diferente es real.

—Claro que es real. Entonces ella se habrá perdido en algún otro universo y debe estar sola y... —Se calló de pronto, llevándose una mano a cubrir su boca—. No puede ser... Él nos dijo que...

—¿Qué pasa? ¿De qué hablas? —Se preocupó al ver su rostro tan pálido de pronto.

—Bueno, no sé cómo vayas a tomar esto, pero tener tacto no es lo mío. —Carraspeó—. Resulta que hay grandes posibilidades de que tu Kohaku haya sido secuestrada por una versión alterna de ti mismo que varias veces ha intentado robarse a diferentes Kohaku de distintos universos, un Senku criminal del multiverso cuya más grande obsesión es robarse a la Kohaku de otro Senku. —Volvió a llevarse la mano a la frente—. ¡Ah, también me informan que en tu universo es tu cumpleaños! ¡Felicidades!

Silencio.

—¡¿QUÉ?!

Fin.

Holaaaaaaaaaa :D

Varios días tarde pero aquí está mi fic raro para celebrar el cumpleaños de Senku jajaja x'D

Lamento si está muy raro, pero hace tiempo se me ocurrió esta idea y quise hacerla xP

Probablemente le haga continuación con un fic de la colección de la Tabla periodica SenHaku, pero no prometo nada y tambien depende de si les gusto, claro :')

En fin, ojala no esté tan raro y me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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