Extraña Coincidencia
En Tokio el Halloween se celebraba cada vez con más entusiasmo, más en el vecindario donde vivía la familia Ishigami.
El pequeño Senku de diez años no era muy aficionado a este evento, y sus amigos Taiju y Yuzuriha nunca pudieron convencerlo de ir con ellos a pedir dulces. Solo pidió dulces un par de veces cuando su padre insistió demasiado, desde los tres hasta los seis años, hasta que finalmente pudo escaparse del viejo con la lógica excusa de que prefería estudiar ciencia en vez de pedir dulce que ni siquiera se comería.
Creyó estar a salvo de esta molesta fecha, pero entonces llegó una alumna nueva a su escuela. Hizashi Kohaku se convirtió en su amiga rápidamente, y por desgracia era tan testadura como él, así que no hubo fuerza en la Tierra que pudiera salvarlo de tener que ir a pedir dulces con ella y sus amigos. Cuando quiso que su padre lo salvará de eso, el muy miserable solo se rio en su cara y le compró un disfraz.
Al menos el disfraz no estaba tan mal, aparentemente su padre dio la idea y su madre Lillian (recientemente adquirida ya que Byakuya y ella se casaron hace poco) compró el más caro que encontró, que era un genial disfraz de robot mecha, cosa que hasta lo hizo sentir un poco emocionado por Halloween. Bien, quizás Kohaku no era tan mala al obligarlo a ir.
Kohaku se apareció en su casa disfrazada de Samus, la protagonista de la saga Metroid de videojuegos, con el traje robot de la famosa personaje de Nintendo, así que al estar ambos disfrazados de robots sus padres no dejaron de chillar diciendo que hacían una hermosa parejita.
Kohaku encontró eso muy divertido y no dejó de reírse, pero Senku no le vio ni un milímetro de gracia, menos cuando empezaron a sacarles un montón de fotografías.
Al poco rato llegaron Taiju y Yuzuriha, ambos con disfraces increíblemente buenos seguramente hechos por la niña. Él era un Frankenstein y ella era una "zombi" aunque se había hecho unas marcas en el pelo similares a la de la novia de Frankenstein, pero cuando le señalaron esto ambos casi se mueren de sobrecarga de sonrojo y decidieron dejar el tema.
Tsukasa fue el último en llegar, junto a su pequeña hermana de siete años. Él estaba disfrazado de campeón de boxeo y ella como todos los años tenía una variación diferente de un disfraz de sirena, esta vez tenía un largo vestido negro con un dibujo de las espinas de la cola de un pez. Era bastante creativo.
Como Tsukasa ya tenía doce años y era considerado "muy responsable" los dejarían ir a pedir dulces sin un adulto, gracias al cielo, porque Senku no quería aguantar las bromas malas del viejo durante todo el recorrido.
La hermana de Kohaku, Ruri, y el amigo de Senku, Chrome, habían preferido quedarse en casa a contar historias de terror, aprovechando que el padre de Kohaku estaba fuera de la ciudad.
—¡Olvidan a alguien! —Lillian los interrumpió cuando ellos estaban a punto de irse, llevando en brazos a Suika, la niña de cuatro años que ella y Byakuya habían adoptado poco después de casarse.
La pequeña tenía un sombrero de calabaza en su cabeza, y un traje de pastelillo con crema naranja y decoraciones de Halloween. Apenas su madre la dejó en el suelo, corrió a tomar la mano de Senku, que sonrió felizmente al verla con su sonrisa tan emocionada.
—Cuídenlos bien. —Byakuya se inclinó para acariciar las cabezas de sus hijos.
—No se preocupen, solo iremos una o dos horas y todavía no anocheció. —Tsukasa asintió solemnemente.
—¡Mucha suerte! —los despidieron alegremente.
Mientras se paseaban por las calles de Tokio, Suika miró a todo con emoción, antes de caminar hacia Kohaku aún agarrando la mano de Senku y tenderle su mano también, ya que siempre la vio como otra hermana.
Ella levantó su casco para sonreírle, antes de tomar su mano e ir caminando así.
Luego de pedir dulces en un par de casas, Kohaku se fijó en una casa muy extraña a lo lejos.
—¿Conocen esa casa? Nunca la había visto antes. —Ladeó la cabeza, alzando el casco de Samus para ver mejor.
—Ah, cierto que eres nueva en Tokio. —Yuzuriha sonrió nerviosamente—. Esa es la casa del científico que antes vivía aquí... el científico que... —Miró con nerviosismo a Mirai y Suika, antes de acercarse a Kohaku para susurrar en su oído—. El científico que se quitó la vida.
—¿Qué? ¿En serio? —Palideció.
—Claro que no. —Senku rascó su oído con fastidio—. Es solo una tonta leyenda. También se dice que el fantasma del científico está ahí, puras tonterías.
—De hecho, se dice que sí alguien se atreve a entrar a su casa el fantasma experimentará con ellos. —Taiju miró con temor hacia la casa—. Se dice que unos chicos entraron una vez para ver si era cierto y nunca salieron.
Al ver la chispa encenderse en los ojos azules de Kohaku, Senku gimió hastiado.
—¿Tenían que decírselo? ¡Ahora esta leona imprudente querrá ir a esa estúpida casa!
—¡No soy una leona! —Lo miró mal de inmediato—. Además, ¿por qué te preocupa? ¡Ja! ¡No me digas que tienes miedo! —Sonrió burlonamente.
Una ceja de Senku comenzó a temblar mientras alzaba la lente de su casco para mirarla con indignación.
—Claro que esas cosas ilógicas e irreales no me asustan, solo creo que es una pérdida de tiempo.
—Entonces, hagamos un viaje rápido. —Le sonrió con malicia—. Sí es que de verdad no tienes miedo.
Muy bien, Senku era plenamente consciente de que ella solo quería provocarlo, pero eso no cambiaba que lo estaba llamando cobarde. ¡A él, que se enfrentaba a peligrosas explosiones químicas a diario!
¡La haría tragarse sus palabras!
—Sí quieres perder el tiempo, entonces está bien. —Encogió los hombros—. Podría quedarme toda la noche por mí, pero quiero que Suika se divierta.
—Solo será un rato. —Kohaku miró un poco culpable a Suika, pero ella no parecía nada molesta, más bien emocionada por la idea.
—Ya que la cosa es entre ustedes, solo vayan ustedes dos —propuso Tsukasa—. No creo que esa casa abandonada sea segura para niñas pequeñas. Las llevaré a seguir pidiendo dulces. Taiju, Yuzuriha, ustedes pueden venir con nosotros o con Senku y Kohaku, elijan.
—¡Con ustedes! —Los dos rápidamente corrieron detrás de Tsukasa, mirando con pánico la casa de madera oscura, árboles sin hojas y césped muerto.
—Ya que están, cuiden a Suika. —Senku les cedió el cuidado de la más pequeña—. Iremos solo unos minutos y nos reencontraremos al final de la otra calle. Si tardamos solo sigan yendo derecho y los encontraremos.
—Es un buen plan. —Tsukasa asintió.
Se separaron y los dos más testarudos fueron en dirección a la casa supuestamente embrujada.
—Sí no tienes miedo... —Kohaku sonrió maliciosamente—. Deberías tocar timbre y pedir dulces al fantasma. —Señaló su canasta en forma de cohete.
—Eso no tiene ningún sentido, no hay ningún fantasma. —Una vena se hinchó en su sien.
—¡Ja, dices eso porque tienes miedo!
—Bien, bien, cumpliré tu tonto reto, aunque no hay ningún fantasma. —Rodó los ojos y se acercó a la puerta, tocando el timbre sin vacilar, sin ningún temor.
Esperaron unos momentos y nada, y justo cuando Senku iba a probar a abrir la puerta... esta se abrió sola.
Kohaku gritó espantada y se abrazó a él, escondiendo el rostro en su cuello, que era lo único que su disfraz dejaba al descubierto.
Senku por un momento sintió el aliento atorársele en la garganta, hasta que vio que la persona que le abrió fue una niña disfrazada, alguien que quiso jugar a ser valiente tal como ellos. Ella pareció tan aliviada como ellos al ver que no eran ninguna clase de ente sobrenatural.
Parecía estar disfrazada de la cantante virtual Hatsune Miku pero en versión bruja, aunque su tinte del cabello no era el correcto pero sí que se parecía. Parecía de la edad de Tsukasa, o tal vez mayor.
Había una niñita pequeña detrás de ella, de una edad similar a Suika, cuatro años, que estaba disfrazada de caperucita roja pero cubierta de sangre y con ojos rojos. Honestamente le dio mala espina.
—Rayos, nos asustaron. —La mayor suspiró aliviada, antes de verse molesta—. ¡¿Pero qué rayos hacen aquí solos?! ¡¿No tienen cómo diez años?! Deberían volver con sus padres. —Les hizo una seña con la mano que claramente significaba "largo".
Ellos fruncieron el ceño.
—Ja, no necesitamos que nos cuiden, estamos con amigos pero decidimos venir a ver, eso es todo. —Kohaku cruzó los brazos, alzando la barbilla—. ¿Y qué hay de ustedes?
—Hablas como si fuéramos irresponsables pero nosotros no trajimos a una niña pequeña también. —Senku señaló a la pequeña, que solo los veía con sus grandes ojos rojos adorables pero un poco escalofriantes desde dentro de la oscura casa.
—Yo solo vine a buscar a mi primo idiota. Y la traje porque no podía dejarla sola. —Bufó—. Como sea, no deberían entrar aquí, esto se está derrumbando, es peligroso. Iba a salir para llevar a mi hermanita a casa y luego volver por los otros idiotas que me ayudan a buscar a mi primo y también se perdieron.
—Podríamos ayudarte a buscar —propuso Kohaku ya sin verse nada molesta. ¡Sí que se le pasaba rápido el enfado! Hasta se veía conmovida por la niña mayor—. ¡Tengo muy buena vista! Además, si esta casa es peligrosa no deberías dejar solos a tus amigos. No es tan grande, no debería tomar mucho tiempo.
—Nah, no te preocupes, también tengo buena vista. —Encogió los hombros—. No es cuestión de eso. Es solo que está muy oscuro y hay un sótano muy grande con muchas habitaciones. Es muy raro...
—Suena emocionante. —Senku rio sin poder evitarlo.
No negaba completamente la existencia de lo paranormal, y sí alguna vez se podía probar algo así científicamente por supuesto que quería ponerle las garras encima y experimentar con ello.
—Ustedes niñitos vuelvan con sus amigos. —Ella siguió negándoles la entrada, entrecerrando la puerta—. Aunque tienen razón en que no debería dejarlos aquí... buscaré unos minutos más...
—No creo que seas mucho mayor que nosotros —señaló Senku con sequedad—. ¿Al menos tienes una linterna? Si está tan oscuro como dices. —Siempre llevaba su bolsa con herramientas científicas, esta vez la traía en su canasta. La sacó y tomó su pequeña linterna y se la tendió cuando ella negó con la cabeza muy a regañadientes—. Pues déjanos entrar y te ayudaremos.
—No deberían entrar. —Los tres se sorprendieron cuando la niña pequeña habló, mirándolos con sus ojos rojos muy abiertos.
Senku se estremeció, pero Kohaku le sonrió con ternura desde detrás de su casco.
—¿Tienes mucho miedo, pequeña?
—No deberían entrar —repitió ella con su linda vocecita infantil, mirando nerviosamente hacia atrás.
—¿Qué pasa, Shizuku? —También poniéndose nerviosa, la niña mayor tomó la linterna de la mano de Senku y cerró la puerta de repente, casi en sus caras.
—¡Oye! —Molesto, Senku abrió la puerta inmediatamente.
Fue solo un segundo desde que la niña mayor cerró la puerta hasta que Senku la abrió, y aun así al abrirla no encontraron a nadie.
En la casa fueron recibidos solo por oscuridad y silencio, y hasta había telarañas desde un extremo del marco de la puerta al otro, grandes telarañas que antes no estaban allí, como si nadie hubiera pasado por esa puerta en un largo, largo tiempo.
Senku y Kohaku jadearon, tomándose de las manos casi inconscientemente mientras retrocedían varios pasos, sin dejar de mirar hacia el interior de la casa con incredulidad.
—S-Senku... ¿Sí estás viendo lo mismo que yo?...
—Diez billones por ciento seguro... Aunque no puedo creerlo.
—¿Esto lo puede explicar la ciencia, v-verdad? Hay una explicación ¿c-cierto?
Antes de que Senku pudiera pensar en una respuesta, la puerta de la casa se cerró de golpe con un fuerte portazo y ambos niños gritaron y salieron corriendo lejos de allí, sin soltar sus manos.
Al día siguiente, Senku descartó todo como una pesadilla, y Kohaku no le dio más importancia, pensando que tenía más sentido que fuera una tonta pesadilla.
Más de treinta años después, un día de Halloween, después de que sus hijas regresaran de pedir dulces, Senku vio con curiosidad a la mayor de ellas mientras Kohaku abrazaba a la más pequeña que no dejaba de hablar de fantasmas. Su hija mayor por alguna razón tenía en su mano una linterna idéntica a la que él perdió de niño.
Qué extraña coincidencia.
Fin.
Holaaaaa :D
Feliz Halloween! 3:D
Este fic participa en el evento de Halloween del grupo de Facebook llamado Senku & Kohaku, evento en el que me asignaron un tema al azar para hacer un fic!
El tema fue: pedir dulces!
Y se me ocurrió esta cosa rara xD
Ojala q les haya gustado nwn
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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