Cien Besos SenHaku
Beso número 1:
—¡LABORATORIO!
Ese fue el grito que despertó en Gen la idea perfecta para zafar de la situación en la que estaban.
Inventó que Senku y Kohaku eran novios para lograr engañar a Kirisame, y a Kohaku se le ocurrió tomar a Senku de la nuca y atraerlo hacia ella para besarlo... en la mejilla.
Ninguno le dio mayor importancia... y ya.
Beso número 2:
—¡Oh! —Yuzuriha se sonrojó al ver a Kohaku beber de la botella de agua de Senku después de que terminara de entrenar, mientras él permanecía indiferente allí mismo examinando unos planos preliminares que había hecho de la medusa—. ¡Kohaku-chan, eso es un beso indirecto! —exclamó en parte emocionada y en parte avergonzada.
—¿Eh? —Ladeó la cabeza, sin entender.
—Se refiere a la tonta creencia de niños de secundaria de que si bebes de la botella de alguien eso es compartir saliva y por lo tanto un "beso indirecto" —explicó Senku con indiferencia.
—E-eso significa que... —Kohaku palideció—. ¡¿Me he besado con toda la aldea y hasta mi padre y mi hermana?! —Se horrorizó y salió corriendo con las manos en la cabeza.
—¡N-no, Kohaku-chan, eso no es lo que quise decir! —Yuzuriha salió corriendo tras ella.
Senku rodó los ojos y siguió con lo suyo.
Beso número 3:
En lo que viajaban a Estados Unidos, a veces había olas grandes, tan grandes que una vez arrastraron a varios miembros de la tripulación... entre ellos Senku, que con su pescuezo flacucho y fuerza de pulga poco pudo hacer para resistir la ferocidad del mar.
Kohaku se lanzó detrás de él al instante, pero las aguas eran tan erráticas que le tomó un tiempo salvarlo, y para ese entonces él ya hasta se había desmayado.
Logró volver al barco y, como había demasiada gente corriendo frenética en la cubierta, lo metió al laboratorio y trató de despertarlo sacudiéndolo, pero él no respondió.
Recordó las cien historias y comenzó a hacer compresiones, luego le dio respiración boca a boca.
Beso número 4:
Volvió a darle respiración boca a boca.
Beso número 5:
Y una vez más le dio respiración boca a boca, y entonces él por fin tosió y ella se sintió profundamente aliviada.
La miró sorprendido y algo perturbado y ella le explicó que casi se ahoga.
Él pestañeó y pareció quedarse inmóvil por un momento, pero luego asintió y se puso de pie como si nada.
—Gracias.
Beso número 6:
En Sudamérica, Chelsea encontró algo llamado "cacao", y Francois preparó la cosa más deliciosa que Kohaku había probado en toda su vida: chocolate...
Como tenían que seguir moviéndose y no pudieron llevar mucho, Kohaku atesoró cada pequeño trocito, cada pequeña migaja.
Por eso, cuando Senku se comió el último que quedaba y Luna quiso limpiarle una mancha de chocolate de la mejilla con un pañuelo, Kohaku se adelantó y le lamió la mejilla sin ningún reparo, haciendo que Luna chillara y casi se desmayara.
—Mmm, amo el chocolate... —Se alejó sonriente y feliz de haber tenido una última probada.
Senku solo rascó su oído con el meñique y siguió caminando, ignorando las miles de preguntas de Luna respecto a su relación con Kohaku.
Beso número 7:
—Estas medusas se rompen con demasiada facilidad... —Kohaku estaba demasiado irritada, pero aun así trataba de ayudar al igual que todos en descifrar la forma de reparar las armas petrificadoras.
Tomó otra y de repente una pieza extraña se cayó.
—¡Oh, hay algo raro aquí!
—Déjame ver. —Senku se acercó a ella, inclinándose para ver la pieza, justo cuando ella se levantaba para mostrarle.
Sus bocas se chocaron... con fuerza, provocando que sus dientes se golpearan los unos contra los otros, que sus narices se torcieran y que el labio de Senku sangrara un poco.
—¡AUCH!
—¡AGH, MIERDA!
Al final, la supuesta pieza fue solo una ramita que se había metido entre los circuitos.
Beso número 8:
—Auch... —Senku chasqueó la lengua después de cortarse al intentar afilar uno de los cuchillos que siempre llevaba entre sus cosas porque siempre podía ser útil algo con lo que cortar.
Después de que Suika los reviviera a todos, había perdido muchas de sus cosas, pero su pequeño cuchillo y su pequeña hacha seguían intactos, solo necesitaban filo.
—¡Ja, quizás deberías dejarme esas cosas a mí! —Kohaku se le acercó con una sonrisa divertida.
Senku chasqueó la lengua y comenzó a desenredar las vendas de sus muñecas, pero entonces Kohaku tomó su brazo, luego su mano, lo hizo extender los dedos y de repente se llevó su dedo índice, el que tenía un pequeño corte en la punta, directo a su boca.
Él se congeló, mirándolo con la boca abierta.
—¿Qué... demonios... haces?...
—¿Qué? —Soltó su dedo y lo miró curiosa—. Mi mamá hacía esto por mí cuando era pequeña. Me hacía sentir mejor. —Volvió a llevarse el dedo a la boca.
Senku sintió una ceja temblar con irritación y rápidamente apartó la mano.
—No está mal para una sociedad primitiva, pero yo tengo medicinas, así que no hace falta. —Sin más se alejó, a lo que Kohaku encogió los hombros y volvió a lo suyo.
Beso número 9:
Estaban en el espacio exterior... Kohaku aún no podía creerlo.
Tenían oxigeno limitado, así que no podía estar despetrificada mucho tiempo, pero valoraba el tiempo que la dejaban observar el firmamento.
En un momento, se quedó sola con Senku, comiendo más del ramen espacial mientras miraban las estrellas, hasta que un trocito de su comida salió flotando, cosa que hizo que ambos rieran con diversión.
—Si no lo quieres, solo debías dármelo, leona. —Senku se impulso de la pared y flotó atrás para acercarse y robarse el bocado.
—¡Ja, no soy una leona, y claro que lo quiero! —Dio un brinco para llegar antes que él.
Sin embargo, acabaron llegando al mismo tiempo al bocadillo, por lo que sus frentes chocaron y el bocadillo se escapó entre el pequeño espacio entre sus bocas.
Ellos se olvidaron por completo del bocadillo, mirándose sorprendidos, hasta que Kohaku quiso alejarse impulsando sus brazos hacia atrás, pero como estaban en medio de la nave, sin nada con lo que impulsarse, acabó haciéndose para adelante, y sus labios chocaron con los de Senku.
Fue solo un segundo, ambos se apartaron de inmediato, y entonces Senku, que sí llegaba a tocar el techo, se impulsó hacia abajo y volvió a comer como si nada.
Ella tuvo que agitar los brazos como pájaro un buen rato para llegar al techo y entonces impulsarse de nuevo al piso.
Fue a cazar el bocadillo de comida y luego volvió a terminarse su ramen.
Miró a Senku con intriga, pero él no dijo nada, así que ella tampoco.
Beso número 10:
Estaban perdidos en el medio del océano, y Senku estaba dormido a poquísimos centímetros de distancia de Kohaku, sobre un par de palmeras que habían encontrado gracias a su buena visión y con las que habían armado una pequeña balsa.
Ella todavía recordaba ese beso en el espacio exterior... y recordaba haber lamentado el no haber podido sentirlo mejor...
Se acercó más a él y sintió el impulso de besarlo en los labios, pero por una vez contuvo su impulso y, en su lugar, lo besó en la mejilla una vez más, largamente, tomándose su tiempo... luego le dio la espalda y luchó por dormirse.
Beso número 11:
Senku abrió un ojo apenas supo que ella se había quedado dormida.
—Tsk... leona aprovechada. —Se inclinó sobre ella y también besó su mejilla, apenas con un ligero toque, por un misero milisegundo... solo para devolverle el favor, por supuesto.
"Estamos a mano".
Beso número 12:
Apenas habían regresado a Japón luego de estar varados y Senku estaba trabajando como loco en sus planos de la máquina del tiempo junto con el equipo científico, mientras que Kohaku estaba dedicada a su nuevo trabajo como policía, sin embargo, a veces se reunía con Senku para llevarle ramen espacial y que él le mostrara esas nuevas películas que iban saliendo.
Mayormente Senku elegía películas recreadas del siglo XXI o XX, y todas eran muy buenas y entretenidas en opinión de Kohaku, pero una vez él eligió una bastante larga que a la mitad se le empezó a hacer aburrida, y estaba tan cansada por su largo día de trabajo que acabó quedándose dormida.
Senku la sintió caer sobre su hombro y se estremeció al sentir sus labios rozar directamente contra su cuello.
Suspiró y la apartó suavemente, para luego hacer uso de todas sus escazas fuerzas y llevarla a su habitación, dejándola acostada en su cama.
Él se fue al laboratorio, donde siguió trabajando, pensando que una noche sin dormir no lo mataría.
Además... necesitaba la distracción del trabajo.
Beso número 13:
Gen y Ryusui seguían organizando sus fiestas locas en cada oportunidad que tenían, y claro que Senku casi nunca iba, o iba solo por poco tiempo.
Ese día en particular, no fue a la estúpida fiesta, pero Kohaku sí, y llegó muy borracha pateando la puerta del laboratorio de Senku en medio de la madrugada.
Él volteó a verla con incredulidad.
—Mozu casi me besa —dijo de pronto.
Senku abrió mucho los ojos, antes de reír por lo bajo.
—Supongo que debiste golpearlo muy fuerte. ¿Sigue vivo? —Rascó su oído con el meñique.
—¡Ja, por poco! —Rio, una risa borracha e inestable, mientras se tambaleaba hacia él.
Casi se cae, por lo que Senku la tomó de la cintura, a lo que ella rápidamente envolvió los brazos alrededor de su nuca.
—Yo no lo quiero a él... —susurro con voz lenta—. Yo te quiero a ti...
Senku la miró en silencio, antes de alzar una ceja y sonreír divertido.
—Tan directa como siempre, ¿eh?
—Yo solo te quiero besar a ti... —Acercó más su rostro al suyo, antes de quedarse inmóvil.
Senku no se movió.
Kohaku colocó una mano en su mejilla y, acto seguido, lo besó.
Presionó sus labios contra los suyos, con firmeza y decisión, antes de que un repentino estremecimiento la obligara a apartarse de él y, acto seguido, vomitar en sus zapatos.
Beso número 14:
—Llevas una semana evitándome, es ridículo —dijo Senku apenas ella le abrió la puerta.
—Te vomite encima —señaló con sequedad, cruzando los brazos—. Y te besé.
—Veo que tienes tus prioridades diez billones por ciento bien ordenadas. —Chasqueó la lengua, rascando su oído con el meñique—. El vomito se limpia, y un beso es solo un beso.
—Sí, pero... —Él se acercó más de repente, tomó su rostro entre sus manos y la besó.
Y no fue una simple presión de labios, la hizo sentir miles de sensaciones nuevas, estremeció todo su cuerpo, casi la hace saltar sobre él, pero Senku se apartó antes de que pudiera hacerlo.
—¿Ves? Solo un beso. —Sonrió despreocupadamente—. Ya, ven conmigo, necesito tu ayuda con algo en el laboratorio.
Ella pestañeó lentamente, antes de sonreír suavemente y seguirlo.
Beso número 15:
—Si es solo un beso... —Esa misma tarde, al quedarse solos en el laboratorio, Kohaku decidió hablar el tema de frente—. ¿Puedo besarte otra vez?
Él la miró con cansancio.
—No tengo tiempo para estas tonterías ilógicas.
—¿Y si... tardo solo... cinco segundos?
Senku la miró con aún más incredulidad.
—Bien, pero... —Ella ni lo dejó terminar y se lanzó a besarlo.
Intentó contar los segundos, pero se sentía tan bien... sus pensamientos se difuminaban, no podía pensar bien.
Sin embargo, cuando sintió que tardó demasiado, se apartó con una sonrisa nerviosa y complacida.
Senku rio entre dientes.
—Esos fueron más de cinco segundos.
—¡Ja, lo siento!
Beso número 16:
Al día siguiente, después de su trabajo, Kohaku se quedó ayudando en el laboratorio hasta tarde, hasta que todo el mundo menos Senku se fue.
Al ver su mirada fija apenas se quedaron solos, él se frotó las sienes.
—Sigo sin tener tiempo para esto.
—¡Solo cinco segundos! Esta vez prometo contar...
Senku sabía muy bien que no iba a cumplir, pero cedió de todos modos.
Fueron veintidós segundos, luego ella se fue.
Beso número 17:
Al día siguiente, fueron treinta y cuatro segundos.
Beso número 18:
Al día siguiente, fueron cuarenta y tres segundos... ¿o acaso fueron cincuenta y cinco?
Honestamente, su propia mente estaba comenzando a nublarse mientras más hacían esto.
Que molesto.
Beso número 19:
El beso de ese día fue de más de un minuto, y ella empezó a meter las manos por debajo de su bata, acariciando su torso y su espalda por encima de la delgada tela de su camisa.
Senku se apartó jadeando y le dio la espalda, llevándose una mano al rostro.
—Estaré muy ocupado mañana, no vengas —dijo con dureza, antes de que pudiera arrepentirse.
—Oh... está bien. —Sonó algo decepcionada, pero comprensiva, luego, como cada día, se fue sin decir nada, muy tranquila, mientras que él era un completo desastre.
En serio, que molesto.
Beso número 20:
A los pocos días, Senku anunció que se iría a Estados Unidos a trabajar con Xeno, y Kohaku fue a despedirlo al aeropuerto.
Como Suika también estaba allí, Kohaku resistió el impulso de besarlo en los labios y lo besó en la mejilla.
Beso número 21:
Senku regresó a Japón un mes después y se sorprendió cuando Kohaku a los pocos días volvió a su rutina de ir a ayudar al laboratorio después de su trabajo.
Mientras el laboratorio se vaciaba, Senku sintió su pulso acelerarse.
Al final se quedaron solos y ella se le acercó.
Él sentía sus latidos retumbando con fuerza en sus oídos.
—Solo cinco segundos...
—Bien, acabemos con esto.
Esta vez, el beso en serio duró cinco segundos.
Senku la observó con confusión mientras ella se iba tan tranquila como siempre.
Beso número 22:
Ella volvió solo a la semana siguiente.
El beso volvió a durar cinco segundos.
Beso número 23:
Una vez más, tardó otra semana en volver.
El beso duró seis segundos, porque Senku se inclinó hacia adelante mientras ella se apartaba, pero no pudo prolongarlo más.
Cruzó los brazos con molestia mientras la veía irse.
Beso número 24:
Esta vez, ella tardó dos semanas en regresar.
De nuevo solo lo besó cinco segundos.
Beso número 25:
Cuanto tardó otras dos semanas y solo lo besó por otros cinco segundos, Senku tomó su muñeca antes de que pudiera irse.
Beso número 26:
La besó y aprovechó su sorpresa para envolver sus brazos a su alrededor.
Beso número 27:
Volvió a besarla, con más ganas.
Beso número 28:
Después de apartarse para tomar aire, ella volvió a besarlo.
Rodeó su nuca y se apretó contra su cuerpo.
Él comenzó a sentir su mente nublarse, por lo que se apartó, jadeando.
—Senku... —Ella lo miró sorprendida, antes de sonreírle con diversión—. Esos fueron más de cinco segundos.
Él rio entre dientes en medio de sus jadeos.
—Bien, de ahora en adelante pueden ser diez. —Diez billones de segundos.
Beso número 29:
Al día siguiente, ella regresó y esta vez fue él el primero en lanzarse una vez se quedaron solos.
El beso duró veintisiete segundos.
Beso número 30:
Volvieron a besarse apenas romper el beso anterior.
Esta vez duró treinta y tres segundos.
Beso número 31:
Se besaron una vez más, y después de los cuarenta segundos Senku perdió la cuenta, absorto en la sensación que le provocaban sus labios y sus manos explorando su torso.
Beso número 32:
Rompieron el beso y ella se lanzó a besar su cuello.
Beso número 33:
Volvió a besar su cuello, mordiéndolo un poco.
Beso número 34:
Cuando lo hizo otra vez, Senku la apartó.
—S-suficiente. —Miró ansiosamente a la puerta, sabiendo que siempre había gente a las afueras de su oficina, aunque no muchos tenían acceso, pero igual le preocupaba a dónde podría ir esto.
—¡Ja, lo siento! Ya no te distraeré de tu trabajo. —Ella se vio muy complacida consigo misma mientras le daba la espalda y se dirigía a la salida.
Senku no le quitó los ojos de encima hasta que cerró la puerta.
Beso número 35:
Hubo problemas por unos criminales que robaron materiales del laboratorio y crearon sus propias pistolas. Intentaron tomar el edificio improvisado del gobierno, pero por suerte los policías lograron detenerlos bastante rápido.
Hirieron a Ukyo, a Magma, a otro trabajador del gobierno y a otros dos policías, y a Kohaku.
A ella la hirieron especialmente mal, por ponerse delante de Ukyo que era el objetivo de los criminales.
Senku fue a curarla con Whyman, y ella lo abrazó delante de todo el mundo.
Pudo ver en su rostro lo mucho que quería besarlo, pero había mucha gente delante, así que solo enterró el rostro en su cuello y allí le dio un discreto y pequeño beso que lo hizo estremecerse levemente.
Vio en el rostro sonrojado de Ukyo que él se había dado cuenta, pero por suerte nadie más pareció notarlo.
Beso número 36:
Cuando ella fue a verlo esa noche, el beso fue más suave, pero no por eso más corto, aunque de todos modos Senku no pudo concentrarse en contar los segundos, ni le importó.
Sin embargo, ella quedó con sus brazos alrededor de su nuca y él siguió sosteniendo su cintura por varios minutos.
No se soltaron en un largo, largo rato.
Beso número 37:
Al día siguiente, ella le dijo que estaba muy ocupada con esos criminales revoltosos, pero pasó a dejarle un beso que, para su desgracia, solo duró diez segundos.
Beso número 38:
Kohaku tardó un par de días en regresar. Cuando lo hizo, unieron sus bocas casi con desesperación.
Sus manos se descontrolaron bastante rápido, en especial las de ella, que le estaban impidiendo demasiado el pensar correctamente.
Beso número 39:
Volvieron a besarse, sus lenguas se sumaron a la ecuación.
Beso número 40:
Y una vez más, largamente, deliciosamente.
Beso número 41:
Esta vez, fue Senku el que bajó a besar el cuello femenino, arrancándole un suspiro tembloroso a Kohaku.
Beso número 42:
Repartió otro beso allí.
Beso número 43:
Y otro.
Beso número 44:
Y otro.
Beso número 45:
Y otro...
Ella estaba suspirando demasiado, y lo estaba volviendo loco.
Se apartó y estuvo a punto de volver a besar sus labios, pero entonces la puerta se abrió y los dos se separaron de golpe.
—¡Senku, al fin termine ese calculo que me pediste! ¡No pude esperar hasta mañana, tienes que verlo! —Chrome llegó frenético de emoción, sin prestar ninguna atención al ambiente tenso entre Senku y Kohaku.
Gracias al cielo que los descubrió ese idiota y no una persona más avispada.
Kohaku se fue rápidamente.
Beso número 46:
Al día siguiente Kohaku volvió, pero Senku estaba demasiado ocupado y solo con una mirada le expresó eso y ella simplemente sonrió y se fue luego de ayudar un rato.
Pasaron dos semanas hasta que pudo tener el laboratorio solo, pero Kohaku no sabía eso, así que no fue, tal como los últimos días que tampoco había ido por todo el movimiento en el laboratorio, donde tampoco podía ayudar ya que era más que nada cálculos en papel.
Senku le mandó un mensaje (aprovechando que hace poco comenzaron a circular nuevamente los smartphones), pero ya era tarde, así que Kohaku obviamente dormida no le contestó.
Se quedó bastante frustrado, así que a la mañana siguiente, mientras iba de camino al laboratorio, hizo una parada en casa de Kohaku, viéndola salir justo en ese momento para dirigirse a la comisaria.
Ella pareció sorprendida y muy feliz de verlo salir de su auto.
—¡Sen...!... —Él la interrumpió besándola profundamente.
Se separaron al escuchar un ruidoso jadeo, volteando a ver a una señora mayor de la aldea, que simplemente chasqueó la lengua y negó con la cabeza.
—Estos jóvenes de ahora... —Por suerte, ella no era de las chismosas, así que los dos solo pudieron reírse con nerviosismo y apartarse.
—¡Ja! ¿Qué no podías esperar hasta la noche? —Lo miró con una sonrisa de suficiencia—. Ya había visto tu mensaje.
—Considéralo un adelanto. —Sonrió descaradamente y volvió a su auto.
Beso número 47:
En la noche, ella lo empujó contra una pared y lo besó con ferocidad.
Senku ya no se molestaba en contar, pero ella tampoco se molestaba en decir que serían solo cinco segundos.
Beso número 48:
Se besaron otra vez, y solo con eso Senku ya sentía su mente abrumada, pero no quería apartarla.
Beso número 49:
Cuando se besaron una vez más, sin embargo, Senku fue capaz de pensar, pensar en todo el calor que envolvía su cuerpo, y en la cajita que había comprado varias semanas atrás.
Beso número 50:
Cuando ella lo besó con toda esa pasión y anhelo una vez más, él la apartó jadeando, mirándola fijamente.
—Oye... ¿No sería mejor... ir a mi casa para... continuar?
Ella lo miró sorprendida.
—¿Quieres tener bebés?
—¡¿Qué?! —Eso mató la pasión de inmediato y se apartó de ella casi horrorizado, pero luego recordó su mentalidad primitiva—. Eh, no, no quiero hijos, quizás en unos diez billones de años, pero podemos tener relaciones sin ese riesgo. Existen los condones, son...
—¿No quieres hijos? —Ella interrumpió su intento de explicarle, con los ojos muy abiertos.
Él hizo una mueca, entrecerrando los ojos.
—¿Tú sí?
—Sí... A-algún día... —Se abrazó a sí misma—. Aunque... supongo que tú estás muy ocupado para pensar en eso ahora mismo...
—Sí, lo estoy —dijo eso con más dureza de la que pretendía, por lo que luego suspiro y se frotó las sienes—. Mira, hay cosas de la sexualidad moderna que necesitas aprender, habla con Yuzuriha o Minami o cualquier mujer moderna, seguro que te lo explicará mejor que yo. —Le dio la espalda y decidió volver a ponerse a trabajar.
Ella se fue sin decir nada, aunque esta vez no se veía tan tranquila.
Beso número 51:
Kohaku no regresó en más de dos meses, y Senku tampoco la buscó.
Sin embargo, cuando ella regresó, lo hizo en medio de la madrugada, pateando la puerta de su laboratorio, muy borracha.
—Ah, déjà vu. —Rascó su oído con resignación.
No se sorprendió cuando ella se arrojó sobre él haciéndolo tambalearse y caer al piso, tampoco se sorprendió al verla a gatas encima suyo, ni mucho menos cuando lo besó con fiereza y pasión.
Honestamente, había extrañado esto.
El sabor a sake en sus labios era notable, pero no le importó.
Beso número 52:
Cuando ella se apartó, él la jaló para besarla otra vez, pero el beso solo duro un breve instante antes de que ella se apartara otra vez.
—Cuando termines la máquina del tiempo... ¿pensarías en tener hijos? —preguntó con voz lenta y poco lucida.
Él tomó aire antes de soltar un largo suspiro.
—Tal vez...
Ella sonrió, viéndose como si eso le fuera suficiente.
Beso número 53:
Volvió a besarlo y él sintió algo diferente en el beso, más cariño, más ternura...
Beso número 54:
Se besaron una vez más y el beso se intensificó a los pocos segundos.
Él llevó las manos a su cintura, mientras que ella llevó una mano a acariciar su mejilla, con la otra todavía sosteniendo su peso para no aplastarlo.
Beso número 55:
Ella profundizó el beso todavía más y él sintió una señal de alarma en el fondo de su mente.
Kohaku estaba demasiado borracha... tenía que pararla antes de que su mente terminara de nublarse e hicieran algo que luego iban a lamentar.
Beso número 56:
Ella se apartó de su boca y se lanzó a besar su cuello, haciéndolo estremecerse.
Beso número 57:
Otro beso allí y él gruñó un poco, pero luego se obligó a concentrarse y apartarla.
Sin embargo, de pronto se dio cuenta de que ella se quedó totalmente inmóvil.
—Eh... ¿Leona?
Cuando se dio cuenta de que se había quedado dormida sobre él, estrelló la palma de su mano contra su frente.
Envolvió sus brazos con un mejor agarre sobre ella y se sentó, moviéndola para que su cabeza no se fuera para atrás y más bien descansara sobre su hombro.
Ella se abrazó a él aún dormida y Senku tragó saliva, encontrando un poco repugnante la sensación de calidez que lo estaba embargando.
Esto era diez billones por ciento demasiado molesto.
Beso número 58:
Decidió subirla a su auto y llevarla a su casa después de varios intentos inútiles por despertarla.
Cargarla en sus brazos era difícil, pero no imposible, logró llevarla a su cama, la cubrió con las sábanas y entonces se le quedó mirando como un maldito rarito.
Pero demonios... se veía tan... tranquila...
Ni siquiera era la primera vez que la veía dormida, pero ahora por alguna razón se quedó prendado como un idiota.
Se llevó una mano a la frente, luchando contra sí mismo y sus malditos impulsos, antes de volver a mirarla... y entonces se rindió.
Se inclinó sobre ella y le besó la frente... para luego apartarse y largarse casi corriendo de su casa.
A veces no se reconocía a sí mismo... Cielo santo, qué asco se daba.
Beso número 59:
Se sorprendió de que Kohaku no fuera al día siguiente... ni al siguiente, ni al siguiente, ni esa semana ni la otra...
La vio en el restaurante de Francois casi un mes después mientras cenaban juntos por invitación de Ryusui luego de que trajeran otro ingrediente raro de América.
Ella se veía tan alegre como siempre junto a su familia, pero Senku notó algo de tensión en su mirada cuando lo vio allí.
Luego de la cena, se le acercó sin reparo alguno y le pidió hablar a solas.
Salieron del restaurante y ella lo miró expectante, pero él no tenía idea de qué decirle.
Maldición, ¿por qué tenía que ser tan malo con estas cosas?
—No has regresado al laboratorio. —Eso fue lo primero que le salió decir.
Ella se abrazó a sí misma, apartando la mirada.
—Recuerdo que la última vez fui cuando bebí demasiado, pero... no recuerdo bien qué fue lo que te dije esa noche...
Senku alzó una ceja.
¿Se había olvidado de todo? O al menos de una buena parte.
—Me preguntaste si al terminar la máquina del tiempo pensaría en tener mocosos. —Rascó su oído con fingida indiferencia.
—Oh... ¡Ja, siento eso! En verdad no debí beber tanto... —Le dio la espalda, pero él tomó su hombro y la hizo voltear.
—Y yo te dije... —Tomó aire—. Te dije que tal vez...
Ella sonrió como si ya se hubiera esperado esa respuesta.
—¡Ja, imaginaba que dirías algo así! Como era de esperarse de Senku-sensei... Entonces, ya sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites.
Él frunció el ceño.
—Enton... —Ella no lo dejó hablar, lo cortó con un breve beso que fue muy eficiente en cerrarle la boca.
—Entonces, puedes contar conmigo. —Le sonrió traviesamente, antes de volver adentro.
Beso número 60:
Como Kohaku no estaba regresando, Senku se concentró al diez billones por ciento en su trabajo, trabajando como loco y haciendo que los demás también trabajaran como locos, con el objetivo de terminar los planos para la máquina del tiempo.
No tenía tiempo ni para respirar sin pensar en la máquina, pero incluso así, a veces pensaba en ella... Sin embargo, pensar en ella solo lo motivaba más a dedicarle todo su esfuerzo a su proyecto.
Tenía el presentimiento de que ella no iba a volver hasta que por lo menos avanzara más en esto, así que esa era una motivación extra.
Sin embargo, una madrugada, ella lo sorprendió con su visita... y lo sorprendió más cuando notó que estaba sobria.
La miró con una ceja en alto, pero siguió trabajando, mentalmente preguntándose si acaso había pasado algo.
—Un compañero de la policía me invitó a salir —dijo de golpe.
Él detuvo su trabajo por un momento, antes de retomarlo.
—¿Y aceptaste? —preguntó sin apartar la mirada de sus cálculos.
—Sí. —Él volteó a verla de inmediato.
Kohaku tenía una mirada pensativa, y estaba mirando al techo.
—Minami dice que tú nunca querrías casarte, que debo buscar a alguien que no vea al amor como una simple molestia. Me dijo que debía intentarlo.
Él tensó la mandíbula.
—¿Y bien? ¿Cuál fue el resultado de tu "intento"? —Se llevó las manos a la cintura, acercándose más a ella.
—Él me llevó a un restaurante, fue bastante agradable, pero al salir me colocó la mano en la espalda y la bajó hasta mi trasero. —Su ceja tembló con molestia—. Le rompí el brazo y dijo que me va a demandar...
Senku intentó y fracasó en contener una risa.
—Le diré a Ukyo que te consiga unos abogados. —La miró con una sonrisa divertida.
—¡Ja, la gente del restaurante le gritó mucho, y me dijeron que no tendría las agallas de hacerlo! La verdad no me preocupa. —Se sentó en un escritorio, cruzando una pierna.
—Hmm... —Senku se acercó más a ella, llevando las manos a su cintura, sonriendo complacido cuando ella no pareció disgustada ni a punto de rechazarlo—. Y si yo hiciera lo mismo ahora... ¿me romperías el brazo también?
—¡Ja, seguro acabaría matándote si te hiciera eso! —Sonrió maliciosamente, pero luego lo miró profundamente a los ojos—. Pero no te haría eso...
—¿Incluso si lo hago ahora? —Se acercó más a ella.
—En especial si lo haces ahora... si no lo haces, puede que si quiera romperte algo. —Lo desafió con la mirada.
Senku rio entre dientes, antes de besarla.
Beso número 61:
Se separaron después de largo rato y volvieron a besarse al instante.
Beso número 62:
Senku pasó las manos por sus caderas y bajó hasta sus muslos, acariciándolos con parsimonia, tomándose su tiempo hasta que llegó a sus glúteos, y entonces la jaló para pegar su cuerpo por completo al suyo.
Se miraron fijamente a los ojos una vez más, antes de volver a besarse.
Beso número 63:
Senku bajó a besar su cuello.
Beso número 64:
La besó allí otra vez, de forma más caliente y húmeda.
Beso número 65:
Y lo hizo otra vez...
Beso número 66:
Y otra vez...
Beso número 67:
Y otra vez, haciéndola gemir.
Beso número 68:
Ella lo apartó de su cuello y volvió a besarlo en la boca, con fuerza y fiereza que lo hicieron perder toda lógica y caer a sus instintos más bajos.
Beso número 69:
Volvió a besarla mientras aventuraba una de sus manos a sus piernas, al interior de sus muslos, subiendo por debajo de su vestido.
La sintió tensarse, pero también la sintió aumentar la intensidad del beso, por lo que continuó con sus perversas intenciones.
Sin embargo, en ese momento el celular de Kohaku sonó.
Los dos rompieron el beso y miraron al bolso femenino con desagrado.
Beso número 70:
—¿Quién diablos te llama a esta hora? —preguntó frustrado mientras alejaba sus manos de ella en lo que revisaba su celular.
—Ja, es Ruri-nee, debo contestarle.
Se cruzó de brazos y la miró con una mueca mientras la escuchaba hablar.
Aparentemente, el idiota con el que salió había ido junto con unos abogados a hacerle un escandalo a su casa con su padre allí, y ahora todos estaban muy nerviosos o algo así.
—Debo irme a resolver esto —dijo ella con un suspiro luego de colgar.
—Llamaré a Ukyo para que vaya y te dé una mano —masculló él con resignación.
—Gracias. —Lo miró con una sonrisa suave, antes de acercarse a él y darle un breve beso que lo hizo sentirse mucho mejor.
Beso número 71:
Ese asunto se resolvió bastante rápido, pero mantuvo a Kohaku ocupada por varios días.
Al final lograron desestimar la causa y además multar al idiota por acoso, y se ganó el odio público por molestar a una de las heroínas más importantes de la humanidad, por lo que también lo despidieron de la policía por disputas con los ciudadanos.
—Je, adoro los finales felices —dijo Senku al enterarse.
Sin embargo, para él no siguieron muchas cosas felices, porque avanzaron en otro punto importante de los planos de la máquina del tiempo y otra vez se puso a trabajar como loco, sin tener tiempo para nada más.
Para colmo, Luna regresó a Japón para hacer algunas practicas de medicina allí, y comenzó a pulular por el laboratorio intentando invitarlo a salir, a pesar de que Senku le dijo muchas veces que no tenía tiempo.
Un día Kohaku fue llamada por Suika para ayudar con algo y se sorprendió de ver a Luna con Senku, pero no demasiado, ella rápidamente siguió en lo suyo, que era ayudar en el proyecto de Suika.
Sin embargo, en un momento Luna le llevó el almuerzo a Senku y quiso dárselo en la boca.
Como Senku tenía las manos ocupadas en ese momento y en serio tenía hambre, no vio problema en aceptar que ella le diera de comer así.
Solo vio un problema cuando todos empezaron a murmurar, y vio que estaban murmurando especialmente cerca de Kohaku, que de repente se veía tensa.
Chasqueó la lengua y decidió terminar el resto de su almuerzo solo.
Al día siguiente, decidió darse una hora libre para almorzar y condujo al trabajo de Kohaku, donde la interceptó antes de que pudiera irse a almorzar con Kirisame y Homura.
—Vamos, almorcemos —le dijo mientras rascaba su oído.
Aunque confundida, ella aceptó.
Senku compró ramen instantáneo y se quedaron dentro del auto a comer.
No dijeron nada, hasta que de pronto Senku tomó un pedazo de carne y se lo acercó a la boca.
—Come —dijo con indiferencia.
Ella lo miró como si hubiera perdido la cabeza.
—¿Estás... enfermo...? Tienes la cara roja. —Quiso ponerle una mano en la frente, pero él se apartó.
—Solo come, leona.
—¡No soy una leona! —le gritó, antes de suspirar y tomar el bocadillo—. Hmm, está bueno. Toma. —Decidió darle algo de su propia comida.
Él lo aceptó gustoso, sin quitarle la vista de encima.
Por alguna razón, ella también comenzó a sentir la cara roja.
No dijeron mucho, siguieron comiendo y de vez en cuando compartieron bocadillos de sus propias raciones.
Al terminar, él la devolvió a su trabajo y ella le sonrió divertida, intuyendo el motivo detrás de esto.
—No me moleste por Luna, ya sabes.
—Tsk, no sé de qué hablas.
Ella rio y se inclinó para besarlo brevemente en los labios, luego salió del auto y volvió a trabajar.
Beso número 72:
El resto del mes, Senku siguió demasiado ocupado, estaban muy cerca de terminar los planos de la máquina del tiempo... además, también tenían muchos proyectos de robótica y muchas otras cosas.
Kohaku sabía que estaba ocupado, así que ella misma estaba concentrada en sus cosas, principalmente el entrenamiento de los reclutas y el mantener el orden en las calles.
Como estaban reviviendo a tanta gente en Tokio, habían algunos problemas, pero gracias a ella y sus compañeros los disturbios se mantenían al mínimo.
También tenían el problema de mantener a las bestias salvajes lejos, después de todo había osos y leones en los bosques, aunque se mantenían lejos por el ruido y lo extraña que era la civilización científica, pero a veces algunos aventurados se acercaba de más.
Un día, una manada decidió aventurarse cerca de un grupo de niños, y Kohaku claro que se lanzó a enfrentarlos.
Ya sabía usar un arma a la perfección, pero su puntería no estaba tan pulida, y eso le costó llevarse unos buenos arañazos antes de que pudiera terminar de espantar a los leones.
Y de nuevo tuvieron que llevarla a que Senku la curara con Whyman.
Rio nerviosamente mientras él la miraba con reproche.
—Si no te hubieras lanzado tan impulsivamente, no te habrían lastimado tanto —la regañó luego de despetrificarla.
—¡Ja, no iba a arriesgarme a que lastimaran a alguno de esos niños!
—No, supongo que no... —Suspiró largamente y luego, al ver que los enfermeros que la trajeron ya se habían ido, se inclinó hacia ella y la besó suave pero largamente, sorprendiéndola.
Beso número 73:
—Solo... intenta no volver aquí cubierta de sangre, ¿podrías? —Aunque su tono era seco y sarcástico, ella notó genuina preocupación en su tono.
Sintió el impulso de besarlo, y por supuesto que no dudó en hacerlo, dejando que una vez más se sumieran en un intenso y largo beso.
Beso número 74:
A las pocas semanas, Senku se enteró que Kohaku tuvo otra cita, esta vez una cita doble con Minami (que aparentemente estaba intentando superar a Tsukasa, deprimida por sus constantes viajes alrededor del mundo), y la noticia lo hizo sentir una mezcla de sensaciones raras e ilógicas que no lo dejaron concentrarse en su trabajo.
Como era ridículo perder tiempo con estas tonterías, por la noche fue a verla a su casa.
Ella le abrió la puerta, pero no lo dejó pasar.
—¿Senku? ¿Pasa algo? Tengo visitas...
—¿Quién? —preguntó sin siquiera pensarlo, queriendo asomar la cabeza al interior.
—Mis amigas, ¿quién más? —Lo miró ceñuda, saliendo fuera y cerrando la puerta—. ¿Por qué pareces molesto?
—Supe que saliste con alguien...
—Sí, ¿y qué con eso? No somos novios ¿o sí?
—No.
—¿Y entonces? —Su mirada era desafiante, pero también divertida, ella casi parecía disfrutar de verlo tan descolocado.
Y él decidió borrarle esa expresión con un beso profundo y apasionado.
Beso número 75:
Y la besó otra vez.
Beso número 76:
Y otra vez.
La besó largamente, hasta que se sintió complacido de sentir en sus besos la misma conexión que siempre tuvieron, en sentir que nada había cambiado, por lo que se apartó triunfante.
Sin embargo, ella solo se rio como sí él siguiera divirtiéndola mucho.
—Solo fue una cita por el bien de Minami, ella me insistió mucho. Comimos helado, vimos el nuevo centro comercial y ya. Ella no dejó de querer a Tsukasa por eso... ni yo te deje de querer a ti. —Le dio la espalda con una sonrisa traviesa—. Si vas a reaccionar así, quizás debería salir con otros chicos más seguido.
Él gruñó descontento y ella volvió a reírse antes de regresar a su casa.
Beso número 77:
Lograron terminar los planos de la máquina del tiempo y, de un día a otro, Chrome y Ruri decidieron casarse.
En la boda, Chelsea sacó el tema de la vida amorosa de Senku, preguntándole a quién elegiría entre Kohaku y Luna, y claro que Senku antes que nada ratificó que no pensaba elegir a una como si fueran objetos.
Kohaku intervino dando su opinión siempre demasiado sincera y directa:
—¡Ja! ¿Estás diciendo que si yo te elijo, podríamos comprometernos? —Sus ojos estaban llenos de promesas que él ya bien conocía—. Estoy dispuesta a ello si gustas.
Él rio entre dientes, sin dejar de comer.
—Ya debes saber que no tengo tiempo para eso —dijo simplemente, pero sus ojos no se apartaron de ella ni por un segundo.
Apenas todos se distrajeron, Kohaku lo arrastró a un rincón oscuro de la capilla y comenzó a devorar sus labios.
Beso número 78:
Y continuaron.
Beso número 79:
Y continuaron...
Beso número 80:
Y... continuaron...
Beso número 81:
Y continuaron hasta que escucharon una conmoción que los hizo volver a la boda, viendo que Chrome se fue casi corriendo al laboratorio.
Ellos lo siguieron, curiosos, y Chrome propuso la loca idea de recibir un mensaje del futuro.
Todo el mundo siguió su idea, emocionados, y al poco tiempo montaron todo un equipo en el monte Fuji, y... para su enorme sorpresa, ¡en verdad recibieron un mensaje!
Senku se emocionó demasiado, al igual que todos, y se pusieron a trabajar como locos en la máquina del tiempo, todo el mundo unido.
Beso número 82:
Ya casi no había tiempo libre para los principales trabajadores, y especialmente para Senku, pero el ambiente era alegre y esperanzador, todos estaban emocionados por la máquina del tiempo.
El primer paso era la base lunar, y Kohaku volvió a ser entrenada como astronauta para hacer trabajo pesado de construcción en la base lunar, por lo que muchas veces estaba en el mismo edificio que Senku.
Un día ella se quedó entrenando hasta tarde y Senku fue a verla, justo cuando ella estaba saliendo de nadar.
Salió de la piscina con la ropa pegada al cuerpo, y notó su mirada recorrerla de arriba abajo.
Sonrió mientras se acercaba a él a paso lento, pasándose una toalla por los hombros.
—Creí que no tenías tiempo. —Pegó su pecho al suyo—. ¿O vienes a enseñarme algo de ciencia?
—Podría enseñarte muchas cosas —Rio suavemente, pegando su frente a la suya—, pero vine a invitarte a comer ramen, estarás unas semanas en la luna así que...
—Oh... ¿me extrañaras? —Arqueó las cejas con una pequeña sonrisa.
—Cállate. —La besó para efectivamente callarle la boca.
Beso número 83:
Fueron a comer juntos después de que ella se cambiara, charlando de todo un poco.
—Entonces, ¿en serio no vas a ir? —preguntó ella con voz suave.
—No, no esta vez, necesito encargarme de la parte técnica y teórica, pero quizás en próximas misiones, cuando ya tengamos por lo menos un sitio de trabajo allí.
—¡Ja, pues yo daré mi mejor esfuerzo en la Base! ¡Verás que construiremos la ciudad muy pronto! —Apretó los puños con emoción.
—Sí, sí... lo sé. —Tuvo el impulso de besarla y así lo hizo.
Beso número 84:
Sabían que pronto pasarían un largo tiempo sin verse, así que apenas rompieron el beso de inmediato volvieron a besarse, con todavía más ganas.
Beso número 85:
Él bajó a besarle el cuello y ella suspiró largamente.
Beso número 86:
Senku bajó todavía más, besando la piel expuesta de su escote.
Beso número 87:
Repartió otro beso sobre su piel.
Beso número 88:
Y otro.
Beso número 89:
Y otro...
Beso número 90:
Cuando quiso bajar la tira de su vestido, ella lo tomó de las mejillas y lo jaló para besarlo en los labios nuevamente.
Beso número 91:
—Kohaku... —Él rompió el beso, pero ella volvió a besarlo una vez más, mordiendo su labio y todo, hasta que él volvió a apartarla gruñendo con fuerza—. Espera, leona, maldición... Mira, quiero continuar, pero... mejor vamos a mi casa, ¿quieres?
—Ja, también quiero eso, pero... no tenemos tiempo, ¿verdad? —Le sonrió maliciosamente.
Él sintió su ceja temblar con molestia.
—¿Quieres hacer que me coma mis palabras? —Sonrió con los dientes apretados.
—¡Ja, solo intento respetar tu lógica! Porque si tuvieras tiempo para esto, entonces tendrías tiempo para casarnos, ¿verdad?
Beso número 92:
—Te dije que no tengo tiempo para eso...
—¿Pero si para esto?... —Se abrazó a él pegándosele completamente, llevando su boca a su oído, acariciándolo con sus labios, haciéndolo estremecerse—. ¿Quieres tenerme solo una noche? ¿O quieres tenerme toda la vida?... Aunque... —Se apartó con una sonrisa—. Incluso si no me quieres como tu esposa, de todos modos yo seguiré aquí, como tu compañera... eso es algo que ya te había dicho. —Acarició su mejilla con una mano.
Beso número 93:
Él rio suavemente, volviendo a besarla.
—Cuando regreses, pediré un día libre.
Beso número 94:
Ella lo miró sorprendida.
—¿Y nos casamos?
Él frotó su oído con fastidio.
—Sí, sí... pero será una boda rápida.
Ella de inmediato saltó a besarlo de nuevo, llena de emoción.
Beso número 95:
Apenas rompieron el beso, esta vez él la jaló para besarla una vez más.
Beso número 96:
Y otra vez.
Beso número 97:
Y otra vez...
Beso número 98:
Cuando Kohaku se preparó para abordar el cohete junto a sus nuevos compañeros astronautas, Senku fue a despedirla.
Se miraron profundamente y luego, sin importarles estar delante de todos sus amigos, se besaron con ganas, ignorando los gritos de sorpresa y shock.
Beso número 99:
Cuando Kohaku regresó de la Luna, lo primero que hizo fue saltar sobre Senku para besarlo una vez más.
Todos volvieron a gritar, porque sencillamente era demasiado raro verlos actuar así.
Beso número 100:
Las campanas de bodas resonaron por todo el reino científico.
Yuzuriha enfundó a Kohaku en su mejor vestido de novia. Ruri recolectó las mejores flores. Minami le tomó las mejores fotos.
Taiju no dejó de llorar desde su lugar como padrino de bodas. Chrome era el único sorprendido, pero estaba feliz por ellos. Tsukasa arrastró a Senku para que aceptara tomarse fotos también.
Gen regó las flores. Ryusui pagó por todo. Francois preparó el banquete. Suika no dejó de sonreír. Ukyo les dio sus más sinceras felicitaciones. Kinro impidió que Ginro hiciera estupideces.
Kokuyo estaba muy complacido. Soyuz y Amarillys les deseaban toda la felicidad del mundo. Sai consoló a Luna. Xeno y Stanley se sentaron en primera fila.
Luego de una muy breve ceremonia, finalmente Senku y Kohaku compartieron el beso que selló su matrimonio.
Y compartirían muchos más... a lo largo del resto de sus vidas.
Fin.
Holaaaaa :D
Se me ocurrió esto para celebrar que se cumplen los 100 Fics aquí en esta colección!
Fue difícil, pensé que no iba a pasar de los cincuenta besos x'D Pero lo logre, wuuuuuuuu! *o*
Sabía que me iba a salir muy largo, pero bueno, igual lo disfrute uwú
Ojala q les haya gustado :'3
No olviden q se les ama y me despido!~
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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