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Brujas y Pociones

Senku abrió un ojo lentamente al escuchar el tintineo de la campana principal.

Agh... ¿y ahora qué?

Desplegó sus alas negras perezosamente, levantándose de su lecho y estirando un dedo para servir su copa favorita con su licor más fuerte, haciéndola luego flotar hasta su trono mientras volaba él también hasta allí, estirándose con desgano.

—¿Los dejamos pasar, Senku? —preguntó Chrome desde la torre vigía, desganado.

—Sí, ya qué... —Sorbió perezosamente del vino.

Chrome dio la orden a los sirvientes de abrir las puertas y Gen y Ryusui no tardaron ni un minuto en volar hasta la habitación del trono en la cima de la torre, los dos con sonrisas que solo podían augurar malas noticias para él.

—Traemos noticias de tu padre~ —informó Gen, luciendo demasiado feliz por eso.

—Algo que no puedes ignorar. —Ryusui chasqueó los dedos—. Se trata de las hermanas de la luna.

—¿Esas simples brujas? —Bufó.

—Otra más llegó a la mayoría de edad, y esa es la número doce... y ya sabes lo que dice la profecía~. —Gen lo miró meneando las cejas.

Senku abrió mucho los ojos, antes de arrugar por completo el rostro.

—Maldita sea... —Se puso de pie bruscamente—. ¿Y me lo dicen ahora? Mañana es 31 de octubre y luna llena, ¿quieren que muera o qué?

—Las brujas cada vez son menos, pero aún así hay miles alrededor del mundo, a tu padre le costó trabajo encontrar a la correcta —informó Ryusui, encogiendo los hombros.

—Nos lo informo hace una semana, pero ya sabes~... teníamos cosas que hacer. —Gen rio maliciosamente y Ryusui se le unió, y los dos solo se rieron más cuando Senku les arrojó un rayo rojo directo a los pies.

—¡Tranquilo, hombre! Es mitad humana, y las otras aún no la han contactado, pero mañana sin duda la van a sentir así que... yo que tú me daría prisa.

—¡Mucha prisa~!

—Me las pagarán por esto. —Senku agitó una mano e hizo flotar hasta esta una botella de vino y una bolsa pequeña, para luego tomar una esfera de cristal de un bolsillo de su capa y romperla contra el piso, abriendo un portal—. Y si siguen aquí para cuando regrese, los voy a regresar al infierno de donde nunca debí sacarlos. —Sin más que decir, entró al portal.

.

Kohaku agitó su varita en un movimiento circular, sonriendo cuando encendió exitosamente la velita dentro de la calabaza que había decorado ella misma para ese día, que era su primer Halloween sabiendo que era una bruja.

La calabaza tenía una sonrisa de gatito, algo como ":3", con dos pedazos de otra calabaza coronando como orejitas que había pegado en los costados superiores para darle un mejor aspecto felino.

Era la única calabaza que le salió bien, así que por lo demás solo se dedicó a iluminar las calabazas que Ruri hizo, todas preciosas, siempre usando su varita, ya que le encantaba usar sus poderes y más porque su varita parecía un delgado cuchillo de cristal. Sí, señor, ella era una bruja guerrera con mucho estilo.

Rio para sí misma, cambiando los colores rosa y blanco de las banderas que usó Ruri en agosto cuando ella cumplió dieciocho para darles colores naranja y negro. ¡La magia sí que era genial!

Y, hablando de su cumpleaños dieciocho, fue ese día cuando Ruri finalmente le entregó uno de los regalos que su madre le había dejado antes de morir, que había sido un cristal que, apenas lo tocó, se moldeó en la forma de daga que tenía ahora y expulsó un rayo que llegó hasta la luna, dejando a Kohaku al borde del desmayo.

Solo no se desmayó porque Ruri tomó rápidamente sus manos y le dijo que era normal, contándole así finalmente el secreto de su familia: que venían de un largo linaje de brujas.

—¡¿Por qué no me lo dijeron antes?! —había protestado ella luego de que Ruri le contara toda la historia.

—No sabíamos si tenías la chispa o no, yo no la tengo —le explicó Ruri—. Sin embargo, mamá me dejó para mi cumpleaños dieciséis libros y toda la información que ella poseía, así que podré entrenarte para que te prepares para usar tu magia y cumplir con tu destino como una hermana de la luna.

—¿Hermana de la luna?...

—Bueno, tu varita lanzó un rayo a la luna, según los libros eso quiere decir que perteneces a esa orden, que tus poderes provienen de la luna, al igual que otras diez u once hermanas.

—N-no estoy entendiendo nada, no sé q... Espera, ¿mamá te dejó saber todo a los dieciséis y a mí hasta los dieciocho? —se dio cuenta, haciendo pucheros.

—Lo siento, pero mamá ya tenía el presentimiento que yo no tendría la chispa y que necesitaría instruirme para poder enseñarte. —Ruri rio nerviosamente—. Aunque sí puedo hacer algunas pociones, y ahora que tenemos a una bruja con chispa aquí, podemos usar nuestros conocimientos y poderes en todo su esplendor. —Tomó sus manos con orgullo.

Kohaku sonrió al pensar en Ruri y las enseñanzas que le había estado impartiendo tan entregadamente los últimos meses.

En verdad estaba agradecida por tener una hermana tan buena como Ruri, era muy afortunada de poder obtener todos esos conocimientos aún sin su madre presente, sobre todo porque se suponía que normalmente eran las madres las que enseñaban las artes de brujería a sus hijas para pasar los conocimientos, y Ruri aun sin magia había aprendido todo lo necesario para poder enseñarle.

—Bien, última decoración. —Tomó un llavero con un muñequito de esqueleto y tomó aire, para luego agitar la varita en un movimiento de espiral hacia arriba y agrandar el pequeño esqueleto de antes dos centímetros a casi dos metros—. ¡Ja, no esperaba hacerlo tan alto! Cada vez soy más fuerte. —Alzó la barbilla con orgullo.

Hizo bailar la varita en su mano para que las cosas fueran flotando tras ella mientras caminaba a su jardín frontal, dispuesta a acomodar toda la decoración para que quedara muy bonito para cuando Ruri volviera de su viaje de compras.

Había dicho que ese día, treinta y uno de octubre, era importante para las brujas, y que quizás recibieran por primera vez la visita de otras brujas, que de hecho la extrañaba que no las hubieran contactado aún, pero que sin duda ese día iban a encontrarlas.

Aparentemente, las hermanas de la luna eran un grupo importante, y Kohaku ya estaba emocionada por unirse al club o lo que sea, más si iban a enseñarle más cosas geniales.

Asomó la cabeza por la puerta y, al ver que no había nadie, hizo a las decoraciones flotar hasta afuera, para luego finalmente guardar la varita y ponerse a acomodar las cosas manualmente.

Ruri le había dicho ser cuidadosa en que ningún humano la viera usar sus poderes, y por supuesto que obedecería a su hermana.

Justo mientras terminaba de colgar el esqueleto de la rama de un árbol, vio por el rabillo del ojo una sombra extraña, y toda su piel se erizó.

¿Por qué sentía... una presión tan extraña sobre los hombros?...

Se apartó de la rama del árbol, volteando lentamente, congelándose al ver a un chico de ojos rojos brillantes (literalmente emanaban un brillo escarlata), cabello extraño y... alas negras tras la espalda.

Sus alas parecían echas de oscuridad pura, como energía acumulada moldeada tras su espalda.

Él estaba vestido con ropas oscuras que parecían pertenecer a otro siglo, y una capa larga colgando de sus hombros.

Tenía una expresión de fastidio o bien aburrimiento en el rostro, y estaba a solo unos cuatro o cinco metros de ella.

—Muy bien, acabemos con esto... —De repente sacó una botella y bebió un largo trago, para luego extender una mano hacia ella.

Kohaku sintió una fuerza extraña oprimiéndola, y lo siguiente que supo fue que gruesas y pesadas cadenas se materializaron alrededor de su cuerpo, apresando sus piernas y casi atrapando sus brazos, de no ser porque los levanto en el aire mientras se echaba hacia atrás, dando una voltereta para aterrizar en sus manos y luego saltar hacia atrás y tomar más distancia de su atacante.

Sus piernas siguieron presas, pero al menos sus brazos estaban libres, así que sacó su varita y lanzó un rayo azul hacia él, que lo bloqueó con una mano que emitía luz roja, haciéndola jadear.

—¡¿Quién eres?! ¡¿Por qué me atacas?! —gritó enfadada y aterrada—. ¡¿Eres un brujo enemigo o algo así?! ¡¿Por qué no usas una varita?!

—Algo así. —Bufó, acercándose más—. Soy un hechicero oscuro, pertenezco al clan Ishigami, y he venido a tomarte como mi esposa.

Kohaku se quedó en blanco.

—¿Qué?

Él rodó los ojos.

—Podría haberte invitado un café o lo que sea que hagan los humanos, pero no tengo tiempo para eso. —Volvió a estirar una mano hacia ella, que estaba tan sorprendida que no pudo evitar que las cadenas esta vez la envolvieran por completo

—¡¿KOHAKU?! —En ese momento Ruri llegó a la casa, y de inmediato corrió hacia ella con desesperación, tirando al suelo las bolsas de sus compras.

—Dile a tus hermanas que ahora "Kohaku" me pertenece. —El hechicero sacó una esfera de cristal y la rompió contra el piso, abriendo una especie de portal.

Agitó una mano y Kohaku se elevó en el aire, flotando rápidamente al portal.

—¡No, por favor! —Ruri sacó un pequeño frasco de un bolsillo y lo arrojó con todas sus fuerzas a los pies de Senku, que ya estaba a un paso del portal.

El frasco se rompió, el líquido se derramó y de inmediato estalló en vapores que se elevaron rápidamente hasta meterse por la boca y nariz de su atacante, que tosió con desesperación, pero entró al portal y rápidamente lo cerró mucho antes de que Ruri pudiera siquiera acercarse.

Continuó tosiendo y Kohaku cayó al suelo bruscamente.

—¡Auch! —Lo miró con rabia, pero entonces notó las cadenas desaparecer y rápidamente tomó distancia, corriendo tras un pilar de ese extraño y oscuro castillo y manteniendo su varita en alto, pensando en uno de los hechizos de ataque que Ruri le enseñó.

Asomó la cabeza, viendo al hechicero todavía tosiendo desesperadamente, aún con algo del vapor rosa y purpura de la poción envolviéndolo, mientras apretaba su garganta.

—¿Qué demonios... —Tosió más y más— me hizo esa bruja?

De repente, el hechicero cayó de rodillas al suelo, y sus alas negras comenzaron a desaparecer, cosa que él notó horrorizado.

Kohaku parpadeó, confundida, hasta que recordó el color del líquido y la forma del frasco, sonriendo con orgullo al darse cuenta de que era esa poción que eliminaba por completo los poderes del enemigo.

—Y mientras más oscura o nublada sea la mente o el corazón, más tiempo dura la poción —recitó Ruri con diversión luego de que terminaran de preparar dicha poción.

Kohaku sonrió victoriosa, saliendo ya sin miedo de detrás del portal.

—Ja, ya no eres tan poderoso, ¿eh? —Alzó su varita, y él la miró confundido.

—¿Qué demonios me hicieron? —gruñó con rabia.

—Ya no podrás seguir con tus malvados y ridículos planes de forzarme a ser tu esposa. —Sonrió altanera—. Ahora vas a decirme dónde estoy y sobre todo cómo volver con mi hermana. —Lo apuntó con la barita.

—Sí, claro. —Se puso de pie, tambaleante, y extendió una mano hacia ella, solo para fruncir el ceño cuando nada paso.

—¡Ja, a ver si te das cuenta! ¡Ya no eres rival para mí! —Agitó su varita y le congeló los pies, haciéndolo maldecir—. Ahora, si no quieres convertirte en un helado gigante, me dirás todo lo que qui... ¡AH! —gritó cuando dos pares de cadenas la rodearon y la ataron contra uno de los pilares.

—Menos mal que no nos fuimos. —Un hombre rubio y un hombre de cabello negro y blanco llegaron volando al lugar volando con alas negras similares a las del hechicero, aunque sus alas sí parecían más... físicas, similares a las de los murciélagos y cuervos.

—Imagino que ya no quieres devolvernos al infierno, ¿eh, Senku-chan?~ —El de cabello monocromático se rio en la cara del tal Senku.

—Más que nunca los quiero arrojar al séptimo circulo, bastardos —gruñó Senku, sin siquiera agradecer que rompieran el hielo cubriendo sus pies—. Si me lo hubieran dicho cuando debían, me habría preparado mejor, pero por culpa de ustedes perdí mis alas y mis malditos poderes. Y saben lo mucho que me costó conseguir las malditas alas. —Parecía verdaderamente frustrado.

—Al menos no perdiste a tu chica, ¡JA, JA! Y es una mujer muy hermosa. —El rubio la miró con agrado, y tanto Kohaku como Senku le lanzaron una mala mirada.

—Eso dices de todas las mujeres, Ryusui-chan~.

—¡Pues claro, todas son hermosas! ¿Acaso me equivoco, Gen?

—Me da igual, solo quiero saber qué demonios me hicieron. —Senku se acercó con rabia a Kohaku, que lanzó una patada con su única pierna libre apenas creyó que lo tuvo en rango, solo para chasquear la lengua cuando él la esquivo, manteniéndose a distancia—. Habla. Kohaku, ¿no? Dime qué me hizo la otra bruja.

—¡Ella no es una bruja, es una simple humana! Solo me defendía, es mi hermana mayor y tú el bastardo que me secuestró, ¡por supuesto que no te diré nada!

—Una simple humana no habría podido quitarte los poderes así, tuvo que haber tenido chispa —comentó el tal Gen—. O tu preciosa Kohaku reforzó la poción con su chispa. —Kohaku apartó la mirada nerviosamente y Gen rio—. Sí, definitivamente eso pasó. Hmm... ¿De qué color era el líquido?

—No lo recuerdo, violeta o algo así, y sus vapores rosas y purpuras treparon hasta mi maldita nariz. —Arrugó el rostro con asco.

—Ah, debe ser la poción Niebla-Opaca, te despoja de la capacidad de ejercer cualquier tipo de magia temporalmente —Gen adivinó correctamente, para sorpresa de Kohaku.

—Bien, me alegra que sea temporal. ¿Cuánto dura?

—Eso depende de la persona. —Gen sonrió diabólicamente—. Y de qué tan nublada u oscura sea tu mente o tu corazón. —Rio con malicia y Ryusui se le unió.

—¿Qué tontería es esa? —Senku lo miró mal—. ¿Qué se supone que significa?

—¡Significa que tú podrías estar semanas o meses sin poderes, JA, JA! —Ryusui se burló carcajeándose abiertamente.

—A menos que... aclares tu mente y purifiques tu corazón~.

—¿Y sabes qué ayuda con eso? —Ryusui y Gen miraron a Kohaku.

—¡El amor!

Senku los miró con odio.

—¡Chrome! —gritó Senku de pronto.

Se escuchó un breve escandalo desde la torre vigía, probablemente de alguien que acababa de despertar.

—¡¿Y ahora qué?! —preguntó un chico castaño, el tal Chrome, bajando de una escalera con grandes pisotones.

—Eres brujo, toma tu maldita varita y haz lo que tengas que hacer para sacarle la información que necesito a la hermana de esta bruja. —Senku sacó papel y pluma y anotó algo en la hoja, para luego dársela a Chrome—. No importa cuánto te tardes, engaña, miente, haz lo que debas y consígueme una cura.

—Eh... Claro. —Chrome sacó una varita en forma de lápiz y, bostezando, abrió un portal, yéndose rápidamente sin hacer más preguntas.

Kohaku solo pestañeó, aturdida, antes de fruncir el ceño.

—¡Bastardo! ¡¿Qué piensan hacerle a mi hermana?!

—Chrome no le hará nada, aunque si fuera por mí las encerraría a las dos en un pozo. —Senku la miró con desprecio.

—Ay, santos avernos... Así nunca la va a enamorar. —Gen y Ryusui se llevaron las palmas a la frente—. Se quedará sin poderes todo un año como siga así...

—¡Y ustedes ya lárguense de mi casa!

Fin.

¿O no?

Pues no! Esto continuara con otra parte :D

Y este fic es para el evento de Halloween del grupo de face de Senku & Kohaku!

El tema era bruja y hechicero OwO

Ojala q les haya gustado uwu

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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