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Ángel del Destino 6

—Esto es perfecto. —La sonrisa del ángel Tront no le cabía en el rostro—. ¡Finalmente seré libre! ¡Solo tenemos que asegurarnos de que no lo arruinen!

Justo un segundo después de que dijo eso, el celular de Senku sonó.

Truenos, rayos y relámpagos azotaron los cielos de inmediato, mientras Senku se apartaba apresuradamente de Kohaku para contestar la llamada.

—¿Hola? —atendió, repleto de fastidio—. Agh, viejo... ¿qué quieres?

—¡Por supuesto que tenía que ser Byakuya! ¡Mi peor enemigo, AGH! —Gruesas gotas de lluvia empezaron a caer por toda la ciudad.

—Escucha, no puedo hablar ahora, estoy en la calle y está lloviendo. Hablamos luego. —Le colgó sin más contemplaciones, luego volteó hacia Kohaku—. Deberíamos volver al hotel...

—Sí...

Se miraron por un momento, antes de empezar a caminar apresuradamente hacia el hotel, que no estaba muy lejos de la playa.

Tront intentó calmar sus nervios, pero la lluvia siguió fuerte y pesada hasta que entraron al hotel, y se volvió peor cuando Senku ni siquiera miró a Kohaku antes de dirigirse directo a su habitación. Ella pareció triste, pero no dijo nada y también se retiró a su habitación.

—Necesito pensar en un plan mejor —le dijo el ángel del destino a su compañera—. Debo asegurarme de que no haya interrupciones y estén en completa privacidad. Este hotel tampoco es seguro. ¡Todo debe ser perfecto! —Frotó su cabello lleno de rizos rubios—. Muy bien, esperaré hasta que vuelvan a Japón, entonces haré que se vean en la casa de alguno, y silenciaré sus celulares, ¡silenciare los celulares de todos sus conocidos si es necesario!

—Pero si esa "burbuja" de la que me hablaste volvió a romperse, ¿no significa que estarán en la etapa de dudas otra vez? ¿Qué pasa si se distancian? —El ángel Lein se sentía a punto de hiperventilar. Quizás el ángel Tront ya le estaba contagiando su ansiedad.

—No dejaré que eso pase, a partir de mañana voy a... —Se interrumpió cuando vieron a Kohaku pasar por medio del pasillo en el que estaban discutiendo, en camino a la habitación de Senku.

Intercambiaron una mirada, antes de seguirla a toda velocidad.

Para su buena suerte, Senku no había bloqueado su puerta, por lo que Kohaku pudo entrar con facilidad a la habitación.

Para su mala suerte, Senku ya estaba en su cama, duchado y desvestido, completamente dormido.

Su nariz silbaba un poco, y un pequeño chorro de baba escapaba por el costado de su boca entreabierta, pero Kohaku sonrió como si él fuera la cosa más atractiva y adorable del mundo. En serio, algo estaba muy mal con el sentido del gusto de esta mujer, y el ángel Tront le daba gracias al creador por eso.

Kohaku caminó de puntitas hasta la cama de Senku, apartando las sábanas cuidadosamente y acostándose a su lado, colocando una mano sobre su pecho después de cubrirlos con las mantas.

Lo miró fijamente, con ojos tan suaves y cargados de tantas emociones que los ángeles no pudieron evitar conmoverse, sintiendo el puro amor que ella tenía hacia ese bastardo con suerte.

Tront y Lein sonrieron, antes de sentarse en el suelo para comenzar a planear estrategias.

Podría haber despertado a Senku, pero sintió que era mejor dejar a Kohaku tener ese momento con él.

Al día siguiente, Kohaku fue la primera en despertar, y de inmediato notó la respiración agitada y el rostro enrojecido de Senku. Colocó una mano en su frente, jadeando al comprobar que tenía fiebre.

—¡¿Cómo no te diste cuenta?! —le chilló Lein, totalmente indignada.

—¡No lo sé, pensé que estaba teniendo otro de sus sueños indecentes! —se excusó.

Kohaku había llamado al médico de emergencia que Ryusui siempre llevaba a sus viajes largos, médico que le confirmó que Senku había pescado un fuerte resfriado y necesitaba mantenerse en la cama haciendo reposo por al menos una semana.

—Pero debemos volver a Japón pasado mañana, ¿puede viajar en este estado?

—Es muy poco recomendable, señorita Hizashi. Temo que el Dr. Ishigami deberá extender su estancia en Brasil hasta que se recuperé.

—Hmm. —El ángel Tront se llevó una mano a la barbilla, pensativo—. Creo que puedo sacar ventaja de esto... ¡Hora de ir por mi entrometido favorito! —Corrió a buscar a Ryusui.

El médico le dio la noticia de que Senku estaba enfermo y Kohaku estaba cuidando de él, y de inmediato el ángel Tront usó su susurro angelical para darle una idea que hizo a Ryusui sonreír enormemente, aceptando la idea sin siquiera dudarlo.

Senku, que verdaderamente se encontraba muy mal, se despertó muy tarde, casi al mediodía, por escuchar a Kohaku discutiendo con Ryusui por teléfono.

—¡No puedo quedarme! ¡Mi familia me espera en Japón, no sabemos cuánto tardará en curarse, no puedo pedirle a mi hermana que cuide mi casa por más tiempo, ella tiene un bebé de dos años, eso es lo suficientemente demandante! —Ella estaba dándole batalla a su jefe, pero por suerte el ángel Tront ya había aprendido que Nanami Ryusui nunca aceptaba un no por respuesta—. No, ya sé que no se puede quedar solo, pero ¿por qué no contrata a una enfermera? Yo debo... ¿Eh? No, no es necesario que envié a sus sirvientes a cuidar mi casa, yo... No, no es necesario pagarme tanto, le digo que... Muy bien, aceptó. —Finalmente, Ryusui logró decirle algo que la convenció, algo que probablemente tuviera que ver con un jugoso aumento de sueldo. Senku la observó con curiosidad, con ojos cansados, y al notar su mirada ella abrió mucho los ojos, se despidió de Ryusui y colgó—. Senku, buenos días. ¿Cómo te sientes?

—¿Qué haces en mi habitación? —preguntó, con voz ronca y agitada.

—Yo, eh... Vine a verte hace poco y descubrí que estabas enfermo.

Él la miró con sequedad, sabiendo perfectamente que estaba mintiendo.

—¿Y por qué mi cama huele a tu champú?

—Es que... yo... —Pareció atragantarse por un momento, pero luego entrecerró los ojos—. ¿Cómo sabes a qué huele mi champú?

—¡JA, atrapado! —El ángel Lein lo señaló con burla.

Se quedaron en silencio unos buenos treinta segundos, antes de que Senku pidiera un vaso de agua. Kohaku se lo trajo y dejaron el tema, cosa muy conveniente para los dos.

El servicio del hotel les llevó su desayuno y Kohaku le contó todo lo que dijo el médico y la orden que Ryusui le dio para quedarse a cuidarlo, ya que no podría volver a Japón por al menos una semana.

—No tienes que hacerlo sino quieres —le dijo él luego del desayuno, rascando su oído con indiferencia—. Tengo mi propio dinero, puedo contratar a una enfermera o pagarle extra al hotel por hacerme el favor de darme atenciones especiales.

—Ja, realmente no me molesta, solo que mi jefe puede ser muy pesado. —Rio nerviosamente.

—No decías eso cuando hablaste con él. —Tosió un poco—. De cualquier forma, no es tu culpa que mi sistema inmunológico sea especialmente susceptible a resfriados. Y Ryusui es solo un entrometido. Puedes irte. O, si quieres conservar la paga que te dará, puedes hacer turismo. Como dije, no necesitas cuidar de mí.

—No digas tonterías. —De repente, ella se puso firme, sorprendiendo a Senku y a los ángeles—. Senku, no es solo por eso, eres mi amigo y... has hecho mucho por mí. Me salvaste la vida dos veces. No voy a irme a visitar el país mientras estás enfermo. Cuidare de ti y ya. —Lo miró con ojos solemnes.

—Qué leona tan testaruda. —Rio entre dientes—. Muy bien, si insistes.

Senku estaba especialmente débil y soñoliento, pero no necesitaba de muchos cuidados, realmente. Solo el primer día se la paso con un trapo en la frente por la fiebre, al segundo día no podía hablar casi para nada, y Kohaku solo lo ayudó a darle órdenes a los trabajadores del hotel para su comida y otras cosas. El tercer día seguía sin poder hablar, aunque ya no se sentía tan cansado y empezó a trabajar en su laptop, por lo que Kohaku se dedicó a quitarle la portátil y exigirle descansar o bien entretenerse viendo televisión. Al cuarto día, lo tuvo tan enviciado con películas que al final ella se quedó a dormir a su lado. El ángel Tront disfrutó muchísimo de hacerlos despertar completamente abrazados y con los rostros muy cerquita. El quinto día él se sintió lo suficientemente bien para ir a dar otro paseo a la playa, al menos un rato, luego se la pasaron jugando videojuegos.

El sexto día... al ver a Senku mucho mejor, el ángel Tront empezó a planear estrategias para que dieran el paso definitivo, y fue por eso que bajo la guardia y no prestó atención a una llamada importante.

—Sí, en unos días volveré a Japón —dijo Kohaku, muy alegre mientras hablaba con su hermana adoptiva, Suika—. No, no es necesario que vayan a limpiar mi casa, mi jefe envió a todo un servicio de limpieza, es increíble las cosas que hace solo para que no pueda negarme a las locuras que pide. Ja, nunca cambia. —Rio entre dientes—. Claro, también los extraño, iré a visitarlos apenas vuelva. Espero Ruri-nee preparé ese delicioso postre de frutas que hace. —Sonrió ilusionada, pero entonces su sonrisa decayó un poco—. ¿Eh? ¿Qué quieres decir con qué está en el hospital? —Esa pregunta llamó la atención de Senku y de los ángeles—. No, no me dijo nada... ¿Desde hace cuatro días? No puede ser... —Pareció horrorizada—. ¿Y cómo está? ¿Qué le pasó? —Guardó silencio un largo rato, escuchando a Suika—. ¿Le darán los resultados en unas horas? Suika, por favor llámame apenas tengan los resultados y dime la verdad, no dejes que me oculte cosas. —Se veía muy consternada—. Sí, no te preocupes, seguro no es nada. —Sonrió forzadamente—. Bueno, estaré esperando tu llamada. Adiós...

En cuanto colgó, Senku se acercó a ella, con una mirada curiosa.

—¿Está todo bien?

—No lo sé... —Se mordió el labio—. Ruri-nee solía ser muy enfermiza... espero que no sea nada grave.

A pesar de que Senku estaba mucho mejor y ese día tenían planeado salir, rentar un auto e ir al centro, los dos se quedaron en la habitación viendo películas, mientras Kohaku miraba nerviosamente a su celular cada dos minutos. Senku la miraba a ella de reojo cada dos minutos, viéndose preocupado por su rostro repleto de angustia. Ambos parecían tener un mal presentimiento, y honestamente, el ángel Tront también lo tenía.

Luego de unas cinco horas, Kohaku recibió la tan esperada llamada, pero no era Suika, era Chrome.

—¿Qué le pasa? —preguntó, con voz llena de temor.

Los ángeles agudizaron su audición para escuchar la respuesta.

—Es malo... es muy malo. —Chrome se escuchaba devastado—. Tiene una enfermedad muy grave llamada aplasia medular… necesita un transplante de médula ósea… —Kohaku casi deja caer el celular, tambaleándose hasta chocar contra una pared. Senku se acercó a ella solo para sostenerla, aunque ella ni pareció notarlo—. Necesitamos un donante, así que en cuanto vuelvas deberás presentarte en el hospital para...

—Volveré ahora mismo —declaró Kohaku, con tono que no dejaba lugar a replicas—. Apenas haya un vuelo disponible iré y me presentaré en el hospital.

—A Ruri no le va a gustar que...

—Lo discutiremos luego. Por favor dile que la amo y que la veré muy pronto. Nos vemos. —Colgó, para luego dejarse caer contra los brazos de Senku, apoyando la cabeza en su pecho.

Cerró los ojos, envolviendo sus brazos alrededor de él.

Senku dudó un poco, pero le devolvió el abrazo.

Se separaron luego de varios minutos, y Kohaku le contó todo.

—Lo siento, pero debo ir a pedir un vuelo ahora mismo.

—Está bien, no te preocupes por mí, ya estoy bien de todos modos, probablemente vuelva a Japón en unos días.

Kohaku se marchó de camino a su habitación para investigar sobre vuelos a Tokio, y los ángeles intercambiaron una mirada.

—¿Qué haremos ahora? —preguntó Lein, mordisqueando sus uñas—. ¡Esto es mucha mala suerte, teníamos tantos planes y ahora...!

—Intervendré para mejorar la salud de Ruri, supongo que seguiré más a Kohaku por ahora —murmuró, intentando ocultar lo absolutamente deprimido que se sentía—. Veré si puedo conseguir otro donante o curarla mediante un milagro. Si Kohaku le dona entonces le tomará tiempo recuperarse, retrasará todo.

—¡Tenemos mucha mala suerte! —El ángel Lein se sentía a punto de llorar.

Al día siguiente, Senku acompañó a Kohaku a tomar su vuelo para regresar a Tokio.

—¿Seguro que estarás bien? —le preguntó ella, un poco culpable.

—Sí, sí, descansaré por hoy y seguramente regrese el lunes. —Rascó su oído con el meñique—. Ya estoy casi completamente curado.

—De acuerdo, me alegra. —Sonrió forzadamente, antes de darse la vuelta y tomar sus maletas para dirigirse a su avión.

Los ángeles estaban listos para seguir el avión, con las alas caídas y rostros absolutamente deprimidos, pero entonces Senku llamó a Kohaku repentinamente.

Cuando ella volteó para preguntarle qué ocurría, él la besó.

El ángel Tront casi se desmaya.

—¡¿Se-Senku?! —Kohaku se quedó con la boca abierta, al igual que su ángel guardiana.

—Nos vemos, leona. —Le sonrió ladinamente.

Ella le devolvió la sonrisa, antes de seguir su camino, con el rostro sonrojado.

Después de que Lein despegara al ángel Tront del suelo, ambos se sonrieron felizmente.

Estaban teniendo mala suerte, pero los sentimientos entre esos dos seguían creciendo sin importar qué.

Al volver a Tokio, Kohaku solo arrojó las maletas en su casa antes de correr al hospital, con los ángeles siguiéndola de cerca.

Ruri estaba dormida en una camilla cuando Kohaku llegó, y ella solo pudo acariciar su mano cariñosamente antes de irse con Chrome para empezar con las pruebas de compatibilidad.

—¿Y sí son compatibles? —preguntó Lein, temerosa.

—Déjame ver. —El ángel Tront cerró los ojos y llevó su dedo índice y medio cerrados frente a su ojo derecho, entonces abrió los dedos al mismo tiempo que abría el ojo, activando así su visión angelical, después giró sus dedos hacia la derecha, logrando así modificar su visión para observar a profundidad lo que necesitaba de la anatomía humana—. Mmm... sí, ella puede donarle fácilmente. Por lo que veo... —Se interrumpió de pronto, mirando fijamente a Ruri—. O-oye, Lein... activa tu visión también. Haz los mismos movimientos que hice.

Su compañera imitó sus movimientos y activó su visión angelical especial, mirando a la misma dirección que miraba él.

Jadeo al ver un punto negro en el cuerpo de Ruri, justo en donde necesitaba el transplante.

—Eso es...

—El toque de un demonio —dijo Tront, con la mandíbula apretada.

—¡No dejaré a Kohaku sola si esas ratas repulsivas están por aquí! —El ángel Lein de inmediato voló hacia su humana.

Tront gruñó por lo bajo y voló directo al reino de los cielos, directo a ver a su amigo el arcángel Sheen.

—¿El toque de un demonio en un cuerpo humano? Es muy raro —dijo él—. Parece que el infierno tiene más interés en este caso de lo que esperaba. Mantén los ojos abiertos. —Suspiró, para luego llevarse la mano a la boca y besar su palma, después le tendió la mano, donde un brillo blanco empezó a relucir—. Toma, este es un milagro, el beso de un arcángel. Úsalo para curar a la humana. Normalmente no tenemos mucha libertad de intervenir en estas cosas, pero si fue a causa de un demonio, no podemos dejarlos salirse con la suya.

El ángel Tront envolvió el milagro en una burbuja de aire y se lo llevó de regreso al mundo terrenal, directo a donde Ruri estaba durmiendo.

Sopló su mano para purificarla y atravesó el cuerpo de la humana, llegando directo a la zona afectada. Allí, depositó el milagro de su amigo.

El rostro de Ruri recuperó algo de color de forma inmediata, y luego de unos segundos abrió los ojos.

Wow, el milagro de un arcángel era muy efectivo. Todos los ángeles podían hacer milagros, pero no sin permiso, y no de forma tan rápida y directa como un ángel de alto rango.

Ruri tomó su celular en la mesilla y llamó a Chrome, contándole muy sorprendida que de repente se sentía mucho mejor y quería salir de la cama. Chrome la sorprendió al contarle que Kohaku ya estaba allí haciéndose las pruebas necesarias.

Después de sus pruebas, Kohaku abrazó a su hermana y la regañó un poco por no haberle dicho que se encontraba mal de salud.

Tront pasó unos días usando trucos para convencer a los médicos de hacerle otra prueba a Ruri para confirmar cómo estaba, fue algo difícil, pero finalmente lo logró. Al poco tiempo, todo el hospital se quedó con la boca abierta al ver el cuerpo de Ruri totalmente sanó.

—¿Habrá sido un error?

—¿Nos hemos equivocado de persona?

—¿Es un milagro?

Luego de asegurarse de que todo estaba en orden, voló para regresar con Senku, que ya estaba en Japón, pero en Okinawa, cerrando tratos con una empresa estadounidense para enviar satélites al espacio con su nueva empresa aeroespacial.

Senku parecía querer pasar varias semanas en Okinawa, pero al menos seguía escribiéndose con Kohaku.

"¿Entonces ahora está completamente sana? ¿De la nada?"

"¡Tampoco podía creerlo! ¡Los doctores dicen que es un milagro!"

"Un milagro o un error del hospital..."

"¡Ja! No me importa lo que sea, estoy feliz de que mi hermana esté sana uwu"

"También me alegra".

"¿Y ya estás en Japón?"

"Sí, en Okinawa. Retrasé una entrevista por estar enfermo, así que ahora tengo que quedarme a hacer de anfitrión para mis futuros clientes. Esto es ser más guía turístico que socio, pero debo tolerarlo".

"Al menos estás en Okinawa, ese lugar es hermoso :D Fui allí para una excursión escolar. Aunque supongo que con el sueldo que gano ahora puedo volver a ir sin problemas. De todos modos nunca tomó vacaciones y mi jefe es muy permisivo. Ya lo conoces..."

"Te invitaría, pero me voy la próxima semana".

"Podríamos ir en alguna otra ocasión..."

"Tal vez..."

Hablar por mensaje parecía funcionar bien en mantener su cercanía e interés, así que el ángel Tront decidió ser paciente, aunque eso no significaba que podía torturarlos a ambos con sueños eróticos.

"Cuando vuelvas, deberías venir a cenar a mi casa. Te prepararé ramen".

"Claro, volveré el viernes de la próxima semana. Podemos vernos en la noche".

Je, los dos ya estaban completamente desesperados.

El ángel Lein se concentró en proteger a Kohaku, intentando averiguar si había demonios rodeándola a ella y a su familia, mientras que Tront se encargó de planear todo para el viernes.

Bien, ningún socio de trabajo molestaría a Senku. Ryusui no llamaría a Kohaku, ni tampoco su familia. Además, después de que Senku llegara a casa de Kohaku iba a provocar una tormenta como excusa para que sus celulares no tuvieran señal. El plan perfecto.

¡Esta vez ahora sí que no escaparían! ¡Esa alma jamás nacida sería concebida sin excusas!

Aunque tenía un pequeño problema...

—¡Oh, no, Senku ya sabe que definitivamente lo van a hacer! —Empezó a llorar a viva voz cuando Senku entró a una farmacia específicamente para comprar condones el tan esperado viernes.

¡Anticonceptivos, NOOOOO!

—No es el único problema —le dijo Lein cuando fue a llorarle que Senku se había preparado—. Kohaku esta mañana fue al médico para pedir anticonceptivos, dijeron que no harían efecto aún, pero también le dieron condones y algo llamado "pastilla del día después" que no sé para qué sirve.

Tront le explicó para qué era la pastilla luego de dos minutos pataleando en el suelo, pero luego se relajó y le dijo que simplemente tendría que ponerse creativo.

—No hay problema. Llevo siglos lidiando con todo tipo de anticonceptivos, esto no me va a detener. —Apretó un puño con determinación—. ¡Soy un experto rompedor de condones! —Se arrancó una pluma y afiló la punta con una pequeña daga, para luego enseñarle a su compañera como logró dejarla tan filosa como una aguja—. Nunca me falla. —Rio maliciosamente—. Respecto a la pastilla, solo invalidaré su efecto una vez la consuma. No es difícil, a veces fallan de todos modos.

—¿E-es correcto dejar que el alma jamás nacida sea un embarazo indeseado? Ellos se aman, así que quizás pronto quieran tener un bebé.

—¡JA! Qué buen chiste. —Se rio divertido hasta que ella le dio un zape—. Lo siento... De todos modos, no lo creo. Al menos Senku seguro que no querría. Y mientras más tarde en nacer el alma jamás nacida más difícil será para ella salvar a la humanidad. El año en el que la humanidad empezara a extinguirse no cambia, no queremos que el alma llegué a ese año siendo un niño o niña demasiado joven.

—Entiendo... Entonces, ¡a pinchar condones! —También se arrancó una pluma y la afiló con su espada.

Senku se subió a su auto apenas cayó el sol, ansioso de ir a visitar a Kohaku, sin embargo... no arrancó el auto.

Parecía nervioso, preocupado.

El ángel Tront estaba temeroso de que hubiera sido reemplazado con un demonio, viendo ese lado tan poco característico de él, pero checó varias veces con su visión angelical y no, su alma no había cambiado.

Después de una hora completa dudando, Senku encendió el motor y empezó a conducir.

Tomó todos los caminos largos, dio vueltas un par de veces, pero finalmente estacionó su auto frente a la casa de Kohaku.

Dudó en salir, pero entonces la vio mirando por la ventana y suspiró, abandonando el vehículo y dirigiéndose a la casa.

—Hola, leona.

—No me digas así. —Lo miró mal, antes de sonreírle—. Pasa.

Kohaku ya tenía listo el ramen, y ambos comieron hablando sobre nimiedades, el viaje a Okinawa, el trabajo de ella, algunos videojuegos.

Siguieron hablando mientras ella lavaba los platos, y Tront aprovechó que estaba de espaldas a Senku para susurrarle algo que lo hizo empezar a mirarla de más. Mirar su cabello, su nuca, su espalda y... mirar mucho más abajo.

El pulso de Senku se aceleró, más cuando Tront empezó a recordarle sus sueños.

Ja, humanos, eran tan fáciles de manipular cuando estaban enamorados.

Decidió empezar a recordarle sus sueños a Kohaku también. Ella empezó a enrojecer, mirando de reojo a Senku, que apartaba los ojos cada vez que la veía voltear.

—¿Quieres... ver una película? —sugirió ella luego de terminar con los platos.

—Claro...

Kohaku se secó las manos y ambos salieron de la cocina.

Se sentaron en el sofá y ella tomó el control remoto, pero... de repente, se miraron el uno al otro y la tensión sexual que llevaba meses acumulándose estalló por completo... otra vez.

Se besaron con desesperación, empezando a toquetearse de inmediato. Kohaku se subió en su regazo y Senku se recostó en el sofá.

—¿Lo van a hacer ahora? —preguntó Lein, mirando a la pareja con curiosidad.

—De ninguna manera, nada de hacerlo en un sofá, la concepción del alma debe ser en una cama como corresponde. —El ángel Tront cerró los ojos solemnemente.

—Ya se están empezando a quitar la ropa...

—¡¿Qué no puedo distraerme ni un segundo?!

Bufando, se acercó a ellos para susurrarles llevar su acto de lujuria a la cama.

No le hicieron caso, los dos tenían los cerebros completamente nublados.

Cuando quiso insistir, el sostén de Kohaku acabó atravesando su rostro.

Estos mortales incorregibles...

Kohaku gimió ruidosamente al sentir la boca de Senku en sus pechos. Empezó a acariciar su cabello, rodeando su cintura con sus piernas, pidiéndole más.

Esta era la mejor noche de su vida, no quería interrumpirla para nada, ni siquiera para ir a la habitación.

—¿No qué solo los bebés hacían eso? —indagó el ángel Lein, ladeando la cabeza con confusión ante las acciones humanas.

—A mí no me preguntes, los humanos son raros. —El ángel Tront bostezó, todavía pensando en una forma de convencerlos de salir del sofá.

Kohaku estaba muy ocupada arañando la espalda de Senku y retorciéndose mientras él le hacía cosas raras con la boca y los dedos, así que el ángel masculino intentó apelar a Senku para salir del sofá.

Finalmente, él se convenció y jaló a Kohaku de la cintura para besarla otra vez.

—Vamos a tu habitación... ¿sí?

Ella gruñó con impaciencia y lo tomó del cuello de su camisa desabotonada para jalarlo a su cuarto, besándolo con desesperación y aprovechando para quitarle el resto de la ropa antes de arrojarlo a la cama.

Bien, ahora harían las cosas como correspondían.

El ángel Tront asintió con aprobación, antes de hacer una mueca de incredulidad al ver que ahora estaban jugando a besarse por todas partes. Agh, humanos.

—¿Seguro que tenemos que estar aquí? —preguntó Lein, comenzando a aburrirse mientras se sentaba con las piernas cruzadas junto a Tront, que estaba en la misma posición—. ¿Siempre se tardan tanto en consumar su amor?

—Bastante, aunque no suelen tardarse tanto en la primera vez. —Bostezó—. Se divierten bastante haciendo esta actividad.

—Me di cuenta. —Los dos se cubrieron los oídos cuando Kohaku empezó a gritar.

Kohaku se sentía extasiada, esto estaba siendo mejor que en sus sueños, Senku sabía mover muy bien su lengua... pero no era suficiente. Pronto lo tumbó en la cama y se posicionó encima de él, mirándolo fijamente a los ojos, diciéndole con su mirada lo que quería.

No pudieron apartar la mirada el uno del otro, él se sentó contra el cabecero de la cama, inclinándose para besar la piel sudada de su cuello, arrancándole jadeos desesperados. Ella se movió para finalmente obtener lo que quería.

Compartieron un beso mientras lo sentía en su interior, beso que rompieron para jadear y susurrar el nombre del otro con desesperación, abrazándose mientras comenzaban un lento vaivén de caderas.

Ella se aferró a él con uñas y dientes, él la besó con delicadeza, acariciando su cuerpo hasta que el dolor pasó para dejarle paso únicamente al placer. Entonces ella lo aplastó contra el colchón, tirándosele encima para empezar a hacer crujir la cama.

—¿Tienes un cinco? —preguntó el ángel Lein, que ahora estaba jugando cartas con el ángel Tront.

—Espera un momento. —Guardó las cartas y miró con curiosidad a la pareja gimoteando y gritando en la cama—. Sip, se olvidaron del condón. ¡Viva la irresponsabilidad! —Hizo aparecer dos copas de vino y brindó con Lein.

—¿Y tenemos que quedarnos aquí? Son muy ruidosos. —Tomó una carta del mazo.

—Debo asegurarme de que no rompan su burbuja de amor, que no se detengan para usar un condón, y que Senku no lo arruiné. —Suspiró—. Esta es una de las partes que menos me gusta de mi trabajo. —Empezó a reordenar sus cartas—. Los humanos son muy carnales, rara vez unen sus cuerpos solo por puro amor. Mmm... ¿tienes un tres?

Estuvieron jugando un buen rato, hasta que la visión angelical del ángel del destino se activó automáticamente y rápidamente miró a la pareja, que parecía estar perdida en su burbujita de pasión, experimentando el máximo placer carnal, pero en ese momento... no fue solo puro deseo, pudo sentir el amor floreciendo entre los dos, amor que le permitiría unir sus almas con el hilo rojo del destino.

Dejó las cartas y se acercó a ellos, con sus manos preparando un halo rojo para unir sus almas, sin embargo... igual que la vez anterior, la oportunidad solo duró unos segundos y luego se desvaneció. ¡Rayos! ¡Todavía no estaban listos!

Al ver a la pareja abrazándose con rostros soñolientos, Lein sonrió con ternura.

—Aw, si se aman. Qué lindos. ¿Ya van a tener al bebé? —preguntó emocionada.

—Eso se tarda unos nueve meses. —Tront rio nerviosamente.

Kohaku volvió a besar a Senku mientras se recostaban lado a lado, los dos sonriendo como idiotas.

—Oye... olvidamos usar protección —susurró él, luciendo increíblemente cansado.

—Descuida, tengo pastillas del día después. —Le sonrió cariñosamente.

—Bien... —Cerró los ojos con cansancio—. Tómala lo antes posible...

—Claro. —Ella volvió a besarlo lentamente, largamente, hasta que poco a poco él se quedó dormido.

Kohaku se quedó a su lado, besándole el rostro por varios minutos, antes de levantarse para ir a buscar la pastilla anticonceptiva.

Tront entrecerró los ojos.

¡Sobre su emplumado cadáver!

Apenas se tomó la pastilla, el ángel Tront sopló su mano para el efecto purificador y la usó para invalidad los efectos de la pastilla antes de que acabara de bajar por su garganta. Ahora era como un caramelo.

—¿Y el bebé? —insistió Lein, mirando con curiosidad el vientre de su humana mientras ella se recostaba junto a Senku otra vez.

—Dame unos minutos, ya está ovulando, solo necesito asegurar el resultado. —Activó su visión angelical específica para estas situaciones y luego sopló su mano con especial cuidado purificador.

Espero hasta que Kohaku se durmiera, y fue entonces que el ángel Tront uso su mano para asegurarse de que el acto de la concepción se diera.

—¿Ya está el bebé? —preguntó el ángel Lein con emoción.

—¡Sí! —Tomó su mano—. ¡Ven conmigo! ¡Vamos a ver al alma descender! —Voló hacia los cielos a toda velocidad.

—¡¿Eh?! ¿Qué quieres decir? —Le siguió el paso con facilidad.

Llegaron al jardín del ángel administrador, justo a tiempo para ver al alma jamás nacida brillando intensamente, moviéndose en círculos casi como si estuviera emocionada, para luego bajar a toda velocidad hacia la Tierra.

Los dos jadearon de felicidad, siguiendo al alma hasta el mundo terrenal.

—¡Increíble! ¡De verdad está pasando! ¡El alma va a encarnar! ¡WUUUUJUUU! —El ángel Tront rio a carcajadas, con lágrimas en sus ojos mientras volaba en círculos alrededor del alma

—¡SIIIIII! ¡El bebé va a nacer por fin! —El ángel Lein no estaba menos feliz que él.

Los dos volaron en círculos, siguiendo al alma jamás nacida en su viaje. La pequeña esfera de blancura pura parecía una estrella fugaz descendiendo a la Tierra, aunque eso normalmente dejaría un cráter, ¡esta estrellita fugaz salvadora era el futuro de la humanidad!

Entraron de nuevo en la casa de Kohaku, viendo a la pequeña alma dar un par de vuelta alrededor de su madre, para luego fundirse en su vientre y desaparecer.

—¡¿Eh?! ¿A dónde se fue? —Lein se preocupó un poco.

—Ahora es parte del mundo terrenal —le explicó su compañero—. Tienes que activar tu visión angelical para ver su alma, aunque estará un poco opacada por el alma de la madre.

—¡Oh! —Sonrió emocionada, activando su visión. El alma se veía igual que siempre, y parecía moverse dentro del cuerpo materno—. ¡Entonces lo logramos, genial! ¡El bebé nacerá!

—Aún no se termina, tengo que asegurarme de que el cigoto llegué al útero y se adhiera a sus paredes para que pueda empezar a desarrollarse —murmuró el ángel Tront, mirando atentamente a Kohaku, con su visión angelical especial activada, vigilando todos los movimientos del ovulo fecundado.

—¿Cigoto qué? ¿Útero quién? —Lein ya se estaba mareando.

Tront empezó a explicarle cómo funcionaba el proceso de la reproducción humana, aclarándole que el bebé no podría nacer si no llegaba al útero.

—¿Y qué pasa si no llega? —preguntó ella, palideciendo.

—Pues el alma volvería a los cielos y la humana tendría su periodo normalmente —contestó sin mirarla, todavía vigilando a Kohaku.

—¿Y el alma no se ve afectada por haber encarnado por tan poco tiempo?

—No, las almas que nunca nacieron son blancas, y empiezan a adquirir color cuando empiezan a ser conscientes del mundo que las rodea —le explicó—. Por ejemplo, cuando escuchan las voces de sus padres dentro del vientre, cuando se sienten a gusto, cuando la madre come algo delicioso. —Rio alegremente—. Ahí empiezan a ganar unas chispitas de color y si la madre sufriera un aborto y el alma tuviera que volver, no sería completamente blanca e intacta.

—¡No dejaré que eso pase! ¡Cuidaré de esta almita con todas mis fuerzas! —Se abrazó a Kohaku con lagrimitas en los ojos.

—Tampoco dejaré que eso pase. Ahora que el alma está en camino a nacer estaré más cerca de la madre. —Al decir eso, no pudo evitar sonreír con todos los dientes—. ¡Ay, seré tan feliz al no tener que estar pegado a Senku nunca más! —Sollozó felizmente—. ¡Solo tengo que esperar a que nazca y seré libre! ¡Adiós para siempre, Ishigami Senku! ¡JAJAJAJAJA!

Su compañera solo le sonrió con ternura.

Pasaron la noche vigilando a Kohaku, aunque según Tront el proceso tardaría varios días.

Como a las diez de la mañana, Kohaku se despertó con una gran sonrisa en el rostro, volteándose para ver a Senku dormir como si él fuera lo más atractivo del mundo y no un desastre despeinado, despatarrado y babeante.

Después de un rato, se levantó para tomar una ducha, y a los pocos minutos Senku se despertó también.

Permaneció en silencio, mirando al techo de la habitación, frotando sus ojos, para luego quedarse inmóvil hasta que Kohaku salió de la ducha envuelta solo con una toalla.

—Buenos días. —Se arrodilló a su lado para darle un beso en los labios—. Iré a preparar el desayuno, dúchate si quieres, te deje unas toallas. —Se marchó de la habitación sin perder la sonrisa, totalmente radiante.

Tront la siguió, todavía vigilando que todo marchara bien con el bebé.

—¿Y cuándo van a saber que tendrán un bebé? —preguntó el ángel Lein, llena de emoción.

—Puede tardar, la mayoría se da cuenta como al mes o a los dos meses —murmuró, muy concentrado en vigilar la nueva vida formándose.

Kohaku encendió la tetera y fue a cambiarse, para luego volver y empezar a sacar tazas para preparar té.

Preparó pan tostado y empezó a desayunar. Senku llegó a los pocos minutos.

—Kohaku... tenemos que hablar.

Apenas dijo eso, el ángel Tront volteó a verlo con los ojos muy abiertos, volando para acabar con el rostro a milímetros del suyo, mirándolo fijamente, intensamente, intentando decirle un "no te atrevas" con la mirada incluso aunque no podía verlo.

—¿Qué pasa? —Le dio su taza de té y unas rebanadas de pan tostado sin perder su sonrisa.

—A este punto creo que es obvio que me gustas —murmuró, tomándose el té a grandes sorbos—. Mucho.

—¡Ja, bastante obvio! —Rio divertida, comiéndose otra tostada.

—Quiero ser honesto y directo contigo —le dijo, con voz dubitativa.

—Ni se te ocurra, Senku... —Tront negó con la cabeza, ya sospechando lo que quería decir.

—Ahora mismo, no tengo tiempo para una relación.

Kohaku perdió la sonrisa.

—¡Hijo de... —Tront llevó las manos a su cuello, casi sintiéndose con ganas de ahorcarlo— el creador!

—Tengo mucho trabajo y tengo que viajar mucho —le explicó, evitando mirarla—. Y no quisiera que haya malentendidos entre nosotros. No puedo darte... más que esto.

Kohaku bajó la mirada, mirando fijamente a su taza medio vacía.

—Entiendo —le dijo, con voz muy baja y pequeña—. No te preocupes... no estaba esperando nada de ti, de todos modos. —Sonrió amargamente.

El ángel Tront quería golpearlos a ambos.

Estuvieron en silencio un buen par de minutos, mientras sus ángeles los observaban con las bocas abiertas y rostros horrorizados.

No dijeron absolutamente nada, y después de un tiempo Senku suspiró y tomó su chaqueta para irse.

—Adiós...

Kohaku no le respondió.

El ángel Tront no reaccionó por un momento, sus plumas estaban tan crispadas y sus cejas estaban tan juntas que se sentía a punto de provocar un tornado.

Empezó una fea tormenta, que solo empeoró cuando las primeras lágrimas de Kohaku cayeron en su té a medio terminar.

—Ishigami Senku... —El ángel Tront sonrió con los dientes apretados—. ¡Esta vez te pasaste de la raya! —gritó con furia, para luego seguir el auto de Senku a toda velocidad.

Él estaba conduciendo con dificultad por la tormenta, y Tront de verdad tuvo que contenerse de lanzarle un rayo al insensible arruinador-de-parejas-perfectas-que-tanto-le-costó-juntar.

Cuando llegó a su casa, Tront tronó los dedos y de inmediato se le fue la luz, aparecieron cinco goteras y se metió una rata por una ventana.

A Senku ni siquiera le importó. Parecía deprimido.

—Ow, ¿estás triste? —Se puso delante de él, con cara de falsa pena—. ¡Pobrecito! Quizás no estarías triste si... no sé... ¡no hubieras arruinado tu relación con el amor de tu vida! —le gritó, totalmente fuera de sí.

Por supuesto, él no le hizo caso.

Cerró la puerta y se sentó en su sofá, enterrando el rostro en las manos.

—¿Crees que ahora la estás pasando mal? ¡JA! —Rio con crueldad—. ¡Te enseñaré lo que es pasarla mal, Ishigami Senku! ¡Ni creas que te librarás de esa mujer! ¡Soñaras cada día de tu vida con ella! ¡Vas a verla hasta en la sopa! ¡Me aseguraré de que te olvides hasta de tu nombre antes que a ella! —chilló con furia—. ¡Cuando termine contigo, irás arrastrándote hasta ella y le pedirás hasta matrimonio!

Senku no podía escucharlo, obviamente, pero de repente se estremeció como si pudiera hacerlo, mirando con confusión de un lado a otro, para luego suspirar y volver a enterrar el rostro en las manos.

El ángel Tront sonrió complacido.

La tortura de Senku apenas estaba comenzando.

Continuará...

Holaaaaaaaaaaa :D

Intercambié actualización de este fic por unos fanarts super preciosos OwO Aunque igual desde hace tiempo quería actualizarlo, lamento la tardanza xP

Ojala que este cap les haya gustado, aunque tuvimos un poco de drama x'D

Por cierto, no estaba segura de si hacer lemon o no en la historia, así que fui con algo muy ligerito por las dudas xP

Muchas gracias a todos los que apoyan esta historia con sus comentarios y votos! Se los agradezco de todo kokoro!

No olviden que se les ama!~

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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