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Ángel del Destino 3

(N/A: Necesitan haber leído mi fic Ángel del Destino 2 para entender este fic).

Después de haber sido expuestos a las aguas heladas del océano que cruzaban, aunque Senku solo estuvo unos pocos segundos, Senku y Kohaku se despertaron con fiebre y unas enfermeras vinieron a atenderlos, diagnosticando que debían descansar por un par de días, por lo que deberían pasar parte del viaje encerrados en la habitación que compartían.

Y el ángel Tront no podría estar más feliz por la desgracia ajena, aunque eso no era propio de un ser celestial, ¡pero era por un bien mayor!

—Lein... —Su rubia ceja tembló al ver a su compañera ángel de la guarda—. ¡¿Podrías dejar de curarla?! ¡Es beneficioso para nosotros que no se recupere rápido!

—¡P-pero la fiebre le da náuseas y la hace temblar! —Siguió abrazando a su humana, que por supuesto no se daba cuenta de su presencia, con ojos llorosos—. Solo la estoy curando un poquito, para que se sienta mejor.

—Con eso ya es suficiente, no podemos arriesgarnos. —Zapateó molesto en el suelo, antes de volar por encima de Senku, viéndolo trabajar en su próxima conferencia—. Aunque tampoco es que esta estrategia esté rindiendo frutos. —Suspiró frustrado.

Después del abrazo, Senku y Kohaku siguieron como si nada al día siguiente, ignorando todos sus susurros angelicales y pasando tiempo juntos jugando videojuegos y eso, sí, ¡pero nada romántico!

Hmm, ya debería haberlo sabido, ilusionarse era inútil, aunque su compañera creyera que ese abrazo significó mucho, el ángel Tront estaba convencido de que solo fue cosa del momento y estaban a unos buenos diez años de hacer que esos dos se enamoren, si es que siquiera existía la posibilidad.

Al día siguiente, los dos se hartaron de estar en sus camas y salieron a sentarse en la cubierta, él a trabajar y ella a estar con su familia.

—Me están sacando de quicio. —El ángel Tront revolvió sus rizos dorados con frustración—. ¡Nada, ni un avance, parece que lo de conseguir que compartan habitación no sirve para nada! —Cruzó los brazos con molestia, con todas las plumas de sus alas crispadas—. Ya verán, estoy planeando otro movimiento, ¡van a tener un momento romántico quieran o no! —Les gritó en sus caras, tanto que incluso aunque no podían escucharlo ambos se estremecieron y miraron a su alrededor con confusión.

Mientras Tront estaba ocupado planeando su estrategia, la ángel Lein se quedó cerca de Kohaku aún aunque estaba rodeada de gente, pero Senku se alejó de repente y ella alzó una ceja, decidiendo seguirlo por unos minutos solo por las dudas.

Él aún se tambaleaba un poco, quizás producto de la fiebre, pero aun así llegó a la sala de vigilancia y comenzó a revisar las cámaras de seguridad, buscando el momento en el que atacaron a Kohaku.

Lein sonrió con tristeza. Ella lo sabía, pero no tenía permitido decírselo, no podía interferir con humanos.

Incluso aunque logró acuchillar las almas de los dos agresores, no se sentía satisfecha con dejarlos libres en el mundo terrenal. Una parte de ella deseaba que pagaran por sus crímenes de la peor forma, incluso mientras vivían.

Senku se quedó estudiando las grabaciones de las cámaras y Lein le sonrió con picardía.

—Ella te importa más de lo que quieres admitir, ¿eh? —preguntó dulcemente, a pesar de que no podía escucharla.

Lo dejó viendo las cámaras y regresó con Kohaku, ansiosa por contarle a su compañero lo que había visto. Por desgracia, él no pareció tan emocionado como ella cuando se lo comentó.

—Eso no quiere decir nada especial. —Suspiró resignado—. Senku lo haría por cualquiera de sus amigos.

—Pero...

—Escucha, sé que soy el primero en quejarme de él y asegurar que es desesperante, pero Senku es un buen muchacho. —Sonrió muy en contra de su voluntad—. Se preocupa por sus amigos y cuida de ellos, muy a su extraña forma. Si cree que Kohaku puede estar en peligro, entonces claro que intentará ayudarla. Él es así, no creo que signifique nada en especial.

—Hmm, pues sí que es una muy linda persona, pero acabas de derrumbar todas mis esperanzas. —Las alas de Lein se desplomaron al igual que sus hombros y su sonrisa.

—También es algo que me desanima a veces. —Palmeó su hombro con empatía—. Pero lo que me consuela es que es una muy buena cualidad suya, así que no es tan difícil hacer que una mujer se enamoré de él sí logró que se hagan amigos primeros. Al menos con esto ya sabemos que Senku la considera una amiga, y no hay que olvidar que aparte de hacer que él caiga debemos hacer que ella caiga también. Me arrancaría las alas yo mismo sí logrará que Senku se enamoré de una chica solo para que ella no le corresponda. —Se estremeció, antes de hacer una mueca—. Aunque las probabilidades de que eso pase son cercanas a cero... No, olvida eso, la probabilidad es cero. Nunca haré que se enamoré. —Volvió a lloriquear, deprimido.

—Este caso te has dejado muy mal. —Ahora ella palmeó su hombro—. Vamos, ten más fe. Tú mismo lo dijiste, es un avance, por más pequeñito que sea.

—Cierto. —Tomó aire, recuperando la compostura y serenando los afilados rasgos de su rostro angelical, rostro que pronto dio paso a una sonrisa que bien podría haber sido del mismo Lucifer—. Pero esta noche haré un gran movimiento, ¡esta noche tendrán un verdadero avance! ¡Ya está todo preparado!

Lein voló un par de metros lejos de él, con sudor frío corriendo por su frente.

Verdaderamente tenían que lograr que Senku y Kohaku se enamoraran lo antes posible, antes de que el ángel Tront se volviera loco de remate.

Cuando llegó la noche, Tront hizo caer una fuerte lluvia y, apenas vio que Senku y Kohaku regresaban a su habitación, hizo que una pequeña gotera comenzara a mojar la cama, justo sobre la almohada.

—Ryusui tiene que hacerle varios arreglos a su crucero de lujo. —Senku sonrió con diversión al pensar en la pataleta que haría su amigo apenas le dijera de esto mañana.

—No es nada grave. —Kohaku no le tomó mayor importancia y simplemente cambió la almohada a los pies de la cama.

—Oh, pequeña, dulce e inocente humana, de verdad crees que es así de fácil~. —El ángel Tront palmeó su cabeza con ternura, antes de que otras cinco goteras comenzaran a empapar el colchón.

Kohaku se fue de espaldas, pero todavía no cedió a lo que Tront le dijo en un susurro angelical y sacó el colchón de la cama fijada, acomodándolo para dormir en el piso.

—Ternurita~. —Tront provocó otras siete goteras para que no pudiera acomodar su colchón en ningún lugar.

—¡AGH! ¡¿Es en serio?! —Cargó el colchón como si nada y se dirigió a la puerta—. Iré a la habitación de Ruri-nee, no me importa lo que diga mi jefe. —Apenas abrió la puerta y dio un par de pasos, una tubería expulsó un gran chorro de agua directo en su colchón, dejándolo totalmente empapado e inutilizable.

Kohaku se quedó en blanco, mientras que Tront sonrió con malicia, victorioso.

Arrastrando los pies, volvió a la habitación y devolvió el colchón a su sitio, para luego mirar a Senku, luciendo miserable.

—¿Puedo dormir contigo? —preguntó absolutamente a regañadientes.

Senku vio el colchón arruinado y luego al rostro muerto en vida de Kohaku, antes de rascar su oído con irritación y asentir, también a regañadientes.

Apenas cabían en la cama individual, pero a ninguno le importó y simplemente se dieron la espalda, se acostaron de lado y cerraron los ojos, dispuestos a dormirse y hacer como si nada. Eso deshizo cualquier sensación de victoria en el ángel del destino.

—¡¿Qué?! ¡¿Es en serio?! ¡¿Nada de nerviosismo ni sonrojos ni toques incomodos?! ¡¿NADA?! —Jaló sus rizos rubios con frustración.

—Ay, de nuevo todo fue por nada. —Su compañera suspiró con tristeza.

—¡Ah, no, eso sí que no! —Se cernió sobre ellos, viendo que efectivamente se durmieron como si nada hubiera pasado—. Es cierto que no podemos hacer nada que pueda afectar su libre albedrio, pero esa regla se puede torcer un poco cuando están dormidos. —Su sonrisa volvió a ser desquiciada—. Podemos inducir sueños, mover sus cuerpos y hasta provocar sonambulismo, pero ese último no será necesario por hoy. Solo los otros dos. —Frotó sus manos, ya planeando una nueva estrategia.

—¿Q-qué harás con ellos? —Lein no estaba segura de sí debía o no proteger a su humana de su compañero.

—Nada grave, tranquila. —La miró con reproche al verla tan nerviosa—. Ven, ayúdame con esto.

Curiosa y cautelosa, el ángel femenino se acercó y siguió las instrucciones de su compañero masculino, moviendo a sus humanos hasta que acabaron abrazados de brazos y piernas, con sus mejillas presionadas juntas.

—Aw, se ven muy lindos. —Lein se llevó las manos a las mejillas.

—Se verían más lindos si ya estuvieran casados y con el alma jamás nacida concebida. —Él bufó, antes de mirarlos a ambos con rostro muy concentrado—. Ahora veamos... ¿qué los haré soñar? —Frotó su barbilla con tres dedos.

—¿Algo erótico? —sugirió ella.

—Sería lo obvio, pero no puede ser sin sentido. —Cerró sus ojos azul marino—. Solo podemos inducir los sueños, son los ángeles de la mente los que los pueden controlar por completo o hablarles a través de ellos. Tú como ángel guardián solo podrías darle una pequeña señal de que está en peligro o bien si fueras del máximo rango de los ángeles guardianes podrías hacerla tener una premonición, yo como ángel del destino tengo más libertad para guiar sus sueños por cierto camino, pero no introduciendo ideas completamente nuevas en sus cerebros.

—Eh... —Lein estaba un poco mareada—. ¿Ejemplo?

—Bueno, supongamos que ellos nunca se hubieran conocido, pero yo de alguna forma quisiera que él se enamoré de ella. Si nunca antes la vio, entonces no puedo hacer que piense en ella. Esto quiere decir que si nunca pensaron de forma sexual del otro no puedo sacar ese pensamiento de la nada, ¿entiendes?

—¡Oh! —Asintió repetidamente—. Bien, ya entendí, ¿entonces cuál es el plan?

—Voy a inducir sueños con ciertos pensamientos, poco a poco, subiendo el nivel, y observaremos sus reacciones físicas, así podremos ver qué tanto se afectan el uno al otro a estas alturas. Pero iré con cautela, si les doy la idea equivocada podría darles pesadillas y eso me jugará muy en contra, no quiero arruinar lo que ya tienen y hacer que sus cerebros los haga verse como algo negativo.

—Ya veo, tendrás que ser muy cuidadoso. —Lein tragó saliva y Tront asintió, tomando aire antes de llevar una mano a la frente de Senku y otra a la frente de Kohaku.

—Es fácil empezar los sueños con recuerdos, y tengo uno perfecto para la ocasión. —Sonrió—. Ahora, tengan dulces sueños sobre ese abrazo compartido. —Sus manos se iluminaron.

Lein observó atentamente a sus humanos, viendo que no parecían reaccionar.

—¿Funcionó? ¿Están soñando?

—Sí, están soñando, pero no parecen reaccionar con el recuerdo. —Bufó—. Vamos a torcerlo un poco... solo una pizca. En vez de alejarse... ella lo abraza otra vez. —Sus manos brillaron un poco más.

Ambos ángeles observaron atentamente, pero los humanos no parecían reaccionar.

—Oh, espera. —Lein de repente voló de su asiento, acercándose a su protegida—. Su pulso... se aceleró.

Tront cerró los ojos, potenciando su sentido de la audición, escuchando que efectivamente el corazón de la mujer comenzó a latir levemente más rápido. ¡Pero ese maldito Senku seguía imperturbable!

Se obligó a tranquilizarse. Tenía que avanzar lento y con cautela.

—Bien... voy a torcer el recuerdo solo otro poco. Él toma sus hombros para apartarla... pero ella lo abraza más fuerte y él desiste, y se quedan así más tiempo... —Torció los labios, esperando que eso no fuera ir demasiado lejos mientras sus manos se iluminaban más.

Senku se removió, incomodo, al igual que Kohaku, y hasta se separaron y ella le dio la espalda, a lo que Lein hizo que él la abrazará otra vez, con pánico, pero igualmente esa modificación del recuerdo no pareció gustarles para nada a ninguno de los dos, y Tront estuvo listo para rendirse, pero entonces él enterró el rostro en el cabello de Kohaku e inhaló profundamente, y no solo se quedó ahí, sino que hasta enterró más el rostro en su cabello, envolviendo más los brazos alrededor de ella.

Tront se sorprendió tanto que sus alas dejaron de funcionar y se cayó de cara al suelo, mientras que Lein directamente se desmayó.

Ambos se recuperaron rápidamente y se pusieron en pie para observar como halcones a Senku, que seguía abrazado a la mujer, con su pulso levemente acelerado.

—Al fin... reaccionó. —Lein sonrió inmensamente—. ¡Ella lo afecta! ¡Aunque es espeluznante que le guste olerle el cabello, pero algo es algo! ¡Al fin reaccionó! —Alzó los brazos, volando alrededor de toda la habitación con emoción.

Tront se quedó con la boca abierta, incapaz de moverse, mirando las expresiones suavizadas de ambos. Había dejado de influenciar sus sueños, así que ¿quién sabe lo que estuvieran soñando ahora? Ya no podía retomar la influencia si no lo sabía, pero podía ver que sus expresiones ahora estaban relajadas y ya no parecían querer alejarse. De hecho, Kohaku al poco tiempo volvió a dar la vuelta para abrazarse a Senku otra vez, y él la apretó contra sí, de nuevo enterrando la nariz en su cabello.

Eso fue suficiente, el ángel Tront cayó como peso muerto, desmayado y al borde de un colapso nervioso.

Después de dejar de chillar de emoción, Lein fue a ayudarlo a despegarse del piso y luego lo miró victoriosa.

—¡¿Lo ves?! ¡Te dije que ese momento sí significó mucho para ellos!

—Debe ser un error. —Él estaba sudando profundamente, indispuesto a ilusionarse—. Es solo Senku dormido, e-esto no prueba nada. —Llevó una mano a cubrir su boca—. Pero es un buen avance, supongo... Veamos qué sucede cuando despierten.

Afortunadamente no se separaron en toda la noche, y ella fue la primera en despertar, mirando con confusión la situación en la que se encontraban.

El ángel Tront no perdió el tiempo y despertó a Senku de inmediato, provocando que ambos se quedaran mirando confundidos, y luego horrorizados. Se apartaron de inmediato, luciendo aturdidos.

A pesar de que la reacción no fue positiva, Tront siguió sonriendo, porque a diferencia de la noche anterior, ahora existió un leve toque de nerviosismo en ellos, por más pequeño que fuera, ahí estaba.

Aun así, decidió que esa noche presionó demasiado y los dejó convivir sin intervenir los siguientes días, recuperándose de la fiebre y volviendo a trabajar eventualmente. Pero que no interviniera en los días no quería decir que no interviniera en las noches, en sus sueños. Aunque los dejará estar en camas separadas, ahora tenía otro recuerdo con el que podía empezar un nuevo sueño: el recuerdo de ellos despertándose abrazados en la misma cama. ¡Era oro puro para sus planes!

Las noches siguientes, los hizo soñar con ese momento, haciendo ligeros cambios cada vez, viendo sus reacciones mientras dormían.

No hizo nada drástico, no quería presionar demasiado, pero ya no era una rareza acelerarles el pulso a los dos. Era un... verdadero avance. ¡Jamás había llegado tan lejos!

Aunque fuera solo en sueños, una pequeña chispa de esperanza comenzó a surgir en el corazón del ángel del destino.

El barco llegó a Estados Unidos, cuyas costas recorrería por unos días para dar conferencias en el caso de los empleados y los socios de Nanami, y para que los pasajeros hicieran turismo.

Como Ryusui y Gen no dejaban de hacer su trabajo por él, buscando excusas para que Senku y Kohaku pasaran más tiempo juntos, el ángel Tront decidió relajarse un poco e ir a dar su reporte con una sonrisa por primera vez en años.

—Con que un avance, ¿eh? —El ángel administrador leyó con incredulidad el pergamino que le otorgó.

—Ajá. —Tront infló el pecho con orgullo—. Es algo pequeño, pero estoy bien encaminado.

—Los superiores estarán complacidos. —El administrador asintió, para después mirar a Lein—. ¿Qué hay de ti, guardiana? ¿Novedades desde ese intento de homicidio que sufrió tu encargo? Sí ella va a ser la madre del alma jamás nacida, es primordial que esté bien protegida.

—P-por supuesto, la estoy protegiendo con todo mi ser, incluso ahora tengo mis sentidos alerta. —Asintió repetidamente, entregando su propio reporte—. Tengo identificados a los hombres que intentaron matarla, y estoy buscando la forma en la que puedan ser descubiertos y encarcelados.

—Estaré esperando más avances, recuerden que mientras más tarde en nacer el alma jamás nacida más difícil será para ella su objetivo de salvar a la humanidad. Y ya perdiste muchos años. —Miró mal a Tront.

—Le puedo asegurar que esta vez estamos yendo por buen camino. Kohaku es la que más se ha logrado acercar a él.

—Esperaremos ansiosos tu próximo reporte. —El administrador asintió, para luego atender a otros ángeles que estaban esperando su turno.

Tront decidió caminar hacia los jardines, en vez de regresar al mundo terrenal, y Lein lo siguió con curiosidad.

—¿Qué haces?

—Ven, mira. —Tomó su mano y la llevó hasta unos arbustos cubiertos de flores, donde varias almas flotaban, brillando hermosamente—. Esta es el alma jamás nacida. —Señaló a la esfera de luz blanca.

—Oh, que linda. —Lein acercó su mano al alma, que de inmediato comenzó a flotar sobre su palma, sintiéndose como los rayos del sol en su piel—. ¿Es... la única alma que no ha nacido nunca entre todas?

—Bueno, no, son millones de millones de almas, y son miles de miles las que no han nacido. —Rio—. Las que no nacen son blancas, todas, pero como ya sabes todas y cada una de las almas tiene su propio brillo, incluso las que ya han nacido y adquieren otros colores. —Miró a su alrededor, viendo almas azules, rosas, naranjas, verdes y muchos otros colores—. Aunque a medida que pasan los milenios es más y más raro ver almas jamás nacidas, en este jardín en particular quedan muy pocas blancas. —Posó su mano sobre la de Lein, a lo que el alma pasó a rondar por su mano—. Sabes, cada vez que nace una nueva alma blanca, otras comienzan a nacer, porque suelen abrirse nuevos caminos.

—¿Ejemplo?

—Bueno, supón que esta alma llega a la Tierra, salva a la humanidad y luego encuentra a una persona con la que quiere casarse y formar una familia y... —Frunció el ceño de pronto, mirando con pena al alma en su mano—. Aunque sí se parece a su padre, entonces es muy poco probable que eso pase, de hecho.

—Ve al grano, por favor. —Ella lo miró con impaciencia.

—Bueno, sí tenemos suerte y no se parece a su padre, entonces podría formar una familia, y sus hijos serían otras almas jamás nacidas, porque los ciclos de padres e hijos se suelen repetir muy seguido. Si Senku es su padre en esta vida, es casi una certeza que será su padre en la próxima reencarnación.

—Oh, no sabía eso de los humanos, qué interesante. —Lein volvió a tomar el alma en sus manos, sintiendo cosquillas mientras se paseaba por sus palmas—. ¿No está mal que la toquemos, verdad? No quisiera meter la pata...

—No, somos ángeles. —La miró con diversión—. Nuestro toque sobre un alma mortal es como una caricia o una bendición. Diferente sería si un demonio toca un alma... —Hizo una mueca—. Más un alma jamás nacida, la podría destruir o corromper.

—Jamás dejaría que eso pasé. —Lein abrazó el alma contra su pecho—. ¡Tengo experiencia devolviendo demonios al infierno! —Palmeó su espada con cariño.

Tront iba a decir algo, pero en ese momento sintió a Senku despertarse.

—Oh, hora de volver al trabajo. ¡Adiós, almita, iré a trabajar para conseguirte una mamá! —se despidió y voló rápidamente hacia el mundo terrenal.

Lein decidió mirar un poco más al alma, sabiendo que Kohaku aún estaba dormida.

—Yo sé que ella es tu mamá —aseguró sonriendo—. No te preocupes, la protegeré toda su vida, y cuando nazcas me aseguraré de que la tengas por mucho, mucho tiempo. —Acarició el alma con un dedo—. Romperemos su ciclo, dejará de ser un alma que muere en su juventud, ¡y tú tendrás la mejor mami de todas! —Dejó que el alma volviera a su arbusto y luego se alejó volando lentamente, mirándola con una sonrisa—. Sé que nacerás pronto así que ¡hasta pronto, almita!

Regresó a toda velocidad a la Tierra, viendo con una sonrisa a su humana dormida. Senku regresó a la habitación en ese momento para buscar algo, con el ángel Tront malhumorado detrás de él.

—Quisiera que al menos la miré, pero es imposible. Nunca puedo lograr que se le aceleré el pulso despierto, ¡pero no me rendiré! —Apretó un puño, antes de hacer que Senku se tropiece con un charco de agua y caiga justo encima de la cama de Kohaku.

—¿En serio? —Lein lo miró con incredulidad—. ¿Esa es tu estrategia?

—Algo es algo. —Rio tímidamente, frotando su nuca.

Kohaku se despertó mientras Senku apenas se levantaba, gruñendo por la caída.

—¿Qué haces en mi cama? —Lo miró con desagrado.

—Me tropecé. —Se puso en pie con fastidio.

—Ah. —Ella encogió los hombros, creyéndole sin dudar.

—Agh, ¡tú eres tan terrible como él! —Tront volvió a jalar sus rizos con frustración.

—Paciencia, paciencia. —Lein solo rio, sin perder el buen humor.

El crucero acabó sus asuntos en Estados Unidos y emprendió su viaje de regreso a Japón, y los ángeles empezaron a preocuparse.

—Quisiera lograr otro avance entre ellos antes de llegar. —Lloriqueó el ángel del destino.

—Yo quiero lograr que atrapen a los tipos que atacaron a mi Kohaku. —La ángel de la guarda de verdad quería que esos hombres fueran capturados.

—Bueno, si no logró un avance romántico mientras están despiertos, supongo que puedo ayudarte a atrapar a esos idiotas.

—¡¿En serio?! —Lo miró con ojos brillantes.

—¡Sip, siempre me ayudas con mis tareas de ángel del destino, así que es justo que te ayude con tu trabajo de ángel de la guarda!

Se pusieron a planear su estrategia de inmediato, y con la influencia y el talento de Tront en controlar el destino no fue difícil dar con un plan para hacer que los culpables salieran a la luz. No obstante... las cosas no salieron como habían estado esperando.

Quedaban pocos días para llegar a Japón, así que ellos planeaban provocar que los maleantes fueran escuchados hablar de su crimen por alguien de confianza, pero antes de que pudieran lograr su cometido escucharon a los dos malvados hablar respecto a que querían "acabar con el trabajo".

—Me están tentando a tomar medidas drásticas. —Los ojos de Lein refulgieron con furia mientras seguía de cerca a Kohaku, que estaba caminando junto a Senku, que de nuevo estaba intentando hacerla comprar su robot.

—No los dejaremos hacer nada, puedo hacer que les dé un calambre en el momento justo. —Desgraciadamente no tenían permitido lanzarles rayos a los humanos.

—Míralos, ahí vienen. —Lein miró rencorosamente como caminaban al otro lado del corredor, seguramente queriendo comprobar los caminos por los que solía andar Kohaku, ya que planeaban atacarla mañana.

Al ver a Kohaku caminando como si nada, los dos tipos se susurraron algo y rieron a carcajadas, provocando que ella se detuviera de pronto, mirándolos con los ojos muy abiertos.

—Esas risas...

Kohaku no los había visto ni escuchado sus voces cuando la emboscaron, pero sí los escuchó reír, como ya había dicho antes, y por supuesto que los reconoció de inmediato.

Senku se dio cuenta y sacó su celular para llamar a seguridad, pero desgraciadamente los hombres también se dieron cuenta de que fueron reconocidos y, con pánico, corrieron hasta ellos, sacando unos cuchillos.

—¡Senku, cuidado! —Kohaku lo empujó lejos, preparándose para enfrentar a los tipos aún desarmada, ya que no había estado en horas de trabajo.

Tront palideció al verla tan expuesta al peligro, pero Lein enrojeció de la ira.

—No en mi guardia... ¡No dejaré que la lastimen! —Voló hasta estar detrás de Kohaku y usó el último recurso de un ángel de la guarda de su rango: se hizo visible ante los humanos.

Tront observó con la boca abierta como extendía sus brazos y sus alas, haciéndose visible solo ante los dos agresores. Todo su cuerpo irradió una luz celestial que hizo a los dos humanos mirarla con sorpresa y terror, casi cegados por su divinidad. Su corto cabello castaño con mechones rubios se agitó por el estallido de energía, y sus ojos marrones se volvieron blancos por despedir tanto brillo, todo en ella brillaba, sus alas, sus brazos y hasta su corto vestido blanco y anaranjado, al igual que su espada. La vista de un ser angelical doblegó a los mortales, que cayeron sobre sus rodillas, impotentes, sin poder creer lo que estaban viendo.

Senku y Kohaku observaron sorprendidos y confundidos como los dos caían desmayados después de mirar a la nada con expresiones aterrorizadas, sin entender absolutamente nada.

Al ver que los dos atacantes ya no eran un peligro, el ángel Lein finalmente volvió a la normalidad.

El ángel Tront pestañeó, dejando de estar hipnotizado por la belleza del poder de un ángel de la guarda, y se acercó a ella con cautela.

—Eh... ¿estás bien?

—Sí. —Cerró los ojos, bajando al suelo y sacudiendo sus alas como si fuera un gato mojado—. Lamento eso, quizás Kohaku pudo haberlos derrotado con ayuda de ambos, pero no quise arriesgarme.

—Nah, ¡eso fue genial! —Envolvió sus brazos con una sonrisa emocionada—. Aunque sabes, acabas de confundirlos muchísimo. —Señaló divertido como Senku parecía haber hecho cortocircuito, mirando a todas partes, sin encontrar ninguna explicación lógica para lo que acababa de suceder, mientras que Kohaku tampoco entendía, pero ya estaba llamando a sus compañeros de seguridad.

Ambos rieron divertidos y aliviados.

Los maleantes fueron puestos en custodia del personal de seguridad y finalmente Kohaku pudo respirar tranquila, al igual que su ángel guardián.

Más tarde esa noche, mientras estaban en su habitación compartida, Senku de repente se desabrochó la camisa y llamó a Kohaku, que lo miró sorprendida y un poco nerviosa.

—¿Q-qué pasa? —Intentó fingir que no estaba mirando descaradamente su torso expuesto por su camisa desabotonada.

—Cuando me empujaste para quitarme del camino de tus atacantes, lo hiciste un poco demasiado fuerte. —Sonrió divertido, quitando una manga de su camisa para enseñarle el moretón que dejó en su pecho.

—Oh. —Abrió mucho los ojos—. Ja, lo siento, pero sabía que no tenías ninguna posibilidad. —Sonrió despreocupada—. Estaba dispuesta a enfrentarlos sola, pero... todavía no entiendo qué pasó allí. —Miró al techo de la habitación—. Fue tan extraño... fue como si hubieran visto algo detrás de mí.

—Eso no tiene sentido, ya repasamos las cámaras de seguridad diez billones de veces y no había nada. —Hurgó en su oído con fastidio.

—Quizás estaban borrachos. —Rio.

—Es lo más probable. —También rio.

Las risas siguieron otro par de segundos antes de que se quedaran en silencio.

Kohaku se acomodó para dormir y Senku se puso una camiseta cómoda para acostarse, pero entonces miró a Kohaku y pareció querer decir algo, pero al final decidió no hacerlo, apartando la mirada y recostándose en su cama.

Intrigado, Tront se sentó junto a él y le susurró "díselo, díselo" varias veces, hasta que por fin Senku se sentó, llamando la atención de Kohaku, que ya estaba medio dormida.

—¿Pasa algo? —preguntó en medio de un bostezo.

—Solo... gracias —masculló escuetamente, antes de apagar las luces y acostarse, dándole la espalda.

Ella lo miró sorprendida, sin entender del todo a qué se refería. Lo observó un largo rato, pensativa, para luego sonreír y dormirse sin perder esa sonrisa.

—No estoy seguro de si eso fue un avance o no. —Tront tampoco había entendido del todo—. ¡Pero lo tomaré, algo es algo!

Dos días después, llegaron a Japón y el crucero se terminó. Los maleantes fueron a prisión y Senku y Kohaku volvieron a sus vidas separadas.

—¿Cuál es el plan ahora? —le preguntó Lein una noche mientras sus humanos dormían, una semana después de finalizado el crucero.

—Lo estoy pensando. —Suspiró—. Sigo haciendo que Senku sueñe con ella, pero no reacciona más allá del pulso acelerado. ¿Qué hay de tu lado? ¿Ella está pensando en Senku de alguna forma?

—Pues volvió a las pruebas de conducir, así que no he tenido mucho tiempo para estar atenta a eso. —Lloriqueó al pensar en todas las veces en las que esa imprudente estuvo a punto de matarse—. Oh, pero de hecho creo que tenemos un pequeño problema allí.

—¿Pequeño problema? ¿Qué es?

—Más bien... "¿Quién es?"

—¡¿EH?!

Lein lo llevó a la escuela de manejo de Kohaku al día siguiente, donde le señaló el cocinero que trabajaba en el restaurante frente a la institución, un tipo castaño de cabello alborotado parecido a un afro, alto y con una sonrisa coqueta.

—Por lo que pude escuchar, es su amigo de la infancia —le susurró Lein, como si no fueran invisibles en todos los aspectos a todos los sentidos humanos—. De hecho, ella lo rechazó una vez. Se llama Titan.

—Un antiguo pretendiente, ¿eh? —Tront frotó su barbilla con calma, sus ojos cerrados solemnemente—. Ya veo, ya veo.

—¿No te preocupa? —Lein se sorprendió—. Le coquetea cada vez que la ve.

—Querida Lein... —El ángel Tront sonrió totalmente confiado—. ¡POR SUPUESTO QUE ME PREOCUPA! —Su calma desapareció de pronto y comenzó a sacudir sus hombros con desesperación—. ¡Llegué muy lejos para que venga un cualquiera a robar a la chica, arrancaré mis alas y me ofreceré en bandeja de plata a los demonios del infierno antes de dejar que eso pasé! —La soltó y sonrió oscuramente hacia el tipo hablando con Kohaku—. Titan, ¿eh?... Averiguaré todo sobre él y le daré una muy tentadora oferta para irse del país, entonces, una vez en el avión, habrá desafortunadas turbulencias que harán que aterricen en medio de la Antártida ¡y así jamás volverá, JA, JA, JA!

—¡¿Qué?!

—No, no, no, olvídalo, es una locura... —Eso hizo a Lein suspirar aliviada—. ¡Mejor haré que le dé un calambre en medio de una transitada autopista y luego un coma de diez años! ¡Eso bastará para que Senku se enamoré de la chica! —Volvió a reír como desquiciado, mientras que Lein voló varios metros lejos de él, mirándolo con horror.

—¡T-Tront! ¡No puedes lastimar humanos inocentes! —lo regañó, aunque nerviosa.

—Es por un bien mayor. —Hizo pucheros—. El destino de la humanidad está en juego aquí, ya sabes.

—Eso no es excusa. —Se llevó las manos a las caderas, más firme en su regaño—. Además, no creo que tengas mucho de qué preocuparte. Kohaku solo lo ve como un amigo. —Señaló a su humana, que conversaba alegremente con el humano entrometido, pero no respondía a ninguno de sus obvios coqueteos, y hasta parecía incomoda cuando él se le acercaba de más.

—Bien... tal vez no intenté deshacerme de él... por ahora. —Siguió mirando con desconfianza al castaño.

—¿Y por qué no intentes usar esto a tu favor? —propuso el ángel de la guarda.

—¿Eh?

—Ya sabes, ¿por qué no intentas darle celos a Senku con este chico?

Tront la miró en silencio un segundo, antes de caer al suelo revolcándose de la risa, carcajeándose tan fuerte que sí los humanos pudieran escucharlo se oiría por toda la manzana, golpeando su puño en el concreto y hasta llorando de la risa.

—¡JAJAJA! ¡Qué buen chiste! ¡Uf! —Luego de varios minutos, volvió a volar junto a su compañera—. Uf, hace tiempo que no me reía así, necesitaba eso, gracias, compañera. —Palmeó su hombro, solo para confundirse al verla con los brazos cruzados y rostro amargado y enrojecido de la ira—. ¿Qué? —Se confundió, antes de mirarla con la boca abierta—. N-no me digas... ¿Estabas hablando en serio? —Sus labios comenzaron a temblar, clara prueba de que quería volver a reírse.

—¡Claro que sí! —Le dio un gran coscorrón, tomando el cuello de su túnica y agitándolo de un lado a otro—. ¡Y cómo te atrevas a reírte usaré mi espada en ti!

—Pero Lein... —Se apartó, intentando disimular su risa—. ¡Eso es ridículo! No tiene ninguna posibilidad de funcionar. Senku no es así para nada.

—Al menos haz el intento. —Cruzó los brazos, alzando la barbilla—. ¿Cómo sabes que no funcionará?

—Lo he intentado muchas veces, jamás le ha importado con las otras chicas, y tampoco es que haya avanzado mucho con Kohaku más allá de cuando está dormido.

—¡Pero mi Kohaku no es "las otras chicas"! —Volvió a darle un coscorrón—. Ella es especial, tú mismo lo dijiste. Quizás reaccioné diferente esta vez, no puedes saberlo si no lo intentas.

—Pues bien, lo intentaré, para que veas que no funcionará. —Bufó, sacando su arco y disparando una flecha hacia el tal Titan, una flecha que funcionaba como rastreador, claro. Él era un ángel del destino, no un cupido con sus flechitas inútiles de atracción pasajera.

—¡Hurra!

Tront empezó a planear una nueva estrategia, que él denominó como "Plan pérdida de tiempo para contentar a Lein", y comenzó a averiguar cosas de Titan, buscando cómo usarlo para su plan.

Al final, la oportunidad de que se conozca con Senku llegó casi por sí sola.

Senku y Kohaku siguieron escribiéndose mensajes bastante seguido pese a ya no verse, aunque seguían siendo cosas frívolas como ofertas de productos robóticos de parte de él y preguntas de cómo usar algunas aplicaciones muy avanzadas de parte de ella, pero algo era algo. Cuando Kohaku le contó que estaba a punto de conseguir su licencia, Senku le ofreció comprar un auto de su marca favorita, y Kohaku de hecho pareció bastante interesada, así que, para gran sorpresa del ángel Tront, Senku le ofreció dejarla conducir el auto para que probara si le gustaba o no.

—¿Por qué tan sorprendido? —Después de leer ese intercambio de mensajes, Lein miró curiosa a su compañero colapsado en el piso—. Dijiste que Senku es un muy buen amigo, ¿crees que esto es algo fuera de lo común?

—Senku es un muy buen amigo, pero jamás he visto que le dejé su auto a alguien, de hecho, él mismo casi nunca lo usa de tanto que lo cuida. —Se levantó, sudando profundamente—. Ama a ese auto casi tanto como a su ciencia, ¡y se lo presta! Esta vez sí que me estoy ilusionando. —Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras apretaba un puño, ya comenzando a imaginarse un mundo hermoso e ideal donde no tuviera que soportar a Senku.

—De todas las cosas que han pasado... ¿De verdad esta es la que más te ilusiona? —Lein no dejó de mirarlo incrédula, con muchas gotitas en su frente.

—¡Bueno, también es una oportunidad! Irá a recogerla después de su clase de manejo de mañana, para que pueda conducir el auto de regreso a su casa, así que antes de eso puedo hacer que se encuentre con Titan y así verás que eso no tiene ninguna posibilidad de funcionar. —Le sonrió enormemente.

—¡Oye! Si esto te dio más esperanzas, ¡¿por qué aún crees que mi plan es tan malo?!

—Porque no creo que Senku sea celoso —habló con los labios fruncidos—. E incluso aunque lo fuera, aún no ha avanzado tanto con Kohaku, ya te lo dije.

—Pues mañana lo veremos. —Ella estaba muy confiada en el plan.

Por desgracia para ambos, al día siguiente Kohaku llevó a Suika con ella a su clase, dejándola en el restaurante de Titan mientras ella estudiaba. Aunque Suika era una gran aliada, hubieran preferido que estuviera sola esa vez.

Senku llegó apenas la clase se terminó y Suika salió corriendo a recibirlo, llamando la atención de Titan.

—¡Senku-nii! —La niña lo recibió con entusiasmo y él de inmediato palmeó su cabeza, sonriéndole.

—¿Este es el amigo de Kohaku? —Titan salió a la calle, quitándose el delantal y mirando curioso a Senku, que alzó una ceja.

—¿Y tú eres?

—Mi nombre es Titan, y soy... eh, soy un amigo muy cercano de Kohaku. —Cruzó los brazos, recalcando sus palabras, como si quisiera presumir su relación con la rubia ante Senku.

Por supuesto, Senku solo comenzó a rascar su oído con pura indiferencia.

—Ya veo, ¿ella no salió aún?

—No, aún... —Calló cuando la vieron salir justo en ese momento. Ella de inmediato agitó un brazo hacia ellos, entusiasmada.

—¡Senku! ¡Ha pasado tiempo desde la última vez que nos vimos! —Lo saludó con entusiasmo—. Gracias por hacerme este favor, con solo ver tu auto puedo decir que es muy bueno, y también me gusta el diseño. —Acarició maravillada la máquina.

—Es aún mejor por dentro, ¿nos vamos? Así te enseñó a conducirlo.

—Quería invitarte a comer al restaurante de Titan primero, para devolver el favor, Suika también quería pasar más tiempo contigo, quiere contarte cómo le fue en la escuela estos meses con la ayuda que le das por mensaje.

—¡Sí, mis notas subieron!

—Ah, eso sí me interesa. —Sus ojos brillaron—. Bueno, tengo tiempo. ¿Sirven ramen aquí?

—Claro, amigo, ¡te haré un descuento y todo! —Titan le sonrió amistosamente.

—Aún mejor. —Los cuatro entraron al restaurante hablando alegremente.

Las alas de Lein se desplomaron a medida que la sonrisa de Tront crecía.

—Te lo dije, nada de nada.

—Oh, vamos, al menos intenta provocar una situación en la que puedan surgir los celos —insistió, sin querer admitir su derrota tan fácil.

—Es inútil, pero está bien, para que veas. —Negó con la cabeza, volando dentro del restaurante.

Suika estaba acaparando toda la atención de Senku, así que Tront esperó a que Titan viniera con sus pedidos y observó con sorpresa que también comería con ellos, sentándose junto a Kohaku.

Como Senku estaba hablando con la niña, Titan aprovechó para hablar con Kohaku a susurros.

—¿Ese auto no es demasiado caro? Sé que recibiste un ascenso, pero parece muy lujoso.

—Sí, lo mismo pensé. —Ella asintió—. Pero Senku me dijo los beneficios y realmente vale su precio, además de que es un auto duradero que pocas veces necesitará reparación si lo manejo bien, es resistente y es bonito, es justo lo que quiero.

—Bueno, en eso se parece a ti. —Rio por lo bajo, acercándose más a ella—. Resistente y bonita... Siempre he admirado lo fuerte que eres, sabes.

Tront sintió una ceja temblar, reconsiderando su idea de darle un calambre en medio de una autopista.

Kohaku se revolvió incomoda y Senku la miró de reojo.

—¿Te pasa algo, leona?

—Ya te dije que no soy una leona. —Lo miró mal.

Senku hizo hacia atrás su silla, cruzando una pierna sobre la otra, mirando a Titan.

—¿Y de dónde se conocen ustedes? Imaginó que le tienes mucha confianza, para dejarlo al cuidado de Suika.

—Ja, por supuesto. —Kohaku sonrió de forma radiante—. Titan es un amigo de mi infancia, nos conocemos prácticamente desde que nacimos. Era mi vecino y solíamos ser muy amigos de niños.

—Ah, eso lo explica. —Volvió a rascar su oído con desinterés—. Bueno, cocina un buen ramen.

—Gracias. —Titan sonrió orgulloso—. ¿Y qué hay de ustedes? ¿Cómo se conocieron?

—Es una historia... extraña. —Kohaku rio nerviosamente, explicándole el incidente del árbol caído por un rayo y como Senku la ayudó—. Puede parecer escoria a primera vista, pero puede ser un caballero cuando quiere. —Lo miró con una sonrisa resignada.

—Ajá. —El gesto de Titan se agrió levemente—. Bu-bueno, imaginó que después de que te salvará quisiste ser su amiga, tiene sentido. —Se removió, visiblemente incómodo, o celoso, más bien.

—Mira, hay tienes tus celos. —El ángel Tront le sonrió divertido a su compañera, que solo se cruzó de brazos, apartando la mirada.

—En realidad no pensé volver a verlo, pero seguimos encontrándonos, fue muy raro. —Kohaku rio suavemente, mirando al techo del establecimiento con ojos nostálgicos.

Senku la observó de reojo otra vez, un segundo más largo de lo necesario, antes de apartar la mirada y terminar lo que quedaba de su ramen.

—Fuimos a un crucero con Senku-nii —agregó Suika, sonriente—. Hubo un accidente en la habitación de Kohaku-nee y ella tuvo que mudarse a la habitación de Senku-nii.

—¡¿Qué?! —Titan casi se atraganta—. ¡¿En serio?!

—Sí, tuvieron que compartir cama.

—No fue cama, Suika. —Kohaku se sonrojó, seguramente recordando que sí tuvieron que compartir cama una vez—. Fue una habitación con dos camas individuales.

Senku se removió incomodo, tal vez pensando lo mismo, y Tront alzó una ceja.

Claro que había estado atormentando a Senku con sueños sobre esa noche y la mañana siguiente a ella todos los días, pero jamás vio que eso lo afectara mientras estaba despierto... hasta ahora. Por más pequeño que haya sido su movimiento, Tront no iba a pasarlo por alto.

Decidió probar algo y trajo una pequeña brisa por una ventana abierta, soplando directamente contra Kohaku y llegando hasta Senku, golpeando directamente su nariz con el aroma a flores de la chica. Y, como todo un rarito, Senku volvió a removerse, mirando de reojo a su amiga otra vez, esta vez por más tiempo. Otros pequeños detalles que el ángel del destino no se perdió para nada.

—Vaya, tuviste muy mala suerte... —Titan miró atentamente a Senku, pero hablando con Kohaku—. Te pasaron muchas cosas malas en ese crucero, pero al menos tuviste un ascenso. Y al menos tu amigo Senku es un buen tipo y no intento nada, ¿verdad?

—¿Qué se supone que significa eso? —Senku alzó las cejas con sequedad, a la defensiva.

—Nada, nada. —Rio nerviosamente—. Solo digo que es un alivio... Kohaku es realmente hermosa. —Se inclinó para estar más cerca de ella, que de nuevo se incomodó—. Me alegra que seas un amigo confiable y poder confiar en que no piensas así de ella.

Senku permaneció con las dos cejas en alto, mirándolo con incredulidad.

—¿Y a ti en qué te afecta, si pienso así de ella o no? —Se recostó en la silla, posando las manos en los reposabrazos—. ¿Por qué eso sería asunto tuyo? Kohaku es una adulta responsable perfectamente capaz de defenderse a sí misma, más de un debilucho como yo, y tú eres solo su amigo, así que deberías darte cuenta de lo incomoda que la pone tus obvios y patéticos intentos de coquetearle.

Kohaku, Titan y Tront se quedaron mirándolo con las mandíbulas ancladas en el piso, mientras que Suika y Lein sonrieron sorprendidas y emocionadas.

Se quedaron en silencio por un momento, mientras Senku se servía una copa de vino con calma, como si nada.

—Emm... —Titan se frotó la nuca, avergonzado—. L-lo siento, creo que me pasé... al insinuar que podrías haber intentado algo con ella. Y t-también lo siento si te incomodé, Kohaku-chan.

—Está bien. —Ella tosió incómodamente—. Disculpa a Senku, también, él es muy directo.

Titan asintió, pero siguió viéndose avergonzado.

—¿Podemos hablar en privado un momento?

—Claro...

Se levantaron y caminaron fuera del restaurante, ante la mirada curiosa de Suika. Senku solo siguió bebiendo su vino, pero los ángeles pudieron notar que los miraba de reojo en lo que iban a la salida.

—Senku-nii, ¿entonces sí te gusta Kohaku-nee? ¿Por eso no te agrada Titan? —preguntó la niña, emocionada.

—No es que no me agrade, solo creo que necesitaba que alguien le diga que Kohaku no está interesada. —Encogió los hombros.

—¿Seguro que no está interesada? —La pequeña Suika miró a las puertas de cristal del restaurante, viendo a Kohaku mirar sonrojada a Titan mientras este le hablaba, probablemente confesándole sus sentimientos otra vez—. Ella lo quiere mucho... desde siempre.

Senku le dio un largo sorbo a su copa antes de contestar.

—Bueno, eso en verdad no es asunto mío. —Encogió los hombros, sonriendo despreocupado.

Cuando Titan regresó al restaurante, tenía una gran sonrisa en el rostro, al igual que Kohaku.

—Bueno, ya que terminamos de comer, ¿nos vamos? —Senku y Suika la observaron en silencio—. ¿Qué?

—Nada. —Senku se puso en pie—. Vamos, te encantará mi auto, te convencerá al diez billones por ciento de comprar uno igual.

El auto de Senku era tan bonito para Kohaku que se aseguró de conducir con mucho cuidado, siendo un poco lenta, pero dándoles más tiempo a Suika y Senku de conversar hasta que llegaron a casa de Ruri y dejaron a Suika allí, para luego dirigirse a casa de Kohaku, donde ya debería devolverle el auto a Senku.

Tront usó el susurro angelical para decirle a Kohaku que invite a Senku a pasar a su casa, sin muchas esperanzas de que ella aceptará, pero sorprendentemente sí lo hizo y lo invitó.

—¿No quieres pasar? Puedes ayudarme a programar el rei-bot que te compré, aún no sé cómo hacer para que preparé mi desayuno.

Senku lo pensó un momento, pero acabó accediendo.

—Muy bien. —Sonrió y ambos salieron del auto para entrar a la casa—. Aún me sorprende que hayas accedido a comprarlo con solo el 16% de descuento, creí que debería insistirte más.

—¡Ja, fue gracias a ti que conseguí un ascenso, así que decidí que debería devolver el favor de algún modo! —Sonrió alegremente—. Y el rei-bot ha sido muy útil, aunque es complicado configurarlo para mí.

—Le echaré un vistazo.

—¿Quieres vino o café mientras?

—Vino está bien.

Después de que Senku configurara el rei-bot, se sentaron en el sofá de la sala a beber vino y hablar sobre Suika, Chrome y demás, ante las miradas muy interesadas de los ángeles.

—Creo que los haré beber más... por las dudas. —Tront siguió susurrándoles que bebieran más y más, y ya que el alcohol nublaba sus sentidos era más fácil que aceptaran cosas pequeñas.

La mesita de la sala de Kohaku se llenó de botellas de vino, y ella comenzó a hablar respecto al auto que se compraría, mientras que Senku sujetaba su cabeza, ya comenzando a sentirse mareado.

—Creo que no debería beber más... —murmuró él.

—Muy bien. —Kohaku decidió beberse el resto de la botella de vino—. ¿Puedes conducir así o te pido un taxi? Aunque no quisiera que te vayas aún. —Su rostro comenzó a enrojecer por el nivel de alcohol—. Es bueno pasar tiempo contigo, llevábamos más de un mes sin vernos después del crucero.

—Eh, es cierto, supongo que puedo quedarme más tiempo. —Encogió los hombros.

—¿Quieres ver una película, entonces?

—Claro.

Mientras veían la película, ambos se aburrieron de la trama predecible y se pusieron a hablar otra vez, y también siguieron aceptando los susurros de Tront de beber más vino, aunque Senku en sorbos pequeños a una copa y Kohaku tomando botellas enteras.

Cuando la película terminó, se quedaron en silencio un momento, Kohaku riéndose sola, ya bastante borracha, y Senku con rostro pensativo.

—Oye, leona...

—¿Qué pasa? —le preguntó risueña.

—Cuando estás borracha ya no te importa cómo te llame, ¿eh? —Él también rio, antes de ponerse serio—. Cuando saliste con Titan... ¿qué te dijo?

—¡¿Eh?! —Kohaku y los dos ángeles se fueron de espaldas.

—¿Por qué preguntas? —Lo miró sorprendida.

—Simple curiosidad... —Apartó la mirada.

—Bueno... solo le dije que lo quiero como un amigo. Y él me preguntó qué sentía por ti... —Senku volvió su mirada a ella, confundido— y le dije lo mismo. —Encogió los hombros—. Que a ti también te quiero como amigo, igual que a él.

—Ah. —Una vez más apartó la mirada.

—Al final le dije que podíamos salir cuando quisiera, pero como amigos, y ambos acabamos en buenos términos. Solo eso —concluyó.

—Ya veo —Senku habló sin ganas, poniéndose en pie—. Creo que me iré ahora.

—¿Te pido un taxi?

—Puedo pedirlo yo mismo. —Sacó su celular bruscamente.

—¿Seguro que estás bien? ¿No bebiste demasiado? —Ella seguía riendo. Aparentemente era una borracha risueña.

—No —gruñó Senku, malhumorado.

El ángel Tront miró todo con la boca abierta, sin poder creer lo que sus ojos estaban viendo. ¿Acaso él...?

—Mira, hay tienes tus celos. —La ángel Lein tenía una sonrisa demasiado grande para su rostro de muñeca, y llena de demasiada satisfacción y burla hacia Tront, pero él ni siquiera podía sentirse molesto.

¿Senku... celoso? ¡¿Qué clase de sueño extraño y maravilloso era este?!

—N-no puede ser cierto... —Se llevó ambas manos a la boca, incrédulo—. ¿Sentirse celoso por algo tan tonto e irracional? Él no es así, ¡él es justo lo contrario! —Simplemente no podía creerlo.

—Bueno, el amor es irracional, y si quieres que se enamoré, entonces habrá que llevarlo por caminos inexplorados para él. —La sonrisa de su compañera permaneció imborrable—. Acéptalo, Tront, ya llevas casi un año trabajando con ellos dos, finalmente están sintiendo algo. —Su sonrisa se volvió más suave al mirarlo, con sus ojos brillando con orgullo.

El ángel del destino se quedó en silencio un segundo, antes de volar a los brazos de Lein y abrazarla llevándola fuera de la casa, llorando grandes cataratas de alivio.

—¡WAAAAAAAA! ¡AL FIN, AL FIN! —Se apartó de su compañera y voló hasta estar por encima de las nubes—. ¡WUUUUUUUU! ¡SÍ, SÍ, SÍ! ¡JAJAJAJAJA!

Lein lo miró sonriente, pero aún un poco nerviosa. Esperaba que eso no lo haya vuelto más loco en vez de devolverle la cordura...

—Eh, Tront —lo llamó después de verlo volar dando vueltas un buen rato—. ¿De verdad vas a dejar que Senku se vaya ahora?

—¡Oh, cierto! —Crujió sus dedos, cambiando su sonrisa de felicidad a una sonrisa determinada—. Ni en sus sueños.

Rápidamente rastreó el taxi que Senku pidió y lo averió, volviendo a la casa de Kohaku para verlo frustrado intentando llamar a la compañía de taxis, pero claro que Tront intervino en la señal y no podría llamar a esa compañía ni a ninguna otra ni a nadie.

—Creo que me iré caminando —murmuró Senku, justo cuando un trueno resonó con fuerza en toda la ciudad de Tokio, dejándolo con el rostro totalmente en blanco.

—A veces me da pena. —Lein lo miró con una sonrisa nerviosa.

—A mí no. —Tront seguía riendo alegremente.

Una fuerte lluvia torrencial hizo a Senku bufar y resignarse a no poder irse, ya que aunque estaba borracho era lo suficientemente prudente para saber que sería una locura conducir así.

—Tendré que quedarme aquí —masculló con amargura—. ¿Tienes un cuarto extra?

—Sí, te lo mostraré. —Se levantó tambaleante y el ángel en ese momento no estuvo seguro de qué hacer.

—¿Debería presionarlos para compartir una habitación... o crees que sería demasiado apresurado? —le preguntó a Lein, indeciso.

—No tengo idea, tú eres el experto en esas cosas. —Se puso muy nerviosa.

—Bueno, claramente no habría llegado tan lejos sin tu ayuda. —Ambos se sonrieron—. Tenemos pocos segundos en lo que suben las escaleras. ¿Qué hago? ¿Los presionó para compartir habitación o no?

—Aah... ¡No lo sé! ¡Es mucha presión! —Sus plumas se crisparon con nerviosismo—. ¡Y-yo digo que presionemos! ¡Ve-veamos qué pasa!

—Bien, ya tengo un plan. —Rápidamente voló detrás de Kohaku y comenzó a susurrarle cosas que su mente borracha aceptó con facilidad.

—Puedes quedarte aquí. —Lo dejó entrar a su habitación—. Estarás más cómodo, yo me quedaré en la habitación de invitados.

—¿Y eso por qué? —Senku se extrañó.

—¡Porque eres mi amigo! —Rio, como si fuera obvio—. Quiero que estés cómodo.

—Bien... —Aunque extrañado, Senku no vio razón para no aceptar.

Tront rápidamente fue a causar una gotera sobre la cama de la habitación de invitados, y Lein lo ayudó a esconder el futon de emergencia, para que Kohaku simplemente se fuera al sofá.

—Eh, ¿y ahora qué? —Lein lo miró expectante.

—Espera, necesito que se emborrache más. —Empezó a susurrarle para que bebiera más y más vino—. Ven, quiero revisar algo de Senku.

Volaron a la habitación de Kohaku y vieron a Senku recostarse y quedarse con los ojos abiertos, sin poder dormir.

—Sé exactamente lo que estás pensando, rarito. —Tront sonrió maliciosamente—. No lo habría creído de ti antes, pero ahora estoy seguro. —Se acercó a susurrarle una sola palabra con su habilidad angelical—. Hazlo.

Con eso, Senku (probablemente debido a su mente nublada por el alcohol), enterró el rostro en la almohada y aspiró profundamente, cerrando los ojos y todo.

—No sé si enternecerme o preocuparme por su fetiche de olerle el cabello a mi Kohaku... —Lein lo miró con varias gotitas cayendo por su frente.

—Pues yo me alegró mucho, jamás había reaccionado así con ninguna otra. —Tront estaba llorando cascaditas de alegría otra vez—. ¡Al fin la humanidad tiene esperanzas de salvarse, incluso aunque sea con métodos rastreros! Ahora, iré a buscar a Kohaku para convencerla de... —Calló cuando la puerta se abrió de golpe.

Los ángeles observaron boquiabiertos a Kohaku tambaleante y sonrojada en la puerta, extremadamente borracha. Senku volteó con pánico, sorprendido.

—El sofá es incómodo. —Kohaku habló con voz lenta y grave, caminando hasta la cama.

—¿Qué hay de la habitación de invitados? —Senku se apoyó sobre sus codos, mirándola incrédulo.

—Goteras.

—¿Otra vez?...

—Sí.

—A veces pienso que tienes una suerte peor que la mía...

—Ja... dime, Senku... —De repente se tropezó y cayó sobre la cama, justo encima de él, haciéndolo pegar su espalda al colchón otra vez—. ¿Crees que esto es mala suerte? —Levantó el rostro del pecho de Senku, acabando con su nariz a pocos centímetros de la de él.

Se apoyó sobre sus palmas, levantándose en sus rodillas, una a cada lado del cuerpo de Senku, que la miró totalmente atónito, casi tanto como los ángeles.

¡¿Qué estaba pasando aquí?!

—Dime... —Kohaku bajó más su rostro—. ¿Esto te parece mala suerte? —Rozó sus labios contra los suyos, que estaban entreabiertos por la sorpresa.

El latido de los corazones de ambos resonaba con fuerza en los oídos sobrehumanos de los ángeles, al igual que sus respiraciones agitadas, e incluso con la oscuridad de la habitación podían notar sus rostros enrojecidos por el alcohol y tal vez algo más.

Senku fue incapaz de decir nada, y Kohaku entrecerró los ojos, posando sus labios con más firmeza sobre los de él... estaba... besándolo...

Antes de que él beso pudiera llegar a más y el ángel Tront pudiera desmayarse a gusto, de repente Kohaku se alejó de Senku bruscamente y vomitó todo el contenido de su estómago en el suelo junto a la cama, dejando a Senku con el rostro en blanco y a los ángeles gritando de la sorpresa.

—¡Esto NO puede ser cierto! —Tront volvió a estrellar su cabeza contra la pared una y otra vez, provocando rayos y truenos en la tormenta de afuera.

—¡Tan cerca! —Lein cayó de rodillas en el piso, jalando sus cabellos.

Senku y Kohaku no eran los únicos con mala suerte.

Una vez dejó de vomitar, Senku le ofreció un vaso de agua y Kohaku bebió todo con rostro miserable, antes de acostarse y dormirse como si nada hubiera pasado.

Senku se dedicó a limpiar el desastre, para luego tomar unas mantas extra e irse a dormir al sofá, todavía con el rostro en blanco. Los ángeles lo siguieron aún lloriqueando por la desilusión que sufrieron.

Ya recostado en el sofá, Senku se llevó una mano a los labios, frunciendo el ceño.

—Suerte de mierda... —murmuró justo antes de cerrar los ojos y dormirse.

¿Le decía mala suerte a que ella lo besará o a que el beso fuera interrumpido? El ángel Tront deseaba con todas sus fuerzas que fuera lo segundo.

Continuará...

Holaaaaaaaaaaaaa :D

Emm... alguien todavía se acuerda de este fic? x'D

Ya pasó medio año desde la última actualización, lo siento TwT

Ojalá aún recuerden este fic y aún quieran ver sus siguientes actualizaciones, aún le falta un par de caps xP Y les advierto que cada cap se pondrá más raro que el anterior XD

Espero que este cap les haya gustado! Aunq me salió larguísimo, me desperté bien inspirada para este fic xD

No olviden que se les ama!~

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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