A escondidas
Después de haber presenciado ese abrazo tan emocional entre Senku y Kohaku, Ginro quedó un poco celoso respecto al afecto que la bella (aunque aterradora) chica le demostraba al jefe de la aldea mientras que él solo recibía golpes, pero no pensó más en eso después de ese día, hasta que pocos días después pasó algo bastante inusual que lo hizo alzar las cejas con curiosidad y sospecha.
Kinro lo había obligado a levantarse temprano para entrenar, apenas y si dejándolo tener un rápido desayuno, y justo cuando estaba a poco de terminar de comer vio a Senku y Kohaku regresar juntos desde el bosque en dirección opuesta a donde acampaban, ambos con leves ojeras probablemente por no haber dormido en toda la noche.
No les dio mucha importancia al principio, pero luego sus ojos se abrieron desmesuradamente al darse cuenta de algo.
Senku y Kohaku no fueron a dormir al campamento esa noche, y regresaron muy temprano desde el bosque los dos solos con caras de que no habían dormido en toda la noche.
Escupió toda su comida en la cara de Kinro, ganándose un buen par de golpes en la cabeza, aunque eso no le impidió dejar de pensar en lo que había visto. Pero no podía ser cierto ¿verdad?... ¡Estos eran Senku y Kohaku, después de todo! El hombre y la mujer menos interesados en romance que nadie había conocido nunca. Entonces no podía ser lo que pensaba… ¿cierto?
La sola duda lo hizo estar atento a ellos en los próximos días incluso después de volver a la aldea y revivir a Tsukasa, dándose cuenta cómo Kohaku casi siempre se la pasaba siguiendo a Senku a donde quiera que vaya cuando no estaba entrenando, aunque eso era así desde siempre, incluso cuando todavía se encontraban haciendo la medicina para Ruri, pero una vez empezó a mirar mejor se dio cuenta de que, cuando él no estaba con sus inventos científicos, iba a ver el entrenamiento de Kohaku. Ahora que lo pensaba, él hacía eso muy seguido, pero nunca antes se dio cuenta hasta que empezó a observarlos mejor.
-¿Ocurre algo, amo Ginro?- uno de esos días, Matsukaze lo observó con extrañeza mientras espiaba a Senku y Kohaku trabajar juntos para hacer más licor o lo que sea.
-¿Eh? ¡Oh, nada, nada!- de inmediato se apartó, sin querer que Kohaku le diera una paliza por descubrirlo espiándola y quedar mal frente a su nuevo sirviente… eh, amigo servicial. –Solo tengo algunas dudas respecto a esos dos…-
-¿Dudas?- lo miró confundido.
-Sí. ¿Crees que se traigan algo? Han estado muy juntos últimamente, bueno, más de lo normal…- pensó en voz alta.
-¿Traerse algo?...- no pareció entender ese modo de hablar.
-Quiero decir, ¿crees que tengan una relación secreta? Que sean novios y eso.-
-Oh.- pareció bastante avergonzado e incómodo. –N-no lo sé. No los conozco muy bien. ¿Eso lo atormenta?- preguntó extrañamente más serio de lo normal.
-Mucho. Es injusto que Senku se quedé con todo el amor, además podrían al menos decirlo y no dejarnos a todos con la du… oye, ¿a dónde vas?- se interrumpió cuando Matsukaze lo pasó de largo, caminando hacia donde Senku estaba a dándole una bebida extraña de probar a Kohaku.
Ahogando un chillido, de inmediato lo siguió.
-¿Eh? ¿Y ustedes qué hacen aquí?- el científico los miró con confusión.
-Ginro ¿no deberías estar entrenando?- Kohaku se llevó las manos a las caderas, mirándolo con desaprobación.
-Dijiste que tu nombre era Ishigami Senku ¿verdad?- Matsukaze desenvainó el trozo de bambú que traía atado a la cadera como sí se tratara de una espada mortal y la apuntó al cuello de Senku. –Agradezco que me hayas liberado de mi prisión de piedra, pero mi honor no me permite quedarme de brazos cruzados mientras le robas al amo Ginro su mujer con tanto descaro.-
-¡¿Qué?!- los dos se quedaron con la boca abierta, mientras que Ginro chilló, queriendo morirse allí mismo.
-¿Qué le estoy robando su mujer a quién?- Senku hizo una mueca de puro desagrado.
-Compórtate como hombre y declara a esa mujer como tuya públicamente o enfrenta la ira del amo Ginro por atreverte a deshonrarla en la clandestinidad. Qué comportamiento tan bajo, me decepcionas profundamente, no eres el tipo de hombre que pensé que eras.- apartó la mirada dolorosamente, tomándose esto tan en serio que Ginro solo pudo mirarlo con la mandíbula por el piso.
-¿Y a qué mujer de Ginro se supone que estoy "deshonrando"?- llevándose las manos a la cintura y mirando con acidez al cada vez más pálido Ginro, Senku finalmente hizo la pregunta que sellaría su sentencia de muerte.
-La guerrera bonita de cabello rubio.- señaló a Kohaku, misma que se quedó con la boca abierta.
-¡¿Cómo se atreve?! ¡Yo no soy mujer de nadie todavía!- se cruzó de brazos, mirando con intenciones asesinas a Ginro, que solo pudo esconderse tras la espalda de Matsukaze, esperando que fuera suficiente para protegerlo de la ira de la mujer aterradora.
-¿"Todavía"?- la atención de Senku de repente se desvió a la chica.
-Pues sí.- le dedicó una mirada extrañada. –No me he casado aún. Y tampoco llevo ninguna relación a escondidas con nadie, no estoy deshonrada, solo desheredada.-
-Oh. ¿Entonces no llevan una relación clandestina deshonrosa? ¿Son solo amigos?- ante las preguntas de Matsukaze, Kohaku asintió solemnemente. –Ya veo. ¿Y estarías dispuesta a convertirte en la mujer del amo Ginro?- eso la hizo negar rápidamente.
-¡¿Qué?! ¡No, nunca!- se estremeció, haciéndolo sentir muy ofendido.
-Claro, conmigo no, pero apuesto que te casarías con Senku sí te lo pidiera.- la señaló acusadoramente, haciendo pucheros.
Ella se estremeció y se mantuvo en silencio por un par de minutos realmente incómodos, mirando de un lado a otro, antes de finalmente hablar.
-Eso nunca pasará.- fue todo lo que dijo, apartando la mirada.
Senku la miró de reojo, pero no dijo nada.
-Hmm. Ya veo.- Matsukaze volteó a ver a Ginro con una sonrisa de apoyo. –La mujer digna de tus afectos sufre de un amor unidireccional, todavía tiene oportunidad de conquistarla, amo Ginro.- ante esas palabras, todos se estremecieron, confundiendo más al hombre con cicatriz en forma de media luna.
-¡C-claro que no sufro amor unidireccional ni nada! ¡Y nunca me casaría con Ginro! Tampoco estoy desesperada por casarme pronto.- se cruzó de brazos, alzando la barbilla muy en alto y evitando mirar a nadie. –Y Ginro, sí este es tu intento de declaración, déjame decirte que te mataré.- finalmente fijó su vista en el rubio, que se estremeció de pies a cabeza, volviendo a ocultarse detrás de su sirviente… eh, amigo servicial.
-¡No, para nada! ¡Tampoco querría casarme contigo nunca, me matarías! A-a menos que quieras, claro.- sonrió con un gran sonrojo en el rostro al pensar en una noche de bodas con Kohaku, pero rápidamente sacudió la cabeza al sentir dos miradas de desprecio y una de confusión. –S-solo quería saber sí Senku y tú tenían una relación a escondidas ya que están tan juntos últimamente y Matsukaze malinterpretó todo ¡no es mi culpa!- intentó zafarse de esta situación.
-¿Es eso cierto?- Matsukaze lo miró con la boca abierta, antes de inclinarse de rodillas frente a él. -¡Por favor discúlpeme, no debí lanzarme tan impulsivamente a confrontar a su amigo! También me disculpó con ustedes.- se puso en pie solo para hacerle otra reverencia a los otros dos presentes en el lugar. –Debí indagar más, fue mi error.-
-Ah, está bien, no te preocupes por eso.- Kohaku le sonrió comprensivamente, con gotitas corriendo por su sien.
-De verdad lo siento, mi comportamiento fue muy ofensivo. ¿Puedo compensártelo de alguna forma?- preguntó finalmente incorporándose y mirándola con pena.
-No hace falta… aunque… eres bastante fuerte. ¿Qué tal una sesión de entrenamiento? Eso nos haría sentir mejor a ambos.- propuso.
-Claro, suena bien.- sonrió avergonzado. –Lo siento, eres una mujer guerrera realmente admirable, de verdad lamentó haberte ofendido tanto con mis insinuaciones. Prometo que no volverá a pasar.-
-No te preocupes, no me molestó… mucho. Además, no todo lo que dijiste fue malo.- agregó apresuradamente cuando él pareció deprimirse mucho al escuchar que la molestó. –F-fue bueno saber que alguien que no es un pervertido me considera bonita.- sonrió incómodamente, esperando que el recordarle ese halago lo hiciera sentir mejor.
Por desgracia, él solo pareció avergonzarse más, ahora sonrojándose y todo.
-S-solo dije la verdad. No es que esté cortejándote, aunque seguro que serías una gran esposa, no quiero decir que no lo serías, y claro que sería un honor tenerte como mi mujer pero no estaba queriendo decir que…-
-Ya entendimos.- Senku lo cortó de pronto, haciendo una mueca, con arrugas marcándole la frente al máximo en lo que fruncía profundamente el ceño. –Por desgracia no tendrá tiempo de entrenar contigo, debemos partir pronto, y en el barco no tendrán nada de privacidad para entrenar ustedes solos, así que tu disculpa tendrá que bastar y ya. Ahora largo, quiero terminar con esta mierda.-
Sin querer avergonzarse más a sí mismo, Matsukaze hizo una reverencia, se disculpó y se marchó.
Después de echarle una mirada confusa a Senku y Kohaku ahora hablando tensamente mientras seguían con su tarea, Ginro decidió seguir a su sirviente, eh, amigo servicial.
-Lamento todo ese malentendido. No volverá a pasar.- se disculpó una vez redujo la velocidad para que pudieran caminar lado a lado.
-Nah, no importa, al menos pude confirmar que no están saliendo ni nada.- rió nerviosamente. –Sería muy raro que fueran novios, no sé en qué estaba pensando.- suspiró dramáticamente.
Matsukaze lo miró con extrañeza, antes de negar con la cabeza.
-Bueno, definitivamente no tienen una relación formal por el momento, pero es bastante claro que eso podría cambiar pronto, o al menos ellos así lo desean.- murmuró.
-… ¿Eh…?...-
-Normalmente me guardaría mis comentarios respecto a las relaciones personales de otras personas, pero ya que tiene curiosidad respecto a ellos le diré que creo que ambos parecen sentimentalmente interesados el uno en el otro. Creí que era solo ella al principio, pero con sus palabras y expresiones creo que su amigo Senku sí la desea como su mujer después de todo.-
-… ¡¿Ehh…?!...-
-Harían una buena pareja, sí me permite el atrevimiento. Ojalá puedan dejar de lado sus diferencias y sobrevivan a esta guerra para tener un matrimonio fructífero.-
-… ¡¿EHHHHHHHH…?!...-
Y no importa cuánto Matsukaze intentó explicarle el por qué de sus conclusiones, Ginro simplemente no pudo entender de dónde demonios sacaba que esos dos se sentían atraídos el uno por el otro. Casi le creía lo de Kohaku ¿pero Senku? Pff, el pobre tipo no conocía para nada al frío científico, sí rechazaba a las tres hermanas más lindas de la aldea y a Ruri, no había forma de que le gustará Kohaku, era simplemente imposible lo viera por donde lo viera.
Oh, pobre e ingenuo Matsukaze, no entendía nada.
Fin.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro