Dos hermanos se encontraban haciendo su guardia en una de las torres de un palacio español, ambos bajo las órdenes del rey de España. Quien esa noche en particular mandó a ambos hermanos a vigilar la zona hasta el próximo cambio de guardia, el cual sería en unos minutos, por lo que, cuando llegó, ambos hermanos se fueron a su habitación, una que se encontraba en el castillo y la cual debían compartir.

Aioria, el menor de los hermanos se encontraba quitándose el uniforme de la guardia real para prepararse para irse a dormir, cuando, mientras se encontraba casi completamente desnudo, sólo con un bóxer cubriendo lo necesario, sintió los brazos de su hermano mayor rodear su cintura, lo cual se puso algo nervioso, pues el mayor también se encontraba desnudo, y había empezado a repartir algunos besos por el cuello del joven león.

Aioria: He-hermano... Espera... Podrían escucharnos...

Aioros: Eso no me importa... No permitiré que Shura vuelva a tomar tu cuerpo... Aunque sea el príncipe heredero... Tú eres sólo mío gatito...

Dijo algo celoso mientras seguía repartiendo besos, que se volverían notorios chupones por la mañana y que durarían una buena temporada en el cuello del castaño menor.

Aioria: Ah~ -al menor se le escapó un gemido agudo al notar los dientes del mayor clavarse en su cuello, lo que luego sería una notoria marca en señal de que le pertenecía sólo a él-

Aioros: Mmmm no sabía que fueras masoquista querido hermano...

El mayor sonrió de manera pervertida, algo que hizo sonrojar al menor

Aioria: Ahm~ hermano... Hazme tuyo por favor...

Fue lo único que pudo decir el menor entre suspiros al sentir las caricias que recibía del mayor por todo su cuerpo, notando que su bóxer ya había desaparecido de donde estaba dejando ver que su miembro comenzaba a excitarse

Aioros: Vaya vaya~ qué tenemos aquí~? -dijo mientras acariciaba el miembro del menor-

Aioria: Aahm~ aah~ ah~ Más~ ah~ hermano~ aah~

Aioros: Como desees hermanito~

Aioros lo recostó en la cama mientras repartía besos por todo su cuerpo

Aioria: Aah~ hermano~ e~espera y si nos escuchan~? Podrían desterrarnos por esto~ aah~

Aioros: Tranquilo Aioria~ no pasará nada si nadie se entera~ confía en mí~

Aioria: Aah~ ah~ aah~ está bien~ ah~

Aioros: Buen chico~ -el mayor acarició y apretó las nalgas de su querido hermano haciendo que el menor gimiera excitado- Eso es~ disfruta y gime mi nombre~

Así siguieron toda la noche, hasta que llegó el día siguiente, y al amanecer, los dos hermanos se encontraban dormidos, abrazándose desnudos bajo las sábanas.

Sin embargo llegó el momento de levantarse y, Aioria, con un fuerte dolor de caderas, se levantó lento y con cuidado ya que a su hermano se le había ido un poco la mano la noche anterior

Aioros: Vamos hermanito, no te quejes tanto, que fuiste tú el que me pedía más

Aioria por su parte sólo pudo sonrojarse en grande y lanzó una almohada a su hermano, quien ya se había vestido.

Aioria: C-cállate pervertido!

Aioros: Mmm~? Pero bien que me amas así~ y la verdad... Yo también te amo Aioria, no dejaré que Shura vuelva a tomarte de nuevo

Aioria: P-pero hermano, Shura es el príncipe de España, él tiene el control sobre nosotros. No habría nada que pudiéramos hacer aunque quisiéramos

Aioros: En realidad sí... Reclamar nuestro trono... En la ciudad de Atenas...

Aioria: Y cómo sugieres que hagamos eso?

Aioros: Prepara tus cosas ahora hermano, nos escaparemos esta misma noche

Así, Aioria asintió y, haciendo caso a su hermano mayor, preparó sólo lo indispensable, aunque dejó el uniforme de la guardia real guardado en su armario, para no levantar sospechas, algo que su hermano hizo también, y así, comenzaron a preparar el plan para aquella noche y así volver a su amada tierra natal, de la cual fueron secuestrados por los españoles.