Doctor
(Modificado)
–Ah... si... así... mn...
–¿Te gusta?
–Si... más... más fuerte...
–Como digas...
–¡Ah! ah...
–Aioros... hijo... levántate, debes ir a la universidad.
–Ay... no de nuevo...
Mi sueño se nubló, todo se hizo oscuro y pronto, la imagen de mi padre despertándome para la escuela apareció.
–¡Ay! ¡Papá!, no quiero ir.
–No te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando. ¡Levántate!
–Ya... soy un buen estudiante, no hay problema si falto un día.
–Siempre me dices lo mismo y... ¡Aioros! ¡Otra vez con tus cosas!
Si bueno... es normal tener un "sueño húmedo" ¿No?
–¡Basta, papá!, ¡Soy hombre, es normal!
–Sí, lo sé, pero la muchacha que lava la ropa me ha dicho que has ensuciado las sábanas toda la semana.
–¡Vieja chismosa!
–No es "chismosa", yo mismo me encargo de preguntar el por qué tus sábanas se lavan tan seguido.
–¿En serio, papá? Estás exagerando.
–No estoy exagerando, me estoy preocupando.
–Estás exagerando. Los sueños húmedos son normales.
–Si, pero ya tienes 19 años, y los tienes muy seguido.
–Bah, tonterías.
–Hagamos un trato, llamaré a tu escuela y diré que estás enfermo, pero con la condición de que vayamos al médico.
–Ir al doctor por una hora... ó... ir a la universidad por ocho horas... hum... –Puse mi mano en mi mentón– está bien, vamos al médico.
–Excelente. Pero ya levántate.
–Agh... bien.
Puse mis pies en el suelo con pereza, no quería si quiera levantarme de la cama, pero era preferible ir unos minutos al médico.
Me vestí rápido y salí, mi padre ya me esperaba en el auto enojado, supongo que por mi tardanza.
El camino fué aburrido, en verdad ya quería llegar para que ésto terminara. Estacionó el auto y nos dirigimos hacia el consultorio, habíamos llegado a tiempo. La enfermera nos llevó hasta donde se encontraba el médico.
–Buenos días –Sonrió–, pasen, tomen asiento.
No podía ser... él era... la persona con la que yo soñaba todas las noches, un alumno que estudiaba en mi universidad, se trataba de Saga Gemin.
Sin poder creer lo que veía, me senté junto a mi padre.
–Soy el doctor Saga Gemin, bueno... un aspirante, espero no les moleste. Estoy aquí en representación al doctor Takahiro, quien se ha lastimado, y no podrá venir.
–Si Takahiro le ha dejado a cargo, significa que es de confianza y tiene los conocimientos necesarios.
–Por supuesto, señor –Cruzó sus dedos–. Ahora dígame, ¿Qué les ha traído aquí?
–Bueno, como sabrá, los hombres pasamos por algo conocido como "sueños húmedos", sin embargo, según mi conocimiento, eso sólo se sufre durante la adolescencia. Pero mi hijo ya tiene 19 años y le suceden diariamente, me está preocupando.
–Ya veo. No tiene de qué preocuparse, señor, es algo que, como dijo usted mismo, muy normal. Ésto se puede mantener durante la adolescencia e incluso en la adultez. Pero si quiere estar más tranquilo, le haré una pequeña revisión a su hijo... ¿Gusta esperar aquí?
–No, yo espero afuera.
–Bien, sólo tardaré unos minutos.
Mi padre salió del consultorio. Yo estaba nervioso, como si me fueran a dar una mala noticia; Saga se percató de ello, y me sonrió.
–A ver, muchacho, recuestate en la cama por favor.
–Si.
–Bueno, ¿Quién será la desdichada? –Rió y se colocó unos guantes.
–¿Eh?
–Bueno, hay una ligera posibilidad de que tus "sueños húmedos" contengan escenas sexuales.
–Oh... –No puedo decirle– ni siquiera recuerdo mis sueños.
–Je, qué mala suerte. Ahora... parecerá incómodo, pero necesito que me muestres tu miembro.
–¡¿Cómo?! –No... si lo toca... si sólo lo toca... no voy a responder.
–No puedo revisarte por encima de tu ropa.
–Yo... está bien.
No... su sonrisa, su hermosa voz, me estoy muriendo... sus lindas manos están a pocos centímetros de tocar lo que me hará perder la cabeza.
Colocó su estetoscopio en la mesa al lado de mí, así que ví una oportunidad, lo tomé de su bata y lo atraje hacia mi. Lo estaba besando.
Sin quitar mis labios de los suyos, le cambié el lugar, ahora él estaba debajo de mi.
En pocos minutos estábamos desnudos, Saga emitía pequeños gemidos con su dulce voz... ésto era mejor que un sueño. Había algo que yo deseaba tocar...
Así que sin pensarlo dos veces, introduje su miembro en mi boca.
–Ah... A-Aioros...
–¿Hm?
–Ma... más...
Metí su sexo lo más profundo en mi boca... su piel... él tenía un sabor exquisito. Su espalda se arqueaba con cada lamida que le proporcionaba; por mi parte, me excitaba aún más verlo así. Dentro de mis fantasías, yo lo hacía gritar mi nombre, y no iba a perder esa oportunidad.
–Saga...
–Ah... ¿Si?
–Tengo que preguntar... ¿Eres virgen?
–¿Eh?
–Bueno... han sido tantas mis fantasías que... no quiero ser salvaje... y lastimarte...
–Je... bueno... sí lo soy...
–¿De verdad?
–Si.
Me sentí tonto, pero quería asegurarme de que... ejem... ay... a quién engaño, lo quería saber porque yo tenía el deseo de ser el primero.
Mis manos buscaron su entrada, al encontrarla, Saga detuvo mi mano.
Me cargó y cambió de lugar, ahora estaba debajo de él. Dos dedos entraban en mí, para luego convertirse en cuatro, mientras que mi "doctor" chupaba y mordía mis tetillas. Con su mano libre buscó en la mesa que tenía a un lado y tomó un frasco, que con mucho trabajo pude saber que se trataba de lubricante.
Saga untó un poco en su erecto miembro y lo introdujo en mí. Comenzó a penetrarme de una forma tal, que quería sentirlo más adentro, pero....
¿Cómo había llegado hasta ahí?
Se suponía que la idea era hacer que Saga gritara mi nombre, no que yo gritara el suyo. Como sea, pasivo o activo, por lo menos estoy disfrutando de él. Mis piernas se encontrabam enredadas en sus caderas y sus manos a mis costados, mis uñas se enterraban en su bien formada espalda, pero al parecer no le importaba; gemidos salían de mi boca, diciendo su nombre y rogando por más... Saga escuchó mis súplicas e intensificó los movimientos, hasta que llegamos finalmente al orgasmo.
Caí a su lado. Estaba a punto de quedarme dormido cuando recordé que mi padre me esperaba afuera del consultorio. Ambos nos levantamos y vestimos, Saga me indicó lo que debería decirle a mi padre para que no sospechara nada. Salí.
–¿Qué te ha dicho el doctor, hijo?
–Estoy bien, papá. Me ha dado unas indicaciones para disminuir la continuidad de los "SH"
–¿"SH"?
–"Sueños húmedos", papá.
–Oh, ya veo. Entonces encargate de seguirlas al pie de la letra.
–Por supuesto que sí, mi estimado padre.
Más que indicaciones, fué una invitación. Ahora podía volver cuantas veces quisiera...
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