♍Virgo♍
IMPORTANTE:
Todo lo que esté en "" y en cursiva son "recuerdos"
Las palabras importantes dentro de la narración serán remarcadas con negrita.
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Grecia
1790
El tiempo pasaba descomunalmente, ella se sentía caer, caía lentamente esperando todo y nada a la vez, y mientras veía a su futuro esposo dormir a gusto se sentía maldecida por el mundo tan insípido e infausto en el que le había tocado vivir. Sus sueños más íntimos, más personales, se veían afectados por culpa de una mezquina burocracia que jamás le favorecería para cumplir sus sencillos pero placenteros objetivos tercermundistas: amar y ser amada.
Ajustaba su corsé mientras bostezaba, mañana será "el gran día" que su familia tanto había estado esperando. Pero al contrario, ella se negaba a la idea de que su tiempo se le agotaba, y las insuficientes y efímeras horas que restaban antes de que amaneciera decidió compartirlas a su lado.
Acomodó un sedoso mechón de cabello detrás de su oreja mientras veía sus blancos dientes reflejados en el espejo, esforzándose por dibujar una sonrisa convincente en su rostro. Y cuando sintió que ya había perdido suficiente tiempo abandonó su habitación.
Sintió unas enormes mariposas revolotear en su estómago, la tristeza y cualquier tipo de dolor abandonaban su alma de pronto.
Un pequeño y sencillo pensamiento podía revolucionar sus días de una forma descomunal, era lo único que provocaba una dulce e inocente sonrisa escapar de entre sus rosados labios.
Y sólo había pensado en el.
Caminó por el lago pasillo de la casa real hasta abandonarla, un gélido viento golpeó su pálido rostro, mientras su cabello comenzaba a danzar, incluso ese corto trayecto le resultaba interminable. Sin embargo no iría de prisa, quería tomárselo lento, con calma; porque después de todo si se trataba de verlo, amaba caminar bajo las frías madrugadas de invierno.
No pudo evitar soltar una pequeña risa cuando recordó lo que su hermano Zelen le preguntó ayer en la noche luego de un par de tragos.
" —¿Por qué lo amas, ____? ¿Por qué lo amas tanto?"
Su jocosa voz y esa pregunta habían revuelto cada célula de su ser, era algo que nunca podría responder, ni hoy ni en doscientos años. Si ella cantara, sería el fin para ambos, no podía confiar sus más íntimos sentimientos ni siquiera a su querido hermano mayor.
Sólo había un hombre al cual podría profesar semejantes cursilerías, por más que aquello le avergonzara en demasía sería capaz de doblegar su orgullo para cantarle su amor entero.
Y como era propio de ella había conseguido salvarse de aquella pregunta casi por poco.
Gracias a sus pensamientos el tramo se le había hecho más corto de lo habitual, finalmente llegó al lugar pactado, y allí pudo verlo a lo lejos, fijando su mirada en las estrellas que conformaban una perfecta vía láctea. Y aunque simplemente estuviera de pié se veía más imponente que cualquiera, destilando respeto por cada centímetro de su ser, aquél hombre al que ella le debía completamente todo.
Alto, rubio, de unos ojos hermosamente azules e hipnotizantes.
Él notó su presencia y se volteó levemente para encontrar la mirada de ella perdida en su complexión.
—Disculpa, ¿Te hice esperar demasiado? —preguntó apenada, el se acercó hacia ella para tomar sus manos con gentileza y así poder contemplar sus sonrojadas mejillas más de cerca.
—Descuida —dijo casi en un susurro, brindando caricias a las manos de la mujer que permanecen heladas gracias a las bajas temperaturas—. Siempre llegas en el momento adecuado —sonríen los dos.
Una fuerte ventisca traspasó el cuerpo de ambos, el al no inmutarse contempló a su dulce acompañante, su mandíbula tirita suavemente, mientras frota sus brazos buscando calentarse con aquella fricción.
—Siempre te digo que debes abrigarte —replica el de cabellos rubios. Con calma se deshizo de su abrigo para colocarlo sobre los pequeños hombros de ella— sin embargo decides no obedecerme —ve como se acurruca plácidamente tras encontrar el calor que tanto buscaba—. Vas a casarte mañana —levantó su mirada para mirarlo sorprendida—, imagino que no querrás enfermarte justo ahora.
—¿¡Crees que a caso me importa esa insípida celebración!? —preguntó eufórica.
—Eso es lo que cualquiera imaginaría. Es el momento que marcará toda tu vida —respondió frívolo, buscando eliminar cualquier tipo de dolencia.
_____ subió sus manos en busca de acunar su rostro, y así acariciar sus delicadas facciones. Una lágrima se escapó y resbaló por sus pómulos y mejillas, entonces el finalmente decidió abrir sus ojos.
—Shaka —lo nombró. Sus ojos azules se fijaron en los de ella con suma atención— por lo que más quieras, no permitas que me desposen con el príncipe Jorge —suplicó con desespero.
—Lo siento, no está en mis manos el evitarlo.
—¡Por favor! —rompió en llanto— ¡Me arrodillaré ante ti si es necesario!
Nuevamente posó sus azules en los cafés, ella sintió perderse de nuevo. La noción del tiempo y de la razón volvían a desaparecer con tan solo una tenue pero significativa mirada. El miedo, la angustia y la ansiedad se marchaban de su alma con la intención de no regresar, siempre y cuando aquellos hermosos ojos del color del cielo la mirasen únicamente a ella.
Esa era la tranquilidad que sólo el podía darle.
—Tu hermano vino a visitarme hoy, dijo que ayer en la noche se divirtieron.
—P-pues si... —contestó dubitativa— pero ¿Eso qué tiene que ver? —frunció el entrecejo.
—Puede ser que en medio de toda esa diversión... —un silenció envolvió a ambos por unos breves segundos, segundos que a ella se le hacían eternos—¿Hayan hablado sobre mi? —finalizó.
Instintivamente soltó una pequeña risa tras recordar la pregunta de Zelen, y como si eso hubiese detonado algo en el, la jaló hasta su pecho para rodear su pequeño cuerpo con sus brazos, mientras ella se deleitaba con su aroma y se acomodaba a gusto.
—¿Hablabas de mi, mí querida Tenshi? —Indaga enredando el cabello de ella entre sus dedos, y cuando ese tierno apodo impuesto por el se escapó de entre sus labios con cierta dulzura ella sintió como su cuerpo se estremecía, y sus piernas flaqueaban.
Por un momento realmente sintió que era su ángel caído... estrellado, más bien.
Sonrió satisfecha, dispuesta a confesar.
—Mi hermano me hizo... una simple pregunta, es todo —intentó restarle importancia. Shaka inclinó su cabeza a un costado intentando comprender.
—¿Qué pregunta? —insistió con curiosidad mientras se dedicaba aún a acariciar su cabello, y dejar un pequeño beso sobre su cabeza.
—N-no puedo decirte —respondió en un sonrojo aferrándose al cuerpo de su amado.
—Creo tener derecho a saber, si es que se trataba de mi —rebatió con calma, sin dejar de entregarle aquellos cariños.
—Vas a reírte —aseguró levantando la vista para llegar a sus ojos, el hizo una pequeña mueca y negó con la cabeza repetidas veces—. Bien —suspiró rendida, acurrucándose nuevamente en su pecho—, Zelen y yo habíamos ingerido unas copas de más —explicó.
—Continúa —solicitó depositando otro beso en su cabeza, mientras ella se sonrojaba a más no poder, y nerviosamente comenzaba a jugar con los dedos de sus manos.
—E-entonces el me preguntó...
—Escucho —respondió paciente, sintiendo las manos de ella aferrarse a sus prendas de vestir.
—¿Por qué lo amas ____? ¿Por qué amas tanto a Shaka? —repitió las palabras de su hermano en un susurro, cerrando sus ojos con fuerzas esperando las burlas de aquél que la aprisionaba en un cálido abrazo.
Sin embargo Shaka guardó silencio.
Un silencio lo suficientemente abrumador como para preocupar a la chica, ella no sabía lo que pasaba por su mente ahora, sin embargo no se atrevería a levantar su mirada, temía encontrarse con sus hermosos ojos, y que estos la mirasen con enfado.
—Entonces, ¿qué respondiste? —rompió aquél silencio, retomando sus cariños nuevamente.
—Nada —confesó—, no respondí nada —Shaka abrió sus ojos impresionado, por un instante su corazón había dejado de latir.
—¿Eso es lo que sientes? ¿Nada? —preguntó decepcionado.
—¡Si serás necio! —replicó apartándose de el con enojo— ¡Me ofende que pienses eso! ¡No respondí porque a la única persona a quién le confesaría mis sentimientos es a ti! —estalló, el rubio a penas demostró inmutarse, sin embargo por dentro sentía a su corazón palpitar nuevamente, y eso decía demasiado.
—Entonces, ¿Por qué me amas, ____? ¿Por qué me amas tanto?
ella guardó silencio para intentar procesar aquella pregunta, no lo creía lo suficientemente cruel como para torturarla de esa manera, sin embargo el se mantenía allí, esperando pacientemente, hasta que ella cerró sus ojos con fuerzas juntando todo el valor que poseía en esos momentos.
—Te conocí cuando me comprometieron con el hijo del Rey, y desde ese entonces te busco en cada gota de lluvia que cae del cielo. Y cuando te extraño en demasía puedo soñarte en las noches, incluso cuando estoy despierta, allí estas, todo el tiempo. Eres el único que conoce cada rincón de mi alma tan afligida, sabes que tan inmadura puedo ser, sabes que amo los cuentos de hadas y lo mucho que creo en el amor verdadero. Entendí que a ti no te importa con quien me despose, tu única intención es apagar las llamas que me envuelven día a día. Tu me das paz, no Jorge, no permanecer encerrada entre cuatro paredes con un millón de riquezas al alcance de mi mano, maldita sea. Tu eres quien me salva constantemente de caer en un profundo abismo sin retorno, entonces el único merecedor de llamarse "Tenshi" eres tu, Shaka. Porque se que cada vez que abres tus ojos lo haces únicamente para mí, por eso te amo, por ser mi salvador, por velar por mi sin pedírtelo.
Sentía su sangre hervir por todas sus venas, sin embargo no se arrepentía de confesarle sus sentimientos más profundos. Shaka la tomó por sorpresa al no responder, uno de sus brazos atrapó su cintura, y llevó el otro de ellos hasta su nuca.
Entonces la besó.
La besó con el miedo de que posiblemente esa sería la última vez que probara sus dulces e inocentes labios. Ella correspondió sin dudarlo y se aferró con ahínco a sus hombros, y cuando el aire comenzaba a hacerles falta, el rompió el beso.
_____ acunó nuevamente su rostro entre sus manos, mientras el mantenía su abrazo, y se sonrieron ampliamente.
—Quizás ambos seamos ángeles destinados a estar el uno para el otro, y sanarnos —habló finalmente. Shaka pegó su frente a la de ella, mirándola con tal devoción como nunca antes había observado—. De lo único que estoy seguro es que la vida es muy corta, demasiado efímera para amarte en una sola, es por eso que prometo buscarte en la siguiente, y en todas por las que me toque vivir. Mi tenshi... te llevaré conmigo a donde sea que el destino nos depare.
—Shaka... —sonrió. Nadie sabe con certeza lo que hay después de la muerte, pero si Shaka le prometía buscarla en su reencarnación, ella lo esperaría el tiempo necesario— el tiempo es eterno para las personas que aman, por eso, te esperaré.
Actualidad
Rodorio es una ciudadela tranquila, ya que es custodiada por los santos de Athena. No hay día en el que los habitantes del pueblo no vean a los imponentes y bondadosos caballeros dorados deambular por sus calles y visitar sus pequeñas tiendas.
Ese era el caso de Shaka de virgo, había cumplido sus ocho horas resguardando Rodorio, y pronto llegaría su relevo a suplantarlo, el escorpión. Esperó su llegada pacientemente, mientras contemplaba el comienzo de un hermoso atardecer. Desvió su mirada a la librería de en frente, estaban liquidando sus mercancías a causa de que cerrarían el negocio y pusieron todos los libros en varias mesas acomodadas en la acera. Se acercó con intriga con el fin de encontrar algún escrito de su agrado, a parte de meditar debía encontrar otro buen método para matar el tiempo.
Una mujer pasó por delante suyo y sin esperarlo sintió su cuerpo estremecerse. Sus pulmones se llenaron de su aroma, un aroma que nunca antes había olido, sin embargo algo dentro suyo le decía a gritos cuanto había añorado aquella dulce colonia descubriendo lo mucho que lo enloquecía.
Un delicioso aroma a claveles.
Su mente había dejado de tomar las riendas, y como el encargado había pasado a ser su pequeño órgano encargado de bombear la sangre que en estos momentos hervía por sus venas, no pudo evitar correr detrás de aquella desconocida.
Ella se detuvo en el otro extremo de la librería, el corazón de Shaka saldría de su pecho en cualquier momento, sus manos temblaban, comenzaba a sudar en frío.
—Mi tenshi... —soltó aquellas palabras casi en un susurro, sin siquiera haberlas pensado antes, incluso el mismo estaba sorprendido. Pero no más que ella, cuando se dio la vuelta abruptamente para encontrarse con el caballero de Virgo— El tiempo es eterno para las personas que se aman.
Lo analizó de arriba a abajo, el se dedicaba a lo mismo exactamente. Se sentían vivos, como si después de tantos años al fin se hubieran reencontrado.
Aunque ni ella ni el sabían si quiera sus nombres.
—Es por eso que te esperaré —sonrieron en cuanto ella dio por finalizada aquella frase.
—Soy Shaka —se presentó cordialmente, sosteniendo una de sus pequeñas manos para besarla con dulzura—, es un placer.
—_____ —amplió su sonrisa junto con un leve sonrojo—, el placer es mío, Shaka. Es un bello poema —hizo referencia a la cita narrada hace minutos atrás.
—Por supuesto —correspondió—, sin embargo no puedo evitar sentir que conozco aquellas palabras desde hace cientos de años —rieron.
—¿Sabes? es curioso —dijo nerviosa—, yo siento exactamente lo mismo que tu.
Ambos guardaron silencio, se conocieron hace quince minutos, pero ambos se conformaban con el significado de sus sonrisas, de sus miradas. Sintiendo así que no era la primera vez que sus almas se reunían en un coincidente hecho.
—Tienes frío —dedujo al ver su pequeño cuerpo tiritar. Shaka se deshizo de la capa de su armadura para envolverla con ella—, debes abrigarte mejor, de lo contrario puedes enfermarte
Entonces incluso al haber transcurrido doscientos años, en un contexto y una época totalmente diferentes, sus ojos azules volvieron a traspasar los suyos cafés, perdiéndose en los sentimientos que afloraban de los dos. Contemplando la inmensidad de sus miradas.
Shaka había cumplido con su promesa, sin importar los siglos o los milenios que transcurrieran el volvería a ella cada vez, y ella se mantendría esperando la llegada de su dulce ángel, que en más de una reencarnación había logrado salvarla de sus propias desdichas.
"La vida es muy corta, demasiado efímera para amarte en una sola, es por eso que prometo buscarte en la siguiente, y en todas por las que me toque vivir."
¡Muy buenas mis Antares!
Lamento haberlas hecho esperar, quería que la trama de este one shot no tuviera errores, es mejor calidad que cantidad(?)
¡Espero que les haya gustado!
Gracias por leer hasta el final✨
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(¸.•' (¸.•' ¤ Shiorikido
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