Discusion y amor?
El sol de la tarde se filtraba por las ventanas del dojo Tendo, iluminando el polvo que flotaba en el aire. Ranma estaba sentado en el porche, con la mirada perdida en el estanque del jardín. Su mente divagaba, recordando la última pelea que había tenido con Akane.
Habían discutido, como siempre. Esta vez, el motivo había sido la visita sorpresa de Shampoo. La amazona china había aparecido de repente, lanzándose a los brazos de Ranma justo cuando Akane entraba en la habitación. Lo que siguió fue una explosión de celos, gritos y, finalmente, Ranma saliendo volando por los aires gracias al mazo de Akane.
"Estúpida marimacho", murmuró Ranma, frotándose el chichón en su cabeza. "Como si yo tuviera la culpa de que Shampoo apareciera así".
Pero incluso mientras pronunciaba estas palabras, Ranma sabía que no las sentía realmente. En el fondo, entendía por qué Akane se había enojado. Después de todo, ¿cuántas veces había sentido él mismo esa punzada de celos cuando Ryoga o Kuno se acercaban demasiado a Akane?
Un suspiro escapó de sus labios. ¿Por qué tenía que ser todo tan complicado entre ellos? A veces, Ranma deseaba poder expresar sus verdaderos sentimientos, decirle a Akane lo mucho que significaba para él. Pero cada vez que lo intentaba, las palabras se atascaban en su garganta y terminaba diciendo algo estúpido o insultante.
"¡Ranma!" La voz de Kasumi lo sacó de sus pensamientos. "¿Podrías ir a buscar a Akane? Se fue hace horas y ya está oscureciendo".
Ranma gruñó internamente. Lo último que quería era enfrentarse a Akane cuando todavía estaba enojada. Pero la preocupación en la voz de Kasumi lo convenció.
"Está bien, iré a buscarla", dijo, poniéndose de pie.
Mientras saltaba de tejado en tejado, buscando a Akane, Ranma no pudo evitar pensar en todas las veces que habían pasado por esto. Peleaban, se separaban, y luego, inevitablemente, volvían a encontrarse. Era un ciclo interminable que los mantenía girando en círculos, siempre cerca pero nunca lo suficientemente cerca.
Finalmente, la encontró en el parque, sentada en un columpio, con la cabeza gacha. Algo en la forma en que sus hombros se hundían hizo que el corazón de Ranma se encogiera. Se acercó lentamente, sin saber exactamente qué decir.
"Oye, Akane", llamó suavemente.
Ella levantó la mirada, y Ranma pudo ver las lágrimas secas en sus mejillas. Por un momento, se quedaron mirándose en silencio, ambos conscientes de la tensión que flotaba entre ellos.
"¿Qué quieres, Ranma?" preguntó Akane finalmente, su voz cansada y carente de su habitual fuego.
Ranma se rascó la nuca, incómodo. "Yo... Kasumi estaba preocupada. Ya es tarde".
Akane soltó una risa amarga. "¿Así que solo viniste porque Kasumi te lo pidió? Típico de ti, Ranma".
Las palabras golpearon a Ranma como un puñetazo en el estómago. ¿De verdad Akane pensaba eso de él? ¿Que solo se preocupaba por ella cuando otros se lo pedían?
"No es así", dijo, su voz más suave de lo que pretendía. "Yo... también estaba preocupado por ti".
Akane lo miró sorprendida, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar. "¿Tú? ¿Preocupado por mí? Eso es nuevo".
Ranma sintió que la frustración crecía en su pecho. "¡Claro que me preocupo por ti, tonta! ¿Por qué crees que siempre estoy ahí cuando estás en problemas?"
"¡Porque te sientes obligado!" exclamó Akane, poniéndose de pie. "Porque soy tu prometida por acuerdo familiar, ¡no porque realmente te importe!"
Las palabras quedaron flotando en el aire entre ellos, pesadas y dolorosas. Ranma sintió como si alguien hubiera apretado su corazón con un puño de hierro.
"¿De verdad crees eso?" preguntó, su voz apenas un susurro.
Akane desvió la mirada, mordiéndose el labio. "No lo sé, Ranma. A veces... a veces siento que sí. Que solo estás conmigo porque no tienes otra opción".
Ranma dio un paso adelante, acortando la distancia entre ellos. "Akane, mírame", dijo, esperando hasta que ella levantó la vista. "Eso no es cierto. Yo... yo te elijo a ti. Siempre".
Los ojos de Akane se abrieron con sorpresa. "Ranma..."
"Sé que soy un idiota la mayor parte del tiempo", continuó Ranma, las palabras saliendo ahora sin que pudiera detenerlas. "Sé que digo cosas estúpidas y que te hago enojar. Pero Akane, tú... tú eres la única para mí. Siempre lo has sido".
Akane lo miró fijamente, como si estuviera buscando algo en sus ojos. "¿Lo dices en serio?"
Ranma asintió, sintiendo cómo el rubor subía por sus mejillas. "Completamente en serio".
Por un momento, se quedaron así, mirándose el uno al otro, como si estuvieran viendo al otro por primera vez. Luego, lentamente, Akane dio un paso adelante y apoyó su cabeza en el pecho de Ranma.
"Yo también te elijo a ti, tonto", murmuró contra su camisa.
Ranma, sorprendido por el gesto, tardó un momento en reaccionar. Luego, con cuidado, envolvió sus brazos alrededor de Akane, abrazándola suavemente.
Se quedaron así por un rato, simplemente abrazados, dejando que la tensión de su pelea se disipara. Finalmente, Akane se apartó ligeramente, mirando a Ranma con una mezcla de ternura y determinación.
"Ranma, no podemos seguir así", dijo. "Peleando todo el tiempo, lastimándonos mutuamente".
Ranma asintió, sabiendo que tenía razón. "Lo sé. Pero... ¿cómo lo hacemos? Esto es lo único que conocemos".
Akane sonrió suavemente. "Podemos aprender. Juntos. Podemos intentar hablar más, ser más honestos con nuestros sentimientos".
"¿Quieres decir que tengo que decirte cosas cursis todo el tiempo?" preguntó Ranma, arrugando la nariz en broma.
Akane rio, golpeándolo suavemente en el brazo. "No, tonto. Solo... sé tú mismo. Pero intenta ser un poco más abierto, ¿de acuerdo? Y yo intentaré no saltar a conclusiones tan rápido".
Ranma sonrió, sintiendo como si un peso se levantara de sus hombros. "Creo que puedo hacer eso".
Se miraron por un momento, y luego, como si fueran atraídos por una fuerza invisible, se acercaron el uno al otro. Sus labios se encontraron en un beso suave y tímido, lleno de promesas no dichas y sentimientos largamente reprimidos.
Cuando se separaron, ambos estaban sonrojados pero sonrientes.
"¿Sabes? Creo que me gusta más cuando no estamos peleando", dijo Ranma, su sonrisa volviéndose traviesa.
Akane rio. "A mí también. Aunque debo admitir que nuestras peleas le dan algo de emoción a la vida".
Ranma tomó la mano de Akane, entrelazando sus dedos. "¿Qué tal si hacemos un trato? Podemos seguir peleando de vez en cuando, para mantener las cosas interesantes. Pero también tendremos momentos como este. ¿Qué dices?"
"Me parece perfecto", respondió Akane, apretando su mano.
Mientras caminaban de regreso al dojo Tendo, bajo el cielo estrellado de Nerima, Ranma y Akane sabían que las cosas no serían fáciles. Tendrían que trabajar duro para superar años de malos hábitos y malentendidos. Habría más peleas, más momentos de duda y frustración.
Pero también sabían que valía la pena intentarlo. Porque al final del día, se tenían el uno al otro. Y eso, decidieron, era más que suficiente.
"Oye, Ranma", dijo Akane mientras se acercaban a la puerta del dojo.
"¿Sí?"
"Te amo", dijo simplemente, como si fuera la cosa más natural del mundo.
Ranma sintió que su corazón daba un vuelco. "Yo también te amo, Akane", respondió, las palabras sintiéndose correctas en su boca.
Y así, con una promesa silenciosa de intentarlo una vez más, de seguir adelante juntos a pesar de los obstáculos, Ranma y Akane entraron en su hogar, listos para enfrentar lo que sea que el futuro les deparara. Porque ahora sabían que, pasara lo que pasara, siempre volverían el uno al otro.
FIN
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