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Planes y acción

En alguna parte oculta de alguno de los vastos universos conocidos por Ricks y Mortys se encontraba un castaño con mirada seria y pensamientos retorcidos planeando una estrategia para conseguir su objetivo: acabar con cada Rick existente.

Aquel lugar se encontraba en completo desastre, tenía planos por acá, piezas sueltas y máquinas sin terminar por allá, miles de cables, cientos de muestras de esto y aquello. Todo era un verdadero caos.

Con lo último que conservaba de su pobre dignidad se dispuso a llevar a cabo su plan.

El adorable Morty L-915c también conocido cómo "Morty Abogado" estaba de camino a aquel lugar donde los seis Ricks más reconocidos de La Ciudadela "trabajaban" (si es que a aprobar o rechazar unas simples cosas que otras personas revisaban antes que ellos mientras jugaban juegos de azar y tomaban a dos manos se le podía decir trabajar). Lo trataban como un secretario/mascota pero a él no le importaba ya que le habían dado un gran lugar para vivir, y aunque era la burla de los demás Mortys tenía mucho más poder que ellos.

Su caminata se detuvo al momento que alguien lo arrastraba a un portal. Cayó de espalda al piso y lo primero que vio fue un arma apuntando a su cabeza seguido de las amenazas de su versión alterna que le ordenaba darle sus prendas y cualquier información para no llamar la atención. Y luego... Nada.

Terminó de acomodarse aquella ropa que no era para nada de su agrado, se peinó lo mejor que pudo para quedar igual a aquel que yacía en el suelo, luego lo limpiaría. Abrió un portal y volvió a aquel lugar donde lo había interceptado.

Se adentró en esa gran habitación corriendo y disculpándose repetidamente por llegar tarde, aunque prácticamente hicieron caso omiso. Se quedó mirando por un largo rato aquella habitación, allí donde las cosas más importantes sucedían, pero el no participaba en ver qué era lo que pasarí.

Su objetivo era acabar con ellos para poder tomar el control de La Ciudadela, para ello debía ganar su confianza, más de la que ya le tenían al pobre abogado.

Decidió comenzar con el que le pareció más tranquilo: Maximus Rickimus. Estuvo semanas llamando su atención hasta que por fin avanzaba, le contaba algunos planes, algunas cosas acerca de la fundación del lugar, lo trataba amablemente. A veces le daba lástima el imaginar que aquel dulce anciano iba a ser acabado por él.

Cuando parecía que al fin conseguiría algo bueno, fueron llamados a una emergencia. Rick C-137 había sido capturado por la Federación Galáctica y sus Morty y Summer se encontraban en camino. Le hirvió la sangre cuando escuchó esa dimensión maldita, ya serían dos veces que arruinaban sus planes. Cuando vio a ambos adolescentes en esa habitación tuvo que resistirse a unas grandes ganas de golpearlos hasta la muerte, pero debía comportarse.

Lo que sucedió después fue casi indescriptible: La Ciudadela entera había sido transportada a una cárcel de la Federación. Corrió lo más que pudo y se encendió hasta que todo pasó. Pasaron algunos días hasta que se enteró qué había pasado, Rick C-137 había acabado el mismo con el Consejo.

Una cosa menos de qué preocuparse.

Poco a poco el lugar se reconstruía, tanto física como políticamente hablando, ahora probarían con otra forma de gobierno, una democracia donde cada Rick y Morty tuviera derecho a elegir un presidente.

Vio la más grande oportunidad en su vida. Sin descanso luchó por verse amigable y justo, hizo todo lo que estuvo a su alcance para verse bien, conoció gente desagradable que trataba de contar sus planes o que simplemente no tenía fé en él.

Y así fue cómo ganó, como todos esos planes lo habían llevado a la habitación donde las cosas más importantes sucedían, y él era el único que tomaba las deciciones ahora.

La primera orden fue clara: eliminar a los subversivos. Todo aquel que estuvo en su contra ahora se comería sus palabras mientras flotaba muerto en medio del espacio.

Ya no había que planear nada, estaba donde tenía que estar, y era hora de actuar.

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