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¿Un sueño?


El autobús había llegado tarde por tercer día consecutivo. Así que no fue una sorpresa que Vagatha llegara a casa exhausta y con el comienzo de un dolor de cabeza punzante. Cuando abrió la puerta, la cerró de golpe detrás de ella, arrojando las llaves en el plato de llaves al lado de la percha. Esperaba poder dormir un poco por una muy buena razón: vagatha había descubierto que era una de esas pocas personas que podían tener sueños vívidos. Desde que era un niña, podía llevar una historia en sus sueños noche tras noche como si fuera su serie de televisión personal. Llegar a un lugar tan seguro como su mente lo puso de buen humor, especialmente después de un duro día de trabajo.

Cuando se graduó de la secundaria, había comenzado a soñar con un gigantesco hotel, el hotel feliz, donde era conocida como Vaggie. Vaggie a veces confundía los sueños con la realidad, pero había encontrado la manera de no perder la cabeza: ante la duda, intentaba hacer aparecer un objeto en su mano, y si no sucedía, estaba seguro de estar atrapada en su triste vida real. En su mente, podía moldear la realidad.

Se desvistió mecánicamente, doblando cuidadosamente su ropa en una silla; se dio una ducha aliviada cuando el agua caliente tocó su piel fría y estresada. Luego, se puso la pijama y calentó algunas sobras para la cena. Mientras estaba sentada allí, comiendo, no podía dejar de pensar en sus sueños. En el mundo de los sueños, Vaggie era una chica de cabello blanco, un solo ojo funcional y la piel grisácea, ella era completamente diferente a su verdadero yo, ella junto a Charlie (un producto de sus sueños) mandaban sobre el gran hotel que ayudaba a los pecadores a volver al cielo. Toda una locura. Pero en el mundo real, Vaggie trabajaba en una peluquería.

Vagatha suspiró y dejó el plato y el tenedor sucios en el fregadero. Estaba demasiado cansada para lavarlos: lo habría hecho al día siguiente. Apagó la luz de la cocina y entró en su dormitorio, sin ni siquiera encender la luz. Se estiró en la cama y cerró los ojos. Se había olvidado de cepillarse los dientes, pero mientras se dormía, ya no pensaba en eso.

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Parpadeó un par de veces, acostumbrándose al brillo artificial de las luces de neón en su cabeza: curvó los labios en una sonrisa, ya que sabía que había llegado al hotel . Como siempre, se paró en medio de su oficina. Nada había cambiado desde la última vez: su escritorio estaba justo frente a la gran ventana que mostraba la gran ciudad que aún no se atrevía explorar. 

Jamás salia del hotel, su única compañera Charlie era quien la mantenía al tanto de todo.

Bienvenida a casa, pensó, mirando su reflejo en el cristal: su rostro estaba relajado, su cabello tan pálido. Llevaba su vestido blanco con los detalles.

_¡Vaggie!.

Charlie

Vaggie le dio la espalda a la ventana, levantándose de su asiento._¿Qué ocurre Charlie?_Preguntó acercándose a la rubia.

_¡Hay un extraño sonido saliendo del radio viejo del tercer piso!, ha estado haciéndolo por horas_La rubia la tomo por los brazos llevándola a la salida.

_esta bien, tranquila. Iré de inmediato_ Suspiró mientras la seguía,  observando por las ventanas el gran pentagrama en el cielo, su propio temor le impedía dejar el hotel, no estaba segura de que significaba eso de estar en el infierno y el hotel para pecadores, sus sueños era muy extraños. Aun así era lo más interesante de su aburrida y miserable vida. Y Charlie era adorable.

Llegando hasta el tercer piso, el radio (que no recordaba que existia) emitía una estática horrible cada vez más fuerte, mientras se acercaban.

_¡¿Qué mierda está pasando?!!_Preguntó cubriendo sus oídos,  Charlie parecía tan afectada cómo ella. De pronto, el sonido se detuvo dando paso a una transmisión desconocida.

_¡Bueno, Hola!, ¡Mis queridas chicas del hotel!, ¡Todo un placer de saludarlas!.

Una sensación de inquietud recorrió la espalda de Vaggie. Esa voz era completamente desconocida, como si no perteneciera a su sueño. Vaggie respiró hondo, se llevó ambas manos a los lados y enderezó los hombros para verse más grande. Nadie la habría visto débil, y menos en su precioso hotel, no frente a Charlie. Además, no había nada que temer, se recordó a sí misma, era solo otro personaje creado para vivir en su historia.

_Oh, mi querida polilla, supongo que no sabes quién soy, pero no importa_ continuó el mensaje; Vaggie tenía la impresión de que, quien sea que fuera ese ser, estaba disfrutando todo lo que pasaba.

_La verdad es que estoy más que emocionado por ver lo que depara el futuro, tus pequeños trucos han sido el máximo faro de entretenimiento desde el último año, ¡Sin duda muy creativo!. Parece que te encanta jugar a ser el señor que todo lo ve desde arriba, cariño, nunca había conocido a alguien con tanta imaginación y eso que la princesa a tu lado tiene arcoiris en los ojos.

la voz se apagó de repente, la estática se llevó las palabras de aquel ente desconocido.

Vaggie estaba tan confundida, giro a ver a Charlie, quien parecía estar en su propio trance, como si todo a su alrededor se hubiera paralizado._¡Charlie!, ¿Qué te ocurre?. ¿Quien diablos era ese?.

Es solo un sueño.

De repente, un sonido agudo y ensordecedor resonó por todo hotel. Vaggie se tapó los oídos, apretó los dientes: miró a su alrededor, notando que ella era era la única afectada, todo a su alrededor estaba inmóvil, Charlie se encontraba dandole la espalda en una pose petrificada. 

Se arrodilló en el suelo y cerró los ojos.

Despierta, pensó, despierta.

Cuando los volvió a abrir, estaba acostada en su cama, la alarma sonando insistentemente. Extendió la mano, presionando el botón de repetición con dedos temblorosos, la ropa empapada de sudor: era la primera vez que se despertaba en un estado tan horrible. Quizás estaba más estresada de lo habitual, no había otra explicación lógica. Con un gruñido, se levantó de la cama y se dirigió al baño, sintiéndose más cansada que la noche anterior.
 
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Más tarde en su trabajo, sus ojos no paraban de cerrarse por la falta de sueño, estaba tan cansada y confundida. No quería aceptar que su última pesadilla le había aterrado.

Quizás estaba siendo demasiado paranoica.

_Necesito dormir_se dijo a sí misma, deseando volver a casa.

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Esa noche, en el hotel, Charlie arreglaba más objetos y decoraciones por todo el lugar, pronto seria la inauguración. Todo era trabajo y más trabajo pero era diferente de su vida real, esta le gustaba, ella hacia la que quería y todo salia cómo lo deseaba. pronto, el hotel abriría y todo su mundo de ensueño se extendería.

Tratando de no pensar en su última pesadilla, caminaba alrededor de la recepción hasta que una gran nube de  humo se esparció por todo el lugar, llegando a convertir todo el escenario en un negro vacío.

Eso no estuvo bien.

_¡¿Charlie?!_Su voz salio cómo un eco, esperando tener respuestas de la rubia.

Pero nada pasó.

_¡¿Te estás divirtiendo, querida?!, sin duda tu espectáculo es de lo más esperado en mi estación. Pero para tu desgracia, no es suficiente...

_¡¿Quien te crees que eres?!, ¡Yo soy quien tiene control de este sueño!. ¡Te ordenó que me dejes en paz!.

Vaggie se centró en un solo pensamiento: necesitaba erradicar esa voz de su sueño. Era una anomalía de la trama que se desechara para siempre de su mente. Cerró los ojos y respiró hondo, como siempre hacía cuando tenía que hacer cambios en sus sueños.

Una risa burlona la dejó sin palabras: sus ojos se abrieron con incredulidad, mirando a su alrededor con confusión. _Buen intento, querida_ dijo la voz sin impresionarse_pero sus trucos no funcionan en mí.

La voz se escuchaba en todas partes y a la vez en ningún lado, para su sorpresa, la figura de Charlie se apreciaba a lo lejos, quieta cómo una estatua. Tratando de pronunciar alguna palabra, su cuerpo estaba paralizado por el temor.

La figura de Charlie se desvaneció dejándola de nuevo en la oscura soledad.

¡Despierta despierta!

La voz se rió_Admiro su determinación, señorita. ¿Todavía cree que tiene el control?.

Despierta, pensó Vaggie  desesperadamente, ¡ despierta ahora!

_Relájese_se burló_los dos sabemos que no podría morir, no en un simple sueño como este, no hay nada que temer.

Estaba temblando incontrolablemente, cayó de rodillas, negándose a levantar la vista del suelo. Por primera vez, habría dado cualquier cosa por despertar.

_Mírame_ ordenó la voz, sintiendo el toque frío de dos dedos debajo de su barbilla, levantando su cabeza. Incapaz de resistirse, obedeció, mirando fijamente esa extraña sombra roja en un sonrisa afilada.

_¿Quién eres tú?_ se atrevió a hablar con la boca seca; su cabeza daba vueltas, su corazón se aceleraba.

_ Soy el demonio de la radio_ respondió_y estoy aquí para quedarme.

Vaggie ya no podía sentir el suelo debajo de su cuerpo; se sentía como si estuviera cayendo, en un abismo de oscuridad eterna. Abrió la boca para gritar, pero no produjo ningún sonido.

De repente, el sueño cambió y ya no se caía.

Oh.

Ahora, Vaggie estaba acostada boca abajo sobre el suelo. Miró hacia arriba, donde el ambiente a su alrededor se hizo tan familiar, con la vista media pérdida escuchaba voces y risas desconocidas por todas partes. Tratando de ponerse de pie, terminó sentada cubriendo sus piernas.

_¿Cómoda, querida?_

Ahora todo estaba claro, el ser frente a ella se cernía tan alto e imponente. Su vestimenta casi anticuada, su cabello su rostro. Todo era tan diferente y característico. Alguien que jamás habría podido imaginar.

_¿Qué es lo que quieres de mi?, ¿Donde estoy?_ Preguntó ya sin fuerzas.

_Bienvenida a su nueva realidad, señorita Vaggie_ dijo._¡Eres todo lo que ha mantenido vivo a mi público desde que te encontré!, espero que entiendas lo que eso significa.

sellando su perdición para siempre, le ayudó a levantarse y se posó detrás de ella tomándola por los hombros y mostrandole toda la gran ciudad que siempre temió visitar, sabia que era imposible, sabia que ella no podría imaginar algo así. El demonio radio tomó de nevó su rostro con su mano y la obligó a mirarle.

_Nunca dejaré que te despiertes de nuevo_.

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