Atenciones
N/A: se recomienda precaución ante escenas subidas de tono. +18.
-------------------------------------------------------------------------------------
-¡Sonríe, querida!. Dicen que no estas completamente vestido sin una sonrisa.
. . .
Con un fuerte dolor de cabeza, Vaggie llevo sus manos hasta su frente, en cuanto las punzadas pararon dejo caer sus manos pasandolas por todo su rostro, sintiendo el sudor frió en sus cara al hacerlo. Estaba cansada, Preocupada y hasta angustiada. Otra pesadilla le impedía concebir el sueño, empezaba a perder la cordura ante la insufrible falta de sueño, el no poder descansar le estaba atormentando.
Tratando de mantener su mente tranquila sobaba su brazo izquierdo buscando compadecerse, ella sabia que era la propia culpable de sus terribles periodos de insomnio. Claro que su orgullo no permitiría dejar que sus propias alucinaciones le jugaran en contra, pensando en como retener su miedo a caer en la locura se levanto de su cama y se dio cuenta de inmediato de que el ambiente aun se apreciaba tarde.
Salio de su habitación tratando de mantener el mínimo ruido, queriendo recordar la mayor parte de su sueño, el cual parecía vincularse con los anteriores. Una serie de pesadillas indeterminadas, que dieron comienzo desde la llegada de aquel ser innombrable ante su ausencia, buscado mantener el menor rastro de su existencia, para ella siquiera imaginarlo cuando no se encontraba presente le parecía un sinónimo de victoria al no deseado.
Bajando por las escaleras hasta el primer piso, observando su alrededor solitario, camino hasta la parte no vista del salón principal, la cocina. Tomando un vaso y vertiendo agua en este, se llevo hasta sus labios el borde del recipiente y soltando un ultimo suspiro le dio paso al húmedo y frió liquido que llenaba su ser, pasaba entre su garganta y llegaba hasta su estomago hambriento, recordando fugazmente el no llegar a la cena esa noche, pensaba que era mejor evitar lo que parecía inevitable a estas alturas.
Ya había pasado lo que seria un mes, no podía hacer nada mas, Charlie no le escucharía, al resto no le importaba y ella solo se limitaba a observar con ojos inmutados al no deseado. Sin tener reacción ante aquellos gestos y las palabras amenazantes, se sentía la burla de aquel ser que le dejaba ver sus sonrisas en señal de victoria cada que la rubia de rojas mejillas impedía que ella llegara mas lejos.
Dejo el vaso donde estaba anteriormente y se encamino hasta su habitacion, llevando su mano hasta su nuca, sobando lo que era un malestar al no poder encontrar una buena postura.
La pesadilla se cruzo por su mente, esas imágenes rápidas. El fuego, el caos, las muertes, Alastor...
Ella estaba en medio de todo, observando su mundo caer al no actuar por sus instintos y encogerse de hombros por aquella mirada de regaño que se escondía detrás de una mueca de tristeza, Charlie si que sabia como manipular sus sentimientos. Sonrió incrédula de sus propios pensamientos, era absurdo pensar en algo como eso.
detuvo el paso frente aquellas escaleras, manteniendo su mirada hasta lo mas oscuro del final, preguntándose si esta vez podría lograr sacar a aquel demonio de su mente, sintiendo la impotencia y la ira por no tener el control de sus emociones, al sentir como sus mejillas se humedecían por lagrimas.
-Maldita sea...
Su voz se enmudecía por lo tembloroso que se encontraba su labio inferior, el temblor abarco todo su cuerpo, formando un abrazo entre sus extremidades cruzadas se propuso a llegar rápido hasta su destino. Subiendo con rapidez aquellos escalones hasta el largo pasillo que marcaba el camino hacia las habitaciones, todas al frente de otras, ese orden le recordaba tanto como en vida se burlaba de aquellos programas de institutos de ensueño que tenían edificios apartados para las habitaciones de las chicas, toda una serie juvenil donde se mostraba la vida perfecta de aquellos que vivían sin preocupaciones.
Deteniendo su paso a uno mas lento, volviendo a encontrarse en una situación de tensión, deseaba no llamar la atención con sus quejas gracias al insoportable sufrimiento de angustia, estaba tan exhausta de todo. Doblaba en diferentes direcciones al pasar por tantas habitaciones que se encontraban vacías en su mayoría, preguntándose desde cuando el camino de regreso a la suya era tan largo, seguro el ambiente de momento de película de terror barata le estaba afectando.
Ahora estando frente al pasillo de su habitacion se encamino sin prisa, observando como su puerta se encontraba frente a la de su rubia favorita que seguro no se encontraba consciente. Deseando por fin acortar el camino suspiro con alivio, cerrando los ojos por una milésima de segundo y abriéndolos nuevamente al sentir que sus piernas ya no se movían, ahora su vista puesta en sus extremidades inferiores, expectantes de como estas parecían maracas al no parar de temblar, un frío se cruzó por ellas repentinamente.
Sus ojos abandonaron sus piernas ahora viajando a su derecha, quedando fijos ante lo que parecía la entrada a la cueva del lobo feroz. Ahí estaba, detrás de aquella puerta, se encontraba el causante de sus pesadillas y la razon de que su lanza se encontrara mas afilada que nunca.
Su respiración se corto al ver como aquella puerta empezaba a latir, era como si la escena se enfocara en ello, aquellas estocadas se sincronizaban con los latidos de su corazón podrido, de alguna manera este parecia volver a funcionar, o eso pensó por un breve momento. Su cuerpo se negaba a seguir adelante, sus sentimientos parecían apoderarse del momento, se preguntaba igual si su mente tiraría la toalla.
Al caminar en dirección hacia la puerta que no era la de su habitacion llego a la conclusión de que efectivamente no estaba siendo racional. El cansancio, las lagrimas, el dolor. El ser ignorada constantemente, no podía negar lo que pasaba.
Se sentía vacía, sola e invisible. Charlie le ignoraba constantemente, entendía que se encontraba la mayor parte del tiempo ocupada entre tantas necesidades que el hotel le dejaba por atender. El resto eran Ceros a la izquierda en su vida, no es que deseaba tener el mundo a sus pies, pero hasta ella empezaba a creerse aquellos rumores que surgían entre sus compañeros.
¿Estaba tan necesitada de atención personal?.
Frente aquella puerta delgada, completamente en silencio, nada mas le acompañaban su respiración agitada y sus mejillas empapadas al tener un fuerte dolor de garganta. Sin saber que hacer, preguntándose si de verdad caería tan bajo como para atreverse a llegar tan lejos, a ese extremo, dejando de lado el hecho de que tenia la intención de entrar a la habitacion del demonio que llenaba su ser de odio, miedo y un horrible malestar.
¿Que planeaba hacer?.
¿Atacarlo mientras este seguro se encontraba dormido y en guardia baja?.
El demonio llevaba varios días sin cometer un solo acto sospechoso, ella no tenia justificación de hacer nada, no tenia sentido ni en su mente, ni en sus actos. Deslizando la perilla cuidadosamente, sintiendo el metal frió bajo su palma, la puerta rechino un poco al ser abierta en escaso espacio, la poca luz que se filtraba desde afuera dejaba ver como en una cama se encontraba lo que parecía la figura del demonio envuelto por completo en una manta rojiza.
Dando pasos cortos hacia atrás se mantuvo frente a la puerta que ahora estaba lo suficientemente abierta para que pudiera entrar, y así lo hizo.
Ahora estaba literalmente dentro de la habitacion de aquel demonio radio, a oscuras, en medio de la madrugada, por mas raro que suene en el infierno, ahí estaba, el golpe del arrepentimiento llego tarde puesto a que al sentir el deseo de volver el golpe seco de la puerta tras ella le dejo paralizada.
Estaba acabada, aunque ese golpe no fuera lo que seguro se imaginaba estaba segura de que Alastor se despertaría ante el ruido, aun podía verlo, en aquella cama, o eso imaginaba ella.
—Buenas noches a ti también, querida. ¿Tu horario de insultos a mi persona no se abstiene a la hora de dormir?.
Definitivamente su corazon salto ante aquella voz profunda, aun sin moverse un centímetro, sin siquiera girar su vista a lo que parecía encontrarse detrás de ella. Trago fuerte al saber que aquella voz solo le podía pertenecer al dueño de aquella habitacion adornada mayormente de rojo en la que se encontraba.
Finalmente se dio la vuelta encontrándose a escaso espacio personal del demonio sonriente. Vaggie quería gritar pero sabía que enojarse ahora era probablemente lo que el bastardo quería. Le animó a meterse más con ella y si ella quería irse pacíficamente sin más tonterías, tenía que estar tranquila. Alastor continuó sonriendo mientras la joven demonio respiraba hondo y con tanta moderación como podía reunir para no estrangular o destripar al engreído vudú por causarle tal paro respiratorio, hablo mientras se alejaba de él.
— Alastor...
—¿Si, querida?—. Él respondió divertido de la aparente situación.
Vaggie trato de buscar alguna escusa, algo que le sacara de aquel incomodo momento, ¿Estaba en el cuarto de Alastor con la intención de matarlo mientras creía que dormía, solo por que su novia no le daba atención?.
—Me voy—. Dijo ella. Sin embargo, antes de que pudiera llegar lejos, fue empujada hacia atrás y empujada hacia abajo, sintiendo el repentino agarre en sus hombros, y esperando algún golpe al verse caer de espalda, encontrándose con lo que parecía una superficie suave y cómoda, con los ojos cerrados esperando un diferente tipo de impacto sintió de nuevo aquel agarre que la mantenía con las muñecas clavadas en la cama.
— Hey -...—.Ella fue interrumpida por la cara de Alastor que se cernía sobre la de ella aún sonriendo con esa sonrisa anormalmente grande.
—No lo creo, querida—. Ahí estaba de nuevo ese tono de voz, si no fuera gay seguro quedaría embobada ante la profundidad de aquellas palabras.
—Pareces algo tensa, no es que tenga la habilidad de leer tu mente y saber que se supone que pasaba por tu cabeza al entrar sin previo aviso así a mi habitacion, pero tengo una teoría que he estado formulando hace varios días.
Vaggie tembló al sentirse descubierta.— No es nada, ¡Solo fue una maldita equivocación!, ya sueltame.
La risa de Alastor le provoco un espasmo repentino, la cercanía no ayudaba.
—¿De verdad dejaras que las estupidas palabras de Angel tengan la razon?, vamos vaggie, ¿Acaso Charlie ya no te tiene en su centro de atención?.
Vaggie sintio ese golpe.
—Estas demasiado alterada por nada, todo porque la princesita ya no atiende tus necesidades egoistas.
Las palabras del demonio radio quemaban, llegaban hasta lo mas profundo de la chica polilla y le atravesaban en donde mas le dolía.
—¡Ya basta, no quiero oírte!, ¡Sueltame maldito!—. Gritó tratando de librarse de aquellas garras sin tener éxito.
—No te preocupes, querida, con gusto puedo acabar con aquella falta de atención que tu chica te brinda—. Con eso, lentamente arrastró su lengua desde el cuello de la polilla de pelo blanco hasta su mejilla, luego continuó lamiéndole por el borde de la oreja.
Vaggie se estremeció ante la acción antes de retorcerse y moverse para tratar de librarse de encima.
—¡Hey, detente!, Quítate de encima—. Ella exigió enojada. Fue entonces cuando sintió que volvía a bajar a su cuello y luego le dio un leve mordisco que hizo que la chica se removiera.
por dolorosa que fuera la mordida, la sensación de la lengua suave y humeda lamiendo su sangre de alguna manera la hacía más agradable.
Se sintió tan bien que arqueó su cuerpo contra el hombre mientras intentaba luchar contra el impulso de gemir.
—¡Ah! —. Ella soltó contra la voluntad de sus pensamientos. Jamas lo admitiría ni siquiera para sí misma, pero en realidad se sintió excitada por el demonio que bebía su sangre.
El cálido sabor dulce de la sangre de la herida hizo temblar a Alastor. Se estremeció ante lo delicioso que era cómo se filtraba de su piel, alimentándolo lo suficiente como para hacer que todo el calor de su cuerpo viajara hacia sus regiones inferiores. Había pasado mucho, mucho tiempo desde que había sido excitado por algo o por alguien. Por lo general, una nueva muerte le daba esa indescriptible prisa, pero aquí estaba; caliente por la sangre de Vaggie y queriendo más de ella por segundos, y después de escuchar ese gemido del demonio más joven, probablemente también lo quería.
—Muy lindo. ¿Estás tan excitada? —Bufo.
Vaggie se esforzó por responder ya que todavía estaba luchando contra su calor.
—¡Basta!—. Ella dijo débilmente. El demonio del caos se rió de su respuesta cuando él soltó sus muñecas y separó sus piernas.
Vaggie gimió mientras luchaba, pero pronto cayó en sumisión cuando el calor de su excitación comenzó a regresar. La otra mano cálida del demonio se deslizó por el vestido de la menor, haciéndola romper el beso para echar la cabeza hacia atrás en un suspiro ruidoso.
Los ojos de Alastor se llenaron de satisfacción mientras veía la fascinante reacción de la mujer. Ella era absolutamente encantadora con sus cejas arrugadas en una expresión tan dolorida, la forma en que su boca se convirtió en una linda forma de 'O', cómo su delgada espalda se arqueó ante su toque, le encantó todo lo que le estaba haciendo. Le emocionaba tener un control tan dulce sobre ella.
—Si gimes tan fuerte te escucharan—. Mencionó en un tono de burla. Vaggie adelantó la cabeza pero se negó a mirar al bastardo. Se sonrojó avergonzada por lo fácil que parecía en ese momento. Alastor solo sonrió antes de llevar su dedo al lugar nuevamente
Vaggie se sacudió de nuevo, pero esta vez sus gemidos no fueron contenidos.
— Me sorprendes, señorita Vaggie—. Dijo Alastor antes de que él dejara de acariciar su clítoris para consternación de Vaggie.
—Creo que ya es el momento —. Dijo. Luego alcanzó ambas manos debajo del vestido de Vaggie y le bajó la ropa interior. Esto hizo que la polilla volviera a sus sentidos cuando sus ojos se abrieron de golpe y se alejó.
—¡Maldito cabron, ya sueltame!—. Ella gritó. La mirada sinuosa en los ojos de Alastor no se hicieron esperar, ni su sonrisa. Luego se quitó la chaqueta y el corbatín antes de arrastrarse hacia la angustiada latina.
Un profundo gruñido emanó del demonio asesino cuando agarró las bragas de la mujer arrojandolas hasta las rodillas.
Lentamente bajó las prendas hasta que se deslizaron de sus tobillos. Vaggie quedo aturdida. Los ojos de Alastor brillaron con lujuria mientras inhalaba completamente la lencería presionándola contra su nariz antes de dejar escapar un profundo suspiro. Su otra mano luego migró hacia los botones de sus pantalones mientras le daba una lamida pecaminosa a la mancha blanca y húmeda. Vaggie solo lo vio horrorizado.
Aquel acto casi la hizo querer vomitar, pero la parte más depravada de ella pensó que era un poco caliente y halagador que él disfrutara tanto su aroma. Vaggie intentó apartar la vista cuando los botones de los pantalones del demonio se soltaron.
La forma seductora en que se sentaba contra la cabecera de la cama desnuda le recordó lo que tenía que hacer. Sus brillantes iris de color rojo brillante se tomaron su tiempo vagando sobre su forma impresionante y tímida mientras se mantenía protectora. Sus piernas estaban parcialmente abiertas sin que Vaggie lo supiera, dándole un pequeño vistazo del rosa brillante entre sus piernas. Vaggie no se dio cuenta de que Alastor se acercaba a ella con la mano que una vez sostuvo las bragas.
Cuando sintió su mano en su tobillo derecho, él ya la había atraído hacia ella. Vaggie arqueó la espalda hacia arriba de la cama con un fuerte gemido saboreando la sensación de la lengua de Alastor. Dios, se odiaba por ser débil a su tacto.
El bastardo era un maldito monstruo. Después de tragar el néctar de la flor de la Latina, el demonio de la radio desabrochó su brillante camisa roja abriéndola lo suficiente como para ver su forma delgada, su amplio pecho y sus hombros.
Con un movimiento rápido, Alastor entró instantáneamente dentro de Vaggie que gritaba brevemente mientras penetraba su exquisito cuerpo.
Él gimió. ¿Por qué alguna vez trató de alejarse de algo tan increíble? Justo como ella se sentía, lo excitó todo en su estómago como una hoguera. Miró a la chica mientras ella reprimía sus gritos. Ella tenía una expresión tan encantadora; miedo, dolor, placer, arrepentimiento, asco. Gruñó de lujuria antes de tirar de las caderas hacia atrás y luego volvió a entrar con un fuerte empujón, sintiendo cada parte del útero de la mujer.
Alastor gimió y suspiró de felicidad. Continuó complaciendo a su nueva compañera lentamente, luego, una vez que comenzó a escuchar los dulces gemidos de Vaggie, aceleró mientras ella movía sus caderas en un movimiento giratorio para que coincidiera con sus empujes.
El cuerpo de Vaggie tembló ante la sensación de tener una polla dentro de ella por primera vez desde antes de morir. Era tan maravilloso y horrible al mismo tiempo, sabía que una vez que terminara lo lamentaría, pero de alguna manera no le importaba. Ella mantuvo el ritmo de Alastor perfectamente. Vaggie agarró las sábanas con fuerza y las rompió en su neblina de pasión, la cama se sacudió violentamente contra la pared a medida que el ritmo se aceleraba cada vez más. El desesperado grito de Vaggie por su liberación hizo que algo dentro de Alastor se rompiera cuando se lanzó sobre Vaggie con garras a cada lado de su cabeza, sus brazos alrededor de sus hombros en un vicio como un abrazo, y las piernas envueltas alrededor de su cintura mientras la golpeaba brutalmente como un furioso bestia.
El gran final llegó cuando lo hicieron. Alastor dio un último gran empuje liberando su semilla en la polilla latina cuando ella también encontró la liberación arqueándose hacia arriba y rascando profundos cortes sangrientos a los costados l del demonio, gritando con un fuerte gemido al unísono con su profundo gemido inhumano.
Tratando de procesar lo que habia pasado, Vaggie se hace a un lado al ver como su amante se tiraba sobre la cama junto a ella. Sin tener que decir el arrepentimiento estaba llegando hasta ella. Lo primero que llego a su mente fue aquel nombre, Charlie.
Habia traicionado a la persona que mas amaba solo por un estúpido capricho. No podia, no podia permitirse llorar frente aquel demonio que le miraba expectante.
Estaba ahora a espaldas de este pero igualmente podia sentir como la mirada del demonio radio quemaba en su espalda desnuda. Debia escapar de esa situación.
Tratando de levantarse se nego a mirar a su acompañante, este no comento nada al verla vestirse rápidamente, sin embargo en una visión fugaz Vaggie juraba que una sonrisa tranquila se encontraba en aquel demonio radio.
Al salir de la habitación se encaminó hasta la suya, dejado que por fin su lamento se escapara, estaba pensando en que pasaría ahora que arruinó por completo su relación con Charlie. Tumbándose en su cama pensaba en como llevaría la culpa consigo misma desde ahora, deseando que la mañana nunca llegara y que Alastor se pudriera en esa cama, justo donde le había dado algo que ella imploraba desde antes, a pesar de que jamas lo admitiría.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro