Lighthouseshipping
N.B: Haruto es el nombre del protagonista masculino de Escarlata y Púrpura en japonés. A Damián lo podéis conocer por Arven también.
***
—¡Mira, mira, Haruto! ¡Las galletas ya están!
La atención del campeón se dirigió hacia la voz que lo llamaba entusiasmado. Volvió la cabeza en dirección a la cocina, cruzándose con el sonriente rostro de Damián.
—¡¿Ya están?! ¡Esta vez han salido rápido!
—La receta que he probado es nueva, ¡a ver qué tal han salido!
Haruto sonrió con calma, le gustaba observar lo feliz que estaba Damián cada vez que terminaba de cocinar algo. Cuando lo conoció apenas sabía montar bocadillos, no podía negar que estaban muy ricos, pero si Damián quería dedicarse a la cocina necesitaba aprender muchas cosas más. Los primeros intentos de hacer galletas fueron un desastre apocalíptico, la cocina casi se incendia y eso fue un duro golpe para el rubio, quien de todos modos decidió no rendirse y seguir intentando otro día.
Poco a poco, Damián fue mejorando con las recetas que intentaba, con mucha dedicación, cocinar dejó de suponer un espectáculo dantesco y se volvió algo lindo que compartir en pareja. Cada vez que el rubio terminaba una nueva receta se la enseñaba con mucha ilusión a su novio, quien respondía con la crítica más constructiva posible y con delicadeza suficiente como para no hacerle sentir mal si es que no había salido bien. Damián se sentía seguro enseñándole sus prácticas a Haruto, sabía que siempre trataría de ayudarlo y que no despreciaría nada que cocinase, por mucho que supiera a rayos.
—Aún deben quemar—dijo el rubio mientras sacaba la bandeja y la dejaba sobre la encimera—¡pero mira, esta vez no se han quemado!
Damián sonreía tan contento que una inmensa sensación de felicidad invadió al castaño, quien le sonrió de vuelta con un rostro de gran orgullo
—¡Muy bien, cariño!
Haruto abrazó a su novio por la cintura con tal de atraelo hacia él, para entonces darle un fuerte beso en la mejilla.
—Ahora probemos qué tan buenas están.
El rubio asintió ante la sugerencia de Haruto, tomando una galleta y soplando para rebajar un poco la temperatura, procediendo a morderla justo después, mientras su novio hacía lo mismo.
Haruto abrió los ojos sorprendido, sabía considerablemente bien, más de lo que esperaba, un gran logro, tomando en cuenta que las galletas son el punto débil de Damián. Se comió la galleta rápidamente, pero degustando el sabor lo mejor que pudo, notando la mantequilla tan cara que el rubio hubo comprado para esa ocasión. Estaba notoriamente dulce, pero se alejaba de lo dulquérrimo, por lo que no era empalagosa, la temperatura hacía que el chocolate fundido se sintiera realmente placentero de comer, y el tamaño era justo para poder comer más sin empacharte demasiado. Definitivamente Damián lo había bordado esta vez.
El susodicho cocinero miró fijamente a su novio con una expresión que mezclaba ilusión y miedo por saber la opinión de Haruto, trató de pedirla, pero vaciló tras abrir la boca. El campeón lo miró a los ojos con una sonrisa suave:
—Están increíbles, Damián.
La sonrisa del recién mencionado creció descomunalmente, por lo que saltó a abrazar a su novio, lo alzó como pudo y le dio un par de vueltas en el aire, totalmente emocionado por su primer éxito haciendo galletas. Haruto sostuvo la cara de Damián con ambas manos, pasando su pulgar por su mejilla, para entonces darle un beso en los labios repleto de cariño y amor, tratando de felicitarlo de esa forma, mientras Damián lo abrazaba con fuerza.
—Gracias, Haru.
—No me lo tienes que agradecer, Dami.
—Te amo.
—Y yo más.
Ambos repitieron eso un par de veces como tontos enamorados, pero enseguida rieron y se volvieron a besar, siendo interrumpidos por el ladrido de Mabosstiff, quien miraba fijamente hacia las galletas.
—¿Ah? ¿Quieres una?—Damián sonrió ante ello, mientras observaba el hocico de su Pokémon moverse por el buen olor que desprendían las galletas.
El Pokémon dio un ladrido de aprobación, meneando la cola con rapidez al ver cómo su entrenador se giraba para tomar una galleta y mostrársela.
Damián la partió por la mitad y se agachó, para luego tender la mano con una de las mitades hacia Mabosstiff, el cual abrió las fauces y mordió el pedazo, tratando de evitar morder a su entrenador, quien sonrió con una expresión de mucho amor hacia su Pokémon. Una vez Mabosstiff terminó de comer el trozo, dio un ladrido y su cola se volvió a mover con rapidez, por lo que Damián le dio la mitad restante, causando que el Pokémon saltase en el sitio tras comérsela, indicio de que había sido todo un éxito.
—¿Te ha gustado?—preguntó Damián, tratando de asegurarse, para entonces notar cómo su Pokémon empezaba a olisquear su mano a lamer las migajas que habían caído al partir la galleta.
Haruto no pudo evitar reírse por ello, mientras que su novio empezó a acariciar a su fiel compañero, el ambiente de la casa era alegre y reconfortante para todos ahí, Damián rebosaba felicidad y Haruto orgullo, mientras Mabosstiff seguía muy feliz por haberse comido la galleta.
—¿Ves, Damián? Hasta a Mabosstiff le ha gustado, ¡lo has hecho genial hoy!
Damián se puso de pie una vez más, mirando fijamente a los ojos de Haruto, quien lo abrazó por la cintura de nuevo y le dio un beso más. Sí, definitivamente les encantaba celebrar las cosas mediante besos. Damián se giró para entonces traspasar las galletas desde la bandeja hasta un plato y llevándolas posteriormente al salón, para que así sus otros Pokémon también pudieran probarlas.
Ese había sido el primer éxito de Damián haciendo galletas, y la próxima vez pensaba repetir la receta acompañado por su novio.
—Estoy motivado, ¡esta noche hago bocadillos para cenar!
—No te motives tanto, que el bocadillo luego no se puede cerrar—dijo Haruto riendo ampliamente.
—¡Oye, no seas malo!—gritó entre risas, para luego revolver el pelo de su novio.
Finalmente, ambos se dieron un beso corto más y empezaron a comer junto a sus Pokémon, disfrutando del programa de televisión más absurdo que encontraron, para luego quedar abrazados en el sofá, compartiendo mimos y charlando tranquilamente.
***
N.B: Al inicio no quería shippear a estos dos por la posible diferencia de edad, pero conforme jugaba iba notando que realmente no se llevan mucho. En este fic los retraté con dos años de diferencia y siendo adultos.
¡Espero que os haya gustado!
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