Inspirado en la canción: "Heart Attack" de Demi Lovato.

El viento helado soplaba fuerte en la Fortaleza de los Ladrones de Huesos, levantando polvo y cenizas en el aire. T/N cruzaba los brazos, mirando de reojo a Plundar, quien afilaba su espada con una expresión frustrada. Desde que lo conoció, él siempre había sido arrogante, molesto y completamente insoportable... pero también imposible de ignorar.

—Sigues mirándome —gruñó Plundar sin levantar la vista.

T/N bufó, rodando los ojos.

—En tus sueños.

—Por favor, T/N. No soy tan estúpido como para no notar cuando alguien está babeando por mí.

—¿Babeando? —T/N soltó una carcajada sarcástica—. ¿Por qué querría babear por alguien como tú?

Plundar se detuvo y alzó la vista, con esa sonrisa burlona que la sacaba de quicio.

—Porque te encanta fingir que me odias, pero en realidad te gusto.

T/N sintió un escalofrío recorriendo su espalda. Maldición. Odiaba lo bien que la conocía.

—Sigue soñando, huesos parlantes —replicó, cruzando los brazos con fuerza.

Plundar dejó la espada a un lado y se levantó, caminando hacia ella con esa confianza que lo hacía tan insoportable.

—No necesito soñar. Lo veo cada vez que peleamos. Esa chispa en tus ojos... la manera en que intentas evitarme pero siempre terminas cerca de mí.

T/N tragó saliva. No podía negarlo, pero jamás lo admitiría. Desde que lo conoció, Plundar era lo único que lograba hacer que su corazón latiera más rápido de lo normal, y lo odiaba por eso.

—Estás delirando —susurró, pero su voz sonó menos firme de lo que esperaba.

Plundar inclinó la cabeza, su sonrisa desvaneciéndose un poco.

—Demuéstramelo.

—¿Qué?

—Demuéstrame que no sientes nada.

El corazón de T/N dio un vuelco. Plundar estaba demasiado cerca ahora, su presencia la envolvía como una tormenta que amenazaba con arrastrarla.

—No tengo que demostrarte nada —susurró, pero su cuerpo decía lo contrario.

Plundar la observó en silencio por un momento antes de soltar una leve risa.

—Sabes, T/N, he visto a muchos mentirosos en mi vida... pero tú eres la peor de todos.

Antes de que pudiera responder, él acortó la distancia entre ellos y la besó.

Fue un choque de emociones, una explosión que hizo que la mente de T/N se nublara. Quiso empujarlo, quiso resistirse... pero su cuerpo la traicionó y sus manos se aferraron a la tela de su abrigo.

Cuando se separaron, Plundar la miró con una mezcla de desafío y satisfacción.

—¿Y bien?

T/N respiró agitadamente, su rostro ardiendo.

—Eres un maldito idiota...

Plundar sonrió, inclinándose de nuevo hacia ella.

—Lo sé. Pero ahora, dime que no sientes nada.

T/N lo miró a los ojos y supo que estaba perdida.

—Cállate y bésame de nuevo.

Y Plundar no necesitó más invitación.