🍵 39. SENSEI WU 🍵
El templo estaba envuelto en una atmósfera de serenidad, pero dentro de Wu, la tormenta emocional era ineludible. El joven maestro de Spinjitzu observaba a la distancia cómo su hermano Garmadon tomaba de la mano a Misako, la mujer que ambos habían conocido desde hacía años. Los ecos de la ceremonia de boda resonaban en su mente como una melodía dolorosa. Wu, a pesar de su serenidad exterior, no podía evitar sentir una profunda mezcla de emociones mientras su hermano y Misako compartían miradas llenas de amor, sellando su destino juntos.
Wu se mantenía estoico, con los brazos cruzados detrás de la espalda, mientras los invitados se alejaban del jardín del templo donde la ceremonia había tenido lugar. Su mente estaba nublada por una sensación de pérdida que no podía deshacerse, aunque nunca lo había expresado. Garmadon había sido su mejor amigo, su compañero de entrenamiento, su rival en más de una forma. Verlo casarse con la mujer que él mismo había admirado durante tanto tiempo despertaba en Wu una melancolía profunda, una mezcla de celos y resignación.
—Wu —una voz suave lo sacó de sus pensamientos. Levantó la vista y vio a T/N, una amiga cercana de la familia, que había estado a su lado en las últimas semanas. Ella había notado su silencio, su reticencia a participar en los eventos de la boda, y había entendido sin necesidad de preguntar. T/N se acercó con una sonrisa suave, pero sus ojos reflejaban preocupación.
—T/N —respondió Wu, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto. Su tono era sereno, como siempre, pero algo en su mirada delataba la tristeza que había intentado esconder durante la ceremonia—. No esperaba verte aquí, pensé que estarías con los demás.
T/N se acercó un poco más, observándolo con la misma calidez de siempre. —Vi que te alejaste de la celebración. Quise asegurarme de que estuvieras bien.
Wu suspiró, desviando la mirada hacia el jardín iluminado por las suaves luces de la tarde. —No estoy seguro de cómo debería sentirme —admitió, con una voz más vulnerable de lo que solía permitir—. Mi hermano se ha casado con la mujer que siempre admiré. Una parte de mí sabía que esto sucedería, pero... no esperaba que doliera tanto.
T/N lo miró en silencio por un momento, comprendiendo la profundidad de lo que él estaba pasando. Sabía que Wu era alguien que rara vez mostraba sus emociones, siempre manteniéndose firme y centrado en el deber, pero también sabía que este era un momento difícil para él. Sin decir nada, se acercó y le puso una mano en el brazo, un gesto de consuelo que hablaba más que las palabras.
—No siempre tienes que ser fuerte, Wu —dijo ella con suavidad—. Está bien sentirse dolido. Es normal.
El joven maestro cerró los ojos por un momento, agradecido por la comprensión en su voz. Había pasado tanto tiempo cargando con el peso de las responsabilidades familiares, con las expectativas de ser el hermano que mantenía la calma y la sabiduría, que había olvidado lo que era permitir que alguien lo viera en su vulnerabilidad. T/N siempre había sido alguien con quien podía hablar de forma sincera, pero en ese momento, su cercanía era algo más profundo. Era un consuelo que él no sabía cuánto necesitaba hasta ahora.
—Gracias, T/N —dijo finalmente, abriendo los ojos y mirándola con una pequeña sonrisa—. A veces, es fácil olvidar que soy humano también.
Ella sonrió, un gesto que iluminaba sus facciones, y se sentó junto a él en el banco de piedra. Permanecieron en silencio durante unos minutos, observando el ocaso mientras el sol desaparecía lentamente detrás de las montañas, dejando el cielo teñido de tonos dorados y rosados. Para Wu, ese silencio era todo lo que necesitaba. La compañía de T/N le daba una paz que no encontraba en ningún otro lugar.
Los días pasaron y, mientras Garmadon y Misako comenzaban su vida juntos, Wu se encontraba pasando más tiempo con T/N. Lo que había empezado como un consuelo tras la boda se transformó en algo más natural, algo que ambos esperaban. Caminaron juntos por los jardines del templo, practicaron Spinjitzu y, a menudo, compartían largas conversaciones sobre la vida, el futuro y las responsabilidades que Wu siempre sentía pesando sobre sus hombros.
Un día, mientras practicaban juntos, Wu se detuvo, observando cómo T/N ejecutaba un movimiento con gracia y precisión. Había algo en ella que lo cautivaba más allá de su habilidad. Era su fuerza, su inteligencia, y esa habilidad única de hacerlo sentir comprendido. Nunca había necesitado esconderse con ella, y eso lo hacía sentir más libre de lo que jamás había sido.
—Cada vez eres mejor en esto —comentó Wu, acercándose mientras ella terminaba su secuencia de movimientos. Su tono era calmado, pero había un destello de admiración en sus ojos que no había podido ocultar.
—Gracias, maestro Wu —respondió ella, con una sonrisa juguetona—. Aunque, si soy honesta, no creo que llegue a tu nivel.
Wu sonrió levemente, sacudiendo la cabeza. —Nunca te subestimes, T/N. Tienes más potencial del que imaginas.
Ambos compartieron una risa tranquila, y el silencio que siguió estuvo cargado de una sensación diferente. Durante ese tiempo juntos, Wu había sentido algo nuevo desarrollarse en su corazón. Lo que comenzó como una amistad cercana se estaba transformando en algo más. A menudo, se encontraba pensando en T/N de maneras que no había esperado. Su presencia lo calmaba, y su risa siempre lograba borrar las sombras de sus preocupaciones. Sentía algo profundo por ella, algo que no había anticipado.
Una tarde, mientras paseaban por el borde del templo, con el horizonte extendiéndose frente a ellos, Wu se detuvo en seco. T/N, que caminaba a su lado, lo miró con curiosidad.
—¿Wu? —preguntó, con una ceja levantada—. ¿Todo bien?
Wu respiró hondo, mirando hacia el horizonte antes de finalmente girarse hacia ella. —T/N, hay algo que he querido decirte desde hace tiempo, pero no he sabido cómo.
T/N lo miró con atención, notando la seriedad en su tono. —Puedes decirme lo que sea —respondió, con suavidad.
Wu la miró directamente a los ojos, y por un momento, el mundo pareció detenerse. —Desde que pasamos más tiempo juntos, me he dado cuenta de lo importante que eres para mí. En un momento de mi vida en el que creí que el amor no era algo que podría permitirme, apareciste tú. No sé cómo sucedió, pero... me he enamorado de ti.
Las palabras quedaron suspendidas en el aire, y el corazón de T/N latió con fuerza en su pecho. No había esperado aquella confesión, pero en el fondo, había sentido algo similar. Había sido testigo de la vulnerabilidad de Wu, de su lado más humano, y se había enamorado de él por eso mismo.
—Wu... —susurró ella, dando un paso hacia él—. No sabes cuánto he querido escuchar eso. Yo también siento lo mismo.
Sin más palabras, Wu la tomó suavemente de la mano, y antes de que pudiera responder, la acercó hacia él, inclinándose lentamente. Los labios de Wu rozaron los de T/N en un beso suave pero lleno de significado, sellando lo que ambos habían descubierto con el tiempo.
El sol desapareció completamente, y mientras el cielo se oscurecía, ellos permanecieron juntos, sabiendo que habían encontrado el uno en el otro un refugio en medio de las tormentas de la vida...
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